El Día Mundial de la Propiedad Intelectual, que celebramos cada año el 26 de abril, nos brinda la oportunidad de examinar el papel de la propiedad intelectual en relación con la innovación y la creatividad. El tema de este año es El cine: una pasión universal.
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Las películas siempre han captado la atención del público en el mundo entero. Desde las primeras películas mudas, despiertan fascinación y pasión. En los últimos tiempos, se notado un auge no sólo en el número de espectadores, sino también en la producción mundial. Si bien Hollywood alguna vez ocupó una posición dominante a nivel internacional, ahora estamos viendo florecer a industrias cinematográficas en todo el mundo: Bollywood en la India, Nollywood en Nigeria, o en Escandinavia, África del Norte, China y otros lugares de Asia. Las películas son una verdadera pasión universal.
Las películas son también un producto directo de la propiedad intelectual. Pensemos cómo se hace una película. Se parte de un guión, que es la propiedad intelectual de un autor o guionista. Tenemos luego a los actores, que tienen la propiedad intelectual de sus interpretaciones. También está la música, que encierra la propiedad intelectual de los compositores y los artistas intérpretes y ejecutantes. Numerosos son los que intervienen en la creación de una película, y nos permiten verla como una obra acabada, tejida con la propiedad intelectual de muchos. La P.I. es la base de toda la industria cinematográfica.
Numerosos son los que intervienen en la creación de una película, y nos permiten verla como una obra acabada, tejida con la propiedad intelectual de muchos.
Francis Gurry, Director General de la OMPI
Todos aquellos que contribuyen a la realización y distribución de películas están protegidos por un marco jurídico internacional, que nació con el Convenio de Berna en el siglo XIX. La OMPI y sus Estados miembros tienen por finalidad velar por que este marco jurídico se mantenga al ritmo de la evolución mundial, y siga cumpliendo el objetivo fundamental de lograr que la P.I. fomente la innovación y la creatividad. Recientemente, hemos añadimos un nuevo tratado, el Tratado de Beijing sobre Interpretaciones y Ejecuciones Audiovisuales, para proteger a las interpretaciones y ejecuciones de los actores.
En el Día Mundial de la Propiedad Intelectual de este año, invito a los amantes del cine de todo el mundo, a que la próxima vez que vean una película, se detengan un momento a pensar en todos los creadores e innovadores que han hecho realidad esa película. Les pido también que piensen en el desafío digital que representa Internet para el cine. Creo que es responsabilidad no sólo de los formuladores de políticas sino de cada uno de nosotros sopesar este desafío, y preguntarnos: ¿Cómo podemos aprovechar esta extraordinaria oportunidad de democratizar la cultura y poner al alcance de un clic las obras creativas, garantizando al mismo tiempo que los creadores puedan seguir creando, ganándose la vida y haciendo las películas que tanto enriquecen nuestra existencia?