Asambleas de la OMPI de 2010
20 de septiembre de 2010
Su Excelencia, Embajador Alberto Dumont, Presidente de la Asamblea General de la OMPI,
Excelentísimos Señores Ministros,
Excelentísimos Señores Representantes Permanentes,
Distinguidos Delegados:
Me es muy grato sumarme al Presidente de la Asamblea General, Excelentísimo Embajador Dumont, para darles una cálida bienvenida a esta sesión de la serie de reuniones de las Asambleas de los Estados miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Nos sentimos honrados de que tantos Ministros se encuentren aquí esta mañana, y les doy las gracias por hacerle un lugar a la OMPI y a esta reunión en sus apretadas agendas.
No es mi intención esta mañana presentarles un informe verbal de los resultados logrados por los programas de la Organización en los últimos 12 meses. A ese respecto he proporcionado un informe por escrito y habrá otras ocasiones durante estas Asambleas para examinar el rendimiento de la Organización. Quisiera, más bien, emplear el tiempo de que dispongo esta mañana para abordar brevemente el tema de estas sesiones de alto nivel y su relación con la labor de esta Organización.
La innovación es fundamental para el crecimiento económico y la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo. Es también un elemento clave para la competitividad de los países, la industria y las pequeñas empresas. Consiste en un proceso de búsqueda de soluciones a los retos que se plantean en lo social y lo económico. Y es una fuente de mejora de la calidad en todos los aspectos de nuestra vida material. Es también la razón de ser de la propiedad intelectual. La innovación y sus muchos beneficios no se logran sin invertir tiempo, esfuerzos y recursos humanos y financieros. Y la propiedad intelectual constituye el acicate para esa inversión.
Rara vez es la innovación un proceso sencillo. Cobrar conciencia de la complejidad que supone pasar de una idea a una realidad comercial ha contribuido a una mejor comprensión de lo que significa la innovación. Cada vez se reconoce más que el éxito de una innovación no reside sólo en su dimensión tecnológica, sino también en factores como la organización, la comercialización y el diseño. Y la propiedad intelectual constituye también una vertiente fundamental de las demás dimensiones que comprende el concepto ampliado de innovación, y en particular, las marcas y las indicaciones geográficas, que constituyen los principales instrumentos para forjarse una imagen y una reputación en el mercado, y el diseño, que es un medio que permite diferenciar unos productos de otros.
Por conducto de sus sistemas mundiales, a saber, el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), el Sistema de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas, el Sistema de La Haya de Depósito Internacional de Diseños y el Sistema de Lisboa de Denominaciones de Origen, la OMPI presta servicios esenciales que fomentan la innovación en su sentido más amplio. Son cada vez más los que recurren a esos sistemas para proteger las iniciativas de innovación en todo el mundo. Las Partes Contratantes de dichos sistemas proceden de todas las partes del mundo y su número no deja de aumentar, señal de la fructífera cooperación internacional que se ha instaurado en ese campo. Y desde un punto de vista operativo, esos sistemas constituyen activos estratégicos que generan más del 90% de los ingresos de la Organización y permiten que esta última pueda ofrecer una amplia gama de servicios de creación de capacidad y otros servicios de fomento del desarrollo.
A los fines de preservar la función que desempeñan en tanto que servicios esenciales de apoyo de la innovación en todo el mundo, esos sistemas exigen una inversión continua en tecnologías de la información para seguir siendo competitivos en comparación con otras opciones de protección internacional. Se precisa también, en ese sentido, introducir mejoras constantes en los conocimientos expertos que se aportan a los usuarios y atraer el interés y el apoyo de los Estados miembros en el perfeccionamiento de dichos sistemas. A ese respecto, es sumamente satisfactorio observar las importantes iniciativas emprendidas por los Estados miembros en el marco de los distintos grupos de trabajo que se ocupan de esos sistemas, en los que están siendo objeto de examen proyectos de gran envergadura encaminados a reforzar cada uno de esos sistemas y fomentar una mayor participación en los mismos.
El panorama mundial de la innovación es sumamente dinámico. Hoy están cambiando tanto el mapa como la forma de innovar, que están transformando radicalmente muchas de nuestras premisas y aspiraciones. Mientras que hace 20 años, lo habitual era que las innovaciones vinieran de los Estados Unidos de América o Europa, hoy, lo normal es que una de cada tres proceda del Japón, de la República de Corea o de China. Las tendencias del crecimiento económico y las pautas de inversión en los ámbitos de la educación y de la investigación y el desarrollo son claros indicios de los cambios que tendrán lugar en el panorama de la innovación, que ya no se concentrará en uno u otro continente, y que seguirá evolucionando.
De manera análoga, hace 20 años lo habitual era que la innovación fuera fruto del laboratorio de una única empresa o institución. Desde entonces, la economía ha pasado a ser una economía caracterizada por redes y vínculos de conexión. Hoy la información se transmite de forma más rápida y más barata por conducto de una multitud de redes que antes no existían. Ese cambio, a su vez, ha fomentado la innovación abierta, en el sentido de que empresas e instituciones buscan soluciones fuera de sus recintos para responder a sus necesidades de innovación, concluyendo con ese fin acuerdos de cooperación con diversos actores, entre otros, la propia competencia, colaboradores, proveedores y clientes.
Habida cuenta de esos cambios en el panorama de la innovación, la función que incumbe a la OMPI de instaurar y coordinar una infraestructura a nivel mundial en ese campo ha adquirido mayor importancia. En el pasado, las actividades de cooperación internacional que realizaba la OMPI se centraban en el marco jurídico. Y no es que ese marco sea hoy menos importante. Pero a él ha venido a añadirse el marco técnico, como dimensión cada vez más fértil, por no decir imprescindible, para una cooperación internacional eficaz. Permítanme que les exponga un par de ejemplos.
La cooperación en lo que a infraestructura técnica se refiere ofrece, ante todo, una oportunidad para aumentar la participación de los países menos adelantados (PMA) y los países en desarrollo en la innovación mundial y, por ende, de contribuir al logro de las aspiraciones consagradas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en la Agenda de la OMPI para el Desarrollo, a saber, reducir la brecha de conocimientos y la brecha digital. En los últimos años hemos realizado considerables progresos en la mejora de la disponibilidad de conocimientos, que constituyen los cimientos de toda innovación. Por otro lado, se han establecido acuerdos público privados de colaboración, concretamente, con editoriales y con proveedores de bases de datos comerciales con el fin de suministrar acceso gratuito a publicaciones periódicas científicas1 y a bases de datos de tecnología2 a los nacionales de los PMA así como acceso a un costo sumamente módico para los nacionales de países en desarrollo. A esas iniciativas cabe sumar la Plataforma de Partes Interesadas, respaldada tanto por las editoriales como por la Unión Mundial de Ciegos, en cuyo marco se han realizado grandes progresos en los planes del ambicioso objetivo de distribuir obras publicadas en formatos accesibles para las personas con discapacidad visual3. Cabe también señalar los Centros de Apoyo a la Tecnología y la Innovación (CAPI) que se han creado en un gran número de países en desarrollo y que constituyen puntos de acceso a esas bases de datos científicas y tecnológicas y proporcionan formación sobre ellas. Hemos tomado también iniciativas para interconectar a los países menos desarrollados y los países en desarrollo con las redes mundiales, y hemos emprendido con ese fin proyectos de digitalización y automatización de oficinas en más de 60 países.
La cooperación en materia de infraestructura técnica también puede constituir un medio muy eficaz para mejorar tanto la eficiencia de la labor de apoyo a la innovación que llevan a cabo las oficinas de patentes como la calidad de sus resultados. A este respecto, son varios los proyectos que están en curso en los Estados miembros, entre grupos de Estados miembros y en el seno de la propia OMPI. Estos proyectos se centran en asuntos muy diversos, como los sistemas de clasificación, la disponibilidad compartida de informes de búsqueda y examen y, habida cuenta de los cambios geográficos y, por consiguiente, lingüísticos, de tecnología para la traducción asistida por computadora. En algunos casos, la OMPI participa en la elaboración de estos proyectos y, en otros, no. Participe o no la OMPI en estos proyectos, una de las funciones clave de la Organización respecto de los mismos es servir como correa de transmisión que permita compartir sus resultados multilateralmente. De ese modo, diferentes oficinas y grupos de oficinas contribuirán con elementos diferentes de la infraestructura técnica mundial con el objetivo último de que podamos contar con una infraestructura mundial que haya sido puesta en pie por todos pero que no sea propiedad de nadie.
La importancia creciente de la cooperación en el ámbito de la infraestructura técnica no le resta trascendencia a la cooperación en la esfera del marco jurídico internacional. De hecho, el éxito de esa cooperación representa, en cierta medida, un indicador de la pertinencia de la Organización y el multilateralismo para el mundo, en constante transformación de la innovación. ¿Pueden los procesos del multilateralismo, que son forzosamente lentos, proporcionar respuestas equilibradas y a tiempo para el número, cada vez mayor, de cuestiones que plantea el ritmo del cambio tecnológico? En los últimos doce meses, hemos asistido a avances en los diversos comités de la OMPI que se ocupan del marco jurídico. Si bien resta un largo camino que recorrer, existen posibilidades reales de lograr progresos concretos en varias esferas, incluidos el acceso de las personas con discapacidad visual a obras publicadas, las interpretaciones y ejecuciones audiovisuales, la radiodifusión, el folclore y los conocimientos tradicionales, los dibujos y modelos industriales y las marcas en Internet. Rindo homenaje a la labor de los expertos técnicos de esos comités y a la diplomacia, muy constructiva y comprometida, de tantos Representantes Permanentes en Ginebra a la hora de hallar vías de avance.
Diré, a modo de conclusión, que, de igual manera que pensamos que a la OMPI le corresponde desempeñar una función importante en la esfera de la innovación, también consideramos que la innovación debe tener un papel notable en la OMPI. De forma análoga a todas las organizaciones internacionales, la velocidad de los cambios que acontecen en el mundo exterior nos plantea desafíos. Estamos intentando responder de manera mesurada, estructurada y vigorosa por medio del Programa de Alineación Estratégica, en el que también se han logrado muchos progresos en los últimos 12 meses. Deseo expresar mi reconocimiento a mis colegas por su dedicación y los servicios que han prestado.
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1 Programa de Acceso a la Investigación para el Desarrollo y la Innovación (aRDi), https://www.wipo.int/ardi/es/.
2 Programa de Acceso a la Información Especializada de Patentes (ASPI), https://www.wipo.int/patentscope/en/programs/aspi.
3 Véase http://www.visionip.org/portal/en/index.html.