Asambleas de los Estados miembros de la OMPI - 5 a 14 de octubre de 2015
Excelentísimo Señor Gabriel Duque, Embajador, y Presidente de la Asamblea General de la OMPI,
Excelentísimos Señores Ministros,
Excelentísimos Señores Representantes Permanentes y Embajadores,
Distinguidos Delegados:
Tengo el gran placer de sumarme al Presidente de la Asamblea General de la OMPI para dar una cálida bienvenida a todas las delegaciones a la serie de reuniones de las Asambleas de 2015. Quiero darles las gracias a todos ustedes por su participación. Más de 1.000 delegados se han inscrito para participar en las reuniones de las Asambleas y, además de un orden del día muy lleno, este año contamos con una amplio programa de actos culturales y de otro tipo organizados por los Estados miembros, lo que constituye una señal muy buena del apoyo y la participación constructiva de los Estados miembros con respecto a la Organización.
Deseo dar las gracias a la Presidenta saliente de la Asamblea General, Excelentísima Señora Kairamo, Embajadora de Finlandia, por el apoyo y la orientación que nos ha brindado en los últimos dos años. Y felicito al Excelentísimo Embajador Duque, por su elección en tanto que Presidente. Tanto mis colegas como yo aguardamos con mucho interés la oportunidad de colaborar con él en los próximos dos años. Le doy también las gracias por sus esfuerzos y habilidad en la tarea de presidir el Comité del Programa y Presupuesto de la Organización. Deseo aprovechar esta oportunidad también para dar las gracias a todos los presidentes de los demás órganos y comités de la OMPI, por el tiempo y los esfuerzos considerables que han invertido a los fines de que avance la labor de la Organización.
En los últimos 12 meses se han realizado muchos progresos y no pocos avances en un gran número de ámbitos de la labor de la Organización. De ellos se deja constancia en detalle en mi informe, que quedará a disposición inmediatamente, a la entrada de la sala de conferencias. Deseo ahora referirme solo a varios de los puntos más destacados de esa labor y a varias de las principales tendencias que se observan en el contexto en el que la Organización lleva a cabo sus actividades.
La Organización sigue gozando de una situación financiera sólida e incluso privilegiada. Finalizamos el primer año del bienio 2014-2015 en curso con un superávit global de 37 millones de francos suizos. Han transcurrido ya las tres cuartas partes del segundo año del bienio y los resultados indican que cabe esperar que se registre un buen superávit global en relación con todo el bienio.
La saludable situación financiera de la Organización obedece principalmente al interés y la demanda crecientes que se acusan en relación con la propiedad intelectual, al tiempo que los conocimientos, la tecnología y las obras creativas empiezan a estar en el centro de la economía contemporánea y a medida que la reacción de los gobiernos consiste en orientar las estrategias económicas hacia la innovación y la creatividad. La propiedad intelectual es un componente necesario, aunque no es el único, de los ecosistemas prósperos de innovación y los entornos propicios a las industrias creativas.
Esa tendencia principal que se observa en cuanto al aumento del valor de los activos intangibles y el capital intelectual es el motor de nuestros sistemas mundiales de P.I.: el Sistema del Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), el Sistema de Madrid para las marcas, y el Sistema de La Haya para los dibujos y modelos industriales, que constituyen la fuente del 95% de los ingresos de la Organización, y en cuyo marco esperamos recibir este año unas 220.000 solicitudes internacionales de patente, 50.000 solicitudes de registro internacional de marcas y un número mucho menor, pero en rápido aumento, de solicitudes internacionales de registro de dibujos y modelos industriales.
La participación geográfica en dichos sistemas sigue evolucionando en sintonía con las tendencias económicas generales. Asia es hoy el principal continente de origen de las solicitudes internacionales de patente y a él puede atribuirse cerca del 40% del total, en comparación con el 30%, que procede de América del Norte, y el 27%, que procede de Europa. Como administradores de dichos sistemas, nos preocupa la calidad de los servicios que prestamos en el marco de dichos sistemas tanto a las oficinas nacionales y regionales de P.I. como a los usuarios; también damos prioridad a mejorar la eficacia y velar por que el entorno electrónico ofrezca facilidades a los usuarios; otro aspecto central es mejorar la productividad. Y a ese respecto, me complace recordar que hemos sido capaces de mantener tanto el personal como las tasas a un nivel constante durante siete años y a pesar del considerable aumento del volumen de trabajo.
Desearía destacar los muchos avances importantes que hemos realizado en la infraestructura informática que sirve de base al funcionamiento del sistema de P.I. en todo el mundo: nuestras bases de datos y plataformas, sistemas y herramientas de tecnologías de la información (T.I.) de alcance mundial. No se trata de una esfera glamorosa, pero la menciono por dos razones en particular.
En primer lugar, cabe señalar que las diversas plataformas que proporciona la Organización forman parte cada vez más de una única plataforma de infraestructura mundial de P.I. que, en los próximos años, estará más integrada. Dicha infraestructura servirá por igual los intereses de los gobiernos, los usuarios y el público interesado al aumentar la eficacia, la efectividad en función del costo y la transparencia, y fomentar la calidad de los resultados del funcionamiento del sistema de P.I. en todo el mundo.
En segundo lugar, muchas de estas plataformas y sistemas representan un ejemplo muy adecuado de la aplicación del objetivo de la Agenda para el Desarrollo de incorporar el desarrollo en la labor de la Organización. Gran parte de esa labor está orientada a la inclusión de los países en desarrollo y al fortalecimiento de sus capacidades para que utilicen el sistema de P.I. y participen en él. La labor también se realiza fuera de nuestro Sector de Desarrollo en sentido estricto o formal. Nuestro Sistema de Automatización para las Oficinas de P.I. (IPAS) es buen ejemplo de ello. Mediante dicho sistema se presta apoyo a la tramitación de solicitudes de títulos de P.I. en alrededor de 70 Oficinas, la inmensa mayoría de las cuales pertenecen a países en desarrollo. El sistema proporciona conectividad para acceder a diversos servicios de alcance mundial. Creemos que nuestro nuevo proyecto en el ámbito de la gestión colectiva del derecho de autor, WIPO Connect, hará lo mismo al ofrecer oportunidades para la distribución de obras creativas de los países en desarrollo en todo el mundo.
También están dando frutos varias iniciativas importantes para establecer vínculos de cooperación entre el sector público y el privado. Desearía mencionar, concretamente, el caso de WIPO Re: Search, iniciativa concebida para intercambiar propiedad intelectual y datos científicos inéditos, y fortalecer capacidades, a fin de impulsar el descubrimiento de medicamentos en las esferas de las enfermedades tropicales desatendidas, el paludismo y la tuberculosis. WIPO Re:Search cuenta con 94 miembros procedentes de países desarrollados y países en desarrollo, y ha producido 89 colaboraciones entre ellos. También tenemos importantes vínculos de colaboración con los editores. El Acceso a la Investigación para el Desarrollo y la Innovación (ARDI ) ofrece acceso gratuito o asequible a publicaciones científicas y técnicas en los PMA y los países en desarrollo. El número de usuarios ha pasado de 300 a 500 instituciones de 72 países, que tienen acceso a 20.000 publicaciones técnicas, libros y obras de referencia. Esa iniciativa forma parte del proyecto de colaboración entre el sector público y el privado del programa “Resarch for Life” de las Naciones Unidas. Del mismo modo, el programa de Acceso a la Información Especializada sobre patentes (ASPI) ofrece a los usuarios de PMA y países en desarrollo acceso a bases de datos comerciales sobre patentes. Por último, permítanme mencionar el Consorcio de Libros Accesibles (ABC), que ha realizado avances importantes a la hora de servir de vehículo práctico para la aplicación de los objetivos del Tratado de Marrakech. En su primer año de funcionamiento, el Servicio de Libros del ABC ha facilitado el préstamo de libros accesibles a 31.000 personas con dificultades para acceder al texto impreso, y ha logrado una serie de hitos importantes. En cada una de esas iniciativas de colaboración entre el sector público y el privado, este último pone a disposición de los usuarios activos intelectuales y financieros o hace donación de ellos. En todos esos casos, los principales beneficiarios son personas e instituciones de países en desarrollo. Una vez más, esas iniciativas son buenos ejemplos de la integración del desarrollo en la labor de la Organización y se han desarrollado y se gestionan en partes de la Organización que se hallan fuera del sector de desarrollo oficial.
La importancia que concedemos a nuestras plataformas y sistemas de infraestructuras y a los logros de las alianzas que tenemos establecidas entre el sector público y el privado pueden interpretarse a veces como el deseo o la intención de reducir la importancia del programa normativo de la Organización o de sustituirlo por proyectos prácticos. Creo que esa sería una interpretación errónea. Al hacer hincapié en esas esferas, deseo simplemente llamar la atención sobre el hecho de que, en un mundo interconectado, la cooperación internacional puede adoptar muchas formas. Las plataformas de P.I., otros proyectos de infraestructura informática y las alianzas entre el sector público y el privado ofrecen enormes posibilidades de cooperación en un mundo en el que más de tres mil millones de personas están conectadas, especialmente en el ámbito de los activos intangibles, ya se trate de conocimientos, tecnología u obras creativas. Hay mucho que aprender de la manera en que el sector privado explota el potencial del mundo interconectado, en el que se ha visto, por ejemplo, cómo Facebook alcanzaba más de 1.000 millones de usuarios, o cómo hay más de 500 millones de personas que utilizan activamente Baidu.
Dicho esto, los tratados y otro tipo de cooperación normativa tienen y siempre tendrán cabida en ese entorno. Después de todo, constituyen el marco en el que pueden funcionar el sector privado y el público. Sin embargo, también debemos afrontar el hecho de que la esfera normativa es el ámbito más problemático de la Organización y el lugar en que esta última tiene mayores dificultades para avanzar. Con frecuencia tenemos que lamentar, tanto en Ginebra como en otros lugares del mundo, la falta de capacidad para establecer acuerdos. Se dan muchas explicaciones para ello, pero en el ámbito de la propiedad intelectual cabe destacar tres, en concreto.
La primera es consecuencia del aumento del valor de los activos intangibles y el capital intelectual en la economía que mencioné al comienzo. Al tiempo que ese aumento del valor constituye el motor de nuestros sistemas mundiales de P.I., también coloca la innovación en el centro de la competencia entre las empresas, los distintos sectores de la industria y las economías. Naturalmente, es más difícil llegar a un acuerdo en el ámbito de la propiedad intelectual en este contexto que antes, en un mundo regido por recursos y capital materiales.
Una segunda explicación está dada por las enormes asimetrías que se observan en la distribución de los conocimientos y la tecnología en el mundo, y en la capacidad de generar innovación. Este fenómeno no es nuevo, pero se ve acentuado en un mundo en el que los conocimientos, la tecnología y la capacidad de innovación han pasado a ser recursos fundamentales.
El aumento del valor del capital intelectual y su carácter central en la competencia también significa que las economías que desean comerciar en activos intangibles y dar impulso a su ventaja competitiva en esa esfera están impacientes por instaurar regímenes normativos que faciliten esa tarea. Así pues, se observa una agenda muy intensa en el ámbito de la propiedad intelectual a escala bilateral, regional y multilateral, y esa situación no se daba de la misma manera hace 20 o 30 años. Esta arquitectura más compleja tiende, naturalmente, a absorber oxígeno del espacio multilateral.
Esos hechos exigen que nos detengamos a pensar más detenidamente y determinar con mayor inteligencia lo que puede y debería hacerse en el plano multilateral. Es obvio que no todo puede hacerse en el plano multilateral, pero algunas cosas deben o deberían resolverse en ese plano.
El desafío inmediato que se plantea a los Estados miembros es el orden del día de las reuniones en curso de las Asambleas, en las que existen divergencias concretas respecto de varios puntos. En la medida en que los Estados miembros puedan llegar a un acuerdo sobre dichos puntos, lo que exigirá un verdadero esfuerzo y cierto grado de compromiso en las posturas iniciales, la Organización estará en condiciones más adecuadas y mejores para abordar la cuestión más amplia de definir una agenda para el futuro que abarque varias de las realidades que subyacen a las dificultades que la Organización debe ahora afrontar para avanzar en su actividad normativa.
Deseo concluir remitiéndome a la nota positiva que suponen los progresos realizados en los últimos 12 meses y rendir homenaje a la función que han desempeñado el equipo directivo superior y el personal de la OMPI para respaldar y fomentar esos progresos. Estoy convencido de que en la OMPI contamos con un personal que se distingue por su talento y dedicación, y deseo expresarle mi agradecimiento por la excelente labor que realiza.