Apoyar la innovación: así impulsan los incentivos la transferencia de tecnología para la salud mundial - Parte 1

10 de diciembre de 2024

En todo el mundo, los investigadores generan ideas revolucionarias que son cruciales para afrontar los retos de la salud mundial. Sin embargo, convertir la investigación en productos comercialmente viables suele tropezar con numerosos obstáculos. La transferencia de tecnología es esencial para facilitar e impulsar el salto del laboratorio al mercado. Se trata de hacer llegar los descubrimientos científicos, conocimientos y propiedad intelectual (PI) a la industria y a los socios, para que se conviertan en nuevos medicamentos y dispositivos médicos que mejoren los resultados de la salud mundial.

Crear los incentivos para la transferencia de tecnología

El camino de la innovación comienza con una chispa: una idea con potencial para convertirse en la solución a un reto sanitario mundial. Conscientes del valor comercial y social de estas ideas, los investigadores colaboran estrechamente con las oficinas de transferencia de tecnología (OTT) para garantizar la protección de la PI antes de publicar sus hallazgos.

Imagen: Sanjeri/E+/Getty Images

Además de asegurar la PI, también aprovechan sus contactos para atraer inversores y forjar las asociaciones clave que se necesitan para tener éxito en la comercialización. Muchos investigadores asumen funciones de directores científicos, consultores o fundadores de empresas derivadas, y participan activamente en el desarrollo y avance de sus invenciones. Además, pueden ser mentores de estudiantes y formar a la siguiente generación de innovadores.

A través de su colaboración con las OTT, sus redes de contactos y sus estudiantes, los investigadores cubren la brecha existente entre la innovación de laboratorio y la aplicación en el mundo real, con lo que impulsan el progreso y mejoran vidas en todo el mundo. Sin embargo, las exigencias de sus funciones principales -investigación, docencia y administración- a menudo dejan poco espacio para estas importantes actividades. Para fomentar una mayor implicación en la transferencia de tecnología, las instituciones pueden ofrecer incentivos eficaces que motiven a los investigadores a participar en este importante proceso. Este estímulo puede salvar la distancia entre la investigación y las aplicaciones prácticas, lo que beneficiará tanto a la economía como a la sociedad.

Crear incentivos claros y persuasivos implica identificar los factores que motivan y animan que los investigadores participen en la transferencia de tecnología, y abordar también los obstáculos a los que se enfrentan. Comprendiendo los puntos de vista específicos de los investigadores y alineándolos con la misión y los objetivos de la institución, se puede fomentar una cultura que favorezca la asunción de riesgos, la innovación y la creatividad. Una cultura así no solo favorece la comercialización de los resultados de la investigación, sino que también atrae y retiene a los mejores talentos que utilizan la PI, el espíritu emprendedor y la colaboración, lo que contribuye al bienestar de la sociedad.

Tipos de incentivos

Los incentivos se dividen en tres categorías principales: no financieros, de promoción profesional y financieros.

  • Incentivos no financieros: incluyen apoyo al espíritu emprendedor, como formación y tutoría, garantizar la libertad de publicación de los investigadores, reconocer los logros mediante premios, ofrecer condiciones de empleo flexibles y proporcionar fondos de investigación adicionales. Ayudan a crear una cultura más emprendedora y apoyan programas y políticas individuales.
  • Promoción de la carrera académica: la incorporación de las actividades de transferencia de tecnología a los criterios de promoción de la carrera académica puede servir de poderoso incentivo para que los investigadores se impliquen más activamente en la comercialización de sus innovaciones. Tradicionalmente, la promoción en la carrera académica se ha centrado en indicadores como las publicaciones y la docencia. Si se reconocen como contribuciones valiosas los logros en transferencia de tecnología, como patentes, colaboraciones fructíferas con la industria y comercialización de la investigación, las instituciones pueden motivar a los investigadores para que se dediquen a estas actividades.
  • Incentivos financieros: la posibilidad de obtener ingresos adicionales puede ser una fuerte motivación para que los investigadores participen en la transferencia de tecnología. Algunos ejemplos incluyen la participación en los ingresos de los acuerdos de licencia, honorarios por servicios de consultoría y subvenciones. El capital, otro incentivo clave, implica dar a los investigadores participación en la propiedad de una empresa a través de acciones. Esto aporta valor de dos maneras: en primer lugar, por el aumento del valor de la empresa que se produce cuando se venden las acciones y, en segundo lugar, por los dividendos basados en los beneficios de la empresa. Las acciones dan a los investigadores una participación financiera directa en el éxito de la empresa y en los beneficios generados por sus innovaciones. Este tipo de incentivos financieros vinculan las ganancias económicas personales al éxito de la transferencia de tecnología, lo que anima a los investigadores a contribuir activamente a la comercialización de sus innovaciones. Además, compensan a los investigadores por el tiempo y el esfuerzo adicionales que exigen estas actividades.

Cualquier tipo de incentivo debe adaptarse a las necesidades individuales e institucionales y fomentar la colaboración en lugar de la competencia, de modo que las ideas se conviertan en beneficios reales.

Caso práctico: contexto del desarrollo y el impacto de la vacuna Gardasil® contra el VPH

El cáncer cervicouterino es el cuarto cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo, con unos 660 000 nuevos casos notificados y aproximadamente 350 000 muertes en 2022. Está causado por la infección persistente con el virus del papiloma humano (VPH), en particular el VPH16 y el VPH18, que juntos representan el 70 % de los casos de cáncer cervicouterino en todo el mundo. La carga del cáncer cervicouterino es desproporcionadamente elevada en los países de ingresos medianos y bajos, donde se produce el 88 % de los casos, lo que representa el 17 % de todos los cánceres en mujeres, frente a solo el 2 % en los países de ingresos altos.

A pesar de estas sombrías estadísticas, el cáncer cervicouterino se puede prevenir en gran medida. La vacunación de las adolescentes es, a largo plazo, la estrategia más eficaz para reducir la incidencia de la enfermedad. Se ha demostrado que la vacuna reduce significativamente el riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino. Se calcula que por cada 1 000 personas inmunizadas con la vacuna contra el VPH se evitan 17,4 muertes, lo que pone de manifiesto su profundo impacto. El desarrollo y la comercialización de vacunas como Gardasil® subrayan la importancia de una transferencia de tecnología eficaz. 

Imagen: Solidcolours/iStock/GettyImages

El descubrimiento de Gardasil

A principios de la década de 1980, el virólogo alemán Harald zur Hausen hizo un descubrimiento revolucionario al identificar el VPH16 y el VPH18 como los causantes principales de más del 70 % de los cánceres cervicouterinos. Este hallazgo clave impulsó al científico clínico Ian Frazer, de la Universidad de Queensland (UQ), a crear en 1985 el primer grupo de investigación del mundo dedicado a desarrollar una vacuna contra el cáncer cervicouterino. En 1990, el Dr. Jian Zhou, virólogo molecular, se unió al profesor Frazer en la UQ. Juntos, fueron pioneros en un enfoque innovador que utilizaba partículas similares a virus (VLP) que imitaban la estructura del VPH. Estas VLP desencadenaban la respuesta inmunitaria del organismo sin causar la enfermedad, sentando las bases de la futura vacuna Gardasil®.

Del concepto a la comercialización

El camino desde la idea hasta el producto comercial implicó varias fases de investigación y asociaciones estratégicas. En 1991, Uniquest, la principal empresa comercializadora de la UQ, presentó una primera solicitud de patente para la tecnología VLP. Para 1994, UniQuest había concedido la licencia de PI a la empresa biotecnológica australiana CSL Limited, que financió más I+D con la participación continua de Frazer.

En 1996, CSL sublicenció la tecnología VPH a Merck & Co, Inc, una empresa farmacéutica estadounidense, al tiempo que conservaba los derechos de comercialización en Australia y Nueva Zelanda. Esta asociación estratégica permitió a la vacuna beneficiarse de los amplios recursos y experiencia de Merck en la realización de ensayos clínicos a gran escala.

Los ensayos clínicos de fase III comenzaron en 2005, con la participación de más de 12 000 mujeres de 13 países. Los resultados de los ensayos se publicaron en 2007. Mostraron que las jóvenes no infectadas previamente por las cepas 16 y 18 del VPH en el grupo de la vacuna presentaban una incidencia significativamente menor de anomalías cervicales de alto riesgo que las del grupo placebo en los tres años siguientes a la vacunación.

En 2006, Gardasil® recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos y de la Administración de Productos Terapéuticos de Australia, lo que supuso su lanzamiento al mercado mundial. Australia fue el primer país en introducir Gardasil® en su programa nacional de vacunación contra el VPH. En 2009, Gardasil® logró la precalificación de la OMS, y una versión mejorada, Gardasil®9, recibió la precalificación en 2018.

Impacto mundial y éxito económico

En 2023, alrededor de 125 países han introducido vacunas contra el VPH, proporcionando acceso a una de cada tres niñas de entre 9 y 14 años en todo el mundo. A mediados de 2020, 56 países de ingresos medianos y bajos habían iniciado programas nacionales de vacunación contra el VPH. Gardasil, una de las vacunas, ha desempeñado un papel clave en este esfuerzo sanitario mundial, al tiempo que ha experimentado un crecimiento significativo, alcanzando los 8 900 millones de dólares estadounidenses en ventas en 2023, lo que supone un aumento del 29 % con respecto al año anterior.

Resumen de esta parte

En la primera parte de esta serie de dos, detallamos que el desarrollo y la comercialización de tecnologías innovadoras como la vacuna contra el VPH son cruciales para abordar los retos sanitarios mundiales. Sin embargo, convertir la investigación en soluciones para el mundo real tropieza a menudo con obstáculos. La transferencia de tecnología, un proceso que implica la difusión de los hallazgos científicos y la propiedad intelectual a la industria y los socios, es clave para superar estos obstáculos. Los investigadores, en colaboración con las OTT, desempeñan un papel fundamental en este proceso. Aseguran la protección de la PI, atraen inversores, forman asociaciones e incluso se convierten en empresarios o mentores.

Para fomentar una mayor implicación de los investigadores en la transferencia de tecnología, las instituciones pueden poner en práctica diversos incentivos, como ayudas no financieras, oportunidades de promoción profesional y recompensas económicas. Alineando estos incentivos con los objetivos institucionales y respondiendo a las necesidades de los investigadores, las instituciones pueden fomentar una cultura de la innovación, lo que impulsará el desarrollo de tecnologías que salvan vidas y mejorará los resultados de la sanidad mundial.