Antecedentes
En 1974, Bui Quang Lanh entró a formar parte de la empresa Van Dien Fused Magnesium Phosphate Fertilizer Company (Van Dien) poco después de obtener una titulación de ingeniería por la Facultad de Química y Equipos Industriales de la Universidad de Tecnología de Viet Nam. Van Dien empezó como empresa estatal y se fundó en 1960 con la ayuda del Gobierno de China. La producción de fertilizante a base de fosfatos (un abono inorgánico fabricado a partir de la sal del ácido fosfórico) comenzó en 1963 con la instalación de dos altos hornos chinos con capacidad para producir 10.000 toneladas de fertilizante al año. Van Dien se ha convertido en una de las mayores empresas de fertilizantes a base de fosfatos de Viet Nam, con una capacidad que alcanzó las 300.000 toneladas de fertilizante al año a principios de 2010.
Sin embargo, no todo era tan maravilloso en Van Dien cuando el Sr. Lanh se incorporó a la plantilla. Durante las décadas de 1970 y 1980, la mezcla de malestar social y falta de financiación para equipos más modernos estuvo a punto de acabar con el sector de los fertilizantes a base de fosfatos de Viet Nam. Asimismo, Van Dien y otras empresas de fertilizantes a base de fosfatos tuvieron que depender de materiales importados para la producción, a pesar de la insistencia del Gobierno de Viet Nam en que se utilizasen materiales nacionales. Esto se debía a que los altos hornos chinos que utilizaban tanto Van Dien como la mayoría de las empresas de fosfatos de Viet Nam solamente podían procesar carbón de coque (carbón bituminoso de fácil combustión) y no el carbón de antracita (tipo de carbón cuya combustión es más difícil y lenta) disponible en el país. La insuficiencia de equipos también conllevaba el desperdicio de gran cantidad de materia prima durante la producción, ya que solamente podía aprovecharse el 65-75%.
Investigación y desarrollo
El Sr. Lanh se encontró con una empresa en graves problemas. La mitad de la fábrica, contando los altos hornos, llevaba seis meses sin funcionar porque el sistema de tratamiento de desechos era poco apropiado y los productos químicos empleados en la producción habían erosionado piezas de la maquinaria de los hornos. En Van Dien habían tratado de solucionar el problema, pero sus esfuerzos fueron en vano, así que el equipo directivo decidió probar si el ingeniero nuevo tenía mejor suerte. Tras estudiar los fallos que se habían producido en Van Dien, el Sr. Lanh fue capaz de arreglar los hornos. El equipo directivo, impresionado, quiso aumentar la producción, por lo que se adquirieron dos hornos más de China. Al Sr. Lanh se le encomendó la tarea de crear un sistema de tratamiento de desechos que pudiera afrontar la producción de cuatro hornos. Tras un mes de trabajo en investigación y desarrollo (I+D), el nuevo sistema de tratamiento de desechos del Sr. Lanh era capaz de ocuparse satisfactoriamente de los desechos de los cuatro hornos, con lo que se aumentó la producción un 200% y se mitigó el peligro de cierre al que parecía estar abocada la empresa.
Aunque se habían arreglado los hornos, Van Dien aún tenía dificultades para crecer debido a su dependencia de la importación de carbón de coque. A sabiendas del enorme potencial de crecimiento de un mercado de fertilizantes sin explotar, el departamento de I+D, dirigido por el Sr. Lanh, se empeñó en estudiar una manera de utilizar el carbón de antracita en vez del carbón de coque en la producción de fertilizantes a base de fosfatos. Sus esfuerzos se vieron recompensados, y desarrollaron una tecnología que podía utilizarse con sus hornos para producir fertilizantes a base de fosfatos con carbón de antracita presente en el país. A su vez, su solución mejoró la capacidad de fabricación de sus hornos y permitía que el fertilizante fabricado cumpliera todos los requisitos para el uso nacional e internacional. Dado que la tecnología podía emplearse con los hornos existentes, Van Dien no tuvo la necesidad de adquirir más equipos, por lo que se ahorró dinero a la par que se incrementó la producción ocho veces. Otra tecnología importante que se desarrolló fue un proceso para convertir el mineral liso inutilizable (extraído del carbón de coque durante el proceso de fabricación de fosfatos) en un mineral apto gracias a un adhesivo inorgánico especial, lo cual derivó en la creación de nuevos productos. Junto a una reducción del uso del carbón, la nueva tecnología condujo a Van Dien hasta una posición líder en el sector de los fertilizantes a base de fosfatos, tanto en el mercado nacional como en el internacional.
Estos éxitos han inculcado a Van Dien la importancia de la I+D. El Sr. Lanh fue nombrado director de la empresa en 2002, y trabajó con la plantilla para desarrollar la filosofía actual de I+D de Van Dien, en la cual se abordan tres ámbitos de interés principales. En primer lugar, la investigación de nuevas soluciones tecnológicas que puedan aplicarse a la fabricación de fertilizantes con recursos nacionales, con lo que se reducen los precios y se aumenta la calidad del producto a la par que se produce un efecto mínimo en el medioambiente. En segundo lugar, la realización de importantes estudios de mercado para identificar qué tipos de productos se necesitan en el mercado nacional e internacional, y para facilitar la expansión de la empresa a nuevos mercados. Por último, el enfoque de mejorar los conocimientos de empleados y clientes a través de programas de formación, de modo que las tecnologías desarrolladas puedan aplicarse correctamente, ya sea durante el proceso de fabricación como posteriormente, cuando los agricultores utilicen los productos de la empresa. El éxito del departamento de I+D de Van Dien le ha permitido operar sin ninguna ayuda del gobierno, y la empresa emplea su propio capital para el desarrollo, la fabricación y la distribución de sus productos.
Patentes y marcas, y comercialización
Al comprender la importancia de proteger su propiedad intelectual (P.I.), Van Dien empezó a tratar de lograr derechos de P.I. en 1991. Por un lado, los derechos de P.I. han permitido a la empresa aplicar sus avances tecnológicos sin temor a infracciones por parte de la competencia, y, por otro, han hecho de ella sinónimo de éxito y calidad, lo cual le ha permitido aumentar su acceso al mercado mundial.
La Oficina de Propiedad Intelectual de Viet Nam (OPI de Viet Nam) ha concedido seis patentes a Van Dien por sus invenciones, entre las que se incluyen patentes de su tecnología para utilizar el carbón de antracita con objeto de fabricar fertilizantes a base de fosfatos y de su adhesivo inorgánico para mineral. La empresa también ha registrado su nombre en la OPI de Viet Nam.
El buen uso de la I+D y la P.I. por parte de Van Dien, una empresa fundada inicialmente por el estado, le ha permitido comercializar sus productos por sus propios medios. La empresa vende más de veinte productos de fertilizante en el mercado nacional e internacional, por ejemplo, en Australia, el Japón, Malasia y Taiwán (provincia de China).
Resultados empresariales
La demanda de fertilizantes en Viet Nam se ha incrementado a un ritmo constante y alcanzó los 8,9 millones de toneladas al año en el tercer trimestre de 2010. La mayor demanda se debe al precio fuerte de las materias primas agrícolas y al apoyo del gobierno al sector, que concede incentivos a los agricultores para incrementar los cultivos. Van Dien es capaz de satisfacer las necesidades de los agricultores y, por eso, tiene un efecto importante en la cantidad de materias primas agrícolas que se producen en Viet Nam. Aunque los costos de producción y los precios de los productos correspondientes aumentaron en 2007, Van Dien ha podido dar un vuelco y convertirse en una de las empresas de fertilizantes con más éxito de Viet Nam. Desde la aplicación de su tecnología para utilizar el carbón de antracita, la productividad se ha incrementado en un 600%, y se ha pasado de unos beneficios de 17 millones de dongs vietnamitas en 1989, a más de 15 mil millones de dongs en 2004. En 2008, Van Dien inició una estrategia agresiva en el mercado de exportación, centrándose específicamente en aumentar las ventas en mercados grandes como los de la India y el Japón.
El éxito de Van Dien ha obtenido reconocimiento en numerosas ocasiones. En 2002, recibió un premio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) por el uso innovador en el patentamiento de sus tecnologías desarrolladas. También obtuvo el premio del Viet Nam Creative Technical Support Fund (VIFOTEC) en la categoría de maquinaria y automóviles en 1998, y el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología en 2000 por desarrollar mejoras en altos hornos que hacían posible su funcionamiento con carbón de antracita nacional.
La P.I. para el desarrollo nacional
Al verse al borde del precipicio, el uso que hizo Van Dien de la innovación y la P.I. convirtió a la empresa en una fuerza principal del sector de los fertilizantes a base de fosfatos en el plano nacional e internacional. Además, contribuyó al desarrollo de la economía de Viet Nam, y el éxito de la empresa ha trascendido a sus empleados, los cuales gozan de un nivel de vida mucho mejor. Van Dien ha demostrado que la creatividad y la P.I. son una valiosa combinación que puede provocar la demanda de recursos nacionales, crear puestos de trabajo y estimular la economía.