El nombre sí importa


Chirimoyas (Foto: Miradas de Andalucía).

Antecedentes

La chirimoya es una fruta originaria de la región andina en el Perú y el Ecuador, pero en la actualidad también se cultiva en Bolivia, Chile, España y en el oeste de los Estados Unidos de América. Mark Twain describió esta fruta como “la más deliciosa que ha probado el hombre”. Cumbe es el nombre de un valle en la provincia de Huarochirí (Perú); sus condiciones climáticas -una pluviosidad anual media entre 600 y 1.700 mm., una temperatura media entre 17º y 22º C y una altitud de entre 1.200 y 1.500 metros sobre el nivel del mar- son las adecuadas para el cultivo de chirimoyas de alta calidad. Las chirimoyas de este valle son más grandes, tienen una piel más suave, un índice de pepitas bajo (el número de pepitas por 100 grs. de fruta) y cuentan con más nutrientes que las chirimoyas de otros climas. Todos estos atributos proporcionan a la chirimoya de Cumbe la mayor calidad posible, y por eso es la más solicitada del mundo.

Productos con origen geográfico determinado y con denominación de origen

En 1997, Matildo Pérez, un campesino de una comunidad de aldeas en las alturas de la Región de Lima, decidió solicitar a título personal al Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual del Perú (INDECOPI) el registro de la marca “Chirimoya Cumbe”. La solicitud del Sr. Pérez fue denegada debido a que no puede otorgarse la exclusividad sobre nombres genéricos a una sola persona. Poco dispuesto a darse por vencido, el Sr. Pérez regresó al INDECOPI, pero la segunda vez lo hizo acompañado de una delegación encabezada por el Teniente Alcalde de Cumbe, para obtener una cita con el Jefe de la Oficina de Signos Distintivos del INDECOPI.

El pueblo de Cumbe había facultado al Sr. Pérez (mediante un poder notarial) para que registrara la marca “Chirimoya Cumbe”. La comunidad había comprendido que la obtención del registro de su marca les daba exclusividad de uso sobre la denominación “Cumbe”.

Sin embargo, el funcionario del INDECOPI les explicó que “Chirimoya Cumbe” en realidad es una denominación de origen, no una marca. Para ser más precisos, la palabra “Cumbe” es una denominación de origen en el Perú, pues el valle de Cumbe es una zona geográfica que proporciona determinadas características distintivas a las chirimoyas de ese valle.


El valle de Cumbe cuenta con las condiciones geográficas adecuadas para el cultivo de chirimoyas exquisitas (Foto: Martín García).

A principio, a los habitantes del pueblo que habían acompañado al Sr. Pérez y que se habían congregado en la plaza mayor durante su entrevista en el INDECOPI les gustó mucho está explicación y regresaron a su pueblo. Pero la semana siguiente regresaron al INDECOPI y expusieron sus argumentos: “No queremos una denominación de origen; nuestro pueblo no quiere esto, porque, al parecer, en las denominaciones de origen es el Estado el titular y es el Estado el que autoriza el uso, y por estas razones decimos que no. No queremos que el Estado sea el dueño del nombre “Cumbe”, porque nosotros llevamos trabajando con este nombre desde hace muchos años. Desde la época de nuestros abuelos, todos hemos trabajado con mucho esfuerzo y no estamos dispuestos a pedir permiso al Estado para usar nuestro nombre ‘Cumbe’”. Después de una ardua y creativa búsqueda de soluciones, el INDECOPI sugirió que se registrara una marca colectiva, cuyo titular sería el pueblo de Cumbe y que se utilizaría según las normas que ellos mismos establecieran.

En el año 2004, se promulgó una ley en el Perú que permitía el establecimiento de consejos reguladores para la gestión de las denominaciones de origen. Las autoridades del pueblo de Santo Toribio de Cumbe creyeron que con esta nueva ley los productores tendrían un control importante sobre las denominaciones de origen. Sin embargo, muchos de los productores de chirimoya cumbe del pueblo no terminaban de estar convencidos de la presentación de una solicitud de denominación de origen, puesto que, en virtud de la legislación del Perú, el titular de la denominación era todavía el Estado y no los productores. No obstante, en 2007, el pueblo presentó una solicitud de denominación de origen. Si bien el INDECOPI se mostraba partidario de la coexistencia de la marca colectiva y la denominación de origen, el contencioso entre las autoridades del pueblo y los productores ha motivado que la solicitud de denominación de origen esté todavía pendiente de resolución desde el año 2009.

Marcas colectivas

Las experiencias satisfactorias con las marcas colectivas han posibilitado que muchas empresas pequeñas reduzcan sus costos y sean más competitivas en el mercado. Mediante este procedimiento, los productos pueden protegerse y diferenciarse de otros con un costo menor, y los pequeños productores se benefician así de las ventajas de las economías de escala a la vez que consiguen que sus clientes tengan más confianza en sus productos.

Puesto que tanto la creación de una marca como las campañas de mercadotecnia y de publicidad pueden conllevar costos elevados, las marcas colectivas se han convertido en un procedimiento para ahorrar costos y, a la vez, sirven para que los productos originarios de una zona determinada, que aporta a esos productos características particulares, se distingan de otros. Una parte de esta estrategia consiste en el desarrollo de un concepto y de una imagen comunes que identifican al grupo o a los productos elaborados por los miembros de éste, y en el establecimiento de “pactos de calidad” que deben llevarse a la práctica mediante las normas acordadas para la utilización de estas marcas.

En la actualidad, la denominación “Chirimoya Cumbe” tiene un logotipo característico y está registrada como marca colectiva a nombre del pueblo de Santo Toribio de Cumbe (en la clase 31 de la Clasificación Internacional). Al utilizar esta denominación, los habitantes del pueblo logran una ventaja competitiva respecto de sus competidores en el Mercado Mayorista de Frutas de Lima.

Las normas para la utilización de esta marca están relacionadas con el uso exclusivo de semillas selectas, el proceso de cultivo, el proceso intensivo de selección y clasificación, la manipulación adecuada, así como el envasado y el transporte de la chirimoya producida en el valle de Cumbe. Todas estas normas aportan a la chirimoya de Cumbe un valor añadido del que carecen las chirimoyas de otros lugares, que, por lo general, son de calidad irregular a causa de los altos niveles de plagas de moscas de la fruta y de un envasado y transporte poco adecuados.

Conocimientos tradicionales

Una parte importante del valor de la “Chirimoya Cumbe” consiste en los conocimientos tradicionales de los productores del valle de Cumbe, que han cultivado y recogido chirimoyas en esta región durante generaciones y conocen la forma de aprovechar las condiciones excepcionales del valle para obtener chirimoyas de máxima calidad. Los productores de chirimoyas locales tienen conocimientos sobre los genotipos que producen la mejor fruta en esa región, sobre las mejores técnicas de control de plagas y de cultivo y, además, saben seleccionar a simple vista las frutas de mejor calidad.

Comercialización

Desde el registro de la marca colectiva en 1997 (renovada en 2007), los productores del valle de Cumbe han comercializado la chirimoya de esta zona con el nombre “Chirimoya Cumbe”. Esta chirimoya se vende principalmente a escala local; el 99% de su producción se destina al mercado nacional, y el 1% restante se comercializa a escala internacional, principalmente en Europa, América del Norte y el Japón. Algunos productores han ampliado la gama de productos que venden y han puesto a la venta mermelada, helado y tartas de “Chirimoya Cumbe”. Por otra parte, muchos supermercados de la región han pedido a los productores que les suministren directamente la “Chirimoya Cumbe”.

Hasta 2009, casi el 80% de los productores de chirimoyas vendían sus productos a intermediarios. Al tomar conciencia del potencial perdido al comercializar así sus productos, los productores locales crearon la Asociación de Productores de Chirimoya Cumbe, que les posibilitó vender de forma directa y sin intermediarios a los clientes; de esa manera, incrementaron sus beneficios y pudieron expandirse y alcanzar otros mercados.

Infracción de la P.I.

A causa de la popularidad de la chirimoya cumbe, prácticamente todos los productores de chirimoyas del Perú comercializan su producto con el nombre “Chirimoya Cumbe”. De esta manera, se han multiplicado las infracciones de la propiedad intelectual (P.I.) de la marca colectiva “Chirimoya Cumbe”, lo que supone una amenaza para la imagen de la auténtica “Chirimoya Cumbe”. La mayoría de las chirimoyas locales que se venden como “Chirimoya Cumbe” ni se producen ni se manipulan cumpliendo las normas específicas de esta marca colectiva. Esas “chirimoyas locales” no suelen tener la misma calidad que la auténtica “Chirimoya Cumbe”, y su venta pone en peligro la imagen de la marca colectiva y, además, reduce la confianza del cliente en ese producto.

Al especificar que solo los miembros de una comunidad -o alguien que no pertenezca a ésta, pero con la debida autorización- pueden utilizar la marca colectiva, la legislación sobre propiedad industrial no solo protege a las comunidades autóctonas y les otorga competencia exclusiva para explotar los productos que llevan su nombre, sino que, además, traza un marco legislativo para proteger los conocimientos de dicha comunidad. Sin embargo, debido a los recursos limitados de los productores de chirimoyas en el valle de Cumbe, puede ser difícil para ellos recurrir a la justicia.

 


La chirimoya desempeña una función vital en la economía del valle de Cumbe (Foto: Claudius Prößer).

Resultados empresariales

Por su alta calidad, la chirimoya que se produce en el valle de Cumbe, la “Chirimoya Cumbe”, se comercializa a precios que superan en más del doble el de otras clases de chirimoyas. Gracias a la perseverancia y al empuje del Sr. Pérez y a su capacidad para hacer uso del sistema de protección de la P.I., su pueblo ha aumentado el valor de sus conocimientos y su tradición de excelencia, mediante el aprovechamiento de sus condiciones climáticas específicas que permiten la producción de chirimoyas de calidad, solicitadas en todo el mundo. Los productores de chirimoyas del valle de Cumbe han logrado así crear una sólida imagen de marca y de lograr la confianza de sus clientes; además, tienen la posibilidad de acceder a nuevos mercados.

El valor del nombre

Los habitantes del valle de Cumbe han sido capaces de utilizar una marca colectiva para obtener ventajas notables y también de identificar los valores y las propiedades de la “Chirimoya Cumbe” que la diferencian del resto de las chirimoyas en el mercado de destino. También se dieron cuenta de que un grupo de productores puede lograr lo que los productores independientes, por separado, tal vez nunca puedan conseguir, por lo que mancomunaron esfuerzos a fin de registrar y proteger el nombre de su producto común. Lograron lo que pretendían valiéndose de medios costoeficaces; también crearon un logotipo común que representa un producto de calidad, ampliaron sus mercados de destino y mejoraron la situación económica del pueblo en su conjunto. Los múltiples beneficios derivados del registro de una marca colectiva ponen de relieve el valor de éstas. El registro de una marca colectiva es también un buen ejemplo de cómo un nombre puede utilizarse en beneficio de toda la comunidad.


Last update:

21 de julio de 2010


Country/Territory:
Perú

Company name:
Chirimoya Cumbe

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