Antecedentes
Durante generaciones, el maíz blanco gigante se ha cultivado alrededor de Cusco, en el valle de Urubamba de los Andes (Perú) (Fotografía: Jennifer Rock )
Durante generaciones, el maíz blanco gigante se ha cultivado alrededor de la ciudad de Cusco, en el valle de Urubamba de los Andes (Perú). Desde el decenio de 1950, los agricultores de Cusco han aprovechado su ilustre pasado de cultivo del maíz para preservar sus tradiciones agrícolas, desarrollar una notable reputación por su grano y conservar el entorno local.
En 2005, se logró un hito cuando 17 de las comunidades agrícolas de Cusco, en su mayoría de pequeño y mediano tamaño, aunaron esfuerzos para crear la Asociación de productores de maíz blanco gigante del Cusco (APROMAIZ). Desde su fundación, APROMAIZ ha sido el portavoz de sus miembros y ha fortalecido su poder de negociación.
Posteriormente, la cooperativa ha colaborado con el gobierno local y nacional del Perú y con organismos internacionales. En consecuencia, se han fomentado las capacidades de los miembros de la asociación a la vez que se ha mejorado la calidad del maíz de la región. Además, se ha conservado la famosa cultura agrícola y el entorno de Cusco a la vez que se ha desarrollado la situación económica de los productores de la región.
Conocimientos tradicionales
El cultivo del maíz blanco gigante (paraqay sara en el dialecto local) en el valle de Urubamba se remonta a la época precolombina (antes de 1492). Se han hallado referencias al cultivo del maíz en el calendario cosmológico, los mitos religiosos y los artefactos de las civilizaciones precolombinas, entre ellas, la del Imperio inca. Sigue habiendo pruebas históricas de los cultivos (incluido el del maíz) en las laderas del valle de Urubamba, que exhibe profundas terrazas excavadas por los cultivadores del período inca.
De hecho, los agricultores han transmitido de generación en generación los conocimientos y la cultura del cultivo del maíz en Cusco en forma de conocimientos tradicionales. Tradicionalmente, los cultivadores de la región preparaban el terreno (que se araba mediante arados tirados por bueyes o la chakitaqlla, un arado manual) entre junio y julio de cada año. Tras un breve período de barbecho, se regaba la tierra en agosto antes de comenzar a plantar el maíz alrededor del 30 de agosto (se pensaba que si se plantaba mucho antes o mucho después de esa fecha se producirían efectos negativos en la cosecha e incluso se obtendría escaso rendimiento).
En el cultivo tradicional del maíz, se mezclaban las semillas con el guano (un abono hecho a partir de excrementos de murciélago o de aves marinas), la muña (una hierba– minthostachys setosa – originaria de Sudamérica) y cenizas de horno. Este proceso antiguo pero eficaz protegía las semillas de los microbios que hubieran podido destruirlas. Posteriormente, los granos cosechados se enterraban bajo tierra.
El maíz de Cusco, conocido por su tamaño gigantesco (la mazorca tiene ocho hileras, ha sido la más grande del mundo y posee de 12 a 20 centímetros de longitud, mientras que la planta entera alcanza los 2 o 3 metros de altura), tiene una forma plana y redonda y una textura harinosa.
Por otra parte, el enorme grano es rico en nutrientes, como las proteínas, el almidón y los azúcares. Debido a sus cualidades nutritivas, el maíz se ha utilizado tradicionalmente en varias preparaciones de alimentos (qulla lawa, tradicional sopa de maíz) y bebidas (la chicha, aguardiente fabricado a partir de la fermentación del maíz con azúcar o miel).
Sin embargo, en el pasado los agricultores de la región habían plantado, cosechado y vendido sus cosechas en pequeñas explotaciones agrícolas que estaban relativamente aisladas entre sí. Además, dichos productores cultivaban a menudo el maíz sin tener acceso directo o estratégico a los mercados nacionales o internacionales.
Al agruparse bajo los auspicios de APROMAIZ, los cultivadores del maíz de la región han tratado de preservar su cultura agrícola y mejorar los métodos de cultivo a la vez que han desarrollado estratégicamente el potencial singular del maíz en favor del desarrollo económico.
Productos con origen geográfico determinado
Cusco está situado entre los 2.600 y los 3.000 metros sobre el nivel del mar. La región tiene como frontera la región de Ucayali al norte, las regiones de Madre de Dios y Puno al este, la región de Arequipa al sur y las regiones de Apurímac, Ayacucho y Junín al oeste. Además, Cusco está rodeado por la cordillera de los Andes y atravesado por varios ríos (que contribuyen a crear una variedad de microclimas o estados atmosféricos particulares en la zona que varían de la helada a la humedad). La zona goza generalmente de un clima subtropical y dos estaciones diferenciadas.
Debido a la calidad específica de la geografía y del clima de la zona, el maíz gigante de Cusco ha desarrollado un sabor, una textura y un tamaño que resultan distintivos (Fotografía: Lorna Mitchell)
La estación lluviosa, que va de noviembre (el mes más caluroso) a marzo, trae consigo temperaturas medias de aproximadamente 12º centígrados. La estación seca, que se extiende desde abril hasta octubre, se caracteriza por las noches frías (especialmente en julio) y los días soleados y temperaturas medias de cerca de 9º centígrados. Debido a su elevada altitud y a su clima, la región tiene uno de los índices de rayos ultravioleta más altos del mundo. Por otra parte, el maíz se cultiva en la región entre 2.600 y 3.000 metros sobre el nivel del mar en una franja de tierra fértil (que se extiende aproximadamente por 70 kilómetros) a ambos lados de los ríos Vilcanota y Willka Maru. El clima y la calidad del suelo de Cusco han desempeñado un papel importante en el cultivo del maíz en la región, entre otras cosas, al influir en la época del año en que se planta y se cosecha y al determinar las medidas adoptadas para preparar el suelo, luchar contras las enfermedades de los cultivos y gestionar eficazmente el almacenamiento de las semillas.
Debido a la calidad específica de la geografía y del clima de la zona, el maíz gigante de Cusco ha desarrollado un sabor, una textura y un tamaño que resultan distintivos. APROMAIZ ha explotado este carácter distintivo (de producto del terruño) a fin de crear una notable reputación en el mercado del maíz blanco gigante de Cusco.
Denominaciones de Origen
La certificación de protección de las denominaciones de origen es un mecanismo útil de propiedad intelectual (P.I.) que permite a los productores y a los gobiernos establecer un sólido prestigio comercial para los productos teniendo en cuenta su lugar de origen y sus prácticas o tradiciones de producción.
Gracias a esas colaboraciones, en 2006 el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), la oficina nacional de P.I. del Perú, otorgó a la región la certificación de protección de la denominación de origen “Maiz Blanco Gigante Cusco” by the Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Proteccion de la Propiedad Intellectual (Al año siguiente, se registró la denominación de origen de Cusco en el marco del Sistema de Lisboa para el registro internacional de las denominaciones de origen administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
La denominación de origen define y autoriza determinadas zonas o regiones de producción de maíz en el Perú que pueden usar legalmente la certificación “Maíz Blanco Gigante Cusco”. Se trata de las regiones siguientes: la Provincia de Calca (distritos de San Salvador, Písac, Taray, Coya, Lamay y Calca), la Provincia de Urubamba (distritos de Urubamba, Huayllabamba, Ollantaytambo, Yucay y Maras) y Cusco.
Además, solo los cultivadores de maíz de las zonas especificadas que satisfagan los estrictos criterios de producción de los cultivos establecidos en el Código de prácticas para los productores de APROMAIZ pueden usar la etiqueta “Maíz Blanco Gigante Cusco” como medio de comercializar sus productos de maíz.
Investigación y desarrollo y alianzas
A fin de lograr una denominación de origen para Cusco, APROMAIZ ha colaborado con el Gobierno del Perú y otros, entre los que figuran especialistas del ámbito universitario y el sector privado y no gubernamental. Mediante esas alianzas, la cooperativa ha logrado mejorar los conocimientos y la capacidad de producción de los cultivadores a la vez que ha creado nuevas posibilidades de comercialización para el maíz de la región.
Tradicionalmente, los agricultores de la región preparaban la tierra, que se araba mediante un arado tirado por bueyes o la chakitaqlla, un arado manual, entre junio y julio de cada año (Fotografía: McKay Savage )
En 2001, los agricultores de la región, entre ellos los miembros de APROMAIZ, colaboraron con varios organismos del Gobierno peruano como el INDECOPI y el Proyecto de Desarrollo del Corredor Puno-Cusco, un organismo de desarrollo rural que gestionaba fondos (entre 2001 y 2008) para iniciativas de desarrollo rural en la región.
Uno de los objetivos principales del Proyecto era insertar a las trabajadoras rurales, entre las que se hallaban las cultivadoras del maíz de la región meridional de Cusco, en el sistema bancario (proporcionándoles libretas de ahorro y micropréstamos para que, entre otros objetivos, los invirtieran en sus pequeñas explotaciones agrícolas).
APROMAIZ y la ciudad de Cusco han contado con el apoyo de otros asociados como el Organismo Suizo de Desarrollo y Cooperación (SDC), el organismo internacional de desarrollo económico de la Confederación Suiza. Por ejemplo, el SDC proporcionó apoyo logístico y financiero a proyectos orientados a los agricultores bajo los auspicios de la ciudad de Cusco y de APROMAIZ.
Mediante una iniciativa del SDC, denominada proyecto PyMAGROS, los miembros de APROMAIZ y otros trabajadores rurales de Cusco lograron idear estrategias de desarrollo basadas en meticulosas investigaciones de mercado facilitadas por el organismo suizo. Especialistas tales como Clark, Modet & Co., un bufete internacional de abogados con sede en España, proporcionaron importantes recursos de P.I. y asesoramiento jurídico.
Como la certificación de protección de la denominación de origen de la región fue una de las primeras que se otorgaron en el Perú, los asociados afrontaron varios problemas al comienzo. Por ejemplo, había que señalar a algunos de los participantes esenciales en el proceso de I+D, incluidos expertos en cultivos (como varios ingenieros agrónomos o especialistas en fitomejoramiento), consultores (entre ellos un historiador y varios geógrafos) y agricultores locales.
Entre los agricultores, se reconocieron tres grupos distintos: productores a gran escala (que recurrían en gran medida a tecnología moderna como los tractores para las prácticas de cultivo y podían obtener un rendimiento de 6.500 kilogramos por hectárea (kg/h); agricultores de escala mediana (que usaban alguna tecnología moderna pero no utilizaban fertilizantes, por ejemplo, y obtenían un rendimiento de 4.000 kg/h) y pequeños agricultores (que usaban tecnología tradicional como los arados tirados por bueyes y trabajaban en campos que producían un rendimiento aproximado de 1.500 kg/h).
El tercer grupo, según se subrayó en proceso de I+D, representaba a la mayoría de productores de Cusco. Los agricultores a pequeña escala sufrían especialmente las consecuencias de vender sus productos a precios bajos (debido a la necesidad de recurrir a intermediarios para obtener acceso al mercado); asimismo, con frecuencia obtenían cosechas de escaso rendimiento.
Además, la iniciativa de investigación (que comprendía varias entrevistas iniciales con cientos de otros sectores interesados durante un período de siete meses) planteaba problemas de logística debido a las distancias existentes en la amplia región de Cusco. Por otra parte, tenían que asignarse presupuestos para cada uno de los participantes (entre otras cosas, para cubrir los honorarios de consultoría que podían resultar bastante caros).
En 2001, APROMAIZ colaboró con varios organismos del Gobierno peruano como el INDECOPI y el Proyecto de Desarrollo del Corredor Puno-Cusco, un organismo de desarrollo rural que tenía su sede en la región (Fotografía: Amy Pepper)
Tras haber transcurrido cuatro años, en 2003/2004, se estaba cerca de finalizar el laborioso proceso de I+D y ya se habían asignado de manera oficial recursos humanos y se habían alcanzado acuerdos financieros con cada uno de los asociados.
Sin embargo, el proceso de I+D resultó fructífero. Gracias a él, se lograron varios hitos importantes, entre ellos, la publicación de informes que establecían el patrimonio cultural del maíz blanco gigante y definían sus cualidades biológicas específicas.
Además, en la iniciativa se describían las referencias geográficas y climáticas de la región que se publicaron mediante mapas y diagramas técnicos en los que se especificaban las medidas de altitud, horas de luz diurna, temperatura y calidad del suelo, del agua y del maíz.
Por otra parte, en la investigación se confirmó la importancia del maíz blanco gigante en tanto que cultivo que podía proporcionar valor añadido y servir de nexo de unión entre las comunidades de cultivadores de la zona, que anteriormente estaban atomizadas. Además, los encargados de formular políticas del valle de Urubamba lograron establecer y aplicar nuevas maneras de mejorar las capacidades técnicas de los productores (mediante seminarios agrícolas y asesoramiento sobre mejores prácticas de cultivo) y desarrollar su capacidad financiera.
En el proceso de I+D se subrayaron opciones claras (mediante la investigación de mercados realizada en Cusco) a fin de generar una actividad económica duradera para los productores de la región. En comparación con el cultivo del café y de la papa (que exigen unos 50 o 60 días por hectárea/año de cultivo), por ejemplo, el maíz tenía mayor potencial entre los principales cultivos comerciales de la región y ofrecía una forma más duradera de empleo rural (en cambio, el cultivo del maíz exige una media de 180 días de trabajo por hectárea).
La información obtenida a partir del proceso de I+D de Cusco (de la que formaban parte las alianzas establecidas con APROMAIZ y otros) resultó esencial a la hora de sentar las bases para que la ciudad solicitara la certificación de protección de la denominación de origen para el maíz blanco gigante.
En 2007, la ciudad de Cusco había establecido un Consejo Regulador que contaba con representantes de APROMAIZ (y otras asociaciones de agricultores), funcionarios oficiales (del Ministerio Regional de Agricultura), miembros del público y expertos del sector privado (que proporcionaban asesoramiento (en cuestiones tales como enfermedades de los cultivos y control de plagas).
Entre las prioridades del Consejo Regulador figuraban la elaboración de un código de prácticas para los cultivadores de maíz (que contiene especificaciones técnicas en relación con la plantación, cosecha y almacenamiento del maíz) y medidas de ejecución destinadas a mejorar el rendimiento del cultivo del maíz (como el establecimiento de sistemas de clasificación para definir su calidad).
Además, el Consejo ha destinado fondos que se han invertido en equipos de cultivo y se han utilizado para las estrategias de comercialización (como la explotación de flujos de ingresos basados en productos de valor añadido, por ejemplo, aperitivos de maíz destinados a los mercados locales y de exportación). Por otra parte, el Consejo ha reconocido distintas categorías de productores (como las mujeres) y sus necesidades a fin de fomentar en consecuencia su capacidad cultivadora.
A medida que se iba desarrollando la capacidad del Consejo para ejecutar los cambios, la ciudad eligió una Junta Directiva en 2009 que posteriormente se encargó de supervisar la administración de la certificación de protección de la denominación de origen del maíz de Cusco. El resultado ha sido un crecimiento constante de la capacidad y el tamaño de la comunidad de cultivadores del maíz de Cusco. A partir de 2012, los miembros de APROMAIZ han participado colectivamente en el cultivo de la cosecha de maíz gigante de la región y en el desarrollo de su valor cultural y económico.
Desarrollo de marcas y comercialización
A fin de ganarse nuevos clientes y competir en el mercado nacional e internacional, APROMAIZ ha producido maíz de calidad con el respaldo de marcas interesantes y ha fomentado la certificación de protección de la denominación de origen de la región. En apoyo de esas iniciativas de desarrollo de marcas, la cooperativa ha desarrollado una exhaustiva estrategia de comercialización.
La asociación de cultivadores ha implantado plantas de procesamiento modernas que garantizan que el maíz sea rápidamente desinfectado, clasificado, calibrado y empaquetado en condiciones sanitarias y de control de calidad. Además, la asociación ha mejorado la calidad del maíz al establecer un código de prácticas para sus miembros. Entre otras cosas, en el código de prácticas se han establecido normas estrictas para el cultivo y producción de maíz (entre las que figuran normas específicas de tamaño, textura y calidad del grano).
Los enormes granos del maíz de Cusco son ricos en nutrientes. En consecuencia, el maíz se ha utilizado tradicionalmente en varias preparaciones como la chicha, una bebida alcohólica que aparece en la fotografía (Fotografía: Jean-Pierre Jeannin )
Por otra parte, APROMAIZ ha velado por que sus productos estén producidos de manera orgánica y no hayan sufrido modificaciones genéticas. Al establecer un régimen de producción sanitario, natural y organizado adecuadamente, la asociación de cultivadores desarrolló una potente estrategia de comercialización.
Con tal fin, la cooperativa instauró dos fuentes de ingresos independientes que se complementaban al mismo tiempo: a) la producción de maíz para el consumo humano y no humano a fin de ser vendido en el mercado nacional e internacional y b) la producción de maíz destinado a la replantación y al uso industrial.
Para comercializar el cultivo destinado al consumo humano en el Perú, APROMAIZ ha comercializado el producto como complemento de los gustos gastronómicos de la nación. De hecho, el consumo de maíz en el Perú se ha generalizado y puede degustarse en muchos de los platos tradicionales del país. Los famosos cultivos de la cooperativa se han vendido igualmente en los mercados de la comunidad y a minoristas y proveedores privados en Cusco.
Además, APROMAIZ se ha basado en la ilustre genealogía del maíz blanco gigante para comercializar las semillas que vende a agricultores nacionales (especialmente los cultivadores de maíz del valle de Mantaro, al este de Lima, la capital del Perú y su ciudad más poblada), quienes lo han plantado como cultivo comercial.
Es más, se ha garantizado a los clientes la genealogía del producto gracias a la etiqueta “Maíz Blanco Gigante Cusco” que figura en los productos de maíz de la región. En consonancia con su estrategia de comercialización nacional, la asociación de agricultores se ha asociado a minoristas que han creado marcas de productos de valor añadido relacionados con el maíz y destinados al mercado nacional e internacional.
El maíz de APROMAIZ se ha empaquetado y comercializado en paquetes de aperitivos de distintos sabores que se han vendido en varios puntos de venta. Además, el producto de grano de la cooperativa se ha vendido por medio de varios intermediarios nacionales e internacionales, entre ellos Perú Inka S.R.L., una empresa agroindustrial radicada en La Florida Los Kantus (Cusco).
Una de las marcas más conocidas de Perú Inka– “Inka Perú Kuksi” – consiste en un aperitivo frito y salado hecho a base de maíz suministrado por APROMAIZ. Otras marcas de aperitivos nacionales que gozan de buena reputación y que contienen el maíz de la cooperativa son Prodalec, Kuski e Inca Korn. Además, el maíz blanco gigante de la región se ha comercializado internacionalmente por medio de clientes como Salysol™, un fabricante de aperitivos radicado en Sevilla (España).
Además de su línea de productos para el consumo humano, APROMAIZ ha desarrollado nuevas fuentes de ingresos comerciales para sus cultivos a fin de que sean utilizados como pienso animal y procesados en forma de ingredientes industriales (como la glucosa, el gluten y el almidón).
Habitualmente, el maíz destinado al uso industrial en los mercados internacionales se empaqueta de dos maneras distintas: en bolsas de polipropileno de 70kg o en bolsas de yute de 50kg. Estos paquetes se dividen posteriormente en dos clases: maíz de primera y de segunda calidad (determinado por el tamaño y la textura de los granos).
Sin embargo, la asociación de cultivadores ha ajustado flexiblemente el tamaño de los paquetes a fin de adaptarse a las necesidades concretas de cada uno de los países a los que exporta sus productos. En 2012, el maíz blanco gigante de APROMAIZ se vendía a clientes a lo largo del Perú y de otras partes del mundo, como España, EE.UU., Francia y el Japón.
Medio ambiente y seguridad alimentaria
Perú posee una rica biodiversidad y patrimonio cultural que han sido reconocidos nacional e internacionalmente. Por ejemplo, en el pasado el país fue uno de los centros mundiales de aproximadamente 160 cultivos o grupos de plantas como el maíz, el café y la papa, que han sido domesticados y cultivados para el consumo humano.
Perú posee una rica biodiversidad y patrimonio cultural, del que forma parte el santuario histórico de Machu Picchu, que aparece en la fotografía. APROMAIZ ha trabajado para conservar y utilizar los beneficios adquiridos del patrimonio de la región (Fotografía: Zane Hollingsworth )
Además, el país tiene 11 lugares (como el santuario histórico de Machu Picchu en Cusco) a los que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, un organismo especializado de las Naciones Unidas, ha otorgado la categoría de sitios del Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Sin embargo, la región de Cusco, dotada de una abundante fauna y flora y una cultura diversa, ha sufrido los riesgos constantes de degradación del medio ambiente e inseguridad alimentaria. Esos riesgos son: a) la contaminación de los ríos, b) las plagas de los cultivos, c) la degeneración del maíz gigante (debido a las modificaciones genéticas y a la hibridación con el maíz amarillo), d) las condiciones meteorológicas adversas (entre otras, las inundaciones) y e) la degradación del suelo (ocasionada por el uso excesivo de fertilizantes).
Dichos riesgos de origen natural y humano han suscitado a veces preocupaciones no solamente de tipo medioambiental sino también en relación con la seguridad alimentaria.
A fin de minimizar y gestionar esos riesgos, APROMAIZ ha colaborado con el gobierno local y nacional y utilizado los beneficios derivados de la certificación de la protección de la denominación de origen maíz blanco gigante. De hecho, la certificación no solo ha fomentado la reputación y el potencial económico del famoso maíz de Cusco, sino que también ha contribuido a mejorar las normas medioambientales y de seguridad alimentaria de la región.
Debido a las estrictas normas implantadas en el código de prácticas de la cooperativa (que fue creado como requisito previo de la denominación de origen de Cusco), los agricultores de la región han mantenido la diversidad de las semillas velando por que la genealogía del maíz blanco gigante esté libre de modificaciones artificiales y de hibridación. Velar por la diversidad genética de los cultivos ha sido importante para combatir las plagas a la vez que se mantenía la variedad de la fauna de la región.
Además, esas normas están en concordancia con la legislación del Gobierno Regional de Cusco y con los principios expuestos en el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), un tratado internacional que incorpora elementos de la biodiversidad y cuestiones derivadas de la manipulación genética de los cultivos.
Además, como la denominación de origen de Cusco ha contribuido a agrupar en cooperativas a muchos de los cultivadores de maíz de la región, APROMAIZ y la ciudad de Cusco han logrado dispersar y mitigar colectivamente los riesgos medioambientales, ecológicos y económicos (como las deudas ocasionadas por los pobres rendimientos de las cosechas) que anteriormente cada cultivador tenía que afrontar por sí solo.
Por otra parte, la cooperativa ha logrado reducir el uso de fertilizantes artificiales en las prácticas de cultivo del maíz al aplicar cultivos de tipo orgánico. Dichas medidas han dado lugar a que aparezcan menos agentes contaminantes en el suelo y los ríos de la zona.
Asimismo, la denominación de origen de Cusco ha fomentado la sensibilización de la importancia cultural del cultivo del maíz en la región. Esto ha dado lugar a que se adopten medidas a nivel local para mantener y perpetuar esas tradiciones, entre las que figuran la aplicación de rituales de cultivo del maíz de los incas y el fomento de la industria turística y de la economía rural de la zona. Gracias a la impresionante belleza natural de Cusco, el valle de Urubamba se ha convertido en el lugar ideal para los amantes de la naturaleza y los aficionados a actividades deportivas al aire libre como los practicantes de rafting, ciclistas de montaña, usuarios de ala-delta y montañeros.
Por lo tanto, el efecto global de la denominación de origen de Cusco ha sido el de fomentar el medio ambiente de la región, reducir el riesgo de inseguridad alimentaria, aumentar el orgullo local y difundir las ventajas de una economía administrada satisfactoriamente.
Resultados en el comercio y la industria
La economía de Cusco, por ejemplo, el mercado Chinchero, que aparece en la fotografía, ha seguido creciendo y garantizando el lugar que ocupa del valle de Urubamba como primer destino turístico del Perú (Fotografía: Teresa Stanton )
APROMAIZ y la ciudad de Cusco han fomentado una transformación impresionante en el cultivo del maíz blanco gigante y la economía rural del valle de Urubamba. Apenas dos años después de la concesión de la protección de la denominación de origen a la región, había seis nuevas marcas de productos de maíz en las tiendas, bares y restaurantes locales.
Además, la organización de cultivadores y la ciudad se han basado en una red creciente de proveedores y comerciantes locales y nacionales a fin de introducirse en los mercados regionales e internacionales. En 2010, se exportaron grandes cantidades de maíz blanco gigante de Cusco a España (que representa el 69% de su mercado, unos 5,3 millones de dólares de los EE.UU.), el Japón (20,7%, 1,6 millones de dólares de los EE.UU.), los EE.UU. (6,4%, 507.800 dólares de los EE.UU.), y China (2,2%, 174.800 dólares de los EE.UU.).
Entre enero y septiembre de ese mismo año, la región gozó de un aumento del 29% en las exportaciones de maíz, en comparación con el mismo período de 2009. El aumento representó 7,9 millones de dólares de los EE.UU., que supuso un nuevo récord para Cusco.
Además, la región ha desarrollado nuevos mercados de exportación alrededor del mundo entre los que figuran Bulgaria, México y El Salvador. La economía de Cusco, impulsada en parte por los notables productores de APROMAIZ, ha seguido creciendo y garantizando el lugar que ocupa del valle de Urubamba como primer destino turístico del Perú, con dos millones de visitantes anuales.
Crecer subidos a los hombros de gigantes
Los cultivadores del maíz blanco gigante del valle de Urubamba en el Perú, inspirados por sus antecesores los incas, se agruparon para formar una cooperativa. Apoyándose mutuamente y colaborando con el gobierno y los asociados internacionales, los productores desarrollaron su capacidad económica y de cultivo con el respaldo del sistema de P.I.
En el proceso, los cultivadores de maíz de la región de Cusco han logrado proteger el medio ambiente y reducir los riesgos de inseguridad alimentaria a la vez que han mantenido sus ilustres tradiciones agrícolas.