The traditional Dilmah logo (EU CTM Number E4314167)
Antecedentes
Durante su infancia en la aldea de Pallansena, en el suroeste de la República Socialista Democrática de Sri Lanka, en los años 40, Merril J. Fernando pasaba todos los años parte de sus vacaciones en plantaciones de té que pertenecían a las familias de algunos de sus mejores amigos. El esfuerzo y la dedicación de los cultivadores de té que trabajaban a su alrededor dejó una huella especialmente profunda en aquel niño. El Sr. Fernando se admiraba del buen humor y de la actitud de los cultivadores que, a pesar de lo ocupados que estaban, lo agotador de su trabajo y la gran cantidad de horas que le dedicaban, siempre tenían una sonrisa en la cara. Mientras más visitaba las plantaciones de té, más le fascinaban, y no tardó mucho en enamorarse tanto del té como del sector del té.
Investigación y desarrollo
En los años 50, después de completar la educación superior, el Sr. Fernando se trasladó a la capital del país, Colombo, para hacerse catador de té. El sector del té había sido nacionalizado recientemente a raíz de que el país obtuviera la independencia en 1948 y la gestión de las plantaciones de té de Sri Lanka estaba en manos del Gobierno. Este período de transición fue negativo para el sector debido a la falta de experiencia de los nuevos gestores en relación con algunos de los aspectos más importantes del cultivo y la producción del té. Con el objetivo de cultivar y comercializar té para la población local, varias empresas británicas decidieron dar formación a seis personas. Una de las personas elegidas fue el Sr. Fernando, para quien la pasión por el té y las largas temporadas que pasó de niño en las plantaciones de sus amigos resultaron ser de gran ayuda. “Había pasado mucho tiempo en las plantaciones, viendo cómo se cultivaba y cómo se elaboraba el té, y esta era mi gran oportunidad de introducirme en el comercio del té”, afirma. El Sr. Fernando entró en contacto rápidamente con todo lo que rodea al sector del té en Sri Lanka, desde la cata hasta la mezcla y todo el proceso intermedio.
Cuando tenía 24 años, el Sr. Fernando se trasladó a Mincing Lane, en Londres, que por ese entonces era el epicentro del sector del té a nivel mundial. Allí se encontraban las sedes de varias de las empresas más importantes del sector. Estuvo dos años en los que aprendió todo acerca de la producción del té y la utilización del té procedente de Sri Lanka. No tardó en darse cuenta de que, por lo general, el té de Sri Lanka se mezclaba con otros tés y se comercializaba en Europa como té puro de Sri Lanka. Además, le produjo gran tristeza descubrir que el té de su país se solía tratar como materia prima y se exportaba a precios extremadamente reducidos, con lo que los productores de Sri Lanka percibían solo una pequeña parte de los beneficios que obtenían las grandes empresas del sector y los intermediarios. El Sr. Fernando sintió que tenía que hacer algo para resolver esta desigualdad y conseguir que los productores locales recibieran una cuota mayor de los beneficios que generaba su té.
Al finalizar su primer año de formación, aumentó su preocupación por el desvío de los beneficios que les correspondían a los productores y por la escasa calidad del té debido a las mezclas. Temía que el té de Sri Lanka fuera cada vez menos apreciado a medida que aumentaba su mezcla con otros tés. Decidió que tenía que hacer algo para evitar que disminuyera la reputación y la popularidad del té de Sri Lanka, puesto que esto podría acarrear su desaparición, lo que, a nivel financiero, sería aun peor para los productores de Sri Lanka, que vivían del té. A comienzos de su segundo año de formación, el Sr. Fernando empezó a pensar en cómo crear y comercializar su propia marca de té puro de Sri Lanka, cultivado, elaborado y empaquetado en el propio país.
Comercialización
A raíz de la nacionalización, el sector del té de Sri Lanka estuvo estancado durante 20 años durante los cuales los cultivos se perdieron y los precios se desplomaron. “Fue un período desastroso”, explica el Sr. Fernando, pero con la vuelta de gestores privados que conocían profundamente el sector y los métodos tradicionales de producción, las plantaciones pronto volvieron a ser viables. El Gobierno de Sri Lanka, al ver la eficacia de la gestión, decidió privatizar el sector y vendió las plantaciones a las empresas y particulares interesados. En 1974, el Sr. Fernando adquirió unas cuantas plantaciones y llevó a cabo su primera incursión como productor de té puro de Sri Lanka, que se tradujo en la fundación de Ceylon Tea Services Limited (CTS), en 1981. La empresa creció y se establecieron nuevas filiales en varios países. Tanto CTS como las demás empresas propiedad del Sr. Fernando serían más adelante empresas subsidiarias de propiedad exclusiva de MJF Holdings, Limited (MJF Holdings).
El té de Sri Lanka está considerado como uno de los mejores del mundo (Fotografía: Ranil Amarasuriya)
Durante los primeros años fue difícil competir contra empresas multinacionales que estaban bien establecidas en el mercado, lo que obstaculizó el sueño del joven emprendedor. Le costaba mucho encontrar compradores y le resultaba sumamente difícil mantener a flote las plantaciones, aun incipientes. Al principio, el Sr Fernando estuvo durante muchos años vendiendo su té a multinacionales como Lipton y Tetley, que luego lo comercializaban con sus respectivos nombres de marca. En los años 70, dichas empresas, al igual que otras de las empresas principales del sector, empezaron a reducir las adquisiciones de té de Sri Lanka debido a que lo mezclaban con tés más baratos procedentes de otros países como la India o China. Las multinacionales comercializaban estas mezclas como té de Sri Lanka, multiplicando de esta forma sus beneficios, ya que tradicionalmente el precio del té de Sri Lanka es más elevado que el de los tés de la India o China. Por desgracia, estas prácticas perjudicaron enormemente a los cultivadores, productores y comerciantes de Sri Lanka, que vieron cómo desaparecía su medio de subsistencia. La inquietud que le provocaron estos hechos movió al Sr. Fernando a intentar que el sector del té de Sri Lanka volviera a ser próspero mediante la creación, elaboración, venta y promoción de una nueva marca de té puro de Sri Lanka llamada Dilmah (una combinación de Dilhan y Malik, los nombres de sus dos hijos). El Sr. Fernando posicionó su nueva empresa en el mercado como proveedora de té puro de Sri Lanka y se mantuvo firme en cuanto a no mezclarlo con otros tés. La nueva empresa familiar intentó en un primer momento vender el té Dilmah directamente a las principales empresas internacionales y supermercados extranjeros, pero la mayoría de ellos no habían oído hablar de la nueva marca y era muy difícil conseguir que se arriesgasen a probar. “Con las grandes cadenas costaba incluso conseguir una cita”, explica Jaliya Wickramasuriya, antiguo directivo de Dilmah.
Las cosas cambiaron de forma drástica a mediados de los 80, momento en el que el Sr. Fernando pudo por fin introducirse en el mercado australiano asociándose con Coles, uno de los comercios minoristas más importantes de Australia. En un primer momento, Coles dudaba de que una marca nueva y desconocida como la del Sr. Fernando pudiera tener éxito, ya que las grandes multinacionales del sector estaban muy implantadas en el país. El Sr. Fernando tardó dos años en convencer a Coles de que los consumidores volverían a comprar té puro de Sri Lanka si estuviera disponible en las estanterías de las tiendas. “Créanme”, afirmó durante las negociaciones con Coles, “pongan dos de mis productos en las estanterías y les garantizo que a los consumidores les va a gustar el té”. El Sr. Fernando consiguió con su decisión y su confianza que Coles hiciera un pedido para vender el té con su marca blanca. Coles decidió probar primero a vender el nuevo té solo en uno de sus establecimientos. El té tuvo tanta aceptación que seis meses después ya estaba disponible en cinco establecimientos. Dos años más tarde el té del Sr. Fernando ya se encontraba en las estanterías de los establecimientos Coles de toda Australia. Este éxito hizo que el té se granjeara el respeto de los consumidores y permitió al Sr. Fernando comercializarlo con su propio nombre de marca.
La extraordinaria reacción de los consumidores ante la vuelta del té puro de Sri Lanka y las buenas ventas iniciales permitieron al Sr. Fernando disfrutar de una posición más ventajosa frente a Coles y otros clientes, y en 1988 pudo lanzar la marca Dilmah de forma independiente. El Sr. Fernando confiaba en que la calidad del té Dilmah, que va directamente de las plantaciones a las estanterías de las tiendas en unas pocas semanas, manteniéndose así más fresco, era muy superior a lo que ofrecían las principales multinacionales. La irrupción en el mercado australiano aumentó de forma significativa el conocimiento de la marca y le permitió introducirse en el mercado internacional a gran escala. El auge de las ventas en Australia hizo posible que pronto el té Dilmah se pusiera a la venta en Nueva Zelandia, así como en otros países de Oceanía y Asia. Las ventas se multiplicaron rápidamente y en los años 90 el té Dilmah se convirtió en uno de los más populares en Europa y América del Norte.
La apertura del primer Dilmah t-Bar a principios de la década de los 2000 supuso una iniciativa peculiar. En estos establecimientos, el cliente tiene a su disposición una impresionante variedad de tés de los que puede disfrutar en un entorno moderno y relajante. “El Dilmah t-Bar es un concepto único e innovador de local en el que tomar té”, explica el Sr. Fernando. “A diferencia de sus competidores, Dilmah evitó caer en la tentación de imitar el estilo de las cafeterías y dedicó más de dos años a investigar y desarrollar un concepto innovador y revolucionario de bar de té. El resultado es la colección más enigmática y ecléctica de tés selectos, con 39 tés diferentes procedentes de plantaciones seleccionadas y más de 100 recetas distintas basadas en el té”, señala el Sr. Fernando. Los clientes de los t-Bar tienen la oportunidad de probar todas estas variedades y también de aprender a hacer y tomar té y a apreciar esta bebida, de manera similar a lo que se hace en las bodegas. Estas iniciativas están encaminadas a mostrar a los consumidores que merece la pena pagar más por la calidad del té Dilmah.
Esta estrategia ha hecho que en 2011 Dilmah sea la única empresa internacional de té de Sri Lanka y una de las pocas empresas integradas verticalmente del sector del té a nivel mundial, que cultiva el té en sus propias plantaciones (que se encuentran entre las mejores de Sri Lanka) y que cuenta con instalaciones de última generación para la impresión, empaquetado, envío y comercialización de sus productos.
Desarrollo de marcas
El Sr. Fernando se dio cuenta desde el principio de que para competir con las grandes multinacionales era necesario comercializar su propia marca de forma acertada. “Si no hubiera desarrollado y comercializado la marca, la empresa no habría durado más de dos o tres años”, afirma. Desarrollar una marca y una imagen es importante, pero el Sr. Fernando sabía también que esa marca y esa imagen debían ir unidas a un producto de calidad. “Me di cuenta de que no tenía ninguna opción a menos que contara con un producto único; un producto único en todos los sentidos”, explica. Ese producto único tenía que estar respaldado por una marca sólida. “Quiero comercializar el mejor té del mundo y producirlo de forma ética y, por encima de todo, compartir los beneficios que obtenga con los pobres y con la comunidad”, asegura.
La marca Dilmah se basa en una filosofía sencilla: la producción ética. El té Dilmah se cultiva, se cosecha, se elabora, se empaqueta y se comercializa gracias al trabajo de agricultores y trabajadores de Sri Lanka. De esta forma se garantiza que los beneficios redundan en las personas que han puesto su esfuerzo y su dedicación en el proceso y se estimula la necesitada economía local. Como dice el Sr. Fernando, “esto no es solo comercio justo, es el comercio más justo que puede haber”. Al ver el té Dilmah, los consumidores tienen la certeza de que, además de ser de primera calidad, ha sido cultivado, elaborado y comercializado íntegramente en Sri Lanka de forma ética, con lo que se garantiza que los beneficios lleguen a las personas que se lo merecen.
Este concepto de producción ética y de primera calidad sigue siendo parte esencial del éxito del té Dilmah, lo que se plasma en los paquetes de té con la leyenda “té de origen 100% puro de Ceilán”. Este lema tan sencillo transmite al consumidor dos conceptos muy importantes que para la marca Dilmah son fundamentales. En primer lugar, que se preserva la integridad del té, ya que se produce de forma ética; y en segundo lugar, que se trata de té puro de Sri Lanka y que es uno de los mejores del mundo. La garantía en cuanto a la pureza del té se ha convertido en uno de los sellos de identidad de la estrategia comercial y de marca de la empresa. El consumidor que adquiere té Dilmah sabe que está comprando té puro de Sri Lanka y no un té que ha sido mezclado o diluido. Este es un aspecto muy importante para la empresa, ya que aporta una ventaja competitiva muy importante a sus productos.
Casi todos los fabricantes más importantes de té realizan mezclas de hasta 35 tipos distintos de té de procedencia diversa. Sin embargo, en cada paquete de Dilmah solo hay un tipo de té procedente de una única región de Sri Lanka, lo que distingue este té de los demás y supone una garantía de calidad para los consumidores. El té Dilmah ha calado entre los consumidores y según los datos recopilados por Euromonitor en 2009, se encuentra entre las ocho mejores marcas de té del mundo y es la tercera entre las marcas independientes. Esto se debe a los esfuerzos realizados por el Sr. Fernando a fin de mantener la autenticidad del té y que su elaboración se desarrolle en condiciones justas, lo que se traduce en que la marca sea sinónimo de integridad y calidad entre los consumidores.
Otro aspecto reseñable de la estrategia empleada por Dilmah para el desarrollo de la marca es informar al consumidor sobre la filosofía de la empresa, incluido su carácter familiar, ya que de esta forma muchos titulares de pequeñas empresas y otros empresarios se sienten identificados con ella. En lugar de incidir en este aspecto en anuncios publicitarios, se ha decidido incluir un mensaje corto en los paquetes de Dilmah, en el que el Sr. Fernando explica la historia de la empresa, su creencia en la familia y su compromiso de ayudar a los pobres y a las comunidades locales. En cada paquete se incluye asimismo la leyenda “Un Director General que elabora su propio té”, junto a un pequeño párrafo en el que se exponen las características singulares del té Dilmah, y en el que el Sr. Fernando manifiesta su compromiso sincero con su té y la responsabilidad que la empresa se esfuerza por mantener en el plano social. “De no haber sido por la incorporación de esos elementos positivos a la marca, no habría podido resistir los embates de las grandes empresas”, explica el Sr. Fernando en relación con la importancia que tiene el valor añadido en la marca Dilmah.
Mientras la competencia tiende a centrarse en ofrecer precios bajos, MJF Holdings se centra en elaborar té de primera calidad y vincula dicha calidad al nombre de su marca. Por consiguiente, en la mayoría de los países el precio del té Dilmah es superior al de sus competidores, lo que le ha granjeado una buena reputación, ya que los consumidores asocian su precio elevado con más calidad. Los estudios de mercado y la información obtenida de los consumidores señalan que éstos tienden a adquirir té Dilmah porque no están satisfechos con los tés más baratos y de menos calidad, y buscan algo mejor aunque sea a un precio ligeramente superior. Tal como dice el Sr. Fernando, “si les ofreces calidad se pondrán de tu parte”.
Los consumidores se sienten atraídos por esta forma tan personal de desarrollar la marca, que les resulta más cercana que las que emplean muchos de los competidores de MRF Group. El planteamiento de la empresa consiste en que el Sr. Fernando explica a los consumidores su dilatada trayectoria en el cultivo del té y, básicamente, como él mismo afirma con pasión, les dice “te ofrezco esto que he cultivado en mi huerto”. El empleo de la personalidad, las palabras y los pensamientos del fundador de la empresa transmite confianza e integridad, algo de lo que carecen la mayoría de los competidores de Dilmah, que se limitan a utilizar a famosos para intentar vender sus productos. “Poner a un personaje famoso en un anuncio diciendo: yo cultivo esto y tal y cual, no es eficaz, ya que pronto ese mismo personaje puede aparecer vendiendo otro producto”, explica el Sr. Fernando. “Ser capaz de ponerte a ti mismo y de poner tu cara en tu producto es señal de confianza e integridad”. Toda la estrategia de mercadotecnia del té Dilmah gira en torno a esta idea, que se ha demostrado que facilita la identificación de los consumidores con la marca.
Marcas
Logotipo estilizado de Dilmah t (Marca número 167904 de la Oficina de P.I. de Nueva Zelandia)
Dado que la calidad del té Dilmah y su producción de forma ética van estrechamente ligadas al nombre de la marca, la protección de ésta mediante el sistema de propiedad intelectual (P.I.) ha sido siempre un aspecto fundamental del éxito de la empresa. Como señala el Sr. Fernando, “estamos convencidos de la necesidad de proteger el nombre de la marca, que debe representar la calidad íntegra de nuestros productos”. El empresario registró por primera vez la marca Dilmah ante la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual de Sri Lanka en 1974, pero no comenzó a utilizarla en la práctica hasta que lanzó la marca de forma independiente en 1988. Desde sus comienzos como productor de té en los años 70, se había percatado de la importancia que tenía registrar el nombre de su marca a fin de protegerlo. Durante ese período se dedicaba a empaquetar su té de Sri Lanka, que era comercializado por otras marcas y vendido a grandes minoristas como Coles de Australia. El Sr. Fernando estaba en contacto con minoristas extranjeros, algo que para muchos productores de té de Sri Lanka resultaba muy difícil o prácticamente imposible, por lo que en numerosas ocasiones recibió propuestas de personas sin escrúpulos que le ofrecían ganar más dinero falsificando los productos y las marcas de empresas multinacionales conocidas como Lipton.
Él nunca quiso ser partícipe de ese tipo de actividades poco éticas y siempre respondió a dichas propuestas con sensatez, diciendo “si quieres té Lipton, lo mejor es que se lo pidas a Lipton”. Aunque pudo haber ganado mucho dinero falsificando las marcas de sus competidores e infringiendo el registro de estas, no le interesaba implicarse en actividades turbias, como tampoco le interesaba que su té se vendiera con unas marcas que, en su opinión, eran por lo general de calidad inferior. A pesar de sus esfuerzos por impedir estas infracciones de la P.I., muchos de sus colegas se dedicaban abiertamente a falsificar e infringir las marcas empaquetando sus tés con las marcas de las multinacionales más conocidas del sector. Esto le hizo darse cuenta de que, de alcanzar el éxito, tendría que registrar la marca Dilmah a fin de protegerla.
La marca Dilmah también fue objeto de infracciones por parte de los mismos que falsificaban las marcas de sus competidores, pero el Sr. Fernando actuó con diligencia a la hora de registrarla, evitando así sufrir daños significativos. La marca fue registrada ante la Oficina de Propiedad Intelectual de Nueva Zelandia en 1986 y posteriormente ante IP Australia en 1992, con lo que Dilmah dispuso de cierta ventaja sobre sus principales competidores y pudo consolidar su nombre de marca, su imagen y su relación con los consumidores de Oceanía, que fue el principal mercado de la empresa durante sus primeros años de existencia. MJF Holdings ha seguido aprovechando el sistema de P.I. de estos países y continúa registrando sus marcas y productos más representativos, entre los que se encuentra el nombre Dilmah, que se usa en combinación con una t estilizada para identificar los locales Dilmah t-Bar de Australia, Nueva Zelandia y los Estados Unidos de América, con el correspondiente registro ante la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos de América (USPTO), y como marca comunitaria por conducto de la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) de la Unión Europea.
A medida que la empresa se iba introduciendo en mercados nuevos, el Sr. Fernando se fue asegurando de registrar la marca en todos ellos. En 1986, registró la marca Dilmah ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial de Francia, y en 1996 hizo lo propio en los Estados Unidos de América ante la USPTO. El Sr. Fernando ha protegido asimismo la filosofía de la empresa registrando la marca Single Origin Ceylon Tea (Té de origen de Ceilán) en varios países, entre ellos Australia y Nueva Zelandia, y como marca comunitaria en la Unión Europea. Estas son solo algunas de las solicitudes de registro que MJF Holdings ha presentado en todo el mundo con la finalidad de proteger la marca Dilmah. Esa estrategia le ha permitido contrarrestar las falsificaciones y, para el fundador de la empresa, dicha protección es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de una marca. “Lo primero que le recomendaría a cualquier persona que quiera crear una marca es que, en primer lugar, la registre”, explica. Dado que en todas partes hay falsificadores, el Sr. Fernando ha procurado siempre mantener los frutos de su investigación en secreto y MJF Holdings registra siempre la marca en los países en los que se va a comercializar el té Dilmah antes de que comience a venderse. “nunca se sabe dónde puede aparecer alguien que intente imprimir y copiar tu marca”, señala en relación con la importancia de registrar las marcas.
La sagacidad del Sr. Fernando a la hora de registrar la marca Dilmah ha sido decisiva para el éxito del té y de MJF Holdings por muchas razones. La más importante de ellas es que la marca Dilmah no representa solo el producto en sí, es decir, el té, sino que representa también la ética empresarial y las prácticas comerciales de la empresa. El Sr. Fernando sabe por experiencia que los tés que mantienen un buen nivel de calidad de forma constante tienen más probabilidades de éxito dentro de un mercado repleto de tés baratos y de mala calidad. Su explicación de la importancia que tiene la relación existente entre los registros y la marca Dilmah, es que “nuestra estrategia se basa en la marca…eso es lo más importante”, a lo que añade que si la marca no estuviera registrada, la empresa no habría podido mantener una clientela fiel.
Conocimientos tradicionales
El té Dilmahse elabora siempre de manera tradicional (Fotografía: Nick Leonard
Otro aspecto e ingrediente que ha resultado ser decisivo para el éxito del té Dilmah es la preservación de los conocimientos tradicionales en su elaboración. El contacto que el Sr. Fernando tuvo con las plantaciones de té durante los veranos cuando era niño le hizo apreciar la importancia que tienen los métodos tradicionales, ya que mediante estos se obtenía un té de más calidad. En la elaboración del té Dilmah se siguen empleando los mismos procesos que el Sr. Fernando observaba en las plantaciones de sus amigos en los años 50. Los cultivadores de Sri Lanka han ido perfeccionando estas prácticas durante siglos. Las hojas de té se recogen a mano y luego pasan por un proceso de marchitamiento (evaporación de la humedad), enrollado, oxidación y secado (al fuego) siguiendo el mismo método tradicional. El resultado es un té sofisticado pero apto para todos los paladares, que mantiene una calidad superior a la que se obtiene mediante el empleo de métodos más modernos como el CTC (triturar, cortar y enrollar por sus siglas en inglés). El método CTC permite elaborar el té de forma más rápida, aunque en detrimento de la calidad y de muchos de los aspectos naturales que hacen del té algo especial. Tal como explica el Sr. Fernando, con el método CTC se elabora un té “sin alma”, lo que va contra el eje de la filosofía de su empresa, que está firmemente decidida a mantenerse fiel a las raíces del cultivo del té en el país. MJF Holdings asegura que el té Dilmah se elabora siempre mediante el método tradicional, aunque para ello se tarde algo más de tiempo.
Además de la disminución de la calidad, el uso generalizado del método CTC por parte de las grandes multinacionales del sector ha provocado una reducción drástica del número de grados de té disponibles. Por lo general, la elaboración del té mediante el método CTC reduce el número de grados a tres. Las grandes empresas pueden de esta forma atender la demanda masiva de los consumidores sin tener que dedicar demasiado tiempo y esfuerzo al proceso de elaboración, lo que hace que la calidad varíe y que se reduzcan las opciones de las que dispone el consumidor. El método tradicional que se utiliza en Sri Lanka para la elaboración del té, que es el que se describió con anterioridad, puede dar lugar hasta a cuarenta grados de té diferentes, todos de distinto carácter, sabor y apariencia. Esta gran variedad de grados se traduce a su vez en una variedad equivalente de tés de Sri Lanka entre los que elegir, con lo que el consumidor está seguro de poder encontrar uno que se adapte a su gusto.
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Cuestiones sociales
Para MJF Holdings, elaborar el té de forma ética es, más que un lema publicitario, un medio de vida. Esto se puso en evidencia cuando Merrill J. Fernando creó la fundación benéfica MJF Foundation en 1999, a la que se destina el 10% de los beneficios de todas las empresas que conforman MJF Holdings a fin de contribuir a proyectos sociales con el objetivo de mejorar la salud, la educación y la calidad de vida de los habitantes de Sri Lanka. Además, el Sr. Fernando dona personalmente hasta un tercio de sus ingresos anuales a la fundación. MJF Foundation constituye la culminación del objetivo que se propuso el Sr. Fernando de recompensar a los trabajadores y a las comunidades que le habían ayudado a conseguir que Dilmah pasase de ser una pequeña marca nacional poco conocida a ser una de las marcas de té más populares del mundo. MJF Holdings tiene muy claro que el éxito de Dilmah ha sido posible gracias al papel que, de forma conjunta, han desempeñado la comunidad, el entorno, los trabajadores y el personal en general. “La riqueza que generamos se debe a la colaboración y al compromiso de muchas partes”, explica el Sr. Fernando. “He decidido que mientras esté yo aquí voy a compartir toda esa riqueza con las personas que me han ayudado a conseguirla, y por eso he creado MJF Foundation”.
Resultados empresariales
La estrategia de ofrecer té fresco de calidad y elaborado de forma ética ha convertido a Dilmah en una de las marcas de té más populares del mundo. En 2011 la marca está ya a la venta en más de 100 países, es la segunda marca de té más conocida en Australia y una de las marcas de té con más renombre a nivel internacional. Dilmah es la marca de Sri Lanka que más prestigio tiene a nivel internacional, además de ser el principal exportador de té del país. En una de sus mayores plantaciones se producen aproximadamente 10.000 Kg. de té por ha. En 2009, Datamonitor estimó que Dilmah es la sexta empresa del sector del té a nivel mundial. La empresa se ha introducido además en el mercado turístico y ha convertido cuatro casas de finales del siglo XVII situadas en medio de las plantaciones de té de la región central del país, en alojamientos de lujo con el nombre de Ceylon Tea Trails. En este concepto innovador de vacaciones, el visitante se sumerge en la vida diaria de una plantación de té en funcionamiento y aprende todo lo que desea saber acerca de la elaboración del té ideal. En 2011 Ceylon Tea Trails fueron reconocidas con el premio Traveler’s Choice que otorga Trip Advisor, el sitio web sobre viajes más importante del mundo.
Aunque el sector del té a nivel mundial tuvo que enfrentarse durante los años 2008 a 2010 a unas condiciones económicas poco favorables en el contexto internacional y a un clima adverso, la solidez de la marca Dilmah le ha permitido sobreponerse a todo ello y seguir siendo rentable. En 2010 la empresa obtuvo unos beneficios después de impuestos de 537 millones de rupias de Sri Lanka (SLRs) (aproximadamente 4,9 millones de dólares EE.UU.), frente a los 487 millones de SLRs (aproximadamente 4,5 millones de dólares EE.UU.) del ejercicio anterior. Las ventas también se han mantenido a un buen nivel, ya que la facturación aumentó en 2010 un 11,6% en relación con el año anterior. La solidez de la marca Dilmah y las iniciativas innovadoras y acertadas llevadas a cabo en materia de promoción han convertido a esta marca en una de las más populares del sector del té a nivel mundial, garantizando a su vez la continuidad de su éxito.
Una marca que reanimó un secto
El Sr. Fernando recorrió un camino muy largo y lleno de obstáculos para hacer realidad su sueño, pero consiguió crear una empresa sólida que cuenta con la marca más popular de Sri Lanka. La protección que otorga el registro de las marcas ha permitido a este empresario utilizarlas para hacer crecer su empresa, devolver a la comunidad y al entorno parte de los que estos le han dado a él y ejercer un efecto positivo en la vida de más de un millón de personas que se dedican a la producción del té en Sri Lanka. Además, Dilmah ha vuelto a colocar el té de Sri Lanka a la cabeza del sector, llegando a superar incluso las expectativas de su fundador, gracias a la creación de una marca sólida que cuenta con el respaldo de la integridad y con la confianza de los clientes. “Como empresa familiar, hemos alcanzado un nivel al que yo nunca soñé con llegar”, afirma el Sr. Fernando, para a continuación añadir que “no queremos ser la empresa más grande, pero sí que somos la mejor, y queremos seguir siéndolo”.