El Día Mundial de la Propiedad Intelectual es una oportunidad para animar a las personas a reflexionar acerca del papel que desempeña la propiedad intelectual en la vida cotidiana y sobre su importancia en el fomento y la protección de las innovaciones y la creatividad. Este año celebramos el punto de partida de la propiedad intelectual, es decir, las semillas de las que brotan todas las innovaciones y obras creativas: las ideas.

La capacidad inagotable que tenemos los seres humanos de concebir ideas nos hace únicos. A pesar de ello, esta aptitud extraordinaria es considerada como algo natural. Apenas nos damos cuenta de las innumerables ideas que se nos ocurren a diario o de la medida en que las cosas que valoramos son fruto de las ideas de los demás: invenciones que ahorran mano de obra, diseños atractivos, tecnologías que salvan vidas.

Las ideas dan forma a nuestro mundo; son la materia prima de la que dependen nuestra prosperidad y nuestro patrimonio futuros. Por ese motivo es fundamental crear entornos en los que se alienten y recompensen las ideas innovadoras, y ésta es la razón de ser de la propiedad intelectual.

Todo comienza con una idea: desde las palabras, la música y las imágenes que nos conmueven hasta las marcas que llaman nuestra atención; desde la bicicleta hasta el combustible biológico, y desde el microchip hasta el teléfono celular.