El Día Mundial de la Propiedad Intelectual está ganando popularidad. Desde que fuera instaurado hace ocho años, son cada vez más los gobiernos y organizaciones que se suman a la OMPI para celebrar el Día Mundial el 26 de abril de cada año.

La gente de a pie se preguntará por qué tanto bombo y platillo por la propiedad intelectual, ¿qué tiene que ver el derecho de autor, las patentes, los diseños industriales y las marcas con las cuestiones que realmente importan (cómo parar el calentamiento de la tierra) o con las cosas que le dan gusto a la vida, como ver a los atletas favoritos en los próximos Juegos Olímpicos? La respuesta a todo ello es que sin los derechos de propiedad intelectual no se hubieran podido desarrollar tecnologías para combatir los problemas que afectan a todo el mundo, ni tampoco hubiéramos podido ver en nuestros hogares los acontecimientos deportivos más importantes.

En el Día Mundial de la Propiedad Intelectual no sólo conmemoramos el enorme poder de la creatividad humana, sino también los derechos de propiedad intelectual que la alimentan y canalizan para transformarla en un importante vector de desarrollo socioeconómico y cultural.

La ingeniosidad del ser humano ha hecho posible que de la invención de la rueda pasásemos a los viajes en avión y a la última generación de combustibles limpios. De los dibujos rupestres hemos pasado por la imprenta hasta llegar a Internet, lo cual ha puesto al mundo literalmente en nuestras manos. Gracias a los adelantos técnicos ahora los atletas pueden efectuar saltos cada vez más altos con la pértiga, los futbolistas patean la pelota a más grandes distancias y millones de gente disfrutan ahora de un bienestar que hubiera sido inimaginable hace sólo unas pocas generaciones. La OMPI defiende y promueve la utilización de la propiedad intelectual como medio de encauzar y diseminar el potencial de la creatividad y la innovación para que todos podamos participar en sus beneficios.

Es por ello que en el Día Mundial de la Propiedad Intelectual rendimos homenaje a los inventores y a los artistas, tanto famosos como desconocidos, que enriquecen nuestras vidas con el fruto de sus ideas innovadoras y de su visión creativa. Y con ello recordamos por qué los derechos de propiedad intelectual de los que son titulares, es decir, los derechos que han conseguido con su talento, merecen toda nuestra admiración, protección y respeto.