La tecnología digital abre nuevas posibilidades para las formas artísticas tradicionales. A título de ejemplo, tomemos el denominado cine de espectáculos: emisiones en las salas de cine de conciertos, obras de teatro u otros espectáculos.

El cine de espectáculos es posible únicamente porque la tecnología digital ha abaratado y facilitado en gran medida la realización y transmisión de grabaciones. Las cámaras cinematográficas digitales son más ligeras y económicas que sus predecesoras analógicas, y resulta más rápido y barato compartir archivos digitales que revelar y distribuir películas de celuloide.

(Foto: Michael Wharley/National Theatre Live)

Estos avances otorgan ventajas recíprocas a los cines y a los profesionales de las artes escénicas. Las salas de cine pueden diversificar su programación y atraer nuevo público exhibiendo destacados espectáculos de artes escénicas, mientras que las empresas del espectáculo obtienen ingresos suplementarios.

Vida nueva para los clásicos

El cine de espectáculos puede resultar especialmente atractivo para los espectáculos “clásicos” del tipo de la ópera y el ballet, en los que a menudo se tienen problemas para recuperar los elevados costos de producción. Los beneficios financieros pueden ser enormes. La Metropolitan Opera de Nueva York, que fue la primera en emitir sus representaciones en salas de cine de alta definición, obtiene millones de dólares al año de ese tipo de actividades.

Sin embargo, no se trata únicamente del dinero. Para muchas empresas de las artes escénicas, exhibir su labor en los cines constituye igualmente una etapa importante en su misión de divulgación, al hacer posible que la gente disfrute de sus representaciones sin tener que desplazarse al lugar en que tienen lugar.

Las emisiones del Met de Nueva York son vistas en todos los Estados Unidos y en más de 70 países. Además, instituciones tales como la Ópera de París, el Real ballet del Reino Unido y el Ballet Bolshoi de la Federación de Rusia ofrecen a veces emisiones gratuitas con el fin de llegar a un público lo más amplio posible.

Acceso total

La tecnología digital también puede ofrecer al público un mayor nivel de acceso que en el pasado, al mostrar lo que se esconde entre bastidores por medio de la transmisión continua de secuencias por Internet y la grabación de ensayos, clases y entrevistas.

Con todo, al igual que las oportunidades, no faltan los retos.

A nivel puramente práctico, la tarea de filmar obras de teatro, ballet y ópera no es algo sencillo. Es necesario invertir no solo en el equipo, sino también en personal dotado de la capacidad técnica suficiente para captar eficazmente las representaciones que tienen lugar en directo.

Aún más importante es que los directores artísticos y los intérpretes o ejecutantes preparen y ejecuten espectáculos que satisfagan tanto al público presente en el teatro como a los espectadores de las salas de cine. A pesar de que algunos críticos y artistas consideran estos requisitos como un estímulo que alienta la creatividad, otros piensan que la representación que tiene lugar ante las cámaras menoscaba la calidad y el atractivo que hace tan especiales los espectáculos en directo.

Cuestiones de propiedad intelectual

De manera inevitable, el cine de espectáculos también plantea cuestiones importantes en relación con la propiedad intelectual (P.I.).

Las empresas de las artes escénicas tienen que asegurarse de que poseen los derechos de P.I. de los artistas intérpretes y ejecutantes que abarcan la grabación y transmisión de la interpretación o ejecución. Los artistas intérpretes y ejecutantes tienen que velar por recibir una compensación suficiente por esos derechos. Por otra parte, han de gestionarse atentamente los contratos de licencia con los cines y los distribuidores, especialmente cuando abarcan varias jurisdicciones.