Día Mundial de la Propiedad Intelectual de 2020: Innovar para un futuro verde

Los derechos de PI pueden fomentar la transición a una economía sostenible y con bajas emisiones de carbono, ¿de qué manera?

Forjar el camino hacia un futuro verde es una cuestión que hoy en día exige atención prioritaria. La campaña del Día Mundial de la Propiedad Intelectual de 2020 sitúa la innovación —y los derechos que la sustentan— en el centro de las iniciativas para lograr un futuro con bajas emisiones de carbono. En todo el mundo, se reconoce cada vez más la necesidad de actuar para preservar el medio ambiente; las personas, las empresas y los gobiernos están empezando a tomar medidas para hacer frente al cambio climático.

En Europa, por ejemplo, la Comisión Europea ha fijado la meta de que la Unión Europea sea neutral en carbón para 2050, y algunas ciudades y regiones quieren acelerar esos tiempos: Copenhague aspira a ser la primera capital del mundo que llegue a ser neutral en 2025 en lo que se refiere a CO2.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 25), llevada a cabo en Madrid (España) en diciembre de 2019, tomamos conocimiento de que la capa de hielo de Groenlandia se está derritiendo siete veces más rápido que en la década de 1990, y que un cuarto de la población mundial corre el riesgo de tener problemas de suministro de agua. Algunos datos de la NASA ponen en evidencia que, en el último decenio, el planeta ha vivido los cinco años más cálidos de los que se ha tomado registro desde 2010.

Estamos entrando en una nueva década, y la incidencia del cambio climático se siente en todo el mundo. Casi a diario, oímos hablar de acontecimientos extremos relacionados con el clima –tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales– y los estragos que causan; acontecimientos que ya podrían estar relacionados con el cambio climático y que se prevé que serán aún más frecuentes e intensos.

Hacer frente a la crisis climática mundial es un desafío colosal. Compartimos la meta de hacerle frente y forjar un futuro verde.

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Hacer frente al cambio climático y construir un futuro verde es una necesidad imperiosa del momento actual. (Foto: Getty/Gehringi)

Cada vez más se reconoce que la tecnología forma parte de la solución. Ello pone aún más en evidencia la necesidad de redoblar los esfuerzos para establecer sistemas nacionales de innovación que sean sólidos y abrir el acceso a sistemas nacionales eficaces de propiedad intelectual (PI) que respalden el desarrollo y la aplicación de las tecnologías, los productos y los servicios necesarios para la transición hacia un futuro verde.

La transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono es, sin duda, una tarea compleja y polifacética, pero contamos con los conocimientos colectivos, el ingenio y la creatividad para idear maneras nuevas y más eficaces de dar forma a un futuro verde, y el sistema de PI ha de servir de eje y de elemento habilitador para respaldarnos en esta odisea. Veamos de qué manera.

El propósito principal de los derechos de PI es fomentar la innovación y la creatividad, garantizando a las personas inventoras y creadoras una retribución justa, que les permita vivir de su trabajo, y también proteger la reputación de que gozan las marcas.

Distintos derechos protegen distintos tipos de PI, por ejemplo, las invenciones (patentes), las marcas (lo que incluye las indicaciones geográficas), los dibujos y modelos (los derechos sobre los diseños industriales o patentes de diseño) y las obras creativas, como las películas, los programas de televisión, las canciones o las obras de teatro sobre el medio ambiente y la necesidad de protegerlo (derecho de autor y derechos conexos).

Valiéndose de los derechos de PI, sus titulares pueden impedir que terceros copien o utilicen su PI sin su autorización. Ello les da la oportunidad de generar ingresos que derivan de la remuneración por el uso de su PI. Esos ingresos pueden contribuir a financiar el seguimiento de la I+D y respaldar el crecimiento de las empresas y la creación de empleo. La perspectiva de una recompensa económica constituye un aliciente para que las empresas inviertan en el desarrollo de innovaciones, creaciones y productos y servicios de marca que redundan en beneficio de todos, incluido el medio ambiente.

Los derechos de PI son flexibles. Por una parte, permiten a las empresas obtener un beneficio por el tiempo, la energía y el dinero que dedican a desarrollar productos respetuosos con el medio ambiente y, por la otra, también les permiten explotar una innovación en condiciones no comerciales o mediante acuerdos como los de código abierto, si así lo desean. Si la persona inventora desea que su invención permanezca en el dominio público, la obtención de derechos de PI puede garantizar que se impida a terceros la explotación comercial de la invención sin el consentimiento de la persona que la ha creado.

La mayoría de los derechos de PI tiene una vigencia limitada y esos derechos solo se conceden cuando se cumplen determinadas condiciones. Además, hay normas que permiten la utilización de diferentes tipos de PI, en determinadas circunstancias, sin tener que obtener previamente la autorización del titular. Esas disposiciones ayudan a mantener el equilibrio entre los intereses de las personas innovadoras y creadoras y los del público, de manera que todos puedan beneficiarse de la PI.

Difundir el concepto de que tomar las medidas necesarias para crear un futuro verde es conveniente desde el punto de vista de los negocios es una de las maneras más rápidas para modificar los comportamientos e incorporar nuevas tecnologías respetuosas con el medio ambiente.

Si bien es posible que las empresas soliciten derechos de PI para obtener ganancias por las inversiones en tiempo, energía y dinero que han dedicado a desarrollar productos respetuosos con el medio ambiente, esos derechos también permiten a las personas innovadoras y dirigentes de empresas explotar una innovación en condiciones no comerciales o mediante acuerdos como los de código abierto.

Los derechos de PI fomentan la innovación y la creatividad en todas las esferas, lo que incluye el desarrollo de tecnologías, productos y servicios respetuosos con el medio ambiente.

La campaña del Día Mundial de la Propiedad Intelectual de 2020 sitúa la innovación —y los derechos de PI que la sustentan— en el centro de las iniciativas para lograr un futuro verde. Analiza de qué forma los distintos derechos de PI desempeñan un papel vital para incentivar y facilitar esas creaciones, colocarlas en el mercado y llevarlas a los consumidores.

Nuestro compromiso, las decisiones del día a día, los productos que adquirimos, la investigación que financiamos, las empresas que apoyamos y las leyes y políticas que redactamos determinarán cuán verde será nuestro futuro. Con pensamiento innovador y un uso estratégico de los derechos de PI, alcanzar la sostenibilidad está en nuestras manos.

Para hacer frente al cambio climático se necesitarán nuevas invenciones y técnicas, la introducción de mejoras a la forma actual de hacer negocios, y medidas destinadas a recompensar y reconocer las iniciativas de sostenibilidad. En este ámbito, entre los elementos clave figuran las patentes y los secretos comerciales.

Sin duda, muchas de las tecnologías que sostienen la economía basada en el carbono han degradado el medio ambiente, pero la tecnología es a la vez una parte de la solución. Una nueva tecnología respetuosa con el clima es la clave para hallar las soluciones que respalden un futuro verde.

Ilustración de la patente de la primera
turbina eólica con capacidad de megavatios
presentada por P.C. Putnam en 1941 ante
la Oficina de Patentesy Marcas de los Estados
Unidos de América (USPTO).

Las patentes

Una patente es un derecho exclusivo que se concede respecto de una invención (es decir, un producto o proceso que, en términos generales, aporta una nueva manera de hacer algo o una nueva solución técnica a un problema).

Para adquirir una patente, la tecnología debe satisfacer las condiciones de patentabilidad (es decir, novedad, actividad inventiva, aplicación industrial, etcétera) fijadas en la legislación nacional.

Además, la persona que solicita la patente, ha de divulgar la información técnica relativa a la invención en la solicitud, que se publica y está a disposición de quien desee consultarla.

La persona titular de una patente goza del derecho a impedir a terceros, por un plazo limitado, la fabricación, utilización, venta e importación de una invención.

El sistema de patentes respalda el desarrollo tecnológico de distintas maneras:

  • garantizando que las personas inventoras sean reconocidas como tales y recompensadas por sus invenciones que poseen valor comercial, con lo cual reciben aliento para seguir invirtiendo en el desarrollo de nuevas tecnologías, más limpias y eficientes;
  • el derecho de patentes exige que la invención se divulgue completamente en la solicitud de patente que, una vez publicada, está a disposición del público y de otros investigadores que quieran estudiarla. De esa manera, la investigación está disponible al público y sirve de inspiración para seguir innovando;
  • cada vez que se concede una patente, se amplía el acervo de conocimientos técnicos disponibles al público. Por ejemplo, la base de datos de la OMPI sobre patentes, PATENTSCOPE, permite a las personas usuarias realizar de forma gratuita búsquedas entre unos 78 millones de documentos de patente. El acceso del público a la información contenida en patentes es vital para la eficiencia en el desarrollo de nuevas tecnologías ecológicas y puede respaldar la difusión y adaptación de las tecnologías ecológicas existentes que se encuentran en el dominio público;
  • las empresas que son titulares de patentes están en mejores condiciones para atraer y obtener la financiación y las inversiones que precisan para comercializar sus innovaciones, puesto que las patentes les otorgan un derecho que puede hacerse valer, puede venderse o concederse en licencia;
  • las patentes también pueden facilitar la difusión de nuevas tecnologías ecológicas y el crecimiento de empresas respetuosas con el medio ambiente, por ejemplo, mediante la concesión de licencias y los acuerdos de transferencia de tecnología, así como las licencias no comerciales y otros arreglos;
  • los derechos de patente también pueden fomentar los tipos de colaboración comercial necesarios para hacer frente a los complejos desafíos medioambientales, de alcance mundial, tal como se indica en un informe de 2014 de la Asociación Internacional para la Protección de la Propiedad Intelectual (AIPPI) PDF, 2014 report by the International Association for the Protection of Intellectual Property. Las tecnologías protegidas por patente ya respaldan la transición hacia un futuro verde, por ejemplo, porque:
    • aportan recursos de energía renovable –energía solar, eólica y undimotriz;
    • fomentan la creación de opciones nuevas y mejoradas de almacenamiento de energía eléctrica (por ejemplo, baterías);
    • crean fuentes lumínicas de consumo energético más eficiente (por ejemplo, la iluminación por LED); y
    • crean otras tecnologías no contaminantes y eficientes en el uso de los recursos, que permiten una mejor gestión de los residuos y los procesos de reciclaje, así como un uso óptimo de los recursos, y causan menos daño al medio ambiente.

Ejemplos

Siendo una de las economías mundiales de crecimiento más rápido, y con la mira puesta en mejorar la calidad del aire en sus ciudades, China lleva la delantera en la inversión en tecnologías solar y eólica, así como en vehículos eléctricos. Esas iniciativas ya se traducen en beneficios económicos y medioambientales. Conforme a una investigación citada por el Financial Times, “la electricidad generada por paneles solares en 11 provincias chinas cuesta actualmente menos que la producción de energía eléctrica en centrales de carbón.”

En Europa, se inauguró en 2019 el parque eólico marítimo Horns Rev 3, en la costa occidental de Dinamarca. Sus 49 turbinas tienen capacidad para producir 407 megavatios, que son “suficientes para cubrir el consumo anual de energía de unos 425.000 hogares daneses.”

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El parque eólico de Vattenfall Horns en Dinamarca. Vattenfall, una de las principales compañías energéticas europeas, quiere “hacer posible vivir sin combustibles fósiles en el plazo de una generación”. (Foto: cortesía de Vattenfall)

En Marruecos, se prevé que la central de energía fotovoltaica Noor (palabra que significa “luz” en árabe), que abarca aproximadamente 1.400.000 metros cuadrados, cerca de la ciudad de Uarzazat, genere 580 megavatios en 2020, lo que es suficiente para satisfacer el consumo de electricidad de más de un millón de hogares. La central ya ha permitido reducir las emisiones de carbono de Marruecos de cientos de miles de toneladas, según se desprende de un informe del Foro Económico Mundial.

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La planta de energía solar de Noor, cerca de Uarzazat, en Marruecos. Cuando esté terminada, será una de las plantas de energía solar más grandes del mundo y reducirá considerablemente la dependencia que tiene Marruecos de los combustibles fósiles. (Foto: cortesía de Masen, la Agencia Marroquí para la Energía Sostenible)

Las patentes ayudan a atraer inversiones

Las patentes ayudan a las empresas a conseguir las ingentes inversiones necesarias para los proyectos mencionados, pero revisten también un valor incalculable para la innovación a pequeña escala, que en muchos casos se dirige a beneficiar las comunidades de escasos recursos de los países en desarrollo.

Por ejemplo, los hogares de algunas de las regiones más remotas del mundo se benefician de tecnologías protegidas por patente que ofrecen fuentes lumínicas limpias, asequibles y seguras. Cabe citar como ejemplo los faroles producidos por empresas sociales como Nokero y SaLT, que procuran reducir la dependencia del kerosén.

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Provistos de lámparas de Nokero, niños de un pueblo cerca de las cataratas Victoria de Zimbabwe tienen una buena fuente de iluminación y pueden estudiar hasta cuatro horas tras el anochecer. (Foto: Nokero International Limited)

También benefician a las comunidades las innovaciones a menor escala, como la letrina seca EcoSan PDF, EcoSan waterless toilet , que mejora el sistema de saneamiento (protegiendo la salud) y el medio ambiente, en particular en las zonas rurales de los países en desarrollo, en las que no hay acceso al agua ni sistema cloacal. La tecnología pionera de aprovechamiento de la niebla, como la de CloudFisher®, también ayuda a aliviar la escasez de agua en las regiones costeras áridas.

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CloudFisher® es una innovadora tecnología hidráulica que ofrece a las comunidades que se enfrentan a una grave escasez de agua, en regiones costeras o montañosas áridas y brumosas, una fuente asequible y sostenible de agua limpia. (Foto: cortesía de Aqualonis)

Secretos comerciales

Otra opción de que disponen las empresas es valerse de los secretos comerciales para proteger sus nuevas tecnologías. Las empresas utilizan asiduamente los secretos comerciales en todos los sectores de la economía, lo que incluye el sector de las tecnologías limpias, para proteger sus conocimientos especializados y su información valiosa desde el punto de vista comercial.

Las pequeñas y medianas empresas, en particular, recurren a los secretos comerciales para proteger sus innovaciones, por varios motivos. Por ejemplo, a diferencia de las patentes, los secretos comerciales:

  • no están limitados en el tiempo;
  • no están limitados en lo que se refiere a la materia;
  • no suponen costos de registro;
  • surten efecto inmediatamente.

Sin embargo, a diferencia de las patentes, una vez revelados pueden ser utilizados por terceros y es más difícil hacerlos valer.

Las patentes y los secretos comerciales protegen el aspecto funcional de las invenciones, pero otros derechos de PI, como los derechos sobre los diseños (o patentes de diseño) coadyuvan el desarrollo, la comercialización y la utilización de las tecnologías limpias y los productos y servicios conexos.

Muchas de las mejoras, desde el punto de vista del medio ambiente, que se introducen en el rendimiento de los productos suponen la creación de diseños que reducen el consumo de energía eléctrica, por ejemplo, al diseñar vehículos o aeronaves más aerodinámicos o que optimizan la manera en que interactuamos con los aparatos electrónicos, posibilitando la eliminación de algunos elementos de hardware, aunque sin poner en juego lo atractivo de aspecto.

La estética de un producto (su forma y aspecto) puede protegerse mediante derechos sobre los diseños (que, en algunas jurisdicciones se denominan patentes de diseño), que podrán ser registrados o no registrados, según el país de que se trate.

Lo que fomenta la creación de un número cada vez mayor de productos respetuosos con el medio ambiente es la mayor conciencia entre los diseñadores de productos acerca de la necesidad de tomar en consideración los aspectos medioambientales de un producto a lo largo de su ciclo de vida (de la cuna a la cuna), velando por que se reduzca a cero el nivel de residuos –sin mencionar el aumento de la demanda de esos productos entre los mileniales. Las empresas se valen de los derechos sobre los diseños para proteger sus productos y servicios producidos de manera sostenible y respetuosos con el medio ambiente, que abarcan desde los muebles hasta la moda, pasando por los aparatos electrónicos de uso personal y los embalajes, y muchos otros.

Ejemplos

La silla Nico Less, finalista para el premio DesignEuropa 2018 en la categoría empresas pequeñas y emergentes. La silla está hecha de fieltro, y el 70% de ese material procede de botellas de plástico recicladas.

“Nico Less es una respuesta
a la necesidad humana de reducir
nuestrahuella de carbono en
el planeta y deredescubrir los
residuos como
material industrial del futuro.”
(Foto: cortesía de Primoz
Jeza Studio)

Con la misión de hacer frente a la epidemia mundial del plástico, la empresa emergente indonesia Evoware ha creado una alternativa vegetal, a base de algas (¡comestible y nutritiva!), a los envoltorios plásticos.

En la industria de la moda –el segundo sector más contaminante del mundo– se reconoce cada vez más la importancia de la sostenibilidad y la innovación ecológica, en particular en lo que atañe a la reutilización y el reciclaje de las telas.

Desde 2015, el premio Global Change de la H&M Foundation, fundación sin fines de lucro, ha otorgado subsidios a las “personas innovadoras que encuentren soluciones que den impulso al cambio hacia una industria de la moda de carácter circular, protegiendo el planeta y nuestras condiciones de vida”. Por ejemplo, Algalife, uno de los ganadores de la edición 2018 del premio, se vale de la biotecnología para crear productos de indumentaria para cuya fabricación se utilicen menos agua, menos productos químicos y procesos que disminuyan las emisiones de dióxido de carbono.

En 2019, la empresa de indumentaria deportiva Adidas lanzó al mercado FUTURECRAFT.LOOP, un “calzado deportivo de carrera hecho para ser reciclado”. El propósito de la producción de ese calzado, reciclable al 100% y el primero de ese tipo, “es hacer frente al problema de los residuos plásticos, permitiendo “cerrar el círculo”, mediante un proceso de creación circular, en el que los materiales en bruto pueden destinarse a otros fines, una y otra vez”, según se indica en el sitio web de la empresa.

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FUTURECRAFT.LOOP, una zapatilla 100% reciclable lanzada por Adidas en abril de 2019. La compañía la publicitó como “la zapatilla hecha para ser reutilizada”. (Foto: cortesía de Adidas)

Las marcas –lo que incluye las marcas de producto o servicio, los nombres de empresas y los nombres de dominio– son el medio de que disponen las empresas para forjar su reputación en el mercado, por ejemplo, como defensores del medio ambiente, y para comunicarse con los consumidores.

Las marcas

Una marca es una palabra, un logotipo, un lema, un símbolo o una combinación de todos ellos. Indica la procedencia de los productos y los servicios de una empresa, diferenciándolos de los de otra. Las marcas pueden abarcar también formas, colores, logotipos y estilos de embalaje innovadores. Dicho de otra forma, una marca nos permite conocer el origen comercial de un determinado producto o servicio y nos ayuda a decidir qué comprar a la hora de elegir, en un mercado muy concurrido, entre productos similares o relacionados.

A veces, basta con añadir una palabra como “ecológico”, “verde” o “medio ambiente” para informar a los consumidores que un producto es respetuoso con el medio ambiente. A título de ejemplo, puede citarse la premiada marca Ecover, de Bélgica, que ofrece un amplia gama de productos, por ejemplo, jabón para lavar la ropa, detergente y jabón de manos, que utilizan materiales biodegradables y envases reciclados.

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Ecover tiene la misión de redefinir el significado de limpio en el siglo XXI y trabaja para crear productos que realmente marquen una diferencia y cambien las actitudes para mejor. (Foto: cortesía de Ecover)

Al tomar decisiones “ecológicas” con respecto a los productos que compramos y las marcas que preferimos, podemos dar impulso a la demanda de productos y servicios respetuosos con el medio ambiente, alentando de esa manera a las empresas a abordar las cuestiones de sostenibilidad y forjar su propio camino hacia un futuro verde.

Algunas instituciones caritativas, como WaterAid, también utilizan las marcas para promover su trabajo, inspirar lealtad, fortalecer la conciencia medioambiental y velar por que no se induzca en error a los donantes y patrocinantes.

Marcas de certificación

Las marcas de certificación, un tipo específico de marca, también pueden ayudar a las empresas a reforzar sus credenciales medioambientales, y ser de utilidad a los consumidores a la hora de tomar decisiones de compra.

Una marca de certificación puede ser utilizada por quienes garanticen que sus productos satisfacen las normas establecidas por un certificador independiente, que podrán estar relacionadas con la salud, la seguridad o el medio ambiente.

Ejemplos

La marca WOOLMARK, que se utiliza actualmente en más de 5.000 millones de productos de lana, certifica que el producto está hecho totalmente de pura lana.

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Las marcas de certificación son un tipo específico de marcas que pueden ayudar a las empresas a mejorar su reputación ambiental y facilitar a los consumidores la elección de los productos que compran. (Foto: cortesía de The Woolmark Company)
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La marca colectiva Energy Star
facilita a los consumidores la
elección de productos sostenibles
de bajo consumo. (Foto: cortesía de Energy Star)

Asimismo, FAIRTRADE, tal vez, una de las etiquetas de certificación más reconocidas, se utiliza en más de 50 países y sirve para garantizar que los productos que a las que se aplica se conforman a las normas correspondientes por las cuales se procura, entre otras cosas, fomentar la producción sostenible.

La marca colectiva Energy Star es un símbolo respaldado por el Gobierno de los Estados Unidos de América (EE. UU.) para promover la eficiencia energética.

La marca facilita a los consumidores y las empresas la adquisición de productos costoeficaces y de bajo consumo energético que protegen el medio ambiente.

Es posible que las organizaciones que controlan las marcas de certificación tengan que aprobar todo material publicitario o de venta en el que se utilice ese nombre o logotipo.

Indicaciones geográficas

Las indicaciones geográficas son otro tipo de derecho de PI que puede utilizarse para respaldar la producción sostenible de determinados productos que tienen un origen geográfico concreto y unas cualidades o una reputación que se deben a su lugar de origen. Una indicación geográfica es un signo utilizado para identificar productos cuyas cualidades, características o reputación se deben esencialmente a su lugar de producción.

Además de garantizar a los consumidores la autenticidad de los productos y su origen, las indicaciones geográficas pueden desempeñar un papel importante a la hora de respaldar las normas de producción sostenible. Fijan esas normas los productores, que son los titulares colectivos de la indicación geográfica.

A título de ejemplo, puede citarse el caso de la indicación geográfica Scotch Whisky (whisky escocés). Los productores de whisky escocés se comprometieron a velar por la sostenibilidad medioambiental ya en 2009, cuando su Asociación empezó a aplicar la Scotch Whisky Industry Environmental Strategy (Estrategia medioambiental de la industria del whisky escocés). La estrategia fue remozada en 2016 y actualmente se está revisando de nuevo. "Un medio ambiente sano es vital para el Whisky escocés. Estamos firmemente decididos a hacer todo lo posible para velar por el futuro sostenible del whisky escocés y por nuestro medio ambiente”, se indica en el sitio web de la Asociación.

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Una destilería de whisky escocés. Las indicaciones geográficas, como el whisky escocés, además de ofrecer a los consumidores una garantía de la autenticidad de los productos y de su origen, pueden desempeñar un papel importante en el mantenimiento de unas normas de producción sostenibles. (Foto: cortesía de Scotch Whisky Association)

De manera análoga, quienes cultivan el Banano de Costa Rica, protegido por una indicación geográfica, se han comprometido ya hace tiempo a velar por la producción sostenible desde el punto de vista medioambiental. Quienes producen bananas, en asociación con la autoridad pública, han creado voluntariamente la Comisión Ambiental Bananera (CAB), para monitorear las cuestiones medioambientales vinculadas a la producción de bananas en las plantaciones que abarca la indicación geográfica mencionada. Gracias a las auditorías medioambientales realizadas por la Comisión, en la producción de bananas se garantizan una utilización óptima del agua, el reciclado del material plástico y la conservación del patrimonio forestal.

El derecho de autor protege las obras literarias y artísticas originales, lo que incluye mapas, dibujos, obras arquitectónicas, programas informáticos, bases de datos, imágenes, obras audiovisuales, por ejemplo, películas y programas de televisión, como los documentales, y música.

En virtud del Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (1886), el derecho de autor surge automáticamente y, por lo general, no depende de un procedimiento formal de registro.

El derecho de autor garantiza que las personas creadoras –que a menudo desempeñan un papel clave en lo que se refiere a crear una visión de los beneficios de un futuro verde– puedan ganarse la vida gracias a su trabajo. La adolescente sueca Greta Thunberg, por ejemplo, activista de la protección del medio ambiente, recibirá regalías (que donará a instituciones de beneficencia) por la venta de una compilación de sus discursos, recientemente publicada –No one is too Small to Make a Difference. De manera similar, el sistema de derecho de autor respalda la producción de cautivantes documentales, por ejemplo, las series de la BBC Blue Planet y Seven Worlds, One Planet, que nos recuerdan el riesgo que corremos si no tomamos medidas ahora.

Como se indica más arriba, el sistema de PI en su conjunto procura equilibrar los intereses del público en general con los de las personas inventoras y creadoras, para velar por que estas tengan un incentivo para generar productos nuevos y originales de los que todos podamos disfrutar. Sin embargo, en determinadas circunstancias, para mantener ese equilibrio, será necesario limitar o suspender el ejercicio de los derechos conferidos.

Por ejemplo, en virtud de la legislación sobre derecho de autor, quienes producen bases de datos originales gozan de derechos exclusivos sobre sus obras. Ello puede crear una situación en la que los investigadores que recaban datos de esas colecciones infringen el derecho de autor sobre esas obras y ello es así porque en varias jurisdicciones, incluida la Unión Europea, se exponen formal y taxativamente las circunstancias en las cuales los investigadores pueden analizar texto y datos en formato digital para generar información sobre tendencias del clima, patrones meteorológicos y demás correlaciones, sin infringir el del derecho del autor.

Desde el punto de vista del derecho de PI, los programas informáticos, incluidos los que respaldan las aplicaciones basadas en inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático y aprendizaje profundo, son considerados como obras literarias y susceptibles de protección en virtud de la legislación sobre derecho de autor.

Muchas de las tecnologías que nos permitirán transitar con éxito hacia un futuro verde supondrán el uso de complejos programas informáticos para manejar la demanda, analizar los comportamientos y lograr una utilización más eficiente de los recursos.

Esas tecnologías estarán cada vez más presentes en todos los ámbitos, desde los vehículos hasta los medidores inteligentes. A título de ejemplo, cabe mencionar la tecnología Azuri HomeSmart, que permite poner productos y servicios basados en energía solar a disposición de los hogares de África que no están conectados a la red de energía eléctrica.

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Azuri está “conectando y dando energía al África desconectada”. Su innovador sistema solar y móvil ofrece a millones de personas, sobre todo en las comunidades remotas, acceso a una fuente de energía limpia y asequible. (Foto: cortesía de Azuri)

Esa tecnología se vale del aprendizaje automático para adaptar el producto de los sistemas de producción fotovoltaica al consumo medio de energía eléctrica de los distintos consumidores, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas. El rápido desarrollo de la IA, el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo ofrece enormes posibilidades para rastrear y optimizar el uso de los recursos y mejorar el aprovechamiento de las condiciones medioambientales en vastas zonas.

Ya se utilizan aplicaciones de IA para controlar el tránsito, reducir los tiempos de desplazamiento diario y ahorrar combustible; fomentar la seguridad pública; reducir al mínimo los residuos alimentarios; y optimizar los procesos de fabricación y los sistemas de producción agroalimentaria (por ejemplo, robots agrícolas autónomos, control del suelo y los cultivos y sistemas predictivos para anticipar el impacto medioambiental del clima sobre el rendimiento de los cultivos, etcétera).

La rápida evolución de esas tecnologías plantea importantes cuestiones y fomenta el debate internacional acerca de cómo el sistema de PI da impulso al desarrollo y la aplicación de la IA para respaldar el progreso, lo que incluye la transición hacia un futuro verde.

A la luz de la importancia de abordar cuestiones como la gestión de los recursos naturales y genéticos, los conocimientos tradicionales (CC.TT.) desempeñan un papel vital en lo relativo a hacer frente al cambio climático.

Tal como dijera la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), Patricia Espinosa: “Los pueblos indígenas deben ser parte de la solución al cambio climático, porque tienen el conocimiento tradicional de sus antepasados. El valor importante de ese conocimiento simplemente no puede -y no debe- subestimarse. También es esencial para encontrar soluciones hoy y en el futuro. El Acuerdo de París sobre el cambio climático lo reconoce. Reconoce su papel en la construcción de un mundo resiliente frente a los impactos del clima.”

De hecho, a lo largo de los milenios, los pueblos indígenas y las comunidades locales han ido desarrollando estrategias destinadas a mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos adversos. Por ejemplo, el pueblo Moken de las islas del Pacifico han incorporado sistemas de alerta en su folclore para facilitar la supervivencia en caso de tsunami. Las comunidades de Bangladesh han ideado jardines flotantes para responder a las intensas inundaciones que se producen cada vez con mayor frecuencia. Y los pueblos aborígenes de Australia encienden pequeños fuegos para despejar el terreno, una técnica destinada a evitar los incendios forestales de mayor envergadura.

Cuando los miembros de una comunidad innovan en el marco de los conocimientos y las expresiones culturales tradicionales, pueden valerse del sistema de PI para proteger sus innovaciones. Sin embargo, los sistemas convencionales de PI no protegen de manera eficiente los conocimientos tradicionales por sí mismos –es decir, los conocimientos que tienen raíces antiguas y suelen ser informales y transmitidos verbalmente.

Debido a ello, algunos países han elaborado sus propios sistemas especiales (sui géneris) para proteger los conocimientos y las expresiones culturales tradicionales. Ello también ha dado impulso a las negociaciones internacionales para elaborar instrumentos jurídicos internacionales relativos a la PI y los recursos genéticos, los conocimientos tradicionales y las expresiones culturales tradicionales.

Esas negociaciones tienen lugar en el marco del Comité Intergubernamental sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore (CIG). Los Estados miembros de la OMPI renovaron en 2019 el mandato de ese Comité, lo que indica que los países siguen considerando que esas cuestiones exigen una resolución multilateral.

Como complemento de la labor del CIG de la OMPI, la División de Conocimientos Tradicionales, de la Organización, también realiza tareas de fortalecimiento de capacidades y brinda asistencia técnica a las distintas partes interesadas.

Establecida por la OMPI en 2013, WIPO GREEN es una plataforma en línea creada para vincular a los proveedores de tecnología con las personas que buscan tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Su propósito es incentivar la innovación en ese campo y darle amplia difusión, contribuyendo a los esfuerzos desplegados por los países en desarrollo para hacer frente a los desafíos mundiales relativos al cambio climático, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.

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La plataforma WIPO GREEN, el mercado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual para las tecnologías sostenibles, contribuye a luchar contra el cambio climático conectando a quienes crean tecnologías respetuosas con el medio ambiente con quienes necesitan esas tecnologías. (Foto: OMPI).

Actualmente, cuenta con más de 3.500 tecnologías, necesidades y especialistas, y más de 100 entidades asociadas, desde pymes hasta empresas de la lista Fortune 500. Hay más de 1.400 usuarios en todo el mundo y hasta ahora se han establecido más de 640 vínculos, que pueden dar lugar a colaboraciones. WIPO GREEN se rige por un plan estratégico destinado a acelerar la transición hacia una economía mundial más ecológica.

La base de datos de WIPO GREEN ofrece tecnologías que van desde prototipos hasta productos comercializables, que pueden ser objeto de concesión de licencias, de colaboración, de creación de empresas conjuntas o de venta. También incluye una lista de necesidades definidas por empresas, instituciones y organizaciones no gubernamentales que buscan tecnologías para afrontar problemas específicos relacionados con el medio ambiente o el cambio climático.

WIPO GREEN presenta los denominados proyectos de aceleración, que se centran en una zona geográfica o un ámbito tecnológico determinados. Esos proyectos facilitan el establecimiento de vínculos esenciales entre las entidades proveedoras y las receptoras, que pueden dar lugar a la transferencia o la aplicación de tecnologías ecológicas. Por ejemplo, un proyecto en curso en América Latina se centra en el estudio de la problemática local, determinando eventuales oportunidades ecológicas y estableciendo vínculos en el ámbito de la agricultura climáticamente inteligente.

WIPO GREEN publica un informe anual de las actividades realizadas y los logros alcanzados. En el marco de esa plataforma, también se han organizado exposiciones sobre invenciones ecológicas, por ejemplo, la presentación de las tecnologías centradas en África, realizada en la COP 22, que se celebró en noviembre de 2016 en Marrakech. Posteriormente, en la COP 25, WIPO GREEN puso de relieve el papel de la innovación y la transferencia de tecnología a la hora de ayudar a difundir tecnologías agrícolas climáticamente inteligentes en la Argentina, el Brasil y Chile.

En lo que se refiere a las patentes, varias oficinas de PI ofrecen un procedimiento de examen acelerado cuando se considerara que una invención forma parte del ámbito de las tecnologías ecológicas, con el fin de ayudar a que esas tecnologías lleguen más rápidamente al mercado y para intensificar la I+D.

Por ejemplo, en el Reino Unido, el Green Channel (canal verde) (inaugurado en 2009) permite a los solicitantes pedir la tramitación acelerada si la invención reporta un beneficio medioambiental. En la solicitud se debe demostrar de qué manera la invención es respetuosa con el medio ambiente e indicar cuáles son las medidas que la persona solicitante desea acelerar (búsqueda, examen y/o publicación). Se desestimarán las peticiones que sean manifiestamente infundadas. De momento, el Green Channel ha sido utilizado para más de 2.200 patentes publicadas, y entre el momento de presentar la solicitud y el de la concesión transcurren aproximadamente 11 meses.

El Programa Piloto de Tecnología Verde de la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos de América (USPTO), puesto en marcha en 2009, se dio por concluido una vez recibidas 3.500 solicitudes que cumplían los requisitos correspondientes. Sin embargo, las personas que solicitan patentes todavía pueden utilizar el programa de examen prioritario (denominado Track I) o el programa de examen acelerado, que agilizan el examen, con el objetivo de que se llegue a una determinación final dentro de los 12 meses a partir de la petición de agilización del trámite.

Otras oficinas que ofrecen el examen acelerado para las patentes sobre tecnologías ecológicas que cumplen con los requisitos correspondientes son las de Australia, el Brasil, el Canadá, Israel, el Japón y la República de Corea.