El importante papel que desempeñan las organizaciones francesas en favor de los ciegos a la hora de promover y utilizar libros accesibles

Transcripción

Me llamo Fernando Pinto Da Silva.
Soy ciego.
Estoy casado, mi esposa es ciega, también y tenemos una hijita
que no tiene problemas de visión.
Lógicamente, estamos en condiciones de organizar nuestra vida diaria
y podemos ayudarla en muchas cosas,
en particular, el acceso a la lectura y el aprendizaje.
Para ir al trabajo, como mucha gente
que vive en la región de París, utilizo el tren subterráneo.
En definitiva, la principal diferencia, para una persona
ciega, es la necesidad de conocer la mayoría de las conexiones.
No podemos seguir las indicaciones que se exhiben en el tren subterráneo.
Por eso, conocemos varias rutas, a menudo, de memoria.
Soy experto en uso digital;
trabajo para la Federación de ciegos, en Francia.
La Federación es la que, en la región, en Francia,
tiene que unir fuerzas para
promover la voz de los ciegos en Francia.
Bueno, aquí estamos, frente al Panteón,
el lugar en el que la nación reconoce la importancia
de las personas enterradas aquí, cuyas cenizas han sido transferidas aquí.
Louis Braille, el brillante inventor del alfabeto braille,
que muchos ciegos utilizan en todo el mundo…
Bueno, Louis Braille está aquí.
En Francia, se estima que
hay casi dos millones de personas ciegas o con baja visión.
Y se estima, de modo aproximativo, que en el mundo
esas personas son casi 250 millones.
No tener acceso a los libros
significa que se nos cierren automáticamente varias puertas.
¿A qué me refiero al hablar de acceso a los libros?
Bueno, puede ser
simplemente producir versiones digitales de esos libros.
En particular, el acceso a los libros, para una persona ciega
significa también tener el libro en versión braille.
Y, desde la década de 1980,
existe la posibilidad de tener braille en formato digital.
Funciona así: tocamos con los dedos
unos puntos que sobresalen y luego vuelven a nivel, en el dispositivo
con el que nos conectamos y que nos permite simplemente
leer los archivos que hemos cargado.
Se dice que en Francia
cerca de la mitad de las personas ciegas en edad activa no tiene trabajo,
pero se estima que de las personas ciegas que trabajan
el 80 % usa braille.
Tener acceso a todo esto, hoy en día... tenemos la enorme suerte de tener
el Tratado de Marrakech, firmado en 2013,
y que nos permite hoy
producir esos formatos accesibles
en distintas plataformas. Antes, no podíamos obtener así como así
esos formatos accesibles, sin tener que pedirlos antes,
sin tener que obtener una serie de autorizaciones que era muy, muy complicado conseguir.
Tenemos que dar las gracias al Tratado de Marrakech.
Pero en la práctica,
claramente, se impone preguntarse cómo acceder a esos documentos.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
mediante su servicio, el Consorcio de Libros Accesibles (ABC), ha establecido
una plataforma que permite el intercambio transfronterizo,
lo que pone a disposición una serie de catálogos
que se comparten en una única plataforma.
Me llamo Marc Aufrant.
Soy ciego de nacimiento.
Trabajé en el Instituto Nacional de Estadísticas
de Francia hasta la jubilación.
Ahora trabajo como voluntario
en la Association Valentin Haüy
y me encargo de los
servicios internacionales de la Asociación.
Aquí estamos en
la primera biblioteca braille de Francia,
fundada en 1886,
Sufrí mucho
la falta de libros.
Y para llegar donde llegué tuve que trabajar
dos o tres veces más que los demás; envidiaba mucho a mis
compañeros de clase, que tenían delante una hoja impresa.
Yo tenía que grabar ese material y luego escucharlo una y otra vez,
transcribirlo en braille a mano.
Me llevó muchísimo tiempo.
Por eso, participo activamente
en el desarrollo de una biblioteca de libros accesibles.
Hoy en día es el ABC (el Consorcio de Libros Accesibles)
que gestiona el acuerdo de intercambio internacional de libros.
Hay aproximadamente
un millón de libros accesibles que están catalogados.
Hay 80 idiomas
y en francés hay aproximadamente
115 000 obras en las listas del ABC.
Al día de hoy, la Association Valentin Haüy
cuenta con 72 000 obras registradas en formatos digitales,
de las cuales el 40 % nos llegan por medio del ABC.
La gran mayoría de obras del ABC
son en formato sonoro,
pero el ABC también puede transmitir
ficheros digitales de libros en braille.
Así pues, en definitiva, el ABC
presta dos servicios.
El primero permite a
las organizaciones intercambiar entre sí distintas colecciones.
Y el segundo es el que permite a los individuos
acceder a esta plataforma por la que puedo, con
suma rapidez, consultar el catálogo
y, finalmente, descargar un título que me interesa.
Antes, nunca habíamos tenido tantas posibilidades tecnológicas.
Además, a partir del 28 de junio de 2024,
se exige a todas las editoriales de los 27 países miembros de la Unión Europea
que los libros que publiquen nazcan accesibles para las personas ciegas.
Todo esto significa que ya no tenemos que luchar como teníamos que hacer antes,
y que al fin podemos obtener un libro.
Para mí, es un sueño:
que las personas ciegas y con discapacidad visual
que nacen en esta época
ya no tengan que luchar como teníamos que hacer antes
para acceder a los textos escolares,
para hacer los deberes;
los padres, para conseguir libros
accesibles para los niños que son ciegos o tienen discapacidad visual.
Pero todo eso ya está aquí; ya no necesitamos preocuparnos por eso.
 

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