La utilización de una indicación geográfica para la tejeduría de la seda contribuye a la preservación del patrimonio cultural
En la República Democrática Popular Lao, la tejeduría de la seda ha sido un arte desde hace más de 1200 años. Según cuenta la leyenda, todo empezó cuando, fruto del matrimonio entre el hijo de un rey y la hija de un monarca chino, los padres de la novia le regalaron una morera y gusanos de seda para que tuviera hilo de seda con el que confeccionar sus prendas.
En la provincia de Houaphanh, los tejedores han mantenido esta tradición a lo largo de los siglos sin dejar de producir chales, fulares y faldas tejidos a mano con una calidad y unos motivos inconfundibles. La “seda de Houaphanh”, afamada por su suavidad, sus vivos colores y sus característicos dibujos, se registró como indicación geográfica (IG) en 2020.
Sus coloridos diseños y motivos geométricos entrelazados entroncan con el patrimonio cultural de la zona y narran sus historias con símbolos ancestrales, como templos, animales y flores, así como figuras mitológicas como Naga, la serpiente fluvial, y Siho, mitad elefante y mitad león.
Phaeng Chanthachit es la presidenta de la Asociación de Promoción de la “Seda de Houaphanh”, fundada en agosto de 2020. A sus 50 años, es una tejedora entregada a su profesión que promueve de forma activa la tejeduría de la seda. La artista destaca la versatilidad de la seda de Houaphanh, con la que se pueden tejer tocados, fulares y faldas de tubo con diferentes dobladillos, así como manteles y tapices. La asociación cuenta con 139 miembros oficiales. Algunos dan empleo a muchas personas, en su mayoría mujeres.
Cultivo sin productos químicos y tintes naturales
“El cultivo de la morera, los procesos de producción de la seda, el tintado y el tejido se han transmitido de generación en generación a lo largo de los siglos”, cuenta Phaeng Chanthachit, presidenta de la Asociación de Promoción de la Seda de Houaphanh.
“Con la planta de añil, se obtienen azules, negros y verdes; con las semillas de achiote, naranjas; con las flores daoherng, amarillos; y con los árboles de caoba, rosas y rojos”, explica, a lo que añade que la seda de Houaphanh está libre de pesticidas y fertilizantes y que solo se emplean tintes naturales.
Artesanía ancestral
A Phommy Thummathong, integrante de la Asociación de Promoción de la Seda de Houaphanh, su madre y su abuela le enseñaron a tejer desde los ocho años. Hoy, con 51 años, emplea a 280 tejedores y, de ellos, medio centenar se dedica en exclusiva al trabajo de la seda de Houaphanh.
Cuando la Sra. Thummathong era niña, su madre y su abuela se encargaban ellas mismas de devanar la seda. No obstante, en la actualidad, compra su materia prima en otro distrito.
La tejeduría tradicional de la seda es un arte que requiere paciencia y concentración, pues el proceso resulta delicado y meticuloso. En promedio, la Sra. Thummathong afirma que se tarda medio día en tejer un metro de tela lisa, pero puede llevar hasta dos semanas si se trata de un diseño complicado.
Pese al reconocimiento del que goza la seda con IG, todavía hace falta una mayor sensibilización
La industria de la seda representa alrededor del 30 % de la economía de Houaphanh, ya que muchas personas están implicadas en su producción y comercialización, desde el cultivo de moreras y la cría de gusanos de seda, hasta el devanado, tintado y tejido de la seda.
Desde el registro de la IG, la “seda de Houaphanh” se ha granjeado el reconocimiento de los mercados nacionales e internacionales.
La OMPI presta apoyo a los productores de seda y a su Asociación a través de un proyecto a medida destinado a mejorar sus capacidades en la utilización y la gestión eficaces de la IG, así como en la apertura de nuevos mercados para sus productos y la forja nuevas alianzas comerciales. Asimismo, el proyecto contribuirá a perfeccionar los conocimientos especializados locales en materia de indicaciones geográficas con miras a respaldar a un mayor número de productores de artículos enmarcados en esta IG.
Gracias a la utilización de una IG registrada, la Sra. Thummathong puede vender su seda a un precio un 50 % superior al de otras que no están al amparo de este signo. Empero, lamenta que la mayoría de las personas no sean conscientes del valor que tienen los productos certificados con una indicación geográfica e insta a intensificar los esfuerzos de sensibilización.
La Sra. Thummathong afirma ser víctima de la competencia desleal, pues algunos tejedores importan hilo de seda hecho a máquina de países vecinos en los que se utilizan tintes químicos. A continuación, copian sus diseños y venden sus productos a precios mucho más bajos.
La Sra. Chanthachit comparte las preocupaciones de la Sra. Thummathong. Confía en que, en los próximos cinco años, la Asociación pueda abrir un espacio que sirva como centro de tejeduría y formación.
“La seda de Houaphanh tiene una calidad superior, preserva el patrimonio cultural de Houaphanh y del país y redunda en beneficio de las personas y del planeta, ya que está prohibido el empleo de productos químicos en el cultivo y, en el proceso, solo se utilizan tintes naturales”, afirma Thummathong, que confía en que, en el futuro, cada vez más profesionales del oficio se animen a trabajar con la seda amparada por la IG.