Creadores que sirven de estímulo: Diébédo Francis Kéré, arquitecto
“Una estructura armónica, acogedora y sofisticada, en concordancia con la cultura y el clima locales, en la que se funden lo práctico y lo poético. [Este edificio] infunde orgullo y esperanza en la comunidad, sentando las bases para el progreso de sus habitantes.”
En este elogio del jurado del prestigioso premio de arquitectura Aga Khan se pone de relieve la belleza arquitectónica y la capacidad de transformación social de una escuela municipal de bajo costo diseñada y construida con materiales locales por un joven arquitecto de Burkina Faso. La historia de Diébédo Francis Kéré sirve de estímulo, poniendo de relieve una capacidad creativa propia que ha podido desarrollar gracias a sus estudios y que, orientada por un sentido de la responsabilidad social, ha compartido con sus conciudadanos para crear nuevas oportunidades de futuro para toda la comunidad.
En Gando, una aldea lejana de unos 3.000 habitantes en la que creció el Sr. Kéré y que está situada en uno de los países más pobres del mundo, no había escuela. Siendo hijo del jefe de la aldea, el Sr. Kéré ya había adquirido un agudo sentido de la responsabilidad cuando fue enviado a estudiar fuera de casa a la tierna edad de siete años. El joven Kéré no decepcionó a sus familiares, y tras obtener una beca del Gobierno alemán para estudiar en ese país, se convirtió en el primer habitante de Gando en obtener una licenciatura universitaria.
Ladrillos para la escuela de Gando
Mientras realizaba estudios de arquitectura en la Universidad Técnica de Berlín, el Sr. Kéré se enteró de que estaba a punto de derrumbarse el endeble edificio de la escuela construida años atrás en su aldea y, decidido a compartir con su comunidad lo que había aprendido, puso en marcha el proyecto Ladrillos para la escuela de Gando, y se dedicó a recaudar los 30.000 dólares de los Estados Unidos necesarios para construir una nueva escuela.
Las obras de construcción se iniciaron en el año 2000. En el proyecto del Sr. Kéré se conjuntaron el diseño arquitectónico avanzado, los materiales locales y la participación de toda la comunidad. “Era mucho más que un simple proyecto de construcción” ha declarado a la Revista de la OMPI el joven arquitecto de voz suave. “Se trataba de una labor realizada con amor, basada en descubrimientos compartidos con los habitantes del pueblo, con el fin de crear un edificio del que pudiera sentirse orgullosa toda la comunidad”. El Sr. Kéré formó a varios habitantes del pueblo en las técnicas de construcción que hacen uso de bloques de tierra comprimidos. Los niños de Gando insistieron orgullosos en acarrear piedras y barro al lugar de construcción. Las mujeres de la localidad fabricaron el suelo tradicional de arcilla. “La instalación del suelo estampado fue una experiencia inolvidable”, recuerda el Sr. Kéré.
Arquitectura para el desarrollo sostenible
Guiado por los principios del desarrollo sostenible, el Sr. Kéré consideró importante utilizar la arcilla como uno de los principales materiales de construcción. Este material, explica el Sr. Kéré, se conoce actualmente como “el material de los pobres”. Se trata de un material barato y fácil de conseguir, pero que carece de consistencia al ser utilizado en los métodos de construcción tradicionales, pues dan unos resultados inferiores a los de otros materiales importados, más caros. En el proyecto de la escuela de Gando, los habitantes del lugar aprendieron a refinar la arcilla y los materiales locales, y a utilizar distintas técnicas de construcción para mejorar su rendimiento.
Gracias a los métodos de ventilación natural y a los muros de tierra comprimida, las clases se mantienen a una temperatura agradable a pesar del sol implacable que reina en el exterior. (Foto cedida por el Premio de Arquitectura Aga Khan )
La instalación del tejado planteó dificultades, puesto que en el pueblo carecían de fondos para alquilar o transportar una grúa. Para resolver ese problema, el Sr. Kéré diseño una estructura innovadora compuesta por largas capas curvadas de cinc ondulado y barras de acero que los trabajadores fueron capaces de levantar a mano al llevar a cabo la instalación.
La estructura estaba diseñada para obtener un edificio ligero desde el punto de vista estético y al mismo tiempo aprovechar al máximo la protección que ofrecería contra las condiciones climáticas adversas. Unos soportes de acero elevan la estructura del tejado por encima del techo del edificio, creando espacios por los que circula libremente el aire fresco. El alero del tejado protege a los muros del sol y de la lluvia torrencial y proporciona espacios cubiertos para el recreo escolar. Gracias a los bloques de tierra de los muros y del techo, que están densamente comprimidos, se mantiene una temperatura moderada en el interior del edificio. Unos listones sencillos y elegantes instalados en las ventanas sirven de persianas y facilitan la ventilación al mismo tiempo.
“De las escuelas de hoy saldrán los empresarios, los científicos, los diseñadores y los artistas del mañana”. Kamil Idris, Director General de la OMPI, en su mensaje del Día Mundial de la P.I.
Efecto multiplicador
La escuela se inauguró en 2001 y cuenta en la actualidad con más de 300 alumnos. El gobierno local, impresionado por el edificio, acordó inmediatamente financiar el salario de los profesores. Actualmente se está construyendo un edificio para alojar a los profesores, de la misma calidad que el de la escuela. En la escuela no sólo se proporciona educación a los niños de la aldea, sino que también se transmiten conocimientos prácticos y especializados a toda la comunidad. Además, el proyecto está teniendo un importante efecto multiplicador. Dos pueblos cercanos ya se han inspirado en el mismo modelo de movilización comunitaria para construir sus propias escuelas, y el gobierno da empleo a los habitantes de Gando que han adquirido nuevos conocimientos en materia de construcción para trabajar en otros proyectos de obras públicas.
El Sr. Kéré sigue estando motivado por el deseo de reinvertir sus conocimientos en su país. A título de despedida nos ofrece estas dos reflexiones sobre la educación y la arquitectura:
“África está llena de jóvenes muy brillantes y capaces, pero sólo lograrán construirse un mundo mejor si tienen acceso a la educación. Para mí, la escuela de Gando ha tenido éxito porque los habitantes del pueblo ya no consideran una pérdida de tiempo que sus hijos acudan a la escuela en lugar de trabajar en el campo. Ahora se fijan en lo que ha logrado realizar el joven Francis gracias a sus estudios y sienten que sus propios hijos están en condiciones de alcanzar nuevas metas”.
“Los países en desarrollo no pueden depender de Europa para hallar soluciones a sus problemas arquitectónicos. No debe haber una relación unidireccional entre el Norte y el Sur, sino que debemos encontrar nuestras propias soluciones y sentirnos orgullosos de ellas. Esa es la manera de avanzar.”
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