La perfección como meta: exposición sobre la P.I. y el deporte
Los patines del campeón mundial Stéphane Lambiel, la raqueta del destacado tenista Roger Federer y la pértiga del campeón mundial Sergei Bubka tienen algo en común. Todos esos objetos forman parte de una vibrante exposición sobre el deporte y la propiedad intelectual que se exhibe actualmente en la OMPI. En “La perfección como meta”, exposición que se inauguró el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, se pueden ver algunos de los avances tecnológicos gracias a los cuales se ha fomentado la práctica deportiva tanto dentro como fuera de los estadios, redundando en beneficio de los mejores atletas del mundo, así como de los millones de personas que practican el deporte como medio de esparcimiento y para mantenerse en forma, y de muchos millones más que asisten emocionados al espectáculo que contemplan en sus pantallas de televisión.
La propiedad intelectual es un factor importante en el éxito de los acontecimientos deportivos. No solamente desempeña una función crucial a la hora de fomentar los avances tecnológicos para mejorar el rendimiento y la seguridad de los deportistas, sino que sirve de base a las oportunidades comerciales que surgen debido al enorme interés que despiertan esos acontecimientos y los deportistas que los protagonizan. La P.I. fomenta asimismo los avances en las tecnologías de la radiodifusión y tiene una importancia fundamental al permitir que el público pueda seguir sus deportes favoritos en la comodidad de sus hogares.
Nuevos materiales y nuevas cotas
En la exposición de la OMPI se da cuenta de la evolución del material deportivo y su repercusión en el rendimiento de los deportistas. Cuando el salto con pértiga, por ejemplo, comenzó a incluirse en las competiciones deportivas a finales del siglo XIX, los saltadores utilizaban pértigas de madera (de fresno), que más tarde pasaron a ser de bambú y tener forma puntiaguda. Las mejoras en la técnica y en los materiales hicieron posible que los pertiguistas alcanzaran literalmente nuevas cotas. El récord olímpico de 1896, logrado con una pértiga de bambú, era de 3,2 m aproximadamente. En 1957, se logró un récord de 4.,48 m de altura con una pértiga de aluminio, récord que ascendió a 4,80 m en 1960, logrados con una pértiga de acero. A continuación llegó la pértiga de fibra de vidrio, que revolucionó las técnicas de salto y permitió superar el récord establecido el año anterior con la pértiga de acero. En la actualidad, el récord del mundo masculino de la especialidad es de 6,14 m, establecido en julio de 1994 por el ucraniano Sergei Bubka, 6 veces campeón del mundo.
Otro tipo de tecnología avanzada que se exhibe en la exposición:
- el proceso de nanotecnología patentado por Wilson nCode™, mediante el cual se inyectan minúsculos cristales de óxido de silicio en las fibras de carbón de las raquetas de tenis para lograr que sean más sólidas y resistentes;
- la zapatilla deportiva para corredores de atletismo Adidas–1, que contiene un dispositivo electrónico que regula el amortiguamiento de conformidad con las condiciones meteorológicas y la superficie en que se emplea;
- el traje de baño, FASTSKIN FSII de Speedo® que, tomando como modelo la piel de un tiburón, está diseñado para reducir la resistencia y permitir a los nadadores ganar unas centésimas de segundo en las competiciones.
En el balón Adidas Roteiro®, utilizado en la Eurocopa de 2004, se han empleado las últimas innovaciones en diseño y material de alta tecnología. (“Adidas”, el logo de Adidas, la marca de las 3 rayas y el logo de Roteiro son marcas registradas del grupo Adidas-Salomon, y se han utilizado con su permiso.)
Los aficionados al golf pueden conocer la evolución de los palos de golf, que desde la década de 1940 se han beneficiado de las investigaciones realizadas en materiales sintéticos y compuestos, gracias a lo cual poseen mayor firmeza, ligereza y resistencia. Las pelotas de golf también maravillan por lo ingenioso de su composición. Se han patentado numerosas invenciones destinadas a mejorar la cubierta de la pelota, la malla o su diseño. En 1905, William Taylor, un inglés de Leicester, patentó la idea de los hoyuelos en las pelotas de golf. Gracias a ello, se aprovecha al máximo el impulso dado a la pelota y se minimiza la resistencia del aire. Tras numerosos años de investigación aerodinámica, se sigue aplicando este principio a las pelotas de golf que se fabrican en la actualidad.
¿Cómo medir el grosor de un cabello?
En el máximo nivel de competición deportiva, cada milímetro o fracción de segundo puede marcar las diferencias entre la victoria y la derrota. Los cuatro primeros corredores de la final masculina de los 100 metros lisos en las Olimpiadas de Atenas de 2004 cruzaron la línea de llegada dentro de una centésima de segundo. Por este motivo, es fundamental disponer de aparatos de medición exactos y minuciosos. Utilizando los incentivos incorporados en el sistema de P.I., los jueces cronometradores han pasado del cronómetro manual al electrónico y de éste al vídeo electrónico (consistente en una línea ultrafina, perfectamente alineada con la línea de llegada y con una capacidad de digitalización de 2.000 veces por segundo, que produce imágenes de los atletas a medida que llegan a la meta), para obtener mediciones aún más exactas.
Mayores ingresos
En la exposición también se examina el modo en que las organizaciones deportivas y los deportistas utilizan el sistema de P.I. para generar ingresos, ya sea mediante la protección y el uso de sus marcas con el fin de alcanzar el apoyo de los patrocinadores, la concesión de licencias y acuerdos de comercialización de productos o la venta de los derechos de radiodifusión. Gracias al programa de concesión de licencias de los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004 se generaron ingresos por valor de más de 530,2 millones de dólares de los Estados Unidos y está previsto que se obtengan otros 86 millones de dólares de los Estados Unidos en concepto de ingresos por regalías. Los ingresos procedentes de la venta de derechos de radiodifusión representaron el 52% de los ingresos olímpicos en el período comprendido entre 2001 y 2004.
En el decenio de 1930, cuando se televisaron por primera vez los Juegos Olímpicos, únicamente estaba en funcionamiento un puñado de canales terrestres. Actualmente, los avances realizados en las tecnologías de la comunicación han revolucionado la manera en que se cubren los acontecimientos deportivos, permitiendo a miles de millones de personas de todo el mundo compartir el espectáculo y la emoción de los principales acontecimientos deportivos y creando a su vez nuevas oportunidades comerciales. Los derechos de P.I. son la base de la relación existente entre el deporte, la televisión y otros medios de comunicación, y todas las partes se benefician de su comercialización: las organizaciones de acontecimientos deportivos, los patrocinadores comerciales y el público.
Tanto si se trata de una actividad comercial de gran envergadura como si es uno de los simples placeres de la existencia, el deporte pone de manifiesto en la práctica distintos aspectos de la P.I.: los avances tecnológicos impulsados por las patentes, las innovaciones del diseño, la comercialización de productos basados en las marcas o la concesión de licencias de derechos de radiodifusión. Todo esto nos dará qué pensar la próxima vez que compremos un balón, nos calcemos las zapatillas para correr o nos dispongamos a contemplar una competición deportiva.
El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.