Shakespeare en Bollywood, en un drama sobre la P.I. en Delhi.
“La gente copia descaradamente las historias que otros inventan y las transforman de la manera más horrible. Y a eso le llaman inspiración.” Farrukh Dhondy, guionista.
Tenemos entendido que esta fue la primera obra creada en el mundo sobre la propiedad intelectual, tema no muy evidente para una comedia teatral. De modo que, cuando presentaron la obra Brain Child en un teatro de Delhi, en septiembre, ello naturalmente despertó la curiosidad de la Revista de la WIPO.
El origen de la obra procede del encargo que recibió el guionista Farrukh Dhondy de un importante abogado de propiedad intelectual de la India, Pravin Anand, de escribir algo que pudiera constituir una enseñanza para los estudiantes de derecho sobre la propiedad intelectual. Idea que tenía desde hace tiempo el Sr. Anand, firme partidario del entretenimiento como medio de comunicación, y cuyos esfuerzos para difundir la comprensión de los derechos de P.I. se plasman no solamente en charlas y artículos sino también en películas. Su idea cayó en terreno fértil. El Sr. Dhondy, un antiguo científico convertido en columnista, editor de obras para televisión, dramaturgo y guionista (cinco de sus guiones fueron para películas proyectadas durante el Festival Cinematográfico de Cannes de 2005), tenía mucho que decir sobre el tema.
La escena inicial de la obra, ambientada en una comisaría de policía de Mumbai, se inspira directamente de una experiencia personal que tuvo el Sr. Dhondy cuando trabajaba para una película reciente. “El editor se fugó con la película editada dentro de su computadora, porque tanto él como su novia no estaban satisfechos con la empresa productora”, explicó el Sr. Dhondy. “La policía lo detuvo en el aeropuerto de Delhi. El agente que lo arrestó no comprendía cuál era el objeto del robo puesto que la computadora pertenecía al editor. ¿Eran las secuencias filmadas? no, era el orden que éstas habían sido dispuestas. El agente no entendía nada. Todo esto era muy divertido y empezó a darme ideas para la obra”.
Con un tono irreverente, el Sr. Dhondy satiriza un modo de pensar en el que la imitación lucrativa cuenta más que la integridad cultural o artística; y donde el robo de propiedad intelectual, ya se trate de programas pirateados o de la letra de una obra musical, no tiene importancia mientras uno pueda salirse con la suya. Combinando los actos jurídicos con la farsa, el pastiche de Bollywood con la intriga de Hollywood, Brain Child explora la naturaleza de la creatividad y la paternidad; y confiere comicidad a los problemas que se plantean habitualmente a los abogados y académicos.
“La obra hace algo más que informar pues también despierta cierta emoción. Sentí que podíamos permitirnos tener emociones más positivas en favor de la P.I.” – Pravin Anand, patrocinador de Brain Child.
Los personajes que encarnan la obra son dos hermanos pérfidos y sus mujeres, quienes heredan una fortuna fruto de las ganancias de una película hecha en Bollywood que resulta ser basada en canciones robadas de la obra West Side Story. William Shakespeare regresa de su tumba para quejarse de que West Side Story es un derivado de su Romeo y Julieta; tan sólo para verse despachado por un abogado impertérrito que le responde que cada una de las obras de Shakespeare se inspira de la historia de alguien.
Al preguntar al Sr. Dhondy qué mensajes transmite al público la obra Brain Child, este responde: “Que el robo debe cesar y que la propiedad intelectual es un tema peliagudo”, añadiendo con una sonrisa “yo soy un dramaturgo que intento divertir al público y puedo muy bien convertir un tema aburrido en algo entretenido”.
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