El científico, la patente y los mangos – Cómo se triplicó la producción de mango en Filipinas
Datos biográficos del Dr. Ramón Barba |
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Formación: Licenciatura en Agronomía (fruta) por la Universidad de Filipinas; maestría en Horticultura por la Universidad de Georgia (1963); doctoradoen Horticultura por la Universidad de Hawai (1967)
Distinciones: Elegido Miembro de la Academia Nacional de Ciencia y Tecnología de Filipinas en 2004
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El mango es una de las frutas tropicales más apreciadas del mundo. El pasado año se recogió más de un millón de toneladas de esa fruta en Filipinas, aunque no siempre ha sido así. La abundante producción de mango de ese país se debe en gran medida al ingenio de una persona.
Hace cuarenta años, el horticultor filipino Dr. Ramón Barba ideó un método sencillo para inducir la floración temprana del mango. Su invención, que actualmente goza de amplia aceptación, revolucionó el sector filipino de producción de mango e hizo de este cultivo una de las principales exportaciones del país.
El Dr. Barba es el protagonista de un nuevo cortometraje de la OMPI —estrenado en el Día Mundial de la Propiedad Intelectual— que cierra la serie de semblanzas de inventores y creadores de países en desarrollo. En los siguientes extractos de las entrevistas que mantuvo con el equipo de la OMPI, explica su invención y las repercusiones que tuvo, así como su lucha para patentarla.
El problema
“En la universidad hice estudios de producción de frutas tropicales y siempre me han interesado mucho los problemas de la producción del mango. Mire usted, los mangos de Filipinas siempre han sido muy buenos. Sin embargo, antes de 1976 el mango era un fruto desaprovechado comercialmente, porque sus épocas de fructificación son imprevisibles. Es muy estacional y sólo fructifica durante un mes al año. Además, si un año fructifica generosamente, al año siguiente no da fruto. El mango es imprevisible hasta en la temporada normal.
“En Filipinas ya teníamos una práctica propia del archipiélago que consistía en utilizar el humo para provocar la floración. Pero era una técnica muy laboriosa, además de cara. Por eso, en nuestra época de estudiantes, todos nos preguntábamos: ¿cómo podemos hacer que florezca el mango?
Una solución revolucionaria
“Habíamos llegado a la conclusión de que lo que producía ese efecto era el etileno que contiene el humo. Pero no se podía utilizar etileno sin más; es un gas y hubiera sido necesario cubrir el árbol. Por eso comencé a experimentar con otros productos químicos. El nitrato de potasio figuraba en los últimos lugares de la lista, pero lo incluí porque sabía por otros estudios que está vinculado al etileno. El experimento funcionó, y así fue como empezó todo.
“El procedimiento era muy simple. Basta tomar un kilo de nitrato de potasio, diluirlo en 100 litros de agua, y rociarlo una vez sobre la planta. En una semana comienzan a aparecer las yemas. Al de dos semanas, éstas ya se transforman en flores. Era algo... insólito. Jamás había visto una reacción tan espectacular.
La repercusión económica
“El uso del nitrato de potasio para inducir la floración ha revolucionado el sector del mango en Filipinas. Se rocía el árbol y fructifica. De este modo se duplica o triplica la producción. Y es posible lograr que el árbol fructifique en distintos momentos del año.
“Se ha dicho que ningún producto vegetal se ha beneficiado tanto de una única tecnología como el mango de la introducción del nitrato de potasio. En 1974 era un cultivo prácticamente desaprovechado, pero ahora es el cultivo principal del país y genera unos ingresos totales de unos 46 millones de dólares estadounidenses. Actualmente, Filipinas es uno de los mayores exportadores de mango del mundo.
“Los efectos se dejan sentir en todos los ámbitos de la producción. Todo el mundo se ha beneficiado: las empresas que venden pesticidas, las personas que recogen la cosecha, las que embalan mangos, las que llevan la fruta al mercado, las que hacen cestas para mangos…
¿Qué pasa con los árboles?
“Es lógico pensar que los árboles sufran si se les exige un esfuerzo de fructificación mucho mayor de lo normal. Por eso hicimos un estudio y comprobamos que, en efecto, los árboles resultan afectados: tras ocho años de floración inducida, son un 15 % más pequeños que los árboles no tratados. Pero no se causan efectos nocivos, y el mango no sufre daños. Los árboles que han sido rociados con nitrato de potasio durante más de 30 años siguen dando fruto.
Vaya, ¡olvidé patentarlo!
“Estaba tan entusiasmado por haber descubierto un método que cualquier agricultor puede utilizar, que olvidé por completo todo lo relativo a la patente... hasta que leí en el periódico que otra persona había patentado el nitrato de potasio para inducir la floración. Me dije: '¿Cómo es posible? Me parece que fui yo quien lo descubrió; toda la comunidad científica cree que lo descubrí yo. ¡Y ahora lo patentan!'
“En la Oficina de Patentes me explicaron que se había presentado una solicitud, pero que aún no se había concedido la patente. Me recomendaron un abogado, quien me dijo que si se concedía la patente, otra persona sería la propietaria de mi invención. Yo no sería reconocido como su inventor, por lo que perdería mi reputación como científico y toda posibilidad de obtener un rendimiento económico. Le pregunté qué podemos hacer y me dijo que debíamos solicitar una patente e impugnar la otra solicitud. Afortunadamente, con la documentación de que disponía podía demostrar que la invención era mía. De modo que iniciamos el proceso, y la Oficina me concedió la patente.
Fomentar la capacidad inventiva
“Considero que la creatividad es un don natural, pero puede desarrollarse. La creatividad da origen a las invenciones. Tal vez el inventor tenga un instinto del que carecen los demás, pero es importante que aprenda a fiarse de él. Ese instinto puede desarrollarse con la formación, por ejemplo, y también tomando conciencia de que el instinto creador es importante.
“En mi caso, todo comenzó en la escuela. Mis profesores no me felicitaban por mis calificaciones, tal vez por que no eran muy buenas. Pero solían decirme: '¡Muy bien! ¡Esa idea es nueva!', o '¡Has resuelto muy bien ese problema!'. Así que me animaron a pensar de esa manera.
“Cuando los demás reconocen la importancia de lo que estamos haciendo, nos resulta más fácil seguir adelante. En algunos países, en los que hay más facilidades o donde la innovación goza de más reconocimiento, se fomenta la inspiración, y quizá se obtengan resultados más rápidamente. En Filipinas hay que luchar más, y algunos se desaniman y nunca llegan a realizar su potencial.
Beneficios patentes
“He aprendido que las patentes sirven para muchas cosas. Al patentar, uno protege sus derechos, y al mismo tiempo contribuye a poner a disposición de los demás los beneficios de su invención. Las patentes fomentan la inspiración, porque aseguran la recompensa y el reconocimiento. En Filipinas hace falta más información y formación sobre ese tema. Si pudiéramos introducir esa materia en las clases de las facultades de ciencias, avanzaríamos enormemente.
“Estoy muy orgulloso de haber inventado la tecnología del nitrato de potasio. Como científico, creo que una tecnología que tiene una repercusión positiva en la agricultura justifica toda una vida de investigación.”
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