Wayang – el teatro nacido de la sombra
En el marco de la labor relativa a la P.I. y las Expresiones Culturales Tradicionales, la OMPI patrocinó una representación de wayang en Ginebra, a cargo de la Fundación Yayasan Redi Waluyo. La representación, realizada en el mes de abril, estuvo acompañada de una exposición de fotografías de wayang del fotógrafo japonés Yoshi Shimizu. (Crédito: OMPI/Mercedes Martínez-Dozal)
Hay muchas expresiones culturales y folclóricas tradicionales que se han transmitido de una generación a otra durante cientos e incluso miles de años y que actualmente están en peligro de desaparecer. La globalización ha traído consigo nuevas influencias culturales, y la tecnología ha abierto el camino a nuevos medios de comunicación, por lo que los jóvenes abandonan los usos tradicionales y se aventuran a las ciudades, donde son absorbidos por la cultura de masas. Los ancianos fallecen, y sus conocimientos se pierden para siempre. Algunas comunidades tratan de perpetuar su patrimonio cultural en libros o películas, otras lo preservan en museos, y otras incluso adaptan sus expresiones culturales a la vida moderna, infundiéndoles nueva vida. El arte indonesio del wayang, el teatro de sombras, es buen ejemplo de ello.
El wayang, que en 2003 fue clasificado por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, tiene una antigüedad de más de un milenio y es anterior a la historia escrita de Indonesia. Comenzó siendo una forma de invocar a los espíritus de los difuntos, para lo que se colgaban lámparas de aceite de coco y se proyectaban sombras sobre la pared. En los siglos IX y X la técnica se adaptó para emplearla en representaciones teatrales de las grandes epopeyas del Ramayana y el Mahabharata, destinadas las comunidades hindúes, y más adelante sirvió para ilustrar temas y narraciones islámicos. Aunque han desaparecido muchas formas de wayang, sólo en Indonesia se conservan más de 60 variedades de este arte. El wayang se utiliza en ceremonias, para levantar el ánimo, entretener, enseñar y, más recientemente… para dar a conocer la importancia de los derechos de propiedad intelectual (P.I.)
Un nuevo portavoz para la P.I.
En 2005, cuando la Dirección General de Derechos de Propiedad Intelectual (DGPIR) de Indonesia estableció como objetivo estratégico la elaboración de campañas de sensibilización, se seleccionaron como sectores de público importantes los estudiantes de enseñanza secundaria y las Pymes. El problema era cómo llegar hasta ellos. Dadas las limitaciones presupuestarias, en primer lugar se pensó en hacer uso del material de divulgación de la OMPI destinado a los jóvenes, traduciendo las historietas de la OMPI Derecho de autor, Patentes y Marcas. No obstante, un rápido estudio de mercado indicó que, aunque el mensaje resultaba claro, los jóvenes indonesios no se identificaban con los personajes y el entorno presentados en los cómics. Necesitaban imágenes que reflejaran la cultura de Indonesia y personajes que resultaran familiares al lector. El wayang fue la solución.
”Venga a presentar el resultado de su creación a la DGPIR.”
Los indonesios han crecido disfrutando del teatro de sombras. Conocen al dedillo los personajes —siempre los mismos—, los argumentos, y las moralejas que constituyen la razón de ser de las representaciones. La División de Divulgación de la DGPIR estudió los personajes del wayang para determinar cuáles eran los más adecuados con miras a transmitir el mensaje de la P.I. Por fin, se decidieron por un anciano respetado por su gran sabiduría.
Había que adaptar el mensaje, que podía tener un tono más moralista de lo aceptable en una cultura occidental; además, un indonesio nunca desobedecería el mandato expreso del sabio anciano. En un cartel, el anciano ordena con firmeza a los jóvenes: "¡Alto! ¡Nada de piratería!". En otro, dirigido a las Pymes, exhorta: “Venga a presentar el resultado de su creación a la DGPIR”.
Los modernos sistemas de comunicación multimedia forman el núcleo de la campaña de divulgación de la DGPIR, pero es el uso de las expresiones culturales tradicionales lo que ha hecho que cale el mensaje.
Por Sylvie Castonguay, Redacción de la Revista de la OMPI, División de Comunicaciones y Sensibilización del Público.
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