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Sistema de Madrid - Un millón de marcas

Julio de 2009

A finales de mayo el sistema internacional de marcas alcanzó un hito en sus 118 años de historia: la empresa ecológica austríaca Grüne Erde registraba la marca N.º 1.000.000 del sistema, simbolizando la importancia y el valor perdurables que tienen las marcas para empresas de todas las ramas del comercio.

Para Grüne Erde, el Sistema de Madrid es “una manera sencilla y rápida” de llegar a todos los países en que se propone registrar su marca, “de una sola vez ... y con un costo relativamente bajo”. Los usuarios del Sistema de Madrid para el registro internacional de marcas, como Grüne Erde, pueden proteger sus marcas en un gran número de países, obteniendo un registro internacional que es válido en cada una de las jurisdicciones de los 84 países adheridos.

El millonésimo registro internacional de marca, que consiste en las palabras “Grüne Erde” en letra verde, separadas por la imagen de un árbol, se aplica a 26 clases de productos.

La Oficina Austríaca de Patentes

A propósito del registro de la millonésima marca internacional, el Dr. Friedrich Rödler, presidente de la Oficina Austríaca de Patentes, ha declarado: “Nos agrada sobremanera que el millonésimo registro internacional de marca haya sido realizado por una empresa austríaca, y en particular por Grüne Erde, que es pionera en la fabricación sostenible de productos respetuosos con el medio ambiente. Verdaderamente, el Sistema de Madrid ofrece una útil solución empresarial a los solicitantes austríacos que quieran proteger y gestionar sus carteras de marcas internacionales de un modo eficaz y económico. Celebramos el empeño de la OMPI en actualizar el Sistema de Madrid y apoyamos plenamente los esfuerzos para hacerlo aún más eficiente y fácil de usar.”

Austria es el décimo mayor usuario del Sistema de Madrid. En 2008, aproximadamente 1.245 solicitantes austríacos registraron sus marcas conforme al Sistema de Madrid, lo que supone un incremento del 9,8% respecto del año precedente.

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Grüne Erde

Fundada en 1983, la empresa Grüne Erde (“Tierra Verde”) surgió del deseo de demostrar que “es posible crear una empresa que sea consciente de los problemas de la ecología y que, al mismo tiempo, obtenga resultados excelentes en el mercado”, explica su propietario y director gerente, el Sr. Reinhard Kepplinger. A principios de la década de 1980 la conciencia “verde”, que en la actualidad se abre camino progresivamente en el mundo empresarial, era aún algo excepcional. El Sr. Kepplingler explica: “Introdujimos las ideas de la ecología en nuestras actividades mucho antes que otras empresas. Al principio, crear Grüne Erde parecía una locura”. Sin embargo, la visión de futuro de la empresa está dando excelentes resultados: Grüne Erde tuvo un volumen de ventas de 33 millones de euros en 2008, da empleo a más de 300 personas, que gozan de avanzadas condiciones laborales, y se precia de cumplir los criterios ecológicos más rigurosos.

La empresa ofrece más de 5.000 productos ecológicos, entre los que figuran muebles, alimentos biológicos y productos de cosmética natural. El 70% de los productos que vende Grüne Erde se producen en una fábrica de muebles de madera en el sur de Austria y en una planta de textiles en el norte del país, donde se están construyendo instalaciones para fabricar productos de cosmética natural, la rama de la empresa que crece más rápidamente. El 30% de los productos se adquiere en otros países de la Unión Europea. El Sr. Kepplinger añade: “Siempre nos aseguramos de que nuestros productos se transporten por la ruta más corta, porque no queremos que se derroche energía ni se dañe el medio ambiente.” Continúa: “Sólo importamos productos ya elaborados procedentes de países que no sean miembros de la Unión Europea cuando son productos de comercio leal. Para nosotros es extremadamente importante que nuestros proveedores suscriban nuestros principios ecológicos”. La empresa no usa materias de origen petroquímico ni metales en sus productos. Todos los productos de madera se tratan con aceites naturales, y los tejidos se fabrican con fibras naturales como la lana y el algodón, el lino y el coco biológicos.

La mayor parte de los productos de la empresa son de diseño propio y se comercializan con la marca Grüne Erde que, gracias a la rigurosa observancia de los principios ecológicos, se ha ganado la confianza de los consumidores austríacos y alemanes, convirtiéndose en sinónimo de máximo respeto por el medio ambiente.

El registro de la marca, una decisión estratégica

La decisión de registrar la marca tuvo una importancia comercial estratégica para Grüne Erde. El registro permite a la empresa proteger mejor su reputación de proveedor fiable de productos ecológicos, defenderse de competidores sin escrúpulos, y afianzar su viabilidad financiera futura.

La empresa cuenta actualmente con una red de distribución formada por seis grandes establecimientos en Austria (Scharnstein, Viena, Linz, Innsbruck y Graz) y siete en Alemania (Stuttgart, Berlín, Dusseldorf, Múnich, Nuremberga, Francfort y Hamburgo). La seguridad de disponer de una marca protegida permite a la empresa llevar adelante con confianza los planes de ampliación de su red comercial en Austria y Alemania, así como penetrar en Suiza. Grüne Erde también proyecta emplear acuerdos de franquicia para abrir en otros países una cadena de tiendas de productos de cosmética natural, no sin antes haber examinado detenidamente las credenciales ecológicas de sus potenciales asociados y las condiciones de explotación de los negocios.

Marcas ecológicas

La evolución de los gustos de los consumidores suele reflejarse en las marcas que se registran. Por ello, es significativo que la millonésima marca internacional haya sido registrada por una empresa respetuosa con el medio ambiente, como Grüne Erde. La conciencia ecológica del gran público es cada vez más aguda, y el consumidor tiende a buscar productos que no dañen el medio ambiente. Se han realizado estudios que indican que la decisión de compra del consumidor está determinada en buena medida por las características ecológicas del producto. El uso de marcas ecológicas permite al consumidor tomar decisiones fundamentadas al elegir los productos que compra.

Naturalmente, las empresas tratan de sacar partido de este hecho poniendo de relieve los aspectos ecológicos de sus productos. Por medio de las marcas de fábrica, de comercio y de servicios pueden proteger su reputación ecológica y evitar que entren en el mercado marcas similares que pudieran inducir a confusión. Por ello, el número de solicitudes de marcas ecológicas o “verdes” está aumentando, y todo indica que seguirá haciéndolo.

 

Cathy Jewell, Sección de Relaciones con los Medios de Comunicación

El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.