Celebrar el pasado para diseñar el futuro
Este año se celebra el 150º aniversario de la concesión de la primera patente de Nueva Zelandia. En 1861 se concedió la patente NZ 1 a Arthur Guyon Purchas y James Ninnis, copropietarios de un negocio de fabricación de lino, para una máquina desfibradora y un procedimiento de preparación de fibras vegetales destinadas a la confección de cuerdas y tejidos textiles.
Fue necesario promulgar una ley especial –la Ley de Patentes del Lino de Purchas y Ninnis de 1860– para que el gobernador pudiera conceder la patente. La memoria descriptiva, titulada «Invención para la preparación de la fibra de Phormium tenax y otras plantas con fines industriales», se depositó en la Oficina del Secretario Colonial de Auckland (Nueva Zelandia) el 10 de octubre de 1860, y la patente fue concedida el 26 de marzo de 1861.
Los inventores obtuvieron el reconocimiento internacional cuando se les concedió una medalla en la Exposición Universal de Londres de 1862 por la fibra de lino elaborada mediante el procedimiento patentado en Nueva Zelandia.
La fabricación de lino
Sobre el arroyo Waitangi, en la isla Norte, Purchas y Ninnis construyeron una fábrica en la que se desfibraban las hojas por la acción batiente de unas placas estriadas de hierro. El agua del arroyo, impulsada por una noria, arrastraba los restos vegetales. Produjeron 90 toneladas de fibra de lino de los pantanos –una especie autóctona– mediante el procedimiento patentado antes de que la fábrica tuviera que cerrarse temporalmente a causa de los enfrentamientos entre los colonos y los maoríes de Waikato. Ninnis se trasladó entonces a Kaiapoi, en la isla Sur de Nueva Zelandia, donde prosiguió con sus actividades industriales.
El 11 de julio de 1866, el Timaru Herald informaba de que se habían vendido 47 fardos de lino peinado, elaborado mediante el procedimiento patentado por Purchas y Ninnis, a un precio de 37 libras neozelandesas por tonelada. No se sabe cuánto tiempo se mantuvo en funcionamiento la fábrica de lino de Purchas y Ninnis ni cuáles fueron los beneficios obtenidos.
Los responsables de la invención |
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Dr. Arthur Guyon Purchas (1821-1906) Capitán James Ninnis (1809-1879) |
Apoyo público desde los comienzos
Bobina para la confección de
cuerdas de hebras dobles.
(Foto: New Zealand Historic
Places Trust Pouhere Taonga)
El procesado del lino para extraer su fibra natural requería un procedimiento muy laborioso. La separación de la fibra se realizaba de forma manual con conchas de mejillón, extrayéndola de la superficie del haz de la hoja. Las desfibradoras mecánicas producían una fibra más basta a partir de la hoja entera. Una máquina podía producir 250 kg de fibra en el mismo tiempo que necesitaba un trabajador maorí experimentado para obtener solo 1 kg.
La fibra de lino de Nueva Zelandia resultaba competitiva respecto a otras fibras importadas por Australia, Gran Bretaña y América del Norte, como el cáñamo de Manila1 y el yute. Una pequeña cantidad de lino peinado, procesado en Nueva Zelandia, se vendía como cuerda enrollada o tejido de alta resistencia para lonas y fardos.
El gobierno de Nueva Zelandia, deseoso de potenciar la innovación y la iniciativa, concedió patentes a nuevas invenciones y ofreció incentivos para la exportación y la fabricación a florecientes industrias locales. En 1870, diez años después de la concesión de la primera patente, había 161 fábricas de lino con1.766 trabajadores, la mayor parte ubicadas en las inmediaciones de pantanos en los que crecía el lino y con 20-30 empleados cada una.
El museo de la desfibradora de lino de Foxton
El de Foxton es el único museo del mundo con una desfibradora de lino en funcionamiento. El lino de los pantanos procesado en el museo se suministra a fabricantes de muebles y se utiliza para embalajes y en la artesanía maorí.
Diseñar el futuro
El harakeke (lino de los pantanos) sigue siendo un importante recurso natural sostenible. La tecnología de extracción de la fibra, la fabricación de tejidos y plásticos a partir de biocompuestos, la producción de biocombustibles y la obtención de nuevas variedades de la planta de harakeke son objeto de investigación y desarrollo.
Piupu (falda de lino) provisto de
un tāniko que se extiende por
detrás del pokinikini. (Foto: New
Zealand Historic Places Trust
Pouhere Taonga)
El aceite de harakeke es rico en ácidos grasos insaturados omega-3, omega-6 y omega-9. Se extrae mediante presión en frío y se utiliza principalmente en alimentos dietéticos y en jabones y cosméticos hipoalergénicos. Tanto el aceite como las semillas se emplean en alimentación animal y presentan un gran potencial para la producción de biocombustibles de alta calidad.
En la industria cosmética se utiliza el gel de harakeke como ingrediente de productos para el cuidado de la piel. Se obtiene de la base de las hojas cortadas y se ha comprobado que en las 48 horas posteriores a su aplicación aumentan las concentraciones de colágeno y elastina de la piel.
Las plantas de harakeke son fuertes, resisten las heladas y se adaptan bien a climas muy diversos. Los floristas y jardineros aprecian estas compactas plantas perennes por sus hojas en forma de espada, duraderas y flexibles, y sus espectaculares inflorescencias, con flores provistas de un néctar que atrae a las aves. Los fitomejoradores siguen produciendo cultivares ornamentales cuyas hojas presentan una extraordinaria variedad de tonos verdes, castaños y amarillos.
La planta de harakeke. (Foto:
New Zealand Historic Places
Trust Pouhere Taonga)
Los neozelandeses se enorgullecen de preservar y mejorar sus métodos tradicionales de confección de tejidos de lino. Los tejidos maoríes pueden diferenciarse por la técnica de elaboración y su finalidad. Entre estas técnicas y sus productos destacan el raranga (tejido trenzado), el whatu (tejido enroscado), el whiri (trenzado de cuerdas) y el tukutuku (paneles de tejido para la decoración de la casa). El tejido de lino se puede decorar con hebras cortas de una fina fibra de lino teñida y enrollada (muka), además de plumas y conchas –en especial la paua (oreja de mar de Nueva Zelandia)–. Los tejedores contemporáneos mezclan materiales naturales y sintéticos y emplean técnicas nuevas y tradicionales para crear nuevos tejidos, cenefas decorativas (tāniko) y otros productos.
La Colección Nacional de Lino de Nueva Zelandia
Landcare Research, uno de los Institutos de Investigación de la Corona de Nueva Zelandia, conserva una colección de 50 plantas de harakeke seleccionadas por sus cualidades para la confección de la muka o el raranga. Previa petición, envía muestras de harakeke a marae, escuelas, tejedores y grupos de la comunidad que deseen poner en marcha recursos relacionados con estos tejidos.
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1 El cáñamo de Manila es una fibra que se obtiene de las hojas del abacá (Musa textilis), una especie de platanera originaria de Filipinas. Su nombre se refiere a la capital de este país, que es uno de los principales productores de abacá.
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