El fenómeno del manga
Desde finales de 1980, el manga japonés ha tomado al mundo por sorpresa para convertirse en la exportación cultural más popular del Japón. En este artículo, la Oficina de la OMPI en el Japón examina los orígenes de este fenómeno cultural planetario y explora su importancia económica.
Los orígenes
Rollo de caricaturas de animales Chōjū Giga del monje
budista japonés Bishop Toba, dibujado en el siglo XII, uno
de los primeros ejemplos de arte secuencial japonés.
(Foto: Tokyo National Museum)
Al igual que la mayoría de los cómics, el manga (que podría traducirse como "dibujos caprichosos") hunde sus raíces en el arte secuencial, una narración compuesta de imágenes que se presentan en secuencia. Se cree que los primeros ejemplos de arte secuencial japonés datan de los rollos de caricaturas de animales Chōjū Jinbutsu Giga1 del siglo XII.
Al parecer, el término "manga" fue utilizado por primera vez por el famoso artista del grabado en madera (ukiyo-e) del siglo XVIII, Katsushika Hokusai (1760-1849).
El Chōjū Giga y el ukiyo-e influyeron en la producción de las novelas ilustradas de bajo costo kibyōshi (de tapas amarillas) de finales del siglo XVIII, en las que aparecieron por primera vez los inicios del manga moderno. Las conocidas contribuciones de Kitazawa Yasuji a principios del siglo XX al Jiji Manga, una página cómica semanal en el diario Jiji Shimpo, ayudaron en gran medida a popularizar el uso de "manga" para describir este arte incipiente.
A mediados de la década de 1940, los baratos akabon (libros rojos) se hicieron muy populares entre la población adulta. Osamu Tezuka, uno de los autores más conocidos de akabon, llegó a ser conocido como el abuelo del manga japonés, debido a su labor en la aplicación de técnicas cinemáticas, efectos de sonido, largos arcos narrativos y un desarrollo profundo de los personajes a través de diferentes géneros de manga. La aparición de volúmenes más serios de manga gekiga en la década de 1950 impulsó la expansión del manga, que, en el decenio de 1970, se había convertido en una industria sin parangón entre los medios de comunicación de masas.
Importancia económica y cultural del manga
El manga constituye una parte importante de la industria editorial del Japón, donde representa más del 25% de todos los materiales impresos en el país. Tiene algo que ofrecer a todos y se puede adquirir en una gran diversidad de tiendas minoristas y en línea. Tal como explica el Sr. Teiji Hayashi, antiguo director de la División de Planificación de Relaciones Públicas, del Departamento de Relaciones Públicas del Ministerio de Asuntos Exteriores del Japón, "el manga cuenta con un amplio espectro de seguidores, desde niños pequeños hasta personas mayores, debido a que sus argumentos son comprensibles y sus personajes son de profunda humanidad”. A esto se debe que a menudo sean "utilizados no solamente para entretenimiento, sino también para transmitir explicaciones sencillas sobre materias difíciles como la historia, las ciencias naturales y cuestiones sociales".
Los manga más populares tienen una influencia de gran alcance. Muchos se convierten en libros, programas de televisión, anime2, figuras coleccionables y videojuegos. Prácticamente todos los aspectos de la producción cultural popular japonesa tienen sus raíces en el complejo industrial del manga, que se ha convertido en un puntal de la economía y la cultura niponas.
Un pilar cultural de la economía japonesa
Los asombrosos estilos artísticos y temáticos del manga han trascendido las barreras culturales, y han dejado una huella importante y duradera en los públicos de todo el mundo. Como puerta de entrada a la cultura japonesa, ha atraído a una base mundial de seguidores y ha alimentado el interés por la cultura nipona. Sigue siendo una de las exportaciones más rentables económica y socialmente del país, y ha contribuido a que el Japón se convierta en uno de los mayores exportadores de productos culturales del planeta.
América del Norte es uno de los mayores mercados extranjeros del manga, con un valor estimado de 300 millones de dólares estadounidenses a principios de 2011. En muchos países europeos y asiáticos también existen mercados de proporciones considerables. La serie Pokémon, lanzada en 1996, es quizá una de las exportaciones de manga más rentables, con ganancias que sobrepasan los 150 mil millones de dólares estadounidenses.
Una industria amenazada
La gran ola de Kanagawa de Hokusai, del que se afirma que
fue el primero en utilizar el término "manga”. (Foto: United
States Library of Congress)
El manga sigue disfrutando de un gran atractivo mundial, pero la industria está sufriendo de manera extrema el azote de la piratería. El manga es un motivo central en los medios de comunicación nipones, alimentando prácticamente cada uno de sus aspectos con contenidos nuevos e innovadores. Si el manga está amenazado, no lo están menos prácticamente todos los demás medios de comunicación del Japón.
Cuando se lanzó por primera vez a nivel internacional, el manga ocupaba un nicho de mercado en muchos países. Sin embargo, pronto atrapó la imaginación de los lectores de todo el mundo, generando una base de seguidores internacionales entusiastas que cada vez se sentían más frustrados por la imposibilidad de acceder al mismo contenido que sus iguales japoneses. La necesidad de traducir el manga del japonés suponía inevitables retrasos en su publicación internacional. Además, muchos de los títulos nunca se publicaban internacionalmente, ya que no se consideraban adecuados para determinados mercados, no habían tenido éxito en el Japón, o se publicaban solamente a nivel local por editoriales independientes.
Internet ofreció a los seguidores una solución maravillosa. Muchos aprendieron japonés, compraron el manga original, y luego lo escanearon, lo tradujeron, lo editaron y lo publicaron en Internet para su descarga gratuita. Por desgracia, lo que comenzó como una práctica impulsada por fanáticos entusiastas se ha convertido en una plaga seria en la industria. La denominada “escanducción” o scanlation - el acto de escanear, traducir y publicar mangas en Internet - está, de hecho, golpeando el corazón mismo del manga y amenaza su propia existencia.
Los escaneos no autorizados o "raws" suelen realizarlos personas que escanean libros en formato electrónico, una práctica conocida como jisui, que se traduce como "cocinar tu propia comida". Con la incorporación de los lectores de libros electrónicos y las computadoras de tableta, el jisui se ha convertido en un negocio en toda regla al aparecer sitios Web populares de agregadores de escanducciones que alojan miles de episodios de manga y los ofrecen de forma gratuita. Quienes se dedican a la escanducción obtienen pingües beneficios a través de la publicidad en sus sitios Web, además de conseguir puntos que pueden canjearse por dinero en efectivo por cada descarga que se realice desde un sitio Web agregador.
Los grupos dedicados a la escanducción, de los que actualmente existen más de 1.000, están perpetuando una forma muy corrosiva de piratería que está amenazando a la industria, haciendo que las ventas mundiales de manga caigan en picado y obligando a los editores a despedir personal. De 2007 a 2009, por ejemplo, las ventas de manga en los Estados Unidos de América cayeron en un 30 por ciento, lo que obligó a una de las principales editoriales del país a despedir a un 40% de su plantilla.
Sin embargo, las principales editoriales de manga están defendiéndose con nuevas formas de llegar a los entusiastas del manga. Este año, Kadokawa Group Publishing Co. Ltd. (Kadokawa) ha publicado simultáneamente un gran número de títulos populares en los principales mercados asiáticos. Empresas como Tezuka Productions están poniendo a disposición versiones electrónicas legales en inglés de manga populares para computadoras de tableta y, a principios de año, la Asociación Japonesa de Editores de Libros puso en marcha una serie de iniciativas para poner freno a las actividades de escanducción no autorizadas.
Matar el arte
La piratería desenfrenada de manga está haciendo que a los artistas de manga (mangaka) les resulte cada vez más difícil ganarse la vida con su trabajo. Muchos de ellos dependen del pago de regalías para sobrevivir. Estos pagos son modestos en el mejor de los casos, especialmente en el caso de los nuevos artistas, y por lo general son insuficientes para la mayoría para llegar a fin de mes. De los 3.000 mangaka profesionales que se calcula existen en el Japón, sólo alrededor de un 10% gana lo suficiente para poder dedicar todo su tiempo y energía a su arte. Lo que es evidente es que si los artistas de manga no pueden ganarse la vida con su arte, no habrá más manga.
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El concurso de manga de la OMPI
Dado su atractivo mundial, el manga es un vehículo ideal para sensibilizar a la población sobre el sistema de propiedad intelectual y de las razones por las que es importante respetar los derechos de propiedad intelectual. El verano pasado, la Oficina de la OMPI en el Japón convocó un concurso de manga “auténtico”. Patrocinado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Oficina Japonesa de Patentes (JPO) y con el apoyo de Kadokawa, el concurso invitó a los artistas japoneses de manga a crear una obra original en la que se pusiesen de relieve los riesgos que entraña para la salud y la seguridad la compra de productos falsificados.
Al explicar las razones de la convocatoria del concurso de manga, el Sr. Ken-Ichiro Natsume, Director de la Oficina de Política Multilateral de la Oficina Japonesa de Patentes, dijo que "con mucha frecuencia, lo que lees en un libro de texto se te olvida, sin importar cuántas veces lo leas. Pero la información que se presenta como manga se te queda, incluso si sólo lo has leído muy rápidamente. Soy un firme creyente de que el manga es una de las mejores herramientas para educar a la población sobre los riesgos de los productos falsificados".
Se pidió a los participantes que presentaran ilustraciones originales, un argumento y unos personajes para explicar los riesgos para la salud y la seguridad relacionados con los productos falsificados. Se recibieron propuestas de todo el país, y después de un riguroso proceso de selección, con la participación de expertos de la industria, se eligió como ganador el manga de la Sra. Emiko Iwasaki. Su manga, "Honmono - el secreto que cambia tu vida", cuenta la historia de un joven empleado de una tienda que comprueba con sus propios ojos la amenaza que suponen los productos falsificados, con qué facilidad se engaña a los clientes para que los adquieran y el grave daño que estos productos pueden ocasionar.
"La Sra. Iwasaki ... ha dibujado un manga extraordinario", observó el señor Natsume. "Espero que su lectura ayude a mucha gente a entender mejor los peligros de comprar productos falsificados y a darse cuenta de que pueden adoptar un papel activo y ayudar a reducir el daño que causan estos productos. Creo sinceramente que la fuerza del manga puede contribuir a este fin".
La Sra. Iwasaki ganó un contrato por valor de 1.200.000 yenes (aproximadamente 15.000 dólares estadounidenses) y la oportunidad de trabajar con un editor de manga profesional para desarrollar su propuesta en un manga completo. Actualmente hay versiones disponibles en japonés e inglés. Está previsto que en los próximos meses se publiquen versiones en árabe, chino, español, francés y ruso. El manga se pondrá a disposición de forma gratuita en formato impreso y electrónico.
En marzo de 2011, Koubo Guide, reputada publicación japonesa que informa sobre los concursos que se celebran en el Japón, concedió su premio Koubo 2010 a la mejor actividad de divulgación al concurso de manga “auténtico” de la OMPI. Elogió el concurso como un "método brillante para atraer a un público muy diverso" con el objetivo de concienciar a través del manga de los riesgos que entraña la compra de productos falsificados.
"Espero que los lectores disfruten con este manga y que sirva para que mucha más gente se familiarice con los derechos de propiedad intelectual", dice el Sr. Hayashi, del Ministerio de Relaciones Exteriores del Japón. "Que el público entienda en sentido general la importancia de proteger los derechos de propiedad intelectual contribuirá a crear un clima de apoyo para las actividades creativas que nos beneficiará a todos", añade.
La artista ganadora |
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La Sra. Emiko Iwasaki es a la vez dibujante de manga y una de las pocas diseñadoras de videojuegos que ha sido capaz de entrar en la industria nipona de los videojuegos, dominada por hombres. También ha creado y desarrollado su propio proyecto de videojuego. La Oficina de la OMPI en el Japón se entrevistó con la Sra. Iwasaki para conocer mejor a esta creadora con talento. ¿Cómo empezó a dibujar?“De niña, me encantaba pintar al óleo. Cuando descubrí el extraordinario potencial para la creación artística de las computadoras, empecé a usarlas en mi trabajo. Trabajar en la industria de los videojuegos también me brindó la oportunidad de desarrollar mi talento como dibujante de manga.” ¿Qué le hizo interesarse por el concurso de manga de la OMPI?“Quería crear algo que ayudara a la gente y que se entendiera con facilidad. Durante mi carrera, me he centrado en desarrollar mi talento para crear manga, videojuegos y obras similares, y recientemente he sentido el deseo de emplear mis habilidades en algo que pueda tener una repercusión real en la sociedad. Quería aprovechar la fuerza del manga para dar a conocer a la gente problemas importantes desde un punto de vista social, y hacerlo de una manera divertida y fácilmente comprensible. Y justo cuando buscaba cómo hacerlo, me enteré del concurso. Era la ocasión perfecta.” ¿Qué aspecto del proyecto le planteó más problemas?“El manga y los videojuegos convencionales y comerciales se dirigen a un mercado consolidado, y comoquiera que los consumidores tienen determinadas expectativas, debemos procurar que nuestras creaciones coincidan con lo que el público quiere comprar. En el caso del concurso de la OMPI, el reto principal fue articular el mensaje educativo del manga de tal modo que resultara interesante, atractivo y fácilmente comprensible. Quería crear un manga con el que los lectores se pudieran identificar y que despertara su interés.” “Como el manga se dirige a un público internacional, tuve que empaparme de la cuestión y familiarizarme con los distintos puntos de vista de jóvenes de diferentes partes del mundo acerca de los productos falsificados. No fue sencillo, pero era un paso necesario si quería escribir una historia que tuviera algún significado para jóvenes de todo el mundo.” ¿En qué difiere la creación de un manga del resto de su labor?“Cuando la gente lee un manga, ve anime o juega con videojuegos, a menudo recuerda solamente algunas escenas concretas espectaculares. Estas escenas ayudan a captar la atención del lector, de modo que cuando me pongo a trabajar en un nuevo videojuego o en cualquier otra obra, empiezo imaginando estas escenas y a partir de ahí elaboro el resto de la historia. Luego me planteo el ritmo global del manga e incorporo escenas que dejarán una huella indeleble en el lector. En el caso del manga que creé para el concurso de la OMPI, el proceso fue algo distinto. En primer lugar, tuve que entender a qué público se dirigía y buscar la manera de que el manga les dijera algo. Como trata un tema bastante complejo y con el que no muchas personas están familiarizadas, tuve que pensar en el argumento desde un punto de vista global antes de poder simplificarlo para que se entendiera con facilidad. Tradicionalmente, los superpoderes son un rasgo clave en las historias de manga, de modo que hube de plantearme cómo incorporarlos al argumento. Quería que el manga llevara a la gente a reflexionar más a fondo sobre el daño que causan los productos falsificados, así que tuve que crear un manga que empieza lentamente, pero que va evolucionando para dejar una huella profunda en el lector.” ¿En qué se inspira?“Mi mayor fuente de inspiración han sido mis viajes al extranjero. Me han permitido conocer a muchas personas, lugares, culturas, opiniones y estilos artísticos distintos, y sí, también me he topado con muchos productos falsificados. Todo esto me ayudó a dar mucha más veracidad al manga.” ¿Ha sido víctima de alguna infracción de su propiedad intelectual?“Sí. En un videojuego en el que estaba trabajando, creé un personaje inspirado en un retrato de mi padre, que había fallecido recientemente. Sin saberlo yo, otro equipo de la misma empresa copió el personaje, lo alteró ligeramente y lo utilizó en su proyecto. Es muy triste cuando alguien roba algo y lo usa o lo vende como si fuera suyo. La gente debería hacer sus propias creaciones, en lugar de copiar otra cosa y venderla como si fuera su propia creación. Lo mismo podemos decir de los productos falsificados. He visto muchas copias excelentes, y si hay gente capaz de producir copias de tanta calidad, creo que deberían emplear esa creatividad en hacer sus propios productos y marcas. ¿No sería acaso más interesante y genial?” ¿Cuáles son sus planes y objetivos de cara al futuro?“Me encantaría ampliar el abanico de personajes que aparecen en los manga de corte tradicional y escribir historias de manga de corte documental, pero la demanda de este tipo de productos todavía no es muy elevada. También quiero seguir desarrollando mi talento como artista en otras esferas y encontrar un punto de equilibrio entre mis intereses personales y los imperativos económicos y las exigencias de una carrera profesional.” |
Agradecimientos: Contributors: Jonah Asher and Yoko Sola
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1 Normalmente abreviado como Chōjū Giga.
2 Programas de televisión o películas animados.
El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.