Crear el ecosistema de innovación de Sudáfrica
Por Catherine Jewell, División de Comunicaciones de la OMPI
El Dr. Sibusiso Sibisi, Presidente del
Consejo de Investigación Científica e
Industrial de Sudáfrica (CSIR), es
miembro de la Junta Asesora del Índice
Mundial de Innovación que publican
conjuntamente el INSEAD y la OMPI.
El Consejo de Investigación Científica e Industrial de Sudáfrica (CSIR, por su sigla en inglés), una de las principales organizaciones de investigación, desarrollo e implantación de la ciencia y la tecnología, encabeza los esfuerzos del país por convertirse en una economía completamente basada en el conocimiento. La Revista de la OMPI se reunió recientemente con el Presidente del CSIR, el Dr. Sibusiso Sibisi, para saber más acerca del enfoque de la organización respecto de la innovación y de las oportunidades y desafíos que encara a la hora de fomentar una cultura de la innovación que proporcione beneficios económicos y sociales generalizados.
El CSIR es una organización multidisciplinar encargada de generar nuevos conocimientos, aplicar los conocimientos existentes y desarrollar e impulsar tecnologías con repercusiones socioeconómicas positivas, de acuerdo con las prioridades nacionales. “Si bien es cierto que la innovación es un método para estimular el crecimiento económico, nuestros esfuerzos en innovación deben tener por objetivo el mejoramiento de la vida de todos los sudafricanos”, destaca el Dr. Sibisi. “La tasa de desempleo juvenil en Sudáfrica es muy elevada y existen grandes disparidades en términos de riqueza, por lo que tenemos que estudiar de forma constante cómo pueden nuestras estrategias de innovación ayudar a abordar estos problemas sociales profundamente arraigados”, observa. “Al hablar de innovación, no me refiero sólo al crecimiento económico, sino también a ayudar a la gente a salir de la pobreza. No se trata sólo de montar una empresa que dé puestos de trabajo, sino de crear un entorno propicio en el que la gente pueda utilizar la innovación para crear sus propias empresas”.
El papel del CSIR
El CSIR desempeña un papel estratégico fundamental en la elaboración del programa de investigación y desarrollo (I+D) del país. El CSIR hace especial hincapié en catalizar el desarrollo de los sectores industriales aún no existentes o incipientes para aprovechar plenamente el potencial de Sudáfrica y lograr un crecimiento económico sostenido. “En vez de apostar por proyectos de creación de empleo a corto plazo, nuestra función consiste en poner en marcha iniciativas de I+D y transferencia de tecnología que estimulen la actividad industrial sostenible y la creación de puestos de trabajo a más largo plazo”, explica el Dr. Sibisi. En este sentido, el objetivo principal del CSIR no consiste necesariamente en elevar al máximo los ingresos comerciales concediendo tecnologías en licencia fuera del país. Lo que se pretende en realidad es hallar y desarrollar tecnologías con potencial para crear empresas locales, generar empleo a largo plazo y responder a las necesidades locales.
Atender los intereses económicos y sociales
El objetivo de la organización consiste en abordar la industrialización a todos los niveles, colaborando con los grupos de la base y con los grupos de la esfera de la alta tecnología. Por ejemplo, se está ayudando a pequeños agricultores a producir aceites esenciales para la industria de los perfumes de Francia. “Suministramos apoyo de la siguiente manera: en primer lugar, identificamos aquellas plantas que pueden contener los aceites esenciales, y después les ayudamos a gestionar todas las etapas de la cadena de valor, desde el cultivo de las plantas hasta la exportación y las relaciones con los clientes que producen los perfumes en Europa con alta tecnología”, explica el Dr. Sibisi. “La etapa de la tecnología formal constituye sólo una parte, a veces mínima, del conjunto de mecanismos de apoyo necesarios”, señala. “No hace falta hacer nada nuevo, se trata de pensar de forma innovadora acerca de nuestra labor y ampliar el alcance del papel de una institución como el CSIR para garantizar que la tecnología innovadora comience a atender realmente los intereses económicos y sociales del país”.
Fomentar industrias nuevas
Del mismo modo, el CSIR ha venido colaborando con las comunidades rurales en la producción y procesamiento del sisal que se emplea en varios componentes de los automóviles de la Clase C de Mercedes que se ensamblan en Sudáfrica para ser vendidos en todo el mundo. La industria aeroespacial también está considerando la utilización de componentes de sisal en las aeronaves.
Primera pieza de titanio de prueba
producida mediante fabricación aditiva.
(foto: CSIR)
En la industria aeroespacial cada vez interesan más los metales ligeros y resistentes, como el titanio, para fabricar las aeronaves. Sudáfrica posee enormes riquezas minerales, con grandes yacimientos de titanio y platino, pero tradicionalmente estos recursos se han extraído y después exportado a otros países donde son transformados en productos de mayor valor. El sector minero de Sudáfrica emplea en la actualidad a unos 495.000 trabajadores y obtiene unos ingresos anuales en concepto de exportaciones de unos 162 mil millones de rands (lo que equivale a unos 19,6 mil millones de dólares EE.UU.). A los fines de aprovechar más esta enorme riqueza mineral, el CSIR está creando una planta piloto para desarrollar las capacidades nacionales de producción de titanio y como opción comercialmente viable. “Podríamos lograr producir polvo de titanio, que se emplea en máquinas de moldeo por inyección para elaborar varios componentes; y aquí entra en juego la industria aeronáutica”, explica el Dr. Sibisi. “Una cosa es mostrar que somos capaces de fabricar componentes de titanio en un laboratorio en Sudáfrica, pero ampliar e industrializar la producción es algo totalmente distinto”, señala. El Dr. Sibisi prevé que en los próximos cinco años el CSIR podrá demostrar que resulta viable producir componentes de titanio “al nivel y con la calidad que exigen los proveedores comerciales”.
El Dr. Sibisi es tajante en cuanto a la importancia de esta labor técnica: “Si no lo hacemos seguiremos exportando nuestras materias primas y no haríamos justicia a nuestra base de recursos ni a nuestro potencial para establecer una base industrial más sólida en aras del crecimiento económico del país a largo plazo”.
“En el CSIR no queremos limitarnos únicamente a fomentar la creación de nuevas empresas en torno a un componente tecnológico, sino estimular nuevas esferas de actividad industrial inexistentes hasta entonces en Sudáfrica. Este es sin lugar a dudas el papel más importante que podemos desempeñar”, recalca el Dr. Sibisi. De este modo el CSIR reduce la brecha entre las palabras y la realidad, “yendo más allá del marco de políticas para probar iniciativas concretas y ver si funcionan o no en la práctica. No lo sabremos hasta que no lo hayamos intentado”, explica el Dr. Sibisi. Esta función resulta crucial en ámbitos “en que los riesgos para la industria son muy elevados porque que los beneficios se encuentran a muchos años de distancia. Sin embargo, podemos empezar a estudiar lo que sí resulta posible y, mientras se va conformando la base comercial, atraer a grandes socios industriales situados más abajo”.
Alianzas estratégicas
La investigadora principal del CSIR, la Dra. Hulda
Swai, y su equipo están desarrollando un mecanismo
de liberación lenta de medicamentos en el cuerpo
para simplificar los regímenes de tratamiento con
medicamentos, mejorar el cumplimiento de los
pacientes y minimizar la resistencia a los
medicamentos. (foto: CSIR)
Asimismo, el CSIR ayuda a Sudáfrica a crear las capacidades para atajar algunas de las peores enfermedades del continente, incluidos el VIH y la tuberculosis. Sudáfrica posee la mayor incidencia de infección por tuberculosis del mundo, y más del 70% de los enfermos de tuberculosis está infectado por el VIH/SIDA. En colaboración con sus socios estratégicos, el CSIR está elaborando un nuevo método para administrar medicamentos contra la tuberculosis a los enfermos, empleando la nanotecnología para simplificar los tratamientos, y aumentar el cumplimiento de los pacientes y reducir así al mínimo la incidencia de la tuberculosis multirresistente.
Entablar alianzas estratégicas entre las universidades, el sector público y la industria resulta fundamental para el éxito de estas iniciativas. El CSIR tiene dos posibilidades de colaboración con el sector privado: sobre la base de cada proyecto contractual y, de forma más estratégica, investigando en nuevos ámbitos o actividades. El Dr. Sibisi considera que queda un enorme margen para seguir fomentando las alianzas estratégicas a escalas nacional e internacional. En el contexto de África, el Dr.Sibisi señala que el CSIR colabora con institutos de Ghana y Kenya para enriquecer un alimento básico, el sorgo, en el marco de un proyecto financiado por la Fundación Gates. “Nos gustaría realizar más colaboraciones de este tipo, ya que existen muchos desafíos comunes en temas como la alimentación, el transporte, el medio ambiente y la gestión del agua”.
Alcance de las actividades
En tanto que organización multidisciplinar de investigación con el mandato de mejorar el destino de la industria y el pueblo de Sudáfrica, el alcance de las actividades del CSIR no tiene límites. “Supone un punto fuerte, ya que podemos determinar cuáles son nuestras prioridades y descender cuanto consideremos necesario en la cadena de innovación”, señala el Dr. Sibisi. “En cambio, el punto débil es que podemos querer abarcar demasiado y, como consecuencia resultar menos eficaces”. Este desafío es constante para el Dr. Sibisi y sus colegas del CSIR. Cuanto más eficaz y acertada sea la labor de la organización, más le exigirá el gobierno.
Financiación
A pesar de que el CSIR es una institución pública, no se financia enteramente con recursos públicos. El 30% de los fondos procede directamente del erario público y el 70% se obtiene de contratos de trabajo encargados por entidades de los sectores público y privado.
Desafíos en materia de propiedad intelectual
La configuración de la estrategia en materia de propiedad intelectual (P.I.) del CSIR se basa en un marco jurídico nacional similar a la Ley Bayh-Dole de los Estados Unidos, en virtud de la cual se debe proteger y aprovechar la investigación pública en aras del interés de todos. En la actualidad, la organización es titular de más de 400 patentes de unas 160 familias de patentes. Si bien solicitar protección nacional por patente resulta sencillo, la solicitud de protección internacional por patente “supone un gran desafío por los costos que conlleva”, manifiesta el Dr. Sibisi. El CSIR se ve obligado cada año a tomar la difícil decisión de qué patentes se mantienen y cuales se desechan de acuerdo con sus perspectivas de comercialización. “Puede que estemos descartando patentes importantes, pero no podemos seguir pagando una amplia cartera de patentes internacionales si no obtenemos algún tipo de beneficio de ellas”, observa el Dr. Sibisi. La observancia de los derechos de P.I. plantea otro reto.
El CSIR está abriendo nuevos caminos en la
producción de metal de titanio. Ha desarrollado un
proceso para obtener polvo de titanio directamente
del tetracloruro de titanio (TiCl4) a escala comercial.
El CSIR está creando una planta de fabricación piloto
para desarrollar las capacidades de fabricación de
titanio de Sudáfrica como posibilidad comercialmente
viable. (foto: CSIR)
En el último decenio, el CSIR ha concedido sus activos de P.I. en licencia en repetidas ocasiones. Con estas negociaciones, a menudo complejas, el CSIR ha podido perfeccionar de forma continua sus prácticas en materia de licencias. “Está claro que tenemos que crecer, pero debemos hacerlo de forma orgánica y proporcional a nuestras actividades y nuestros éxitos, pero no lograremos el éxito si no disponemos de recursos”, señala el Dr. Sibissi. Sin embargo, más allá de aclarar la titularidad de la P.I., supone un desafío todavía mayor “determinar si existe una corriente suficiente de P.I., en particular de patentes que puedan tener éxito comercial”.
El CSIR cuenta con una estrategia de comercialización de tres frentes: la creación de una nueva empresa, en la que la organización tiene una participación; la venta directa de activos de P.I.; y las licencias de P.I. En cuanto a las licencias, cuando se percibe que la tecnología beneficia a un amplio público, se adopta un modelo de licencia doble. Por ejemplo, el implante de globo ocular, ideado por el CSIR, un ojo artificial cuyo movimiento se sincroniza con el del ojo sano para una mejor apariencia estética, se otorgó en licencia al sistema nacional de salud exenta de regalías y al sector privado con fines comerciales.
El Director Ejecutivo del CSIR está plenamente convencido de la importancia de la P.I. para la innovación. “La P.I. es importantísima. Constituye la base del crecimiento y la competitividad de las naciones y, en un mundo en el que gran parte de nuestras actividades dependen mucho de los conocimientos, ignorarlo sería una insensatez”, observa.
Crear una economía innovadora
Si bien Sudáfrica tiene la suerte de contar con importantes recursos minerales, un sector financiero muy sólido y un robusto marco regulatorio, el Dr. Sibisi hace hincapié en la necesidad de seguir fortaleciendo el ecosistema de innovación del país y, en particular, de desarrollar las capacidades que sustentan la economía innovadora. “Tenemos que seguir desarrollando capacidades empresariales prácticas más allá de lo que se enseña en las escuelas de negocios, por muy importante que esto sea. Tenemos que realzar las capacidades necesarias para fomentar el surgimiento de empresas dinámicas e innovadoras”.
En cuanto a la financiación de la innovación, el Dr. Sibisi subraya que “no es sólo una cuestión de aportaciones. Hemos de empezar a prestar mayor atención a garantizar que exista una financiación y un apoyo apropiados donde se necesita y que se distribuyan de forma correcta”. Según el Dr. Sibisi ésta es una importante laguna de la financiación pública, puesto que no existe la “cultura del inversor providencial” ni en Sudáfrica ni en todo el continente. “Una cosa es animar a la gente a solicitar patentes, pero es necesario hacer más a favor de la comercialización y para aprovechar verdaderamente las ventajas sociales de la patente en cuestión”.
Un hombre con una misión
El Dr. Sibisi es un hombre con una misión. “En el futuro deseo ver un sector totalmente nuevo y sumamente dinámico que haya surgido de los cimientos establecidos por el CSIR en Sudáfrica. Quiero poder destacar distintos ejemplos de casos que hayan dado lugar a mayor inclusión, más puestos de trabajo y menos pobreza gracias a nuestra intervención. Deseo ver que el país asume plenamente la cultura de la innovación y que nosotros somos agentes determinantes para la innovación”. El gran compromiso de la organización con una amplia gama de interesados y el rigor con el que ejerce sus capacidades multidisciplinares implican que está en buenas condiciones para encarar los complejos desafíos actuales en materia de innovación. “Tenemos la obligación de hacerlo como representantes y líderes de un continente con gran potencial”, añade el Dr. Sibisi. “Si no lo logramos en Sudáfrica estaríamos siendo derrotistas y dejaríamos pasar una oportunidad que debemos aprovechar”.
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