Whisky + Galés = Oro (Ley de Faraday)
Por Dan Anthony, escritor independiente
Una versión de este artículo apareció por primera vez en IP Insight (octubre de 2013), publicado por la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido.
La historia de la creación de una de las marcas de whisky más jóvenes y mejor consideradas del Reino Unido es la de la alquimia de la innovación, o cómo puede lograrse el éxito económico a partir del más desalentador de los ingredientes, y cómo una empresa emprendedora convirtió el agua en whisky de primera calidad.
Whisky a gogó
El pueblo de Penderyn se encuentra en un lugar remoto, por decirlo suavemente. Enclavado en una de las cumbres que forman los valles del sur de Gales, Penderyn ocupa la zona fronteriza situada entre el sur industrial y el “salvaje oeste” de Gales. En 1992, cuando arraigó la idea de elaborar whisky en Gales, Penderyn era una aldea soñolienta en lo alto de una colina donde ovejas y ponis pastaban libremente, un territorio de licores destilados ilegalmente.
Allí, en el pub de Alun Evans, The Glancynon Inn, epicentro de la leyenda del whisky Penderyn, un grupo de bebedores urdió la idea original. Cien años antes, Gales producía su propio whisky, ¿por qué no hacerlo de nuevo?
Lo que el mundo necesitaba, lo que demandaban los entendidos, era un nuevo brebaje celta. Sumido en la mitología de la fortaleza de la colina; destilado en el recurso natural más abundante que se produce en las estribaciones de los Brecon Beacons, a saber, el agua de montaña: el whisky galés sería oro líquido.
Estos visionarios del whisky se dieron cuenta de que, para poner en marcha esta transformación, necesitaban un alquimista, o al menos un ingeniero químico. Tal vez Alun Evans, mientras daba un sorbo a su vaso de whisky escocés al final de una ajetreada jornada nocturna, posó su mirada en una de las lámparas Davy que colgaban cerca de la chimenea. Estas lámparas de seguridad del siglo XIX son adornos habituales alrededor de las chimeneas de la cuenca minera del sur de Gales. Humphrey Davy, el hombre que inventó la lámpara, contó con la ayuda de Michael Faraday, otro genio científico de la época, quien aprovechó el poder de la electricidad y el electromagnetismo. Ambos hombres estaban familiarizados con el instante del descubrimiento de lo buscado; lo que necesitaba el whisky galés era hacer el suyo propio.
Ese instante llegó oportunamente. El Dr. David Faraday, ingeniero químico de la Universidad de Surrey y descendiente de Michael Faraday, entró en la sala. El Dr. Faraday sentía curiosidad ante la posibilidad de construir un alambique para el equipo del whisky galés, como él mismo señala: "el desafío era suficientemente interesante como para que valiera la pena investigarlo”.
La máquina que cambió las cosas
El Dr. Faraday inició una serie de proyectos de investigación en la Universidad de Surrey, que finalmente culminaron con la creación del singular alambique de “caldera única” de la Welsh Whisky Company. El alambique permite producir diferentes grados de alcohol, mediante una sola columna de fraccionamiento.
"La técnica utilizada en la columna de fraccionamiento del alambique de Penderyn es a grandes rasgos la misma que se utiliza en la industria petroquímica", dice el Dr. Faraday, “pero con adaptaciones especiales. Nunca antes nadie había pensado en usar un alambique como este para hacer whisky".
El Dr. Faraday y su equipo tardaron ocho años en desarrollar y diseñar el singular alambique. Fue construido por MacMillans en Prestonpans (Escocia) y, con un 92% de volumen de alcohol, produce el whisky de malta de mayor graduación alcohólica que existe. Acababa de nacer el arma secreta de la Welsh Whisky Company: la caldera única de Penderyn. Pero, como dice el Dr. Faraday, la calibración precisa y el manejo del alambique requieren cierto tacto.
"Una vez que habíamos alcanzado la región necesaria, ya podíamos decir que podíamos fraccionar lo que iba a denominarse whisky galés," dice el Dr. Faraday. "Entonces es cuando se traspasa el umbral de la ciencia para pasar al arte".
Aunque el Dr. Faraday ha seguido trabajando en otros proyectos de investigación, habla con gran cariño de la asociación que mantiene con los destiladores de whisky de Penderyn. La actitud de éstos, convencidos de que "se podía hacer", le motivaron a él y su equipo de la Universidad de Surrey.
El Dr. Jim Swan, maestro mezclador y destilador, trajo a la empresa experiencia, conocimientos y algo que no puede reproducirse sintéticamente: el olfato. Junto con el destilador de la Welsh Whisky Company, el Dr. Swan ajustó el alambique y el proceso de envejecimiento para crear el sabor suave único del whisky Penderyn.
Oro galés
"Penderyn" fue registrado como marca en el Reino Unido en 2001 (UK TM 2261484). La primera botella de whisky galés se vendió en Penderyn en 2004, en una ceremonia de inauguración que tuvo lugar el día de San David. El Príncipe de Gales fue el invitado de honor. Tras doce años de sueños, trabajo duro, investigaciones e inversiones, el whisky galés estaba de vuelta, y fue un éxito. Hoy en día, Penderyn es una de las marcas de primera calidad en todos los estantes de los supermercados del Reino Unido. Ha encontrado su lugar entre los grandes destiladores de whisky tradicionales gracias a su énfasis en la calidad.
Sian Whitelocke, Directora Comercial de la Welsh Whisky Company, retoma la historia: "La demanda ha superado a la oferta", dice. "Estamos haciendo los preparativos para instalar una segunda caldera única este año. Esto duplicará nuestra producción. Por el momento, sólo podemos vender en torno al 20% de nuestra producción en el extranjero. Pero el mercado mundial de whisky es pujante y tenemos compradores que buscan el sabor único del whisky galés Penderyn por todo el mundo".
En la actualidad se producen anualmente 150.000 botellas de whisky Penderyn de primera calidad. Con la incorporación de un tercer alambique en 2014, la Welsh Whisky Company espera producir más de 700.000 botellas en los próximos diez años.
"Pensamos largo y tendido el aspecto visual de la marca Penderyn", dijo Sian Whitelocke. "Desarrollamos un embalaje singular y creamos una marca basada en la idea de oro galés, algo raro y valioso".
La historia del whisky Penderyn ilustra la importancia que tiene combinar la brillantez técnica con el sentido de los negocios y la conciencia de marca para crear un paquete acertado de propiedad intelectual. Científicos como el Dr. David Faraday y el equipo empresarial de la Welsh Whisky Company desempeñaron papeles importantes, pero la Universidad de Surrey y los inversores también tuvieron mucho que decir. Para poner a punto innovaciones tan buenas como esta se requiere más de un innovador pionero: a decir verdad, se necesitan equipos de visionarios.
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