En defensa del derecho de autor: visión de los interesados
Por Catherine Jewell, División de Comunicaciones de la OMPI
La eminente poeta, dramaturga y escritora británica contemporánea, Maureen Duffy, nos ofrece su visión sobre los problemas a que se enfrentan los autores en la actualidad y explica por qué es importante defender sus derechos.
“Escribir es escribir. Y escribir y escribir. Y escribir y escribir…”, dijo la Sra. Duffy citando a Gertrude Stein. “Escribimos por amor a la escritura, pero también necesitamos que se nos pague… no se puede vivir solo de amor”.
Los principales problemas a que se enfrentan los escritores hoy en día son lograr “que se nos publique y que se nos pague”, indicó la Sra. Duffy. Anteriormente, el hecho de que hubiera muchas editoriales medianas hacía posible que los escritores tuvieran más posibilidades de publicar sus obras y de elegir. Ahora, con la consolidación en el sector, unos cuantos conglomerados internacionales dominan el mercado. “Los editores ya no ofrecen adelantos como lo hacían antes. Ahora te dicen, escribe el libro y ya veremos si queremos comprarlo”, señaló la autora. Muchas editoriales más pequeñas han quebrado y las pocas que han sobrevivido rara vez tienen el peso necesario para comercializar y distribuir sus obras.
En el entorno de la edición, que está sujeto a cambios, Internet ofrece medios alternativos que pueden resultar eficaces para ampliar la base de lectores, pero que no están exentos de riesgos. “Aunque Internet ofrece la oportunidad a los autores de difundir sus obras, todavía no les ofrece la posibilidad de recibir la remuneración correspondiente. Es un grave problema”, afirmó la Sra. Duffy. “Aunque la tecnología digital ofrece enormes ventajas al facilitar la producción y la comunicación, también facilita la piratería, la copia sin pago, la desviación y denegación del ingreso al que tienen derecho los autores por su inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, privándolos incluso del reconocimiento de la autoría de su obra, que es un derecho humano universal” añadió.
La posibilidad de que se dé acceso libre a los contenidos digitales es particularmente preocupante para los autores. “¿Por qué han de ser los autores los únicos que ofrezcan su trabajo gratuitamente?”, pregunta la Sra. Duffy, subrayando la necesidad de “proteger a los creadores y asegurar que reciban una proporción aceptable de lo que se gana por su trabajo para que puedan seguir haciendo lo que mejor hacen, es decir, crear”.
“Es fabuloso que se puedan colocar las obras de los autores en línea”, señaló la Sra. Duffy. “Hemos pasado por todo, el papiro, el papel y ahora tenemos Internet, que no deja de ser solo un medio. Es una red mundial y está muy bien que lo sea porque todos queremos tener una audiencia lo más amplia posible, pero se corre también el riesgo de que se deteriore la calidad de lo que se ofrece y de que no se retribuya suficientemente a los creadores para que sigan creando”, dijo.
Si bien los derechos de autor se reconocen en la legislación desde la adopción de la primera ley de derecho de autor, la “Ley de la Reina Ana”, de 1710 (véase el recuadro), la necesidad de defender esos derechos adquiere mayor importancia en el mundo globalizado y digitalizado de hoy.
Acerca de la Ley de la Reina Ana (1710)
La Ley de la Reina Ana (también conocida como Estatuto de la Reina Ana), cuyo título oficial era “Ley de fomento del aprendizaje por la que se otorga el derecho sobre las copias de libros impresos a los autores o compradores de las copias, durante el plazo en ella establecido”, promulgada por el Parlamento británico en 1710, fue la primera normativa que preveía un derecho de autor reglamentado por el gobierno y los tribunales más bien que por partes privadas. Como lo señala la Oficina de P.I. del Reino Unido, en esa ley se introducían dos nuevos conceptos, a saber, que el autor es el titular del derecho y el principio de establecer un plazo definido para la protección de las obras publicadas.
En el preámbulo de la Ley se afirmaba que su objetivo era poner orden en el sector del libro, en particular:
“Considerando que, recientemente, los editores, libreros y otras personas se han tomado la libertad en reiteradas ocasiones de imprimir, reimprimir y publicar, o incitar a que se impriman, reimpriman y publiquen libros y otros escritos publicados sin la autorización de los autores o los propietarios de dichos libros o escritos, causándoles graves perjuicios y, muy a menudo, hundiéndolos a ellos y a sus familias en la ruina, instamos encarecidamente a su Majestad a que, a los efectos de prevenir esas prácticas en el futuro y alentar a los estudiosos y eruditos a elaborar y escribir libros útiles, promulgue la Ley …”
Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? En opinión de la Sra. Duffy la concesión de licencias es la clave para desentrañar el enigma. “La concesión de licencias es la única manera de solucionar estos problemas”, dijo. A ese respecto, el IAF colabora con sus asociaciones miembros para asegurar que las empresas del sector sean conscientes de las necesidades de los autores y que estén en mejores condiciones para negociar contratos favorables que les ofrezcan condiciones justas.
Otra solución posible, según ella, sería crear y aplicar un sistema que obligue a los proveedores de servicios de Internet a remunerar a los creadores por los contenidos que usan. “Me parece también que, como muchos proveedores de servicios de Internet ponen en línea contenidos gratuitos y ganan dinero con la publicidad, se les debería obligar a asignar al menos una parte de lo que ganan con la publicidad a los creadores”, dijo la Sra. Duffy. “De otra manera no veo cómo se puede apoyar la creación. Si se dijera con firmeza que es obligatorio pagar el derecho de autor, en otras palabras, si se aplicara realmente la regla de los tres pasos [véase el recuadro] podríamos sentarnos a la mesa de negociación con confianza y decirles que tienen que pagar algo a los creadores de contenidos, sea de las ganancias que obtienen por sus suscriptores o por la publicidad, si no estarán infringiendo la regla de los tres pasos”.
“La sociedad necesita a los autores creadores por motivos culturales, sociales, psicológicos y económicos”, señaló la Sra. Duffy. El reto a que se enfrentan los responsables políticos en el mundo es crear las condiciones que permitan a los creadores ganarse la vida con su trabajo y controlar su uso. Solo así será posible garantizar el desarrollo continuo de un sector creativo sólido, dinámico y enriquecedor para las generaciones venideras.
Acerca de Maureen Duffy
Maureen Duffy, reconocida poeta, dramaturga y novelista británica contemporánea es la autora de 33 obras publicadas de ficción, seis compendios de poesía, varios ensayos y 16 obras para teatro, radio y televisión. Es miembro de la Royal Society of Literature y del King’s College London, y vicepresidenta de la Royal Society of Literature. Su novela más reciente, publicada en 2013, se titula In Times Like These (En los tiempos que corren), una moderna reseña de la insensatez humana y la política.
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