Reflexiones de Jean Michel Jarre sobre la cultura, los creadores y la industria tecnológica
Por Catherine Jewell, División de Comunicaciones de la OMPI
La revolución digital ha transformado de manera radical las industrias creativas al ofrecer muchas formas nuevas de acceder a la escena cultural y llegar al público de todo el mundo. Como consumidores, disfrutamos de acceso a una oferta musical en continua expansión, podemos relacionarnos directamente con nuestros artistas favoritos por medio de las redes sociales y la generalización de la transmisión de música por flujo continuo y los servicios de suscripción, unida al aumento del número de servicios de recomendación en línea, nos permiten disfrutar de una variedad de oportunidades sin precedentes para descubrir música nueva.
Todo esto es positivo para el sector y para los consumidores, pero ¿qué pasa con los creadores?
Según un informe reciente elaborado por la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC), en 2012 la recaudación mundial en concepto de regalías alcanzó la cifra récord de 7.800 millones de euros, pero los ingresos generados por el sector digital, que ese mismo año sumaron 301 millones de euros, siguen constituyendo solo el 4% de la recaudación total a nivel mundial. Estas cifras indican que los creadores no están obteniendo una remuneración equitativa en el mercado digital.
El pionero de la música electrónica y defensor de los derechos de los creadores, Jean Michel Jarre, Presidente de la CISAC, considera que los artistas necesitan un nuevo acuerdo que permita a los creadores estar más en pie de igualdad con los gigantes tecnológicos: los fabricantes de equipos informáticos y los proveedores de contenidos, cuyo ingenio está impulsando la expansión del mundo digital. El músico expresa su parecer acerca de la importancia que tiene la propiedad intelectual (P.I.) y la necesidad de que la industria tecnológica y los creadores trabajen codo con codo en beneficio mutuo a fin de fomentar un desarrollo cultural sostenible.
A pesar de la dinámica positiva que se observa hoy en día en el sector musical, siempre está presente la amenaza de la piratería en línea; algo que, según Jean Michel Jarre, exige redoblar los esfuerzos a fin de mejorar la percepción y la sensibilización del público respecto de la P.I.
Debemos lanzar a la calle el mensaje claro de que la propiedad intelectual no solo es importante para los artistas, sino que afecta a todas y cada una de las familias en las que hay un hijo, una hija, un hermano o una hermana que sueña con convertirse en escritor, fotógrafo, músico o cineasta.
“Si no respetamos los derechos de los creadores y damos a sus obras el valor que se merecen”, dijo, “se dejarán de escribir libros y se dejarán de hacer películas y música”. “Perderemos la oportunidad de que se creen futuras obras maestras…necesitamos al próximo Fellini, al próximo Beethoven y al próximo García Márquez”.
Los creadores son importantes para nuestro futuro
“Es mucho más importante que unos cuantos artistas sentados sobre su mina de oro intentando conservar sus ventajas”, continuó, señalando los beneficios económicos y sociales más amplios que podrían derivarse de unos derechos sólidos de P.I. “Tenemos que reconocer que los creadores son parte muy importante de nuestro futuro. La creación y todas las formas de arte conforman el alma y la identidad de un país. No hay desarrollo sostenible sin una economía sostenible para la creación”.
Guardar, inventar, transmitir: el futuro de la cultura pasa por los derechos de autor.
Antón Patiño – pintor (España)
Los derechos de autor son el sueldo del creador.
Monné Bou – artista visual (Côte d'Ivoire)
Los derechos de autor son en realidad una cuestión de respeto.
Baz Luhrmann – director de cine (Australia)
A fin de subrayar la importante contribución económica que realizan los creadores, dijo lo siguiente: “los artistas generan millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Olvidamos que generan mucho empleo”. Recalcó además que los creadores desempeñan una función primordial en el desarrollo social, económico y cultural de una nación, y señaló: “tenemos que dejar de pensar en la música como si fuera el fondo de escritorio”, a lo que añadió: “hemos de trabajar juntos a fin de definir una economía sostenible para nuestra cultura”.
La importancia fundamental del derecho de autor
Mientras en algunos círculos se está cuestionando la idea misma del derecho de autor y la necesidad de financiar la creación, el artista observó que en muchos países emergentes, entre ellos China, se está reconociendo la importancia que tiene el derecho de autor “no solo como estimulador del crecimiento económico, sino también como la mejor manera de exportar su cultura y reafirmar su identidad”.
A pesar de las oportunidades enormes que genera Internet en lo que se refiere a acceso a los contenidos y aumento del interés por los contenidos libres, Jarre subrayó lo importante que sería encontrar vías para que los creadores puedan ganarse la vida con su trabajo. “Una cosa es el acceso libre y otra bien distinta es la economía que hay detrás de ese acceso libre”, explicó. Estableció un paralelismo con los acuerdos existentes con las emisoras de radio, y señaló: “cuando se escucha la radio, se escucha música de forma gratuita, pero no es ilegal, y los artistas perciben una remuneración porque las emisoras de radio, las cadenas, pagan una suma adicional por los derechos. Debemos reconocer ya que todo el mundo debería pagar, y en especial las entidades comerciales que se dedican a transmitir contenidos creativos”.
Con el fin de contrarrestar el argumento de que los derechos de autor representan barreras para la educación, subrayó la importancia fundamental que tiene el derecho de autor, y dijo: “es exactamente al contrario. Solo se puede tener acceso a la educación si se dispone de libros. Para poder disponer de libros es necesario que exista un sistema en el que se recompense a los autores y que les anime a escribirlos. Es una absoluta ingenuidad pensar que el acceso libre va a solucionar los problemas de la educación. Todo lo contrario; el acceso libre desalentaría la creación de materiales educativos. Esa idea de que todos somos hermanos y hermanas y que deberíamos intercambiarlo todo gratuitamente es una falacia. Nada es gratis, y de serlo, eso siempre favorecerá a los más ricos”.
Un nuevo acuerdo para los creadores
Jarre cree que los creadores y los artistas han de entablar negociaciones con los proveedores de contenidos con el fin de perfilar un nuevo acuerdo para sí mismos en el marco de una economía digital en continuo crecimiento. En su opinión, esta es la única manera de salvaguardar sus intereses a largo plazo y garantizar un desarrollo cultural sostenible.
Considera que ha llegado el momento de sentarse con las compañías de telecomunicaciones, los fabricantes de equipos informáticos y los distribuidores de contenidos digitales a fin de crear un modelo de negocios equilibrado y razonable que sea bueno para los creadores. “Nos necesitan tanto como nosotros a ellos”, señaló, y destacó el hecho de que los artistas se encuentran en realidad en una posición mucho más ventajosa para negociar de lo que creen. Es su trabajo el que contribuye al éxito económico y la solidez de los gigantes de la alta tecnología, que también sufren en sus propias carnes las dificultades que ocasionan las arenas movedizas en las que se desenvuelven el mercado y la opinión pública.
“Los que más dinero están ganando con nuestras creaciones no son los consumidores sino las empresas que se dedican a transmitir nuestros contenidos. No están pagando lo que deberían. Se están haciendo ricos y poderosos gracias a nuestros contenidos. Es como si una empresa no le pagara a sus accionistas”. Añadió que a los artistas se les debería tratar como asociados en pie de igualdad y recibir una remuneración acorde a dicha condición. “No estamos hablando de un impuesto ni una contribución. No somos mendigos; somos asociados empresariales de Google, de Facebook y de todas esas otras empresas que se están haciendo ricas proporcionando acceso a nuestros contenidos. En definitiva, es muy sencillo, el dinero está ahí, en algún sitio, y hay personas que merecen percibir ese dinero, por lo que tenemos que sentarnos a una mesa y encontrar una solución, y lo haremos”.
“Es necesario crear un nuevo modelo de negocios acorde con los nuevos medios y las nuevas redes de distribución”, dijo. “Tenemos que dejar de pensar que los grandes actores de Internet son nuestros enemigos. Esta gente no existía hace 20 años, eran niños que han creado grandes conceptos que han crecido tanto y tan rápido que no han tenido tiempo de darse cuenta de los daños colaterales que podían provocar. Son mucho mejores amigos de los creadores de lo que creemos”.
Como Presidente de la CISAC, Jarre está comprometido con el fomento de los derechos de los autores en todo el mundo. Los músicos a menudo hacen suyas diferentes causas sociales y políticas, pero es evidente que han sido más silenciosos respecto de la defensa de sus propios intereses. “Por eso nuestro sector es tan vulnerable. Los creadores tienen muchas dudas e inseguridades. Para un artista, lo más difícil es evaluar su propio trabajo. A los creadores les cuesta mucho defenderse y expresar su opinión sobre asuntos financieros o comerciales”.
A pesar de los desafíos que conlleva cambiar la percepción pública respecto de la importancia que tiene la P.I. y crear un modelo de negocios para el siglo XXI que resulte adecuado para los creadores, Jarre es optimista sobre el futuro. “El sector creativo es mucho más fuerte de lo que creen los propios artistas. Los artistas y los creadores existían antes de la electricidad y seguirán existiendo mucho después de Internet”.
“Mi objetivo es convertir tanto a los creadores como a los ciudadanos de a pie en embajadores de la propiedad intelectual”. Aunque a primera vista parezca una tarea ardua, Jean Michel Jarre es optimista respecto de sus posibilidades de éxito. “¿Cuánta gente a la que le habría encantado ser músico, cineasta o escritor no ha podido llegar a serlo por alguna causa social o económica? Hemos de mejorar esta situación, tenemos que animar a la gente a crear y tenemos que crear unas condiciones que aseguren a las personas creativas la obtención de una recompensa por su creatividad en el mundo digital. Estamos en el siglo XXI y tenemos que hacerlo bien”, sentenció. “Los músicos sabemos hacer mucho ruido, así que ¡hagámoslo!”.
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