Índice Mundial de Innovación 2015: Políticas eficaces de innovación para el desarrollo
Por Catherine Jewell, División de Comunicaciones de la OMPI, y Sacha Wunsch-Vincent, División de Economía y Estadística de la OMPI
Las economías maduras hace tiempo que reconocen el gran alcance de los beneficios asociados a la inversión en la capacidad de innovar y en su fortalecimiento. El Índice Mundial de Innovación, que ofrece un panorama del estado de la innovación en el mundo, muestra que ahora también muchos países de ingresos medianos y bajos están centrándose activamente en el fortalecimiento de su capacidad para promover la innovación como motor del crecimiento.
El Índice Mundial de Innovación, ahora en su octava edición, compara los resultados de 141 países en materia de innovación de acuerdo con un amplio conjunto de indicadores que miden los recursos para la innovación, es decir, lo que los países están haciendo para fortalecer sus ecosistemas de innovación, y los resultados en innovación, es decir, el rendimiento y los resultados en el ámbito de la innovación. Si bien el Índice Mundial de Innovación clasifica el rendimiento en innovación de los países encuestados, su principal objetivo es generar ideas, identificar prácticas óptimas y proporcionar apoyo concreto a los encargados de la formulación de políticas y directivos de empresa en su esfuerzo por mejorar el rendimiento en innovación.
El Índice Mundial de Innovación 2015 se centra en las Políticas eficaces de innovación para el desarrollo y analiza nuevas formas en que los encargados de la formulación de políticas de las economías emergentes pueden aprovechar su potencial innovador e impulsar el crecimiento económico.
“La innovación puede ser trascendental para fomentar el crecimiento económico en los países, sea cual fuere la fase de desarrollo en la que se encuentren. No obstante, traducir ese potencial en hechos concretos no viene por sí solo”, opina el Director General de la OMPI, Francis Gurry, añadiendo: “Incumbe a cada nación dar con la combinación acertada de políticas para movilizar el potencial innovador y creativo innato de sus economías”.
"La innovación es en realidad una labor a largo plazo. Se requiere perseverancia", apunta el Sr. Gurry, señalando que la traducción de una idea en un producto comercial con éxito es un proceso "arriesgado" y “complejo". "Para muchos países en desarrollo, esto es un gran reto", dijo en la presentación del Índice Mundial de Innovación 2015 en Londres, y señaló que el informe ofrece enseñanzas interesantes a los encargados de la formulación de políticas de todo el mundo de cara a mejorar su rendimiento en la esfera de la innovación.
Clasificación
El Índice Mundial de Innovación 2015 indica que Suiza, el Reino Unido, Suecia, los Países Bajos y los Estados Unidos de América son las naciones más innovadoras del mundo. Estos países tienen en común la completa integración de un ecosistema de innovación, en el que la inversión en capital humano, junto con unas infraestructuras robustas de innovación, contribuyen a un nivel elevado de creatividad.
El Índice Mundial de Innovación también muestra que el grupo de los 25 primeros clasificados ‑todos ellos economías de ingresos altos‑ se mantiene prácticamente sin cambios, con algunas excepciones, lo que indica que es muy difícil entrar en el grupo de cabeza. Este año, la República Checa (en el puesto 24) se ha incorporado al grupo de los 25 primeros e Irlanda (octavo puesto) se coloca entre los 10 primeros países.
Chile, la India, Israel, Mauricio y Singapur también han ocupado el primer puesto en sus respectivas regiones.
La calidad importa
Quienes obtienen los mejores resultados en innovación también comparten la capacidad de innovar con calidad. A este respecto, el Reino Unido y los Estados Unidos están por delante del resto, en gran parte gracias a sus universidades de primer orden, seguidos por el Japón, Alemania y Suiza. Entre las economías de ingresos medianos, los mejores resultados son los de China, el Brasil y la India, y China acrecienta cada vez más su distancia con respecto a los demás.
Las universidades son poderosos captadores de talento. "Las universidades constituyen una fuente fundamental de conocimiento y experiencia para las empresas. Nos proporcionan la fuerza de trabajo altamente cualificada necesaria para impulsar la innovación", señaló a su vez durante el evento la Baronesa Neville-Rolfe, Subsecretaria de Estado y Ministra de Propiedad Intelectual del Reino Unido.
"El progreso del Reino Unido en los últimos cinco años refleja la creciente fortaleza de nuestra economía y también el vínculo con una infraestructura de innovación eficiente y, por supuesto, las universidades," dijo la Ministra. El Reino Unido ha avanzado en el Índice Mundial de Innovación del décimo puesto en 2011 al segundo en 2015”.
"La innovación es un motor fundamental del crecimiento mundial y la prosperidad económica", dijo la Baronesa Neville-Rolfe, señalando que era fundamental en la recuperación económica del Reino Unido. La innovación, explicó, "apuntala nuestra competitividad y ayuda a captar los nuevos clientes y los nuevos mercados que todos necesitamos a largo plazo".
Se reduce la brecha tecnológica
Si bien persiste una brecha de innovación entre las economías en desarrollo y desarrolladas, la brecha tecnológica está reduciéndose, y, especialmente en las economías emergentes, están creciendo con fuerza los programas nacionales de innovación. El Índice Mundial de Innovación 2015 pone de manifiesto que un grupo cada vez más amplio de estas economías, integrado por China, Malasia, Vietnam, la India, Jordania, Kenya y Uganda están dejando atrás a países con su mismo grado de desarrollo económico en la apuesta por la innovación.
Factores de éxito
Al centrarse en el tema de las Políticas eficaces de innovación para el desarrollo, el Índice Mundial de Innovación 2015 examina si las políticas de innovación que prevalecen en los países de ingresos altos pueden adaptarse a las economías emergentes y de ingresos bajos.
Las políticas eficaces de innovación de los países de ingresos altos hacen hincapié en mejorar las condiciones para que la innovación pueda darse efectivamente, por ejemplo, mediante el establecimiento de un entorno empresarial propicio y la facilitación del acceso a la financiación. Esas políticas también se centran en la creación de una base de recursos humanos y de investigación robusta y en asegurar que exista un estrecho vínculo entre todos los agentes del ecosistema de innovación. También incluyen el apoyo directo a las empresas, la investigación y el desarrollo y la innovación a través de becas, subvenciones y estímulos fiscales.
Pero trasladar simplemente las políticas de innovación de los países de ingresos altos a las economías emergentes es poco probable que rinda frutos. El Índice Mundial de Innovación 2015 pone de relieve la importancia de formular políticas adaptadas al contexto que reflejen la "heterogeneidad y diversidad de trayectorias" de los países.
Las economías emergentes se enfrentan a un panorama de la innovación muy diferente, caracterizado con frecuencia por una infraestructura deficiente, mercados de productos, capitales y trabajo anémicos, sistemas educativos subdesarrollados, vacíos normativos e intensas desigualdades. Dicho esto, un número cada vez mayor de economías en desarrollo está haciendo importantes progresos para superar estas dificultades y desarrollar ecosistemas nacionales de innovación eficaces. Entre ellas figuran China, Malasia, Vietnam, la India, Jordania, Kenya y Uganda.
Enseñanzas
Si bien las políticas de innovación de los artífices de la innovación de las economías emergentes varían de un país a otro, sí que comparten algunas características fundamentales y ofrecen enseñanzas valiosas.
En primer lugar, esos países otorgan a la innovación una importancia estratégica. Los gobiernos desempeñan un papel fundamental para garantizar el carácter prioritario de la innovación en el programa político. Esa visibilidad contribuye a cultivar una mentalidad favorable a la innovación, apoyar el desarrollo del sector privado (al facilitar la constitución de empresas) y fortalecer los vínculos entre agentes de la innovación, en particular, el sector privado y las instituciones de enseñanza superior.
En segundo lugar, la innovación es una tarea a largo plazo que requiere perseverancia. "No caben vacilaciones en la política de innovación", señaló durante el evento Bruno Lanvin, Director Ejecutivo de Índices Mundiales en el INSEAD y coautor del Índice Mundial de Innovación 2015. Sin una inversión constante en el fomento de las instituciones y los agentes que apoyan la innovación, y sin fortalecer los vínculos entre quienes cumplen un cometido en el complejo ecosistema de la innovación, el rendimiento puede disminuir y disminuirá rápidamente.
En tercer lugar, una política nacional de innovación bien coordinada con objetivos claros y un entorno institucional a la altura son ingredientes importantes para lograr resultados. La realización de una evaluación exhaustiva inicial de los sistemas de innovación existentes, a fin de determinar los puntos fuertes y débiles, servirá de hoja de ruta útil a los encargados de la formulación de políticas para avanzar. Asegurar el compromiso de los agentes fundamentales de la innovación, incluidos los innovadores nacionales con resultados demostrados, también tiene una importancia decisiva.
El establecimiento de organismos y consejos transversales de innovación, como los que se han podido ver en Georgia y Kenya, que mantienen un vínculo directo al más alto nivel de gobierno, es una forma efectiva de asegurar la buena coordinación de la política de innovación con otras políticas, como la educativa, de competencias, de inversión extranjera y comercial. Una coordinación más estrecha entre las políticas de propiedad intelectual y de innovación también resulta útil en lo que se refiere a la creación de incentivos para la innovación, asegurando una ventaja competitiva y el apoyo a la creación de valor en la economía en su conjunto. La eficacia en la coordinación de políticas es de particular importancia en los contextos en que los recursos son limitados.
En cuarto lugar, orientar la innovación y la investigación hacia soluciones adaptadas al contexto que se ocupen de las necesidades locales ofrece un enorme potencial para el crecimiento económico. En algunos países africanos, como Kenya, el desarrollo espontáneo a nivel local de innovaciones tecnológicas extraordinarias, como el servicio de banca móvil M-Pesa y el servicio de información agrícola iCow, están teniendo un importante efecto en la vida de millones de personas.
Prestar una mayor atención a un mejor aprovechamiento de la incidencia indirecta de la actividad de inversión extranjera en la economía local también ofrece enormes posibilidades para el fomento de la iniciativa empresarial local y la innovación, que a menudo van de la mano. En ese sentido, las organizaciones intermediarias, como las organizaciones no gubernamentales, desempeñan un papel fundamental en la facilitación de la transferencia de conocimientos especializados y pericia técnica.
Aunar los esfuerzos nacionales en torno a problemas comunes a todos los países en desarrollo también ofrece un importante potencial de crecimiento. El comercio Sur-Sur en materia de bienes y servicios innovadores adaptados es cada vez más una realidad y una meta.
Partiendo de los datos reflejados en el Índice Mundial de Innovación 2015, hay razones para ser optimistas, dado que las economías de todo el mundo continúan haciendo progresos firmes en el asentamiento de las bases del futuro crecimiento impulsado por la innovación. Los espectaculares avances presenciados en un número creciente de artífices de la innovación de economías emergentes sugieren que podemos esperar algunas novedades interesantes en el panorama mundial de la innovación en los próximos años.
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