Gestión de los derechos en la música indígena digitalizada
por Wend Wendland, Director de la División de Conocimientos Tradicionales, OMPI*
Ole Kaunga y Ole Tingoi acudieron a mí en 2006, a la sombra de la vieja acacia donde se reúnen los ancianos de la comunidad, con una idea que podría ayudar a los masái del África Oriental a conseguir un flujo de ingresos adecuados a nuestra época. “Creemos una biblioteca con nuestra música y pongámosla a la venta en línea”, dijo Ole Kaunga. “Como iTunes”.
Ole Kaunga y Ole Tingoi son miembros de la comunidad masái de Il Ngwesi, en Laikipia, Kenya.
Así comenzó una ambiciosa asociación que pretende proporcionar beneficios concretos a la comunidad mediante la grabación, el archivo y la comercialización de la música masái y otras expresiones culturales.
Este revolucionario proyecto se inscribe tanto en la temática de la preservación del patrimonio, como en la de la autodeterminación, el desarrollo rural, la iniciativa empresarial comunitaria, la promoción de la creatividad y la reducción de la brecha digital.
Las Naciones Unidas incluso han realizado una película al respecto.
Las comunidades indígenas y locales en el puesto de mando
El proyecto identifica tanto los beneficios como los riesgos de las nuevas tecnologías para las comunidades indígenas y locales. Si bien las nuevas tecnologías pueden preservar y difundir el patrimonio indígena como nunca antes se pudo hacer, es de vital importancia que las propias comunidades tengan la facultad de tomar decisiones fundamentadas sobre el modo de gestionar los derechos de P.I. resultantes de conformidad con sus valores culturales y objetivos de desarrollo.
Por ello, este proyecto piloto quiere poner a las comunidades indígenas y locales en el puesto de mando. La OMPI ha desarrollado este proyecto en colaboración con The American Folklife Centre de la Biblioteca del Congreso, en Washington D.C., y el Center for Documentary Studies de la Duke University, en Carolina del Norte (Estados Unidos de América). Una vez lanzado el proyecto, los museos nacionales de Kenya también prestaron una valiosa ayuda.
La idea principal es que los masái pasen de ser los objetos de estudio a ser los productores de su propio archivo documental y, como tal, los titulares de los derechos de esas nuevas grabaciones.
John Ole Tingoi y Anne Tome de Il Ngwesi –elegidos por la comunidad por su interés y sus aptitudes– recibieron formación práctica sobre las técnicas documentales y las habilidades de archivo necesarias para llevar a cabo una conservación cultural eficaz en las propias comunidades. La OMPI ofreció a la comunidad formación en materia de P.I. para permitirle gestionar sus derechos de P.I., además de un equipo básico de cámaras, grabadoras de sonido, computadoras y programas informáticos para arrancar el proyecto.
Apoyo a la gestión de los derechos
El principal objetivo del proyecto es garantizar que los propios masái son capaces de gestionar la información sobre la P.I. relativa a cada una de sus grabaciones. La gestión de los derechos de P.I. es por lo tanto un componente fundamental del proyecto, e incluye la identificación de los titulares de derechos y el modo en que se puede hacer uso de estas obras de conformidad con las leyes y prácticas consuetudinarias.
La gestión de los derechos es tan importante para el archivo de las grabaciones con fines de conservación como para su difusión y comercialización. Aparte del proyecto piloto masái, otras iniciativas han querido desarrollar métodos prácticos y de fácil utilización para que los titulares de derechos puedan gestionar sus derechos. Dos de ellas merecen una atención particular.
Local Contexts: transmitir información mediante etiquetas
El proyecto Local Contexts ofrece a las comunidades indígenas varias “etiquetas” que pueden adjuntar a sus grabaciones digitales de material cultural. En virtud del sistema de P.I. convencional, se suele considerar que este material forma parte del dominio público y que, por lo tanto, se puede utilizar libremente.
Las 13 etiquetas disponibles actualmente en Local Contexts proporcionan a los usuarios potenciales información importante sobre el significado y el estado de los materiales culturales. Al etiquetar sus materiales, las comunidades pueden proponer normas de acceso y utilización que suelen basarse en las leyes y prácticas consuetudinarias, proporcionando a los usuarios de los materiales una idea clara de lo que se espera de ellos en términos de uso y atribución del material.
Este enfoque es especialmente valioso en lo relativo al material sagrado y/o ceremonial. Por ejemplo, la etiqueta Traditional Knowledge Community Use Only significa que el material en cuestión no está normalmente disponible al público, y pide implícitamente a los usuarios que piensen detenidamente si van a utilizar el material y cómo lo van a hacer.
En muchos casos, al tratar de catalogar información sobre el patrimonio cultural, gran parte de esa información queda registrada incorrectamente o bien es omitida. En respuesta a ese problema, la etiqueta Traditional Knowledge Attribution vuelve a poner el nombre de una comunidad en el registro histórico y de archivo y pide a los usuarios que hagan lo mismo. La etiqueta también pone de nuevo en contacto a las comunidades contemporáneas con el material histórico y conecta a los usuarios con esas comunidades.
De manera similar, la etiqueta Traditional Knowledge Commercial indica que el material se puede utilizar con fines comerciales pero que los usuarios deben respetar los protocolos comunitarios. Creada para desalentar un uso denigrante, la etiqueta fomenta el diálogo entre el usuario y la comunidad de origen.
Claramente, esas etiquetas no son “coercitivas” pero los fundadores de la iniciativa, Jane Anderson y Kim Christen Withey, explican que “apelan a los mejores instintos de los usuarios de materiales culturales indígenas para que se sirvan de ellos y los compartan con responsabilidad y respeto”.
El sistema de etiquetado Local Contexts está precisamente destinado a comunidades como la masái. Inicialmente creadas para apoyar el proyecto Mukurtu en Australia Central, las etiquetas se están probando actualmente con comunidades nativas americanas y de las Primeras Naciones en el Canadá y los Estados Unidos de América. The American Folklife Center, de la Biblioteca del Congreso, será una de las primeras instituciones que incorpore las etiquetas en su catálogo y en su material digital a resultas del trabajo que está realizando con la Nación Passamaquoddy del estado de Maine, consistente en etiquetar y digitalizar una colección de grabaciones de sonido de los años 1890.
The Copyright Hub: making licensing easier
El Copyright Hub: facilitar la concesión de licencias
Una segunda iniciativa que ayuda a las comunidades indígenas y locales a gestionar sus derechos de P.I. es el Copyright Hub (véase El Copyright Hub del Reino Unido: licencia para crear - Revista de la OMPI).
En el entorno digital, es fácil encontrar contenido creativo, pero este suele estar separado de sus titulares y de toda información relativa a los derechos de P.I. Con frecuencia, tenemos muy poco o ningún conocimiento de los derechos vinculados a diferentes materiales, o de a quién pertenecen. Ello constituye un obstáculo para el intercambio, la reutilización y la creatividad.
El Copyright Hub, una plataforma tecnológica de uso gratuito, aborda ese problema facilitando la concesión de licencias de uso para materiales protegidos y no protegidos por derecho de autor en el entorno digital. Para ello, atribuye identificadores a las obras, permitiendo a aquellos que quieren utilizar su contenido –intermediarios y titulares (o sus computadoras)– comunicarse unos con otros y concluir acuerdos de concesión de licencias en línea en tan solo unos clics. Con el Copyright Hub, los permisos se manejan automáticamente y sin complicaciones. La solución que ofrece el Copyright Hub promete desvelar tesoros de contenido creativo en todo el mundo.
Aunque los materiales indígenas digitalizados plantean algunos problemas con respecto a los derechos que son poco comunes desde la perspectiva del derecho de autor convencional, si las plataformas como el Copyright Hub pudieran llegar a las comunidades indígenas y locales de los países en desarrollo, acelerarían su propia ascensión a escala mundial.
El futuro del proyecto piloto masái
De vuelta a Il Ngwesi, que se encuentra a seis horas de ruta en todoterreno, por una carretera de un rojo ocre plagada de baches, desde el centro urbano más cercano del Norte de Kenya, el proyecto se enfrenta a varios retos: conceptuales, políticos, jurídicos y logísticos, por nombrar algunos.
El proyecto está ubicado en un amplio panorama de pobreza rural, degradación ambiental, cambio climático, desplazamiento de la comunidad y pérdida de tierras, factores que están frenando los valientes esfuerzos de la comunidad. A pesar de esos retos, la comunidad masái de Il Ngwesi sigue realizando grabaciones y, de forma lenta pero segura, está construyendo una biblioteca con sus expresiones culturales.
No obstante, se necesita invertir más tiempo, energía y recursos para que la visión de la comunidad dé sus frutos.
Oportunidades para el desarrollo impulsado por la comunidad
Las culturas indígenas se caracterizan por una riqueza de conocimientos –conocimientos que pueden fomentar la creatividad y generar un desarrollo económico real impulsado por la comunidad. La creatividad en las comunidades indígenas y locales del mundo entero es dinámica y abundante y, en un mundo cada vez más uniforme, existen grandes oportunidades para esas comunidades de generar ingresos, teniendo en cuenta que los consumidores buscan sonidos frescos y diseños que sean auténticos y diferentes.
Un mayor número de trabajos prácticos del estilo de los del proyecto masái, como complemento de iniciativas políticas de más largo plazo destinadas a modificar la legislación actual de P.I., podría ofrecer a las comunidades beneficios concretos y cuantificables a corto plazo.
Pero se necesita más inversión y un compromiso revitalizado si se quieren lograr esos beneficios. Debemos pensar claramente qué tipos de asistencia práctica necesitan las comunidades y cómo pueden aprender y sacar provecho otras comunidades de la experiencia de los masái.
La comunidad de Il Ngwesi ya ha acumulado cerca de 150 grabaciones de vídeo y más de 200 fotografías, y tiene planes ambiciosos aunque razonables para editar, archivar, utilizar y compartir este material.
El proyecto masái podría servir de ejemplo para crear modelos sostenibles que protejan la riqueza de las culturas indígenas, fomenten la creatividad y generen un desarrollo económico real en la comunidad.
Gracias a Jane Anderson, Jens Bammel, Caroline Boyd, Ole Kaunga, Kiprop Lagat, Guha Shankar y Ole Tingoi por haber comentado y mejorado las anteriores versiones de este artículo.
* Este artículo es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la opinión de la OMPI ni la de ninguno de sus Estados miembros.
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