Catalizar la investigación aplicada en el Perú
Por Catherine Jewell, División de Comunicaciones, OMPI
En todos los países las universidades desempeñan un papel fundamental en la superación de los límites del desarrollo científico y tecnológico. Sin embargo, traducir los resultados de la investigación en aplicaciones prácticas que beneficien a la sociedad puede ser todo un desafío, especialmente en los países en desarrollo donde el ecosistema nacional en materia de innovación está dando sus primeros pasos. Elaborar y aplicar una política institucional de propiedad intelectual (P.I.) es un primer paso fundamental para que las universidades y sus investigadores presten mayor atención a la aplicación práctica y la comercialización de su trabajo.
Al reconocer los importantes beneficios que puede generar un uso estratégico de la P.I., la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) ha estado en la vanguardia de los esfuerzos para impulsar las actividades relacionadas con la investigación y alentar a que otras universidades nacionales hagan lo propio. Al convertirla en una prioridad estratégica, se está propiciando que la P.I. añada valor a sus resultados producto de la investigación y se está fortaleciendo su reputación en las clasificaciones sobre investigación a nivel internacional. También está contribuyendo a las iniciativas para mejorar el ecosistema de innovación nacional en el Perú.
La estrategia de la PUCP en materia de P.I.: dividendos
La estrategia de la Universidad en materia de P.I. comenzó a gestarse en 2004 y fue adoptada formalmente en 2009. El mismo año, se estableció una oficina de P.I. que ofrece a los investigadores de todo el campus una serie de servicios de apoyo y de desarrollo empresarial.
“La estrategia de la Universidad en materia de P.I. fija una base sólida para fomentar la innovación y la creatividad a lo largo y ancho del campus”, dice Melisa Guevara, que dirige la oficina de P.I. de la PUCP. La estrategia de la PUCP en materia de P.I. también propone acuerdos para retribuir a los investigadores por las invenciones que tengan éxito comercial. “Se trata de una manera muy eficaz de que los investigadores se involucren”, destaca la Sra. Guevara. “Los pagos por regalías generan una fuente de ingresos adicionales muy provechosa”.
“Siempre es bueno tener normas claras. Saber exactamente qué es de tu propiedad, qué es propiedad de la PUCP y qué se puede compartir facilita mucho las cosas”, dice Adolfo Pillihuaman, un investigador del departamento de ingeniería de la Universidad. “El respaldo y el compromiso de la PUCP con la investigación aplicada y la P.I. está repercutiendo positivamente en los investigadores de la Universidad y en sus resultados. Ha estimulado la creatividad de todos y nos está ayudando a demostrar el valor y la calidad de nuestro trabajo”.
El equipo investigador del Sr. Pillihuaman, del que forman parte Edmundo Alfaro y Manuel Shishido, está trabajando en una tecnología minera nueva, rentable y ecológicamente racional, para obtener metales preciosos en explotaciones de difícil extracción. El Perú es uno de los principales exportadores mundiales de minerales como cobre y oro, que representan en torno al 60% de las exportaciones del país.
La oficina de P.I. de la PUCP dispone de su propio presupuesto y es plenamente autónoma. Su equipo multidisciplinar de expertos en materia de P.I. es responsable de evaluar la patentabilidad de toda tecnología nueva que se desarrolle en el campus y de elaborar estrategias de P.I. adecuadas para su comercialización. Esto está teniendo "una repercusión decisiva en el desarrollo en nuestros laboratorios de tecnologías susceptibles de estar protegidas por una patente”, dice la Sra. Guevara. La oficina también ofrece a los investigadores ayuda para negociar las licencias y otros contratos empresariales con terceros. Asimismo, se ha especializado en servicios de transición para ayudar a los jóvenes investigadores a tener acceso a las conclusiones de las investigaciones publicadas en revistas extranjeras y apoyar la posterior publicación de su trabajo en esas revistas.
La decisión final sobre si se protege o no una tecnología nueva recae en la Comisión de Propiedad Intelectual de la PUCP, de la que forman parte profesores y destacados científicos. La Comisión también se encarga del diseño de las políticas internas de la Universidad en materia de P.I. y de gestionar cualquier cuestión complicada que surja en relación con la P.I. “La estructura de la Comisión garantiza que tengamos la necesaria visión interdisciplinaria para evaluar con rigor las nuevas tecnologías. También nos ofrece una perspectiva de mercado y nos ayuda a conectarnos y a transferir a otras empresas los resultados producto de nuestras investigaciones”, explica la Sra. Guevara.
Articular un cambio en la percepción de la P.I.
La estrategia de P.I. de la PUCP está generando un cambio perceptible en la manera en que los investigadores afrontan su trabajo. “Actualmente hay un grado mucho mayor de concienciación sobre la P.I. entre nuestros investigadores. Aunque la publicación de su trabajo en revistas académicas sigue siendo importante para ellos, ahora reconocen las ventajas de proteger su trabajo mediante la P.I. antes de hacerlo público”, dice la Sra. Guevara. La política interna de incentivos de la Universidad, que tiene en cuenta tanto la publicación académica como las patentes, es responsable en gran medida de este cambio.
“No ha sido fácil, pero estamos consiguiendo resultados muy buenos que están repercutiendo de manera favorable en nuestra consideración internacional y que significan que podemos transferir tecnologías nuevas a la industria con mayor facilidad. Ya hemos creado una serie de alianzas empresariales estratégicas", afirma.
Hay que ver las oportunidades donde se plantean problemas, y hay que intentar resolverlos siempre que se pueda. Nunca hay que rendirse
Mónica Abarca, co-fundadora de qAIRa, una empresa derivada de la PUCP.
Los inversores peruanos están empezando a apostar por las empresas derivadas y las empresas nuevas de carácter tecnológico de la Universidad. “Es algo que hubiera sido inimaginable hace unos años”, dice la Sra. Guevara. Pero el apoyo del gobierno central y de la industria, y un entorno empresarial más favorable, se han traducido en que, además de surgir un número creciente de proyectos universitarios, las empresas establecidas se interesan cada vez más por el trabajo que lleva a cabo la Universidad. “Los inversores peruanos están manifestando mucho más interés en el desarrollo conjunto de empresas con una base tecnológica, ya sea directamente con nuestros proyectos universitarios o con las empresas nuevas a las que concedemos licencias para utilizar nuestras tecnologías. Estamos ante una experiencia totalmente nueva para nosotros, pero está generando buenos resultados. En la PUCP estamos desarrollando tecnologías que abordan de manera específica las realidades que afrontan las empresas peruanas. Esa es la diferencia”.
Cambiar la mentalidad y respaldar el crecimiento empresarial
La P.I. se ha convertido en parte del día a día de la PUCP, y aunque ha ampliado su cartera de investigaciones aplicadas, la transferencia de los resultados de sus investigaciones al mercado sigue siendo un reto pendiente. “Todavía nos queda mucho por hacer para fortalecer nuestros vínculos con el sector empresarial”, explica la Sra. Guevara. Cambiar la percepción de que la tecnología extranjera es superior a las soluciones concebidas en casa es una lucha constante. “Este es el reto que afrontamos como institución y como país”, afirma la Sra. Guevara, que añade que esto se ve agravado por el hecho de que entre las empresas peruanas pervive una cultura contraria a asumir riesgos.
No obstante, la Sra. Guevara es optimista. “Poco a poco, con el apoyo del gobierno, estamos creando el espacio y atrayendo los fondos necesarios para desarrollar y consolidar nuestros vínculos con el sector empresarial. Fortalecer los vínculos con la industria permitirá a la Universidad determinar las prioridades en materia de investigación que permitan a sus empresas nuevas y a otras pequeñas empresas anticipar las tendencias del mercado y evolucionar”, explica la Sra. Guevara. “Nuestros empresarios, que en su mayoría son propietarios de pequeñas empresas, tienen que dejar de ser tan renuentes al riesgo y ser más proactivos, y tienen que esforzarse para reforzar y consolidar sus alianzas empresariales para respaldar la expansión del mercado tecnológico del Perú. La comunidad empresarial del Perú también tiene que darse cuenta de que si actúa de manera unida puede conseguir mucho más que si compiten unos con otros. Necesitamos un planteamiento a largo plazo”.
Con los inversores de Silicon Valley llamando a la puerta, la oficina de P.I. de la PUCP se centra ahora en la transferencia internacional de sus tecnologías. “Hace unos años no nos hubiéramos podido imaginar que esto era posible”, dice la Sra. Guevara. Todo tiene su origen en la visión de futuro de la Universidad en favor de desarrollar y aplicar una estrategia de P.I. en toda la institución. “Implantar nuestra estrategia de P.I. y dotarle de importancia política en todos los sectores de la Universidad ha propiciado un cambio radical de mentalidad y está empezando a generar algunas oportunidades de innovación realmente interesantes. Esperamos que nuestra experiencia inspirará a otras instituciones peruanas a hacer lo mismo, de manera que todos juntos podamos contribuir al desarrollo de nuestro país”.
Lejos de contentarse solo con implantar una estrategia de P.I., la PUCP también está indicando el camino a seguir en el desarrollo de un vivero de empresas y está alentando a sus investigadores a emprender el camino empresarial. “Fuimos la primera universidad que creó una oficina de P.I. en el Perú, y fuimos también los primeros en crear una unidad especializada de desarrollo y gestación de empresas para apoyar las empresas derivadas. Esta es la razón por la cual muchas instituciones, públicas y privadas, solicitan nuestro asesoramiento y orientación a la hora de desarrollar sus propias políticas de P.I. y sus procesos de transferencia de tecnología”, explica la Sra. Guevara.
qAIRa: una empresa derivada de la PUCP
Un ejemplo de empresa derivada es qAIRa, que fue creada en 2014 por la estudiante investigadora de la PUCP Mónica Abarca, conjuntamente con Carlos Saito y Francisco Cuéllar. La empresa usa la tecnología de los drones para combatir la contaminación del aire, que es un problema importante en las áreas urbanas y en las numerosas comunidades mineras del Perú. La contaminación del aire también es un problema importante porque contribuye en gran medida al cambio climático y causa enfermedades respiratorias y cardiacas que se cobran 7 millones de vidas cada año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
La práctica vigente de recopilación de datos sobre la calidad del aire se basa en estaciones estáticas que abarcan áreas poco extensas y que son caras de instalar y mantener. “Esas estaciones tiene que operar en áreas más extensas para poder recopilar la información necesaria para llevar a cabo análisis de datos de mayor envergadura. En la coyuntura actual, un análisis importante de datos no iba a ser posible a corto plazo, razón por la cual decidimos plantear una solución alternativa y más rentable”, dice la Sra. Abarca.
“qAIRa utiliza los grandes análisis de datos y la robótica para digitalizar y democratizar la información sobre la calidad del aire en un mapa de contaminación en tiempo real”, explica. “Diseñamos y construimos drones para crear una red omnipresente. Los drones sobrevuelan extensas áreas a gran altura para recoger datos sobre la calidad del aire que respiramos. Utilizamos esos datos para crear un mapa global de la contaminación, de manera que las empresas –especialmente las mineras– puedan hacer un mejor seguimiento de la repercusión de sus operaciones y mejorar su reputación medioambiental”.
La Sra. Abarca presentó una solicitud de patente de utilidad ante la oficina de P.I. del Perú, INDECOPI, en 2014. “Nos dimos cuenta desde el principio de que era importante para nosotros proteger nuestra tecnología. Esto se traducirá en que podremos conceder licencias para su explotación cuando la ocasión lo exija”, destaca. “En nuestro país se recurre cada vez más al sistema de P.I., con resultados positivos. La P.I. nos permite añadir valor a nuestra tecnología, pero el sistema de patentes tiene que ser mucho más ágil porque la tecnología se está desarrollando a gran velocidad y porque el tiempo necesario para adquirir un derecho de P.I. repercute en su valor en el marco de las negociaciones con nuestros potenciales clientes. En nuestra condición de pequeña empresa nueva, nos gustaría que resultara más barato gozar de protección por P.I.”.
Conseguir los recursos financieros necesarios para desarrollar la tecnología, comprar los componentes para el primer prototipo y sacar adelante la empresa fueron retos complicados. El respaldo financiero de la Universidad y las subvenciones estatales a través de CONCYTEC (el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica) y Start-Up Perú, así como el apoyo del inversor providencial Javier Calvo, mantuvieron con vida los sueños de la Sra. Abarca. “El respaldo financiero que obtuvimos de la PUCP y el Gobierno peruano tuvo una importancia fundamental”, afirma.
Ahora, el futuro se presenta prometedor para la empresa y su equipo de siete personas. “La industria minera está muy interesada en nuestra solución para hacer un seguimiento de la calidad del aire y para otros fines”, señala la Sra. Abarca, que también anticipa otras aplicaciones en diversas industrias. “La contaminación del aire es un problema para todos los sectores industriales: petróleo y gas, agricultura, electricidad y muchos otros”.
Por lo tanto, el deseo de cara al futuro es que la decisión de la PUCP de implementar su estrategia de P.I. siga inspirando a sus investigadores y a otros en las universidades de todo el país, propiciando que sean conscientes de su gran potencial innovador. “Los investigadores peruanos son ingeniosos y flexibles, al igual que nuestro sector empresarial”, afirma Adolfo Pillihuaman. “Un uso más eficaz del sistema de la P.I. nos permitirá aumentar nuestra visibilidad en el escenario internacional como productores de tecnologías de alta calidad. Nos permitirá añadir valor al ingenio y el talento de nuestros investigadores y nuestros empresarios, con el objetivo de que el conjunto del país sea más competitivo y alcance sus objetivos económicos”.
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