Frenar la apropiación cultural en la industria de la moda mediante la propiedad intelectual
Por Brigitte Vézina, consultora jurídica en propiedad intelectual y patrimonio cultural, La Haya (Países Bajos)*
Ante el clamor de la opinión pública tras las innumerables acusaciones de apropiación cultural, la industria de la moda va a experimentar una profunda transformación. En todo el mundo se insta a los diseñadores de moda a que tengan en cuenta los elementos tomados de otras culturas y a que ofrezcan productos que respeten sus tradiciones. Si bien no existe todavía un consenso sobre el significado del término “apropiación cultural”, sin duda la PI está llamada a formar parte de las soluciones para poner freno a esta práctica perjudicial.
El concepto de “apropiación cultural” dista de ser claro. Puede describirse como el acto por el que un miembro de una cultura relativamente dominante hace uso de una expresión cultural tradicional y la reutiliza en un contexto diferente, sin contar con autorización, hacer mención de su origen ni proporcionar compensación por su utilización, lo cual causa un daño al poseedor o poseedores de la expresión cultural tradicional.
La cultura de la copia en el mundo de la moda
Muchos casos de apropiación cultural pueden explicarse, al menos en parte, por el hecho de que la práctica de la copia esté tan extendida en la industria de la moda en todo el mundo. Si bien el diseño de moda se caracteriza por un nivel asombroso de creatividad, la imitación sigue siendo uno de los principales motores del proceso de conceptualización. Numerosos analistas hacen referencia a esto como la “paradoja de la piratería”, en la que el copiado a un ritmo acelerado garantiza una demanda renovada por parte de los consumidores de diseños siempre cambiantes. Puesto que las nuevas tendencias se propagan rápidamente de la alta costura a la moda rápida, los diseñadores tienden a adoptar una visión multicultural y recurren a la exploración de una gama cada vez más diversa de influencias culturales para crear una corriente de estilos frescos y novedosos.
Esto fenómeno no es nuevo, pues los diseñadores de moda llevan tomando prestados elementos estilísticos de otras culturas desde hace siglos. Muestra de ello es que las influencias extranjeras en la moda europea se remontan a la baja edad media, cuando el desarrollo del comercio con América y Asia, especialmente a través de la Ruta de la Seda, permitió a los ricos comerciantes del viejo continente tener acceso a telas refinadas y nuevos estilos de ropa. Si damos un salto en el tiempo a los años 90 del siglo pasado, observamos que los diseñadores comienzan a mostrar interés por todo lo tradicional, étnico o folclórico, e incorporan patrones y motivos de las culturas indígenas en sus creaciones. Hoy en día, los diseños tradicionales siguen despertando mucho interés. Las páginas de las revistas de moda están repletas de ropa y accesorios con un marcado carácter “étnico”.
Cuando la inspiración causa daño
Lamentablemente, en ocasiones los diseñadores toman las expresiones culturales tradicionales y las reutilizan fuera de contexto sin tener en cuenta su significado cultural o malinterpretándolo, lo cual causa un gran daño a los poseedores de esas expresiones. Incluso cuando el agravio es involuntario, puede conllevar consecuencias culturales, sociales y económicas drásticas. Por ejemplo, en 2013, la empresa americana de ropa deportiva Nike imprimió patrones del tradicional tatuaje masculino de Samoa denominado pe'a en medias de entrenamiento femeninas. A raíz de las protestas públicas contra el uso despectivo y ofensivo de pe'a, Nike retiró los calcetines del mercado y emitió una disculpa oficial. Más recientemente, en mayo de 2019, Nike anunció el lanzamiento de la edición especial de zapatillas deportivas “Air Force 1 Puerto Rico”, adornadas con patrones mola originarios de la cultura guna de Panamá (erróneamente atribuidos por Nike a la cultura puertorriqueña). El lanzamiento se topó con el airado rechazo de los representantes del pueblo guna. Una vez más, esto llevó a Nike a rectificar y cancelar el lanzamiento de las zapatillas deportivas.
En realidad, gran parte de la ropa tradicional no es únicamente funcional u ornamental, sino que comporta dimensiones de significado y constituye un elemento identitario de las comunidades indígenas que la utilizan. Por eso, copiar los diseños sin tener en cuenta el componente cultural subyacente puede erosionar la identidad de toda una comunidad. Además, la apropiación cultural guarda a menudo una relación incidental con la colonización, y contribuye a ampliar las divisiones existentes y perpetuar los patrones históricos de expoliación y opresión. Además, para muchos pueblos indígenas y comunidades locales, la confección de ropa tradicional es una fuente de ingresos; como tal, la apropiación cultural puede asestar un duro golpe económico y socavar la capacidad de esas comunidades de ganarse la vida, al suplantar a la venta de productos auténticos. Por ejemplo, en 2015, la marca de moda británica KTZ copió un diseño tradicional de parka inuit en un suéter de caballero con un precio elevado de más de 700 dólares de los Estados Unidos. A raíz de las protestas que esto suscitó, KTZ retiró el suéter de la venta y se disculpó por la ofensa no intencionada, pero no ofreció ninguna compensación monetaria a la comunidad inuit que había desarrollado el diseño tradicional de la parka.
Un contexto político y jurídico complejo
La cuestión de la apropiación cultural genera posturas antitéticas y da lugar a un animado debate porque en ella influyen una plétora de cuestiones políticas y jurídicas muy diversas. Para empezar, no todas las formas de préstamo cultural son indeseables. En las sociedades multiculturales, es importante salvaguardar el principio de la libertad de expresión y no obstaculizar los intercambios e interacciones culturales inocuos. Por lo tanto, frenar la apropiación cultural en el mundo de la moda no equivale a una restricción total y no matizada de todos los usos de las expresiones culturales tradicionales. La diversidad de influencias culturales es lo que hace que la moda evolucione y prospere, y una interpretación respetuosa de las culturas del mundo puede permitir que todas se enriquezcan mutuamente y aporten beneficios genuinos a la sociedad.
Contribuye a esta complejidad que la apropiación cultural no esté universalmente definida por la legislación y se sitúe en una zona gris donde la inspiración permisible puede confundirse con una apropiación dañosa. Los conceptos de uso indebido o apropiación indebida que constituyen el núcleo del programa de trabajo de la OMPI sobre PI y expresiones culturales tradicionales –en el que se incluyen las negociaciones del Comité Intergubernamental de la OMPI sobre la protección de las expresiones culturales tradicionales– pueden o no solaparse con lo que se entiende por “apropiación cultural”, dependiendo del alcance de la protección que los Estados miembros de la OMPI establezcan. Hasta ese momento, queda mucho por hacer para concientizar a los diseñadores de moda y al público en general sobre la desmitificación del concepto y alertarlos sobre el daño que puede causar la apropiación cultural.
Protección mediante Propiedad intelectual de las expresiones culturales tradicionales
Es indudable que la apropiación cultural está relacionada con el hecho de que las expresiones culturales tradicionales no mantienen una relación completamente armónica con el sistema internacional de PI. En general, las leyes de PI existentes excluyen la protección de las expresiones culturales tradicionales y las relegan al dominio público, lo que las hace vulnerables a la apropiación y menoscaba el derecho y las normas consuetudinarias que regulan el acceso a ellas y su uso en un contexto tradicional. El documento de la OMPI Proyecto actualizado de análisis de las carencias en la protección de las expresiones culturales tradicionales ofrece un examen detallado de las deficiencias del derecho de PI, en particular del derecho de autor, a la hora de impedir de manera efectiva la apropiación de las expresiones culturales tradicionales.
Por lo tanto, para poner fin a la apropiación cultural en el sector de la moda es necesario examinar a fondo la manera de optimizar la legislación de PI, para así poder dar una mejor respuesta a las necesidades de los titulares de expresiones culturales tradicionales respecto a la representación que los diseñadores de moda hacen de su cultura. Partiendo de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (Artículo 31), el panorama internacional de la PI podría reformarse para proporcionar a los pueblos indígenas los medios legales que les permitiesen ejercer un control efectivo sobre sus expresiones culturales tradicionales. El Comité Intergubernamental de la OMPI está negociando actualmente un instrumento jurídico internacional para proporcionar una protección equilibrada y eficaz por medio de la PI a las expresiones culturales tradicionales. Dada la falta de respeto y reconocimiento y la distorsión del significado cultural que evidencia la apropiación cultural, la extensión de los derechos morales a las expresiones culturales tradicionales es una de las áreas en que los Estados miembros de la OMPI podrían concentrar sus esfuerzos.
Cuatro principios para distanciarse de la apropiación
Dentro del marco jurídico actual, los diseñadores de moda pueden utilizar elementos de otras culturas y expresiones culturales tradicionales sin caer en la trampa de la apropiación cultural siguiendo cuatro principios:
- Comprensión y respeto de los poseedores de las expresiones culturales tradicionales.
- Transformación y reinterpretación respetuosa de las expresiones culturales tradicionales.
- Reconocimiento y gratitud para con los poseedores de las expresiones culturales tradicionales.
- Colaboración con los poseedores de las expresiones culturales tradicionales mediante solicitudes de autorización y asociaciones de colaboración.
Son numerosos los ejemplos de diseñadores que colaboran activamente con los poseedores de expresiones culturales tradicionales. La colección Crucero 2020, que la casa francesa de alta costura Christian Dior presentó en Marrakech en abril de 2019, es un reflejo de la creciente concientización de los círculos de la moda sobre la importancia de respetar las diversas culturas del mundo, pero también demuestra hasta qué punto la complejidad que rodea la apropiación cultural hace que los cambios sean muy graduales. La colección ensalzaba la creatividad y habilidad de los creadores africanos de telas estampadas a la cera hechas por Uniwax, una compañía con sede en Abidjan (Côte d’Ivoire), uno de los pocos fabricantes de telas que todavía utiliza métodos tradicionales. La historia de los tejidos estampados a la cera es en sí misma un viaje cultural: aunque hoy en día se asocian con África y se consideran emblemáticos de ese continente, sus orígenes se encuentran en el batik indonesio traído a África hace muchos siglos por los comerciantes holandeses. La diseñadora de Dior Maria Grazia Chiuri declaró a la prensa que la colección “proponía un diálogo entre el vestuario de Dior y la moda africana” y que era su forma de apoyar activamente la moda africana y la tradición de los tejidos estampados a la cera, que se ve amenazada por las copias baratas y producidas digitalmente.
Otro ejemplo de estos puentes entre culturas es el del fabricante canadiense de ropa de invierno Canada Goose. En enero de 2019, la empresa lanzó una colección de parkas exclusivas dentro de su colección Project Atigi (Atigi significa “parka con pelo de caribú dentro” en inuktitut, el idioma de los inuit). La colección está integrada por diseños únicos de parkas tradicionales realizados por catorce costureras inuit de nueve comunidades de las cuatro regiones inuit: Inuvialuit, Nunatsiavut, Nunavut y Nunavik. Las parkas son únicas y están fabricadas usando técnicas y diseños tradicionales combinados con materiales modernos de Canada Goose. Los beneficios se destinarán a la organización nacional de representación inuit Tapiriit Kanatami.
Apoyar a los diseñadores indígenas
Los diseñadores indígenas de moda pueden ser la voz más poderosa para sus propias culturas a través de la presentación de una visión auténtica de sus expresiones culturales tradicionales por medio de sus creaciones contemporáneas. La diseñadora cree-métis Angela DeMontigny, por ejemplo, crea moda moderna que celebra las tradiciones y el patrimonio cultural de su pueblo. Existen varios instrumentos de PI para apoyar las iniciativas comerciales de carácter tradicional de los creadores indígenas de moda. La publicación de la OMPI Proteja y promueva su cultura: Guía práctica sobre la propiedad intelectual para los pueblos indígenas y las comunidades locales es un ejemplo de esas iniciativas prácticas y tiene por objeto facultar a los poseedores de expresiones culturales tradicionales para que utilicen la PI en beneficio de su cultura.
*El presente artículo se ha extraído del documento titulado Curbing Cultural Appropriation in the Fashion Industry, escrito por Brigitte Vézina y publicado por el Centre for International Governance Innovation (abril de 2019).
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