Un tribunal australiano pone freno a la venta de souvenirs aborígenes falsificados
Por Stephanie Parkin, miembro de la comunidad Quandamooka de Minjerribah (North Stradbroke Island), Queensland (Australia)
El arte y las expresiones culturales aborígenes australianas son de gran importancia para los artistas y las comunidades aborígenes en todo el país. El “arte aborigen” en forma de expresiones culturales está vinculado con una identidad, unos conocimientos y una conexión con los ancestros, la tierra y el mar que existen desde tiempos inmemoriales y que se han transmitido de generación en generación.
La existencia de productos en el mercado del turismo y de los souvenirs que imitan las expresiones culturales aborígenes auténticas es un problema de que adolece Australia desde hace decenios. Recientemente, el denominado “arte falso” fue objeto de estudio del Tribunal Federal de Australia (Tribunal Federal) en la controversia entre la Comisión Australiana de la Competencia y Asuntos del Consumidor (ACCC) y Birubi Art Pty Ltd. (Birubi). A los efectos de este artículo, la expresión “souvenirs aborígenes falsificados” se refiere a los objetos de recuerdo elaborados con un estilo aborigen pero sin la participación real de una persona aborigen ni la utilización de sus conocimientos.
En marzo de 2018, la ACCC emprendió un proceso contra Birubi, un mayorista de souvenirs de estilo australiano establecido en Queensland (Australia). La ACCC es el organismo regulador independiente de la Commonwealth que promueve los principios de comercio justo y protección del consumidor mediante la aplicación de la Ley de la Competencia y del Consumidor de 2010 (Competition and Consumer Act) y la Ley australiana de Consumo (Australian Consumer Law).
En octubre de 2018, el Tribunal Federal determinó que Birubi había inducido a error a los consumidores al crear la representación engañosa de que los souvenirs que vendía estaban fabricados en Australia y pintados a mano por personas aborígenes australianas, cuando en realidad estaban producidos en Indonesia por mano de obra no indígena.
Los souvenirs aborígenes falsificados explotan y distorsionan la expresión cultural aborigen y obstaculizan la conservación y transmisión adecuadas de las expresiones y conocimientos culturales aborígenes.
En junio de 2019, el Tribunal Federal impuso a Birubi una condena de 2,3 millones de dólares australianos por incumplimiento de la Ley australiana de Consumo. La jueza Perry recibió pruebas de los daños económicos, sociales y culturales que los souvenirs aborígenes falsificados causan a los artistas y comunidades aborígenes, e impuso una condena con el objetivo de disuadir a otros actores del mercado de realizar actos de ese tipo. Birubi detuvo sus actividades comerciales poco después de que se le declarara culpable de inducción a error y conducta engañosa y realizó la liquidación voluntariamente antes de que el Tribunal Federal le impusiera las sanciones.
Responsabilidad
Birubi era un mayorista de productos de recuerdo que distribuía cerca de 1.300 líneas de una amplia variedad productos a 150 tiendas minoristas en toda Australia. La ACCC inició una acción por inducción a error y conducta engañosa respecto de cinco líneas de productos de recuerdo de Birubi que contenían imágenes, diseños y estilos propios del arte y la cultura aborígenes de Australia. A continuación figuran las cinco líneas de productos en cuestión y las sanciones finales por cada una de ellas:
- bumeranes sueltos (sanción de 450.000 dólares australianos);
- bumeranes empaquetados (sanción de 475.000 dólares australianos);
- bramaderas (instrumentos utilizados para comunicarse a grandes distancias) (sanción de 200.000 dólares australianos);
- didyeridús de bambú (sanción de 700.000 dólares australianos); y
- piedras mensajeras (sanción de 475.000 dólares australianos) (colectivamente, productos).
La jueza Perry del Tribunal Federal recibió pruebas de que Birubi había vendido, desde julio de 2015 hasta noviembre de 2017, más de 50.000 unidades de los productos mencionados anteriormente a tiendas minoristas en toda Australia, en particular en el aeropuerto de Sydney y en algunas de las principales destinaciones turísticas, como Bondi Beach en Nueva Gales del Sur y Cairns en Queensland. Los productos presentaban una amplia variedad de símbolos asociados con el arte aborigen australiano, como diseños visuales o canguros y otros animales nativos.
A pesar de haberse fabricado en Indonesia con mano de obra no indígena, en los embalajes de los productos que se comercializaban podían leerse expresiones como “hecho a mano”, “arte aborigen”, “auténtico” y “Australia”. Tras examinar las pruebas, el Tribunal Federal llegó a la conclusión de que Birubi había incumplido disposiciones de la Ley australiana de Consumo en relación con la procedencia y las características de los productos distribuidos. El Tribunal Federal determinó que la impresión contundente que transmitían los productos y sus elementos asociados llevaba a pensar que estaban fabricados en Australia y que habían sido pintados a mano por personas aborígenes.
Durante el proceso, la comisionada de la ACCC Sarah Court declaró que era inaceptable que Birubi vendiera productos fabricados en Indonesia como si hubieran sido pintados a mano por aborígenes australianos cuando no era esa la realidad. Añadió que las obras de arte, las imágenes y las afirmaciones utilizadas por Birubi indicaban una relación entre los aborígenes australianos y la fabricación de productos que no existía.
Sanciones
La jueza Perry constató cómo los souvenirs aborígenes falsificados inducían a los consumidores a error sobre la autenticidad de los productos que adquirían. También se señaló a la atención del Tribunal Federal que las personas y comunidades aborígenes sufren de varias maneras los efectos negativos de los souvenirs aborígenes falsificados.
La fabricación y venta de los souvenirs aborígenes falsificados impiden a los artistas aborígenes tener la oportunidad de beneficiarse económicamente de sus propias expresiones culturales. También privan a los aborígenes de la capacidad de controlar sus expresiones culturales de conformidad con los protocolos culturales y el respeto debido.
El Tribunal examinó la prueba pericial de la Dra. Banduk Marika, una mujer rirratjingu del noreste de la Tierra de Arnhem, en el Territorio del Norte. La Dra. Marika demostró que el derecho de un aborigen a producir diseños visuales concretos es esencial para su identidad y que las personas aborígenes deben poder controlar rigurosamente el ejercicio de ese derecho para proteger su identidad y a las generaciones venideras (Comisión Australiana de la Competencia y Asuntos del Consumidor c. Birubi Art Pty Ltd. (en liquidación), N.º 3).
La Dra. Marika explicó que en Australia existen costumbres tradicionales según las cuales una persona procedente de otro clan u otra parte del país, por ejemplo Australia Central, no puede utilizar diseños del noreste de la Tierra de Arnhem sin autorización. Del mismo modo, la Dra. Marika no utilizaría diseños típicos de Australia Central sin autorización, puesto que no conoce o no entiende la costumbre que rige la utilización de esos diseños.
La jueza Perry reconoció que la Dra. Marika había proporcionado pruebas convincentes en relación con el daño cultural derivado de una utilización indebida de diseños propios de culturas aborígenes para fabricar souvenirs aborígenes falsificados y, en particular, con el riesgo de apropiación indebida del arte y de la transmisión de un significado erróneo o dañino para el significado real del diseño. Esa utilización indebida demuestra que se ha usado el diseño sin la autorización de sus guardianes o del clan familiar correspondiente.
La Dra. Marika reiteró que es completamente inadecuado que una persona utilice un diseño que no le pertenece, ya sea un indígena de un clan diferente o del mismo, ya sea una persona no indígena. Teniendo en cuenta esta visión de los souvenirs aborígenes falsificados, resulta claro que explotan y distorsionan la expresión cultural aborigen y obstaculizan la conservación y transmisión adecuadas de las expresiones y conocimientos culturales aborígenes.
Al imponer la sanción, la jueza Perry señaló que “…existen pruebas contundentes en relación con los posibles perjuicios directos e indirectos de carácter económico, social y cultural infligidos por una conducta de esta naturaleza a los artistas indígenas australianos y, de manera más amplia, a las comunidades indígenas.”
Reforma legislativa
El asunto Birubi es importante para seguir subrayando el problema de los souvenirs aborígenes falsificados en Australia, pero también pone de manifiesto las limitaciones de la legislación vigente. Una de esas limitaciones es que la Ley australiana de Consumo solamente es aplicable a conductas engañosas y que inducen a error. Desde un punto de vista práctico, esto significa que los objetos de recuerdo fabricados por personas no aborígenes que contengan expresiones culturales aborígenes no son contrarias a esa Ley si en las etiquetas de los souvenirs se proporciona información exhaustiva sobre dónde se han fabricado y quién lo ha hecho. Aunque esa conducta pueda estar permitida de conformidad con la Ley australiana de Consumo, es evidente que plantea problemas para los artistas y comunidades aborígenes y les causa perjuicios, como han demostrado la Dra. Marika y el Tribunal Federal.
El asunto Birubi es importante para seguir subrayando el problema de los souvenirs aborígenes falsificados en Australia, y también pone de manifiesto las limitaciones de la legislación vigente.
A partir del asunto Birubi, partes interesadas como el Centro de Derecho de las Artes de Australia, el Indigenous Art Code y la Agencia de Derecho de Autor (Copyright Agency) siguen denunciando los problemas de los marcos legislativos vigentes y reclaman una reforma de la regulación.
En Australia, si bien es posible que algunas partes de las leyes vigentes se refieran a circunstancias concretas, como la Ley australiana de Consumo o la Ley de Derecho de Autor de 1968 (Copyright Act 1968), no existe una legislación especial específica que reconozca los derechos relativos a las expresiones culturales aborígenes (o los conocimientos tradicionales presentes en esas expresiones).
La ACCC inició el asunto Birubi en un momento en el que se estaban tomando, a escala gubernamental y no gubernamental, otras iniciativas relativas a los souvenirs aborígenes falsificados, a saber:
- la campaña “El arte falso perjudica a la cultura”, impulsada en 2016 por el Centro de Derecho de las Artes de Australia, el Indigenous Art Code y la Agencia de Derecho de Autor como respuesta a la reivindicación de los artistas aborígenes y procedentes de las Islas del estrecho de Torres de que se tomaran medidas contra la utilización indebida de sus expresiones culturales en forma de productos de recuerdo falsificados; y
- la investigación del Comité Permanente de Asuntos Indígenas de la Cámara de Representantes sobre la “presencia creciente de productos y mercancías no auténticos de estilo artesanal aborigen y de las Islas del estrecho de Torres comercializados en toda Australia”, en cuyo informe final, publicado en diciembre de 2018, se recomienda crear una legislación específica para reconocer los derechos culturales y de propiedad intelectual indígenas.
En un contexto marcado por nuevas iniciativas y reivindicaciones de reforma en este ámbito, será interesante conocer la reacción de la ACCC ante otros casos de souvenirs aborígenes falsificados en el mercado australiano, especialmente porque la ACCC se ha comprometido públicamente a “actuar contra las conductas que afecten a los indígenas australianos”, que es una prioridad constante. Es evidente que los artistas y las comunidades aborígenes y de las Islas del estrecho de Torres seguirán reivindicando la protección adecuada y el reconocimiento de sus derechos y expresiones culturales, como llevan haciendo durante decenios.
Este caso es un buen ejemplo de las cuestiones que se tratan en el programa de la OMPI.
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