Reflexiones sobre la PI: entrevista al Sr. Francis Gurry, director general de la OMPI
Francis Gurry reflexiona sobre su experiencia durante los últimos 12 años al frente de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y habla sobre algunos de los principales desafíos futuros a los que se enfrenta la comunidad internacional de propiedad intelectual (PI).
¿Cuál es el aspecto más destacado de su carrera en la OMPI?
El hecho de que en la actualidad la Organización cuente con tantos profesionales excelentes que colaboran desde distintos niveles de la estructura jerárquica para desarrollar y llevar a buen término nuestras mejores ideas y proyectos nuevos. Creo que actualmente no existe nada que no requiera una colaboración horizontal. Ha sido formidable ver cómo se ha llegado a esto.
¿Cuál ha sido su mayor logro como director general?
Pienso que no me corresponde a mí valorar eso. Pero diría que lo más destacado es el Tratado de Marrakech y el Consorcio de Libros Accesibles (ABC). Ambos dan una respuesta satisfactoria a una necesidad concreta y han sido posibles gracias a la buena voluntad de todos los Estados miembros y partes interesadas. Mis colegas han hecho un trabajo excelente en la creación del Servicio Mundial de Libros del ABC, un repositorio de más de 635.000 obras en más de 80 idiomas, que constituye una de las principales maneras en las que el ABC hace efectivo el marco jurídico establecido por los Estados miembros en el Tratado de Marrakech. Ha sido una labor fantástica.
Tratado de Marrakech
Con el Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso se aspira a acabar con el “hambre de libros” mundial. Para ello, las Partes Contratantes deben adoptar disposiciones en sus legislaciones nacionales que permitan la producción de libros en formatos accesibles, como el braille, el texto electrónico, los audiolibros o los tipos de imprenta grandes, por parte de las organizaciones, denominadas entidades autorizadas, dedicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. También permite el intercambio de textos accesibles de un país a otro, sin necesidad de solicitar la autorización del titular de los derechos de autor.
Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente hay en el mundo 253 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales más del 90% viven en países de bajos ingresos.
El Tratado se adoptó el 27 de junio de 2013 en una conferencia diplomática organizada por la OMPI en Marrakech bajo los auspicios del Reino de Marruecos. El tratado entró en vigor el 30 de septiembre de 2016, tres meses después de contar con las 20 ratificaciones o adhesiones necesarias de Estados miembros de la OMPI. El número de Partes Contratantes en el Tratado ha aumentado rápidamente desde que entró en vigor en 2016. En el momento de redactar estas líneas, el Tratado cuenta con 70 Partes Contratantes de 97 países.
¿Qué permitió lograr ese buen resultado?
En primer lugar, el Tratado de Marrakech y el ABC tratan un problema específico, lo que facilita la medición de los efectos y aumenta el grado de conformidad con la solución propuesta.
En segundo lugar, hacen frente a un verdadero problema internacional. El Tratado de Marrakech ha hecho posible producir una sola versión accesible de una publicación en un idioma determinado y ponerla a disposición del público mediante el Servicio Mundial de Libros del ABC, sin necesidad de elaborar múltiples versiones accesibles de la misma publicación en el mismo idioma para distintos países. Es el ejemplo perfecto de una solución internacional que da respuesta a una necesidad internacional.
En tercer lugar, la causa es incuestionable. Nadie se opone a que se garantice a las personas ciegas la igualdad de acceso a las publicaciones, que son la base de la transmisión de conocimiento.
Estas tres condiciones raramente convergen de esta manera.
El Consorcio de Libros Accesibles
En 2014, la OMPI y sus asociados crearon el Consorcio de Libros Accesibles (ABC) con el propósito de contribuir a plasmar en la práctica los objetivos del Tratado de Marrakech. Según las estimaciones de la Unión Mundial de Ciegos, menos del 10% de todas las obras publicadas están disponibles en formatos accesibles. A fin de aumentar el número global de obras accesibles disponibles en el mundo, el ABC desarrolla su labor en tres ámbitos, a saber:
Fortalecimiento de las capacidades: la financiación, la formación y la asistencia técnica ofrecidas por el ABC han permitido producir, en los últimos cinco años, más de 12.800 obras educativas en idiomas nacionales y formatos accesibles en 17 países en desarrollo y países menos adelantados.
Publicaciones accesibles: el ABC alienta a los editores a que produzcan obras “nacidas accesibles”, es decir, libros que pueden utilizarse desde el primer momento tanto por personas que no tienen problemas de visión como por personas con dificultad para acceder al texto impreso. Se invita a los editores y las asociaciones de editores de todo el mundo a firmar la Carta de la Edición Accesible del ABC, que contiene ocho ambiciosos principios en relación con las ediciones digitales en formatos accesibles. Hachette Livre, una de las mayores editoriales del mundo, es el signatario número 100 de la Carta del ABC.
Servicio Mundial de Libros del ABC: es un catálogo mundial de libros en formato accesible que permite a las bibliotecas para personas ciegas participantes de todo el mundo intercambiar obras de sus colecciones y distribuir a sus usuarios obras accesibles por medio del ABC. El Servicio Mundial de Libros del ABC cuenta actualmente con más de 635.000 obras accesibles en más de 80 idiomas disponibles para el intercambio transfronterizo, en beneficio de las personas con dificultad para acceder al texto impreso. Más de 70 bibliotecas para personas ciegas de todo el mundo se han incorporado al Servicio.
¿Se han producido otros acontecimientos destacados?
Sí. En todo el mundo existe una mayor aceptación, aunque con matices, de que la PI es una cuestión extremadamente importante que requiere la atención de las políticas de alto nivel. Si bien existen diferencias inevitables de opinión en lo que respecta al enfoque, como era de esperar, hemos alcanzado una etapa de consenso general sobre la importancia de la PI. Por ejemplo, en la actualidad muchos países en desarrollo integran la protección de la PI, no por obligación sino porque les interesa lo que pueden obtener de ella y cómo pueden utilizarla para alcanzar sus propios objetivos de desarrollo. Y eso es muy importante.
Y ¿cuáles han sido los desafíos más importantes?
El mayor reto en materia de políticas ha sido que, actualmente, la cooperación internacional no es la primera solución normativa a la que recurren los encargados de formular las políticas, aunque los problemas tengan una naturaleza mundial. Este fenómeno está muy extendido y tiene muchas explicaciones posibles. Será necesario realizar un análisis exhaustivo para comprender por qué es así.
La globalización, por ejemplo, es un factor importante que ha planteado nuevos desafíos normativos. La tecnología ha estimulado la competencia mundial, que ha adquirido un carácter multipolar debido al rápido desarrollo de determinadas regiones. Esto genera, inevitablemente, un cierto grado de reticencia a las soluciones internacionales que puedan afectar a la competitividad. En la OMPI, esto se manifiesta en particular en nuestro programa normativo, puesto que resulta extremadamente difícil lograr un consenso internacional sobre normas nuevas.
Por lo tanto, el gran desafío reside en cómo suscitar entre los encargados de adoptar decisiones el reflejo de buscar soluciones internacionales para los problemas que pertenecen claramente al ámbito internacional. Otro gran desafío, relacionado con el anterior, es la posibilidad de fragmentación en este mundo. La fragmentación tiene muchas repercusiones negativas, tanto si afecta al comercio como si perjudica al funcionamiento de Internet como tecnología de conexión universal.
¿Cuáles son los logros a nivel operativo?
A nivel operativo, hemos sabido aprovechar el poder de las tecnologías de la información (TI) para obtener una mejor conectividad al ofrecer los servicios y las plataformas de la Organización que utilizan los Estados miembros y otras partes interesadas. Esto ha sido un gran avance.
¿Qué lecciones extrae de su experiencia como director general?
Concretamente, cabe mencionar dos lecciones. La primera es el valor de la apertura, que nos permite aprender de las experiencias de los demás. Más allá de los beneficios personales, la apertura también conlleva un enorme valor institucional y estratégico. En la historia existen numerosos ejemplos de sociedades y economías que florecieron porque tenían una actitud abierta. Algunos de ellos son los califatos árabes de los siglos IX y X o la República de Venecia, donde se originó el primer derecho de patente formal. Un ejemplo más reciente es Silicon Valley. Como muestran las conclusiones del Informe mundial sobre la propiedad intelectual de 2019, su disposición a atraer el talento de todo el mundo ha sido un elemento fundamental de su éxito.
Para organizaciones como la OMPI, el verdadero reto es elaborar respuestas oportunas que se adecuen a los objetivos determinados.
La segunda lección es el valor de la colaboración. En la OMPI, este principio se refleja en el trabajo conjunto no solo de las distintas partes de la Organización, sino también de los Estados miembros y otras partes interesadas. Así, la colaboración ha mejorado infinitamente nuestras iniciativas.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan los encargados de formular las políticas en el futuro?
La rapidez del cambio tecnológico es un gran desafío con el que todas las personas lidian diariamente en cualquier lugar. Las instituciones actuales no se diseñaron para soportar ese ritmo. Los parlamentos, por ejemplo, no formulan marcos reguladores o de políticas con antelación respecto de una nueva tecnología, sino que, por lo general, legislan ex post facto, puesto que no se conocen las nuevas tecnologías ni sus repercusiones. Todos estamos en esta situación. El sistema internacional como lo conocemos desde hace 70 años también debe transformarse para reavivar la confianza en la cooperación internacional. Eso también representa un desafío considerable.
Para organizaciones como la OMPI, el verdadero reto es elaborar respuestas oportunas que se adecuen a los objetivos determinados. Dado que el proceso conlleva la participación de la comunidad mundial, esta tarea es mucho más ardua que en el ámbito nacional, donde todo avanza con mayor rapidez.
Una posible solución, que ya estamos poniendo en práctica en cierta medida, es que la comunidad internacional observe aquello que funciona a escala nacional y, al cabo de unos 20 años, elaborar una norma internacional. Sin embargo, es posible que la naturaleza internacional de los problemas a los que nos enfrentamos exija una solución más inmediata. Esto puede requerir la adopción de un enfoque diferente, sustentado en la discreción y el cuidado, para evitar las soluciones que no se adecuen a los fines.
En lo que respecta a uno de los desafíos actuales, ¿desempeña la PI un papel importante en la era de la COVID-19?
En el ámbito de la tecnología, la PI desempeña un papel de extraordinaria importancia en la acción contra la COVID-19. La PI existe para crear los incentivos adecuados a fin de que se genere innovación, y lo que se necesita en estos momentos es que la innovación proporcione vacunas y terapéutica eficaces. Si bien los aspectos del acceso, la igualdad y la justicia son legítimos y fundamentales, no pueden plantearse mientras no exista algo a lo que tener acceso.
¿Cómo han reaccionado a la pandemia los sectores que dependen de la PI?
Determinados segmentos económicos que se basan en la PI se han visto afectados por la crisis de la COVID-19 y por las medidas de política necesarias que se están adoptando para contenerla. Las industrias creativas atraviesan una situación especialmente difícil. Por ejemplo, debido al confinamiento los músicos no pueden actuar en directo, por lo que pierden una de sus principales fuentes de ingresos. Muchos autores y creadores de todo tipo, así como otras miles de personas que trabajan en las industrias creativas, están en una situación catastrófica. Además de las dificultades económicas, debemos pensar en el daño que la COVID-19 está infligiendo a nuestra cultura.
En el ámbito de la tecnología, la PI desempeña un papel de extraordinaria importancia en la acción contra la COVID-19. La PI existe para crear los incentivos adecuados a fin de que se genere innovación, y lo que se necesita en estos momentos es que la innovación proporcione vacunas y terapéutica eficaces.
Las empresas emergentes son otra víctima de la COVID-19. Como se observa en el recientemente publicado Índice Mundial de Innovación 2020: ¿Quién financiará la innovación?, este valioso filón de iniciativa empresarial basado en las ideas innovadoras y en la PI, junto con la financiación de la que depende, está sufriendo los efectos de la incertidumbre y la recesión provocadas por la COVID-19.
En esta nueva era marcada por los albores de la innovación basada en la inteligencia artificial (IA), ¿a qué otros desafíos se enfrentan los encargados de la formulación de políticas?
Se les plantearán numerosas cuestiones de importancia fundamental para el marco de la PI, que se ha elaborado para proteger la invención y la creación. Una de estas cuestiones es la (quizás falsa) dicotomía entre la invención y creación artificiales, por una parte, y la invención y creación humanas, por otra. La PI se concibió para esta última. En la medida en que se llegue a la invención y creación artificiales, que es una cuestión que está por estudiar, ¿cuáles serían sus efectos en el sistema de PI y cómo debería responder este?
En lo que respecta a la creación, por ejemplo, una respuesta técnica sencilla es que el estatuto de derecho de autor requiere que el autor sea humano. Pero ¿cuál es la respuesta fundamental? Si los algoritmos pueden realizar creaciones originales interesantes y atractivas para el mercado, ¿qué tipo de marco normativo se necesita para regularlo? ¿Qué clase de incentivos se quieren crear? ¿Se desea permitir la libertad de copia? Surgirían todas estas cuestiones tradicionales relacionadas con la PI.
También se plantearían cuestiones relativas al modo en que las invenciones y creaciones basadas en la IA pueden distorsionar las obras creativas y crear otras nuevas a partir de las interpretaciones o ejecuciones existentes, además de todo el problema de los ultrafalsos.
Creo que la evolución [del sistema de PI] se centrará en crear posibles nuevas esferas para regular las nuevas tecnologías que no existían cuando se creó el sistema clásico.
Otro aspecto es la medida en la que pueden utilizarse los datos protegidos por derecho de autor para crear obras nuevas. Nadie pone en duda que la investigación es completamente legítima en el mundo humano, se han elaborado normas para legitimarla. Ahora bien, ¿cómo se aplicarían esas normas a una máquina que “investiga”? El año pasado, la OMPI inició un Diálogo sobre PI e IA con los Estados miembros a fin de estudiar estas cuestiones y otras conexas.
¿Qué mensaje desea transmitir a los encargados de formular las políticas en relación con estas cuestiones?
En primer lugar, aconsejaría abordar problemas específicos, como la cuestión de si los datos protegidos por derecho de autor pueden utilizarse para alimentar un algoritmo con la finalidad de producir contenido creativo nuevo. Intentar elaborar un instrumento legislativo general en materia de IA no funcionará, porque la tecnología se desarrolla con demasiada rapidez y resultará imposible regular todos los aspectos. Cuanto más concretos sean el problema y la solución propuesta, más sencillo será medir los efectos de la legislación y lograr un acuerdo sobre la solución.
En segundo lugar, los problemas deben tratarse mediante un proceso en el que participen las múltiples partes interesadas. Actualmente, la mayor parte de la pericia, los conocimientos y los avances se generan en el sector privado. Esta pericia debe formar parte del proceso para ayudar a los encargados de la formulación de políticas a comprender estas complejas cuestiones.
En tercer lugar, los encargados de la formulación de políticas deben tener la humildad de reconocer lo que no saben.
¿Cómo prevé que evolucionará el sistema de PI en el futuro?
Algunos defienden que el sistema clásico de PI, que fue creado para la tecnología industrial, no es adecuado para la era digital. Sin embargo, las estadísticas lo contradicen. El sistema clásico de PI tiene más seguidores que nunca y sigue expandiéndose a un ritmo mucho mayor que la economía mundial. Ahora bien, el sistema clásico tiene deficiencias. Tomemos como ejemplos la IA y, más ampliamente, la tecnología digital. Creo que la evolución se centrará en crear posibles nuevas esferas para regular las nuevas tecnologías que no existían cuando se creó el sistema clásico.
¿Qué puede decir del panorama de la innovación?
En los últimos años se ha hecho un enorme hincapié en la innovación y la creatividad. En algunos aspectos, esto ha provocado que se atribuya valor a lo nuevo por el simple hecho de serlo. Ya hay indicios de que en el futuro la sociedad exigirá a los innovadores y creadores que realicen una “innovación responsable” para atender de manera concreta a lo que se consideran las necesidades más importantes de la sociedad.
Sin embargo, la canalización de esa energía creativa es una cuestión complicada, porque si se exige que la innovación y la creatividad estén orientadas a tareas específicas, en cierto sentido se restringe el futuro al presente. Es un gran dilema. Como siempre, la respuesta probablemente reside en lograr un equilibrio entre la libertad de crear y las responsabilidades que conlleva ejercer esa libertad.
Del acervo mundial de inventores y creadores, ¿a quién considera más inspirador?
Todos los inventores y creadores me inspiran. Construyen y reconstruyen nuestro mundo y nuestro futuro. Es un placer ser testigo de ello.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Me dedicaré a la enseñanza, la consultoría y la escritura.
El Sr. Gurry ocupa el cargo de director general desde el 1 de octubre de 2008. Le sucederá en el cargo el Sr. Daren Tang, de Singapur, que en mayo de 2020 fue designado por los Estados miembros de la OMPI en calidad de próximo director general de la Organización. El mandato del Sr. Tang, de seis años de duración, comenzará el 1 de octubre de 2020.
El Sr. Tang toma el relevo
A principios de mayo de 2020, los Estados miembros de la OMPI designaron por consenso al Sr. Daren Tang en calidad de próximo director general de la Organización. El mandato del Sr. Tang, de seis años de duración, comenzará el 1 de octubre de 2020. La designación del Sr. Tang por la Asamblea General, órgano rector supremo de la OMPI, se produjo después de su nominación, en marzo de 2020, por el Comité de Coordinación de la OMPI.
El Sr. Tang sucederá al Sr. Francis Gurry, que desempeña el cargo de director general de la OMPI desde el 1 de octubre de 2008.
En su discurso de aceptación, el Sr. Tang dijo: “Espero con interés colaborar con los Estados miembros y con el personal de la OMPI, así como con las numerosas partes interesadas de la comunidad mundial de la PI, a fin de forjar nuestro futuro ecosistema de PI, un sistema que sea equilibrado, inclusivo y lleno de vitalidad.”
El Sr. Tang será el quinto director general de la OMPI, tras el Sr. Gurry (Australia) (2008‑2020), el Sr. Kamil Idris (Sudán) (1997-2008), el Sr. Arpad Bogsch (Estados Unidos de América) (1973-1997) y el Sr. Georg Bodenhausen (Países Bajos) (1970-1973).
El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.