Hachette apuesta por la accesibilidad: Crear contenidos que puedan ser utilizados por todos
Por Catherine Saez, escritora independiente
A finales de 2019, Hachette Livre, la tercera mayor editorial del mundo, se convirtió en el signatario número 100 de la Carta del Consorcio de Libros Accesibles (ABC), en virtud de la cual se compromete a hacer que sus productos sean totalmente accesibles para todos los usuarios y, en particular, para las personas ciegas o con discapacidad visual.
Hachette Livre es líder en la producción de libros electrónicos accesibles. Desde 2018, todas las novelas que ha publicado han "nacido accesibles", es decir, han sido creadas en formatos accesibles para las personas con discapacidad visual.
A lo largo de la última década, la accesibilidad ha sido una prioridad para Hachette Livre, cuyos esfuerzos han sido encabezados por Luc Audrain, especialista técnico de Hachette Livre en normas de accesibilidad digital.
La nueva Directiva (UE) 2019/882 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre los requisitos de accesibilidad de los productos y servicios contempla nuevas obligaciones para los editores y distribuidores de la Unión Europea que deben aplicarse antes de 2025.
Luc Audrain celebra la Directiva de la UE como un impulso necesario para el sector editorial en Europa, pero advierte que deben mantenerse las normas actuales, en particular la Norma EPUB accessibility 1.0. Crear una nueva norma, opina, sería perjudicial tanto para las personas con discapacidad visual como para los editores.
Háblenos de Hachette Livre y de la función que usted desempeña en la empresa.
Hachette Livre es una gran editorial internacional con un centenar de sellos editoriales. El grupo publica libros de interés general como novelas, ensayos, libros de educación primaria, secundaria y superior sobre ciencias sociales, desarrollo personal, turismo y cocina, y posee importantes filiales en España, el Reino Unido y los Estados Unidos de América. El Grupo Hachette Livre es la tercera mayor editorial del mundo.
Yo soy especialista técnico en normas de accesibilidad digital y, he trabajado para Hachette durante mucho tiempo, hasta el pasado mes de marzo. Ahora, como consultor, sigo representando a Hachette Livre ante diversas organizaciones interprofesionales de normalización de libros electrónicos en el ámbito nacional, europeo e internacional.
¿Por qué es importante la accesibilidad para Hachette y cuál fue el motivo por el que la empresa se unió al ABC?
Cuando creamos contenido, queremos que este sea utilizado por todo el mundo, incluidas las personas con discapacidad visual. Cuando empezamos a publicar libros electrónicos, pusimos en marcha un proceso de edición que permite la publicación simultánea de formatos impresos y digitales, de modo que nuestro canal de producción digital se desarrolla en paralelo a la producción impresa. Por lo tanto, en Hachette Livre, existe igualdad de condiciones entre personas con y sin discapacidad visual para acceder a la cultura y al conocimiento por medio de libros electrónicos.
Hachette ya cumplía todas las obligaciones enunciadas en la Carta ABC, pero hasta ahora no contábamos con ningún reconocimiento público de nuestro compromiso con la accesibilidad. Firmar la Carta ABC nos otorga ese reconocimiento.
Volviendo a la Directiva de la UE, ¿cuál es su objetivo principal y de qué forma contribuirá a los objetivos del ABC?
La Directiva está basada en el principio de la inclusión social y de acceso a los productos y servicios para todas las personas con discapacidades. El principal objetivo de la Directiva en cuanto a la edición es garantizar que se disponga de libros electrónicos accesibles en el mercado. Dicho objetivo se ajusta perfectamente a la política de obras que nacen accesibles de Hachette Livre y el ABC.
Existe la necesidad imperiosa de sensibilizar a todo el sector. La Directiva resulta de utilidad porque transmite un elocuente mensaje a los editores sobre la necesidad de que se asuman la accesibilidad como un tema serio (…).
La Directiva fomenta la producción de libros electrónicos que nazcan accesibles y establece principios de vigilancia del mercado para facilitar el acceso a los metadatos de los libros electrónicos. Representa un avance sumamente positivo tanto para la cultura como para el acceso a esta y a la educación por parte de personas con discapacidad visual.
¿Cree que la Directiva de la UE fomentará que un mayor número de editores suscriban iniciativas como el ABC y que los editores de menor tamaño podrán gestionar los cambios que esta supone?
Además de la labor que desempeño en Hachette, también soy especialista técnico de la Federación de Editores Europeos , que es una firme defensora de los libros electrónicos accesibles. La Federación considera que la Directiva constituye un incentivo de mercado, pero que también establece una obligación reglamentaria. Muchas partes interesadas necesitan ambos factores para pasar a la acción.
Creo que la Directiva reorganizará drásticamente el sector editorial europeo y urgirá a los editores que todavía no hayan incorporado la accesibilidad a actuar y a contribuir activamente al avance del desarrollo de herramientas, procesos y mentalidades en este ámbito.
Para los pequeños editores, la aplicación de la Directiva resulta más difícil, en particular para los que producen libros complejos, que presentan una disposición de página intrincada y sofisticada, elementos gráficos y estéticos elaborados y numerosas imágenes que plantean dificultades para su descripción. Pensemos, por ejemplo, en los desafíos que implicaría hacer accesible un libro de viajes sobre espacios naturales. La descripción de las imágenes no suele resultar sencilla. Lo mismo ocurre al hacer accesible un cómic o un manga (novela gráfica de origen japonés).
¿Qué es exactamente un libro electrónico accesible?
Los libros electrónicos accesibles no difieren tanto de los libros electrónicos convencionales en los aspectos fundamentales. El archivo, el formato y la codificación de un libro electrónico accesible y de un libro electrónico normal son los mismos. Básicamente, lo que convierte ese archivo en un libro electrónico accesible para lectores con discapacidad visual es la incorporación de diversos parámetros técnicos en el archivo convencional.
A la hora de hacer accesibles los libros electrónicos, nos beneficiamos de una gran cantidad de trabajo en materia de normas a escala internacional. Las normas relativas a las tecnologías de Internet, concretamente, garantizan que los sitios web de Internet sean accesibles. En lo que respecta a los libros electrónicos, utilizamos el formato EPUB, que también está basado en las tecnologías de Internet. En Hachette, utilizamos EPUB3, la tercera versión de la norma EPUB, para crear libros electrónicos que nazcan accesibles.
¿Atiende la Directiva de la UE tanto a quienes necesitan formatos especiales como a quienes crean nuevas oportunidades de negocio para los editores?
Sí, considero que la Directiva de la UE beneficia a todas las partes, especialmente si se adoptan las normas de accesibilidad actuales para la publicación de libros electrónicos. En el caso de que, tras la adopción de la Directiva, la Comisión Europea imponga otras normas de accesibilidad o aplique formatos que difieran de los utilizados actualmente para la producción de libros electrónicos accesibles, tanto los editores como las personas con discapacidad visual estarán en desventaja.
Desde 2018, todas las novelas publicadas por Hachette Livre han sido y siguen siendo accesibles, de conformidad con la norma EPUB3 y las normas internacionales de accesibilidad, en particular las establecidas por el Consorcio DAISY.
Hasta el momento no se ha tomado ninguna decisión relativa al formato y a las normas técnicas que deberán utilizarse para aplicar la Directiva de la UE. Estos asuntos y la cuestión de la aplicación de una norma europea armonizada se plantearán cuando la Directiva se transponga a las legislaciones nacionales de los Estados miembros de la UE.
¿Cuál será la repercusión de la Directiva de la UE en el trabajo de los editores y los distribuidores?
En su forma actual, la Directiva no nos exige que entremos en un territorio desconocido. Existe una amplia disponibilidad de formatos abiertos de archivos y normas de accesibilidad, así de como tutoriales y formación. Tan solo tenemos que adoptar el principio de accesibilidad e incorporar estas normas y formatos de archivo en el proceso de producción.
Desde el punto de vista estratégico, una primera medida importante para los editores sería designar a un "promotor interno” o un “equipo de promotores internos" dedicado a la accesibilidad.
¿Se aplicará la Directiva de la UE a los productos que ya están en el mercado?
Se trata de una cuestión compleja, sobre todo si se espera —como se establece en la Directiva— que para junio de 2025 todos los libros electrónicos disponibles en el mercado sean accesibles. Los catálogos de libros electrónicos contienen millones de títulos y, en la actualidad, dichas obras no son accesibles. Hacer accesibles los catálogos de libros electrónicos existentes será un proyecto muy costoso.
Dado que Hachette lleva publicando todas sus novelas en formatos accesibles desde 2018, la mayor parte del catálogo de novelas de la empresa será accesible en 2025, pero los libros publicados antes de 2018 no serán accesibles, lo cual constituye un verdadero obstáculo.
Las obligaciones que se establecen en la Directiva para los productos y servicios que ya están en el mercado tendrán una fuerte repercusión, especialmente para los pequeños y medianos editores.
El compromiso de Hachette con la accesibilidad y nuestra decisión de publicar libros electrónicos que nazcan accesibles nos convierte en un impulsor clave de la accesibilidad dentro del sector editorial. Subcontratamos la producción de nuestros libros electrónicos accesibles a proveedores que también trabajan para el resto del sector editorial en Francia. Si esos subcontratistas producen libros electrónicos accesibles para nosotros, también pueden hacerlo para otros editores.
Por lo tanto, eso puede aliviar, hasta cierto punto, la presión sobre los editores a la hora de aplicar la Directiva. Ahora bien, es evidente que algunos libros electrónicos, especialmente las colecciones más antiguas, no serán accesibles para 2025. Sin duda, los editores de la UE necesitarán asistencia financiera si se les exige que modifiquen y hagan accesibles todos los libros electrónicos que ya están en el mercado.
¿Considera que las excepciones previstas en la Directiva (artículo 14) son útiles y que se adaptan al sector editorial?
El objetivo del artículo 14 es evitar que se imponga una carga desproporcionada a los agentes económicos que deban hacer accesibles sus obras. Se trata de una excepción sumamente útil, en particular para los editores que realizan libros de carácter especial, que suelen ser sumamente complejos. Velar por que esas obras cumplan las normas de accesibilidad puede resultar costoso e implicar un esfuerzo desproporcionado en comparación con su reducidísima cuota de mercado.
Sin embargo, en la Directiva se indica que no se harán excepciones por motivos triviales. No se aceptará el desconocimiento de las obligaciones establecidas en la Directiva. Los editores deben jugar limpio.
¿Es realista y factible el plazo previsto para que los editores apliquen la Directiva?
El plazo de junio de 2025 podría ser factible si la Directiva lograse crear una sensibilización inmediata sobre los futuros requisitos de accesibilidad. Sin embargo, hay un gran número de editores europeos que no han oído hablar de la accesibilidad y que no conocen las normas del Consorcio DAISY ni el formato EPUB3.
Existe la necesidad imperiosa de sensibilizar a todo el sector. La Directiva resulta de utilidad porque transmite un elocuente mensaje a los editores sobre la necesidad de que asuman la accesibilidad como un tema serio y de que los estrictos requisitos en materia de accesibilidad deben ser respetados.
¿A quién corresponde la función de sensibilizar sobre la accesibilidad?
La sensibilización sobre la accesibilidad es una responsabilidad que debe ser compartida entre los Estados y el sector editorial. Por mi parte, como pionero en el fomento de la edición accesible, siento la responsabilidad de trasladar el mensaje de la accesibilidad a los editores de Francia y Europa, advirtiéndoles de sus obligaciones y ofreciéndoles asistencia técnica allí donde pueda. Es muy importante que los editores comprendan que incorporar la accesibilidad y los requisitos de la Directiva no entraña nuevas normas ni problemas técnicos; solo tienen que familiarizarse con el programa y empezar a trabajar con subcontratistas que posean los conocimientos necesarios.
El compromiso de Hachette con la accesibilidad y nuestra decisión de publicar libros electrónicos que nazcan accesibles nos convierte en un impulsor clave de la accesibilidad dentro del sector editorial.
Los Estados también tienen una función que desempeñar en esta cuestión. Por ejemplo, en Francia, en 2018, el Ministerio de Cultura puso en marcha un plan estratégico para la publicación de obras que nazcan accesibles. Además, se está realizando un verdadero esfuerzo para proporcionar a todos los agentes de la cadena de suministro la información que necesitan para cumplir con la Directiva.
En 2020, la difusión de información sobre las consecuencias de la Directiva será un desafío clave, entre otros motivos, debido a que la Directiva es, en gran parte, obra de juristas. Han sido pocos los profesionales del sector con conocimientos de primera mano sobre los procesos de producción, las cuestiones técnicas y los formatos que han participado en el proceso.
También me preocupa la necesidad de llevar a cabo una campaña de información eficaz para llegar e informar acerca de la Directiva a personas con discapacidad visual. La comunidad de personas con discapacidad visual necesita conocer que existen libros electrónicos nacidos accesibles y recibir formación sobre cómo utilizarlos. Confío en que la Directiva también contribuya a que aumente el número de usuarios de este tipo de libros.
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