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Los intereses de los artistas son primordiales: Hablamos con Björn Ulvaeus, de ABBA

Diciembre de 2020

Por Catherine Jewell, División de Publicaciones, OMPI

Tras una estelar carrera como cantante y compositor de ABBA, uno de los grupos de pop de mayor éxito del mundo, Björn Ulvaeus dedica ahora su tiempo a velar por que los creadores obtengan una remuneración justa y reciban el debido reconocimiento por sus obras. En mayo de 2020, asumió la presidencia de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores (CISAC), la mayor red mundial de sociedades de autores. Representará en este cargo a más de 4 millones de creadores de todos los géneros artísticos en todo el mundo. Björn Ulvaeus explica sus objetivos como presidente de la CISAC y comparte su visión sobre el papel que desempeñará la tecnología para situar a los creadores en el centro del nuevo ecosistema de la industria musical.

¿Qué espera conseguir como presidente de la CISAC?

Algo que he aprendido es que, por lo general, el conocimiento de los compositores sobre la mecánica del derecho de autor y de los demás derechos de los que gozan es muy escaso. Como presidente de la CISAC, quiero compartir mi conocimiento y mis experiencias para contribuir a garantizar que los compositores reciban una remuneración adecuada por su trabajo.

“Gracias a la tecnología, el creador pasará a ocupar un lugar central
en el ecosistema y los editores de música y los sellos discográficos
enfocarán su función en el sentido de estar al servicio de los
creadores”, afirma Björn Ulvaeus. (Foto: Cortesía de Björn Ulvaeus)

También me gustaría que los organismos de gestión colectiva (OGC) sobrevivan. Los de pequeño tamaño desempeñan una labor de apoyo a la cultura local encomiable, pero les resulta difícil invertir en la tecnología necesaria para acceder al mundo digital. Me gustaría que la CISAC, en colaboración con terceras empresas, adquiriese mayor protagonismo en el desarrollo de herramientas que puedan ser utilizadas por todos los OGC para que así estos no tengan que invertir el dinero de los compositores en una tecnología que ya exista.

Tradicionalmente, los OGC han funcionado más bien de manera aislada, algo que no favorece a los compositores. Quisiera ver más apertura y eficiencia y menos rivalidad. Me gustaría que los impulsara el afán de servicio a los creadores y de hacerles la vida más fácil. Considero que eso es lo que deberían hacer.

Asimismo, estoy deseando reunirme con altos responsables de la formulación de políticas para explicarles la importancia de que los gobiernos apoyen a los creadores. El próximo año (el 7 de junio de 2021) finaliza el plazo para la aplicación de la Directiva de la UE sobre los derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital, que, entre otras cosas, introduce nuevas normas para los prestadores de servicios para compartir contenidos en línea (Artículo 17). Es sumamente importante ejercer presión en favor de los intereses de los creadores. Los creadores de todo tipo de géneros constituyen un pilar fundamental de la cultura europea, algo que los políticos no siempre comprenden, pues creen que deben apoyar los intereses de los consumidores. En la industria musical, son los oyentes quienes deben ir en busca de los artistas y no a la inversa.

La tecnología contribuirá a que los creadores reciban una remuneración justa y precisa por el uso de sus obras y puedan vivir de componer canciones.

¿Cómo ha afectado la COVID-19 al sector creativo?

La industria ha sufrido un fuerte revés y ha acusado pérdidas de alrededor de un 30% con respecto al año pasado. La pandemia ha azotado con especial dureza a los compositores y los artistas. Antes de la COVID-19, las emisiones en directo por Internet eran una forma en que los artistas promocionaban sus espectáculos en vivo, que es donde ganaban dinero. Ahora se encuentran en la misma situación que los compositores y les resulta difícil ganarse la vida. La COVID-19 ha puesto de manifiesto la insostenibilidad del ecosistema de la industria de la música. No resulta eficaz para los artistas ni los compositores y debe serlo para el conjunto de la industria. Los compositores no pueden continuar relegados al fondo del escenario. La industria va a experimentar un giro radical: la tecnología producirá el cambio y el creador pasará a tener un papel protagonista. El antiguo mundo de la industria de la música y de los OGC tendrá que acostumbrarse a la apertura y la transparencia que la tecnología trae consigo. Así será el futuro. La transformación es paulatina, pero está en marcha. Como presidente de la CISAC, me gustaría impulsar esta transformación; tengo una visión clara de lo que quiero conseguir. Veo lo que va a suceder y quiero estar presente cuando ocurra.

"Las tecnologías como las desarrolladas por Session mejorarán significativamente el flujo de datos sobre el conjunto de actores que contribuye a la creación de una obra sonora", señala Björn Ulvaeus. (Foto: Anders Hanser © Premium Rockshot)

La tecnología ha permitido que la música sea más asequible y accesible para sus aficionados, pero ¿qué debe hacerse para que los creadores reciban una remuneración justa?

La tecnología contribuirá a velar por que los creadores reciban una remuneración justa y exacta por el uso de sus obras y puedan vivir de componer canciones. Actualmente, con la información adecuada, Spotify podría pagar directamente al artista o al compositor, como mínimo, mensualmente y, pronto podrá hacerlo en tiempo real. Gracias a la tecnología, el creador pasará a ocupar un lugar central en el ecosistema y los editores de música y los sellos discográficos enfocarán su función en el sentido de estar al servicio de los creadores. Si una persona tiene talento para componer canciones y tiene la posibilidad de perfeccionarlo (porque se le paga por su trabajo), podrá convertirse en un mejor profesional. Cuando yo empecé, era claramente del montón. Después de que ABBA ganara el concurso de Eurovisión con Waterloo, empezamos a ganar dinero, por lo que Benny y yo pudimos componer a diario y llegamos a ser unos compositores bastante buenos.

Háblenos sobre su actividad en Session

Soy accionista de la empresa y llevo muchos años trabajando con Max Martin y Niclas Molinder, director ejecutivo de Session. En colaboración con los principales actores de la industria de la música, Session crea tecnologías que resultarán beneficiosas para los creadores, pues facilitarán el registro de sus obras para que obtengan una retribución justa y reciban el debido reconocimiento por ellas. Session es un centro de datos para los creadores; desde el momento de la creación, realiza un seguimiento de quién hace qué, dónde y cuándo. Esta información resulta esencial para que los artistas —desde el vocalista que lidera el grupo hasta el batería y el percusionista— obtengan una remuneración y sean reconocidos por su trabajo. Las tecnologías como las desarrolladas por Session mejorarán significativamente el flujo de datos precisos sobre el conjunto de actores que contribuye a la creación de una obra sonora. La imprecisión de los datos supone un serio problema en la actual industria de la música y conlleva que los artistas no perciban una gran cantidad de dinero que les correspondería. La plataforma de Session ha sido desarrollada en colaboración con los principales actores de la industria de la música, entre ellos, OGC, sellos discográficos y plataformas de transmisión en directo y en continuo. El objetivo es integrar el software en las estaciones de trabajo digitales, como Pro-Tools, que utilizan los compositores y los productores en todo el mundo. Sin duda, esto contribuirá a garantizar que los creadores de los países menos desarrollados reciban el debido reconocimiento y obtengan una remuneración adecuada por su trabajo.

¿Cuáles fueron los principales desafíos que se plantearon en el desarrollo de la plataforma y de la aplicación?

Obtener el apoyo de la industria de la música y de las plataformas de transmisión en directo y en continuo ha llevado mucho tiempo, pero Session cuenta ahora con el respaldo que esperaba. Otro gran desafío es el escaso nivel de sensibilización en materia de PI entre los creadores y la necesidad de informarles sobre lo que deben hacer para registrar sus obras y que de ese modo obtengan el debido reconocimiento y reciban una remuneración adecuada por ellas. Si los creadores no saben cómo registrar una obra, una plataforma como la de Session carece de utilidad para ellos; por ese motivo, Niclas Molinder, Max Martin y yo creamos la Music Rights Awareness Foundation (MRAF).

El grupo de pop sueco ABBA se formó en 1972 y está integrado por Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad. Es uno de los grupos de música con más ventas de todos los tiempos y nos ha regalado éxitos como The Winner Takes It All, Dancing Queen, Mamma Mia y Money, Money, Money. (Foto: Torbjorn Calvero © Premium Rockshot)

Entonces, ¿qué vínculo existe entre la MRAF y Session?

Session es una herramienta que los creadores pueden conocer por medio de la fundación, que es una entidad sin ánimo de lucro. Su objetivo es informar a los creadores sobre lo que deben hacer para que su trabajo sea debidamente reconocido y remunerado. La fundación lleva a cabo varios programas de formación gratuitos para los creadores.

¿Y qué relación guarda eso con el Consorcio de la OMPI para los creadores?

Hemos puesto en marcha el primer proyecto de la MRAF, “Derechos sobre obras musicales en África”, en Malawi, Rwanda y la República Unida de Tanzanía, que se desarrolló muy bien, aunque enseguida nos dimos cuenta de que era necesario contar con una plataforma a mayor escala de formación en derechos sobre obras musicales digitales para los creadores. Por lo tanto, iniciamos conversaciones con el equipo de la OMPI, a quien le gustó mucho la idea, pues encajaba muy bien con las suyas. Nació así el Consorcio de la OMPI para los creadores, que pondrá en marcha actividades de sensibilización sobre los derechos de PI para los creadores de todo el mundo. Existe un gran potencial para que los OGC en África, en particular, den un salto cualitativo con respecto a los sistemas clásicos de gestión de derechos y se beneficien de las herramientas de TI innovadoras. Será interesante ver lo que el Consorcio de la OMPI para los creadores consigue hacer para mejorar la situación de los creadores en los países en desarrollo.

Session

Niclas Molinder (arriba), compositor sueco y fundador
y director ejecutivo de Session. La empresa permite
que la actividad de un estudio de música sea
totalmente transparente para que se remunere y
reconozca a quien corresponda de verdad, sin que
haya malentendidos.
(Foto: Cortesía de Niclas Molinder)

Fundada por el compositor y productor sueco Niclas Molinder y respaldada por Björn Ulvaeus y el compositor Max Martin, Session es un "centro de datos" para los creadores. La plataforma tecnológica de Session está diseñada para que la gestión de los derechos musicales resulte muy simple para cualquier persona. Permite que la actividad de un estudio de música sea totalmente transparente para que se remunere y reconozca a quien corresponda de verdad, sin que haya malentendidos.

“Session ofrece a los creadores de música una mejor gestión de sus derechos y la posibilidad de recopilar datos sobre las canciones que les permitan recibir el debido reconocimiento y obtener una remuneración adecuada por su contribución a la creación", afirma Niclas Molinder.

“Gracias a mis veinte años de experiencia como compositor, productor y editor, he podido constatar hasta qué punto la falta de uniformidad en los puntos de referencia de los datos afecta a los creadores. Los creadores, los editores, los sellos discográficos, los representantes y los OGC suelen dedicar una gran cantidad de tiempo a lidiar con información incompleta, créditos, controversias y pagos incorrectos. La mejor manera de conseguir que los creadores faciliten datos precisos es hacerlos partícipes en la recopilación de datos en una etapa lo más temprana posible dentro del proceso creativo", explica Molinder.

La tecnología de Session registra los metadatos del creador, los incorpora a la obra desde el momento de su creación y suministra automáticamente la información, a medida que esta se genera, a los representantes, los sellos discográficos, los OGC, los distribuidores y las plataformas de transmisión en directo y en continuo. “Nuestra tecnología actúa como un apretón de manos con los sistemas de sociedades del sector de la música para autentificar a los creadores y asociar los identificadores de la industria con su cuenta", señala Molinder. "Se trata de un paso decisivo para velar por que los creadores sean remunerados por su contribución a la creación de una obra".

La tecnología funciona por medio de identificadores normalizados de la industria que se asignan a los creadores cuando entran a formar parte de un OGC. Por ejemplo, el Número de base IP es un identificador único que se asigna a un compositor y a un editor para identificarlos como titulares de derechos. Del mismo modo, también se asigna un número IPN único a los artistas intérpretes o ejecutantes. Existen otros identificadores importantes como el código internacional estandarizado de grabaciónes (ISRC), que identifica una grabación sonora o un video musical determinados, y el Código internacional normalizado para obras musicales (ISWC), que, al igual que un ISBN en el caso de los libros, es "un número de referencia único, permanente y reconocido a escala internacional para la identificación de las obras musicales”.

Se prevé que la puesta en marcha de la plataforma de Session tenga lugar en unos 18 meses. Se concederán licencias de uso a los OGC y los creadores podrán acceder a ella de forma gratuita.

¿Qué importancia tiene para los creadores contar con buenos conocimientos en materia de PI en el panorama creativo actual, que evoluciona rápidamente?

Es sumamente importante, pues su sustento depende de ello. Si tienen buenos conocimientos, pondrán la tecnología a su servicio, ganarán más dinero y llegarán a ser mejores compositores, haciendo de ello su profesión.

Se suele considerar que los servicios de transmisión en directo y en continuo son los salvadores de la industria de la música, pero ¿subestiman estos la contribución de los músicos?

Las plataformas de transmisión en directo y en continuo han sido, sin duda, quienes han salvado la industria de la música. Llegó un punto en que la industria agonizaba a causa de las descargas ilegales. Sin embargo, los efectos que las plataformas tienen actualmente en la industria y en la vida de los músicos es una cuestión interesante y compleja. Hoy en día, la mayoría de los proveedores de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés) se quedan con alrededor del 30% de los pagos mensuales de sus suscriptores. Del 70% restante, los OGC reciben un 16% y el sello discográfico, un 54%. La situación es insostenible; se necesita una nueva perspectiva. Ni los sellos discográficos ni los músicos han comprendido todavía dónde se traza la línea que separa la edición de la grabación. Es un tema candente y la COVID-19 puede ayudar a equilibrar la situación para los editores.

Hoy en día, los creadores deben ser empresarios capaces de ver cómo su trabajo puede trascender las diferentes formas de entretenimiento.

Sin embargo, esa es solo una parte del desafío para los compositores y los artistas. La otra parte tiene que ver con los datos, que suelen ser imprecisos. Y cuando las entradas de datos son incorrectas, también lo son las salidas, lo que conlleva que no se pague a quienes se debería. Cuando los datos se recogen manualmente, existe un gran margen de imprecisión y error. Tomemos como ejemplo la canción The Winner Takes It All, que escribimos Benny y yo. Debería tener un identificador o un código único; sin embargo, la última vez que lo comprobamos, tenía 84 códigos diferentes y hacía referencia a ella un gran número de nombres irreconocibles. Gracias a la tecnología, podemos corregir esas inexactitudes y asegurarnos de que se utilicen los identificadores correctos. De ese modo se pagará más dinero a quienes corresponda de verdad. Es por ello que la asignación de esos códigos y la verificación de los artistas desde el principio del proceso creativo reviste tanta importancia, y por lo que Session ha estado trabajando tan duro para conseguir el apoyo a su tecnología por el conjunto de la industria. Ya no se puede aducir que la asignación de los pagos a los millones de canciones que se reproducen mensualmente es demasiado compleja; solo es cuestión de tener la tecnología adecuada y de utilizarla.

“La imprecisión de los datos supone un serio problema en la actual industria de la música y conlleva que los artistas no perciban una gran cantidad de dinero que les correspondería”, afirma Björn Ulvaeus. (Foto: Anders Hanser © Premium Rockshot)

¿Qué consecuencias cree que tendrá la inteligencia artificial (IA) en la forma en que se crea, produce y consume el contenido?

Sin duda, los sistemas de IA compondrán canciones y algunas de ellas serán tan buenas como las compuestas por personas. Hoy en día, se escucha mucha música de fondo, que es un servicio más, como la electricidad y el agua. La IA compondrá música de ese tipo a la perfección. Sin embargo, en el caso de los fenómenos artísticos, como un nuevo Dylan, un nuevo Elvis o unos nuevos Beatles, se necesita el factor humano y un corazón valiente para vencer los límites. No creo que ninguna máquina pueda producir nunca un fenómeno semejante. Los Beatles componían sin pensar en lo que le gustaría o no al público: eso es algo de lo que debemos aprender.

En mi opinión, es inevitable que la relación entre los creadores y los consumidores se estreche en el futuro. Con la tecnología para consumir y producir música, la distancia entre ambos será muy corta, lo cual es positivo.

La IA compondrá música de ese tipo a la perfección. Sin embargo, en el caso de los fenómenos artísticos, como un nuevo Dylan, un nuevo Elvis o unos nuevos Beatles, se necesita el factor humano y un corazón valiente para vencer los límites.

Se ha convertido en un referente al utilizar sus catálogos musicales con el fin de crear nuevas experiencias para sus seguidores. ¿Necesitan ser más imaginativos los creadores a la hora de potenciar el valor de su trabajo?

Hoy en día, los creadores deben ser empresarios capaces de ver cómo su trabajo puede trascender las diferentes formas de entretenimiento. En mi caso, no se trató de una estrategia deliberada para hacer que nuestra música perdurara más en el tiempo. Sentía un enorme interés por una serie de ideas y proyectos y quise llevarlos a cabo. Eso fue lo que nos llevó a Benny y a mí a componer Chess and Kristina. Y ese es el motivo por el que vamos a lanzar avatares de ABBA el año que viene. Estos proyectos han sido oportunidades de expansión y de encontrar nuevas e interesantes formas de expresarnos. Aunque yo siempre vuelvo a la canción. Cada canción encierra un universo sumamente interesante; puedes emocionar a las personas en segundos. Lo único que me queda por hacer es encontrar alguna forma de crear un mundo dedicado a los niños. Tengo ocho nietos, por lo que actualmente le estoy dando vueltas a eso.

¿Quién es su mayor fuente de inspiración musical?

Los Beatles.

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