La preservación del patrimonio cultural de Serbia: el caso del kílim de Pirot
Vladimir Marić, director de la Oficina de Propiedad Intelectual de la República de Serbia
Las características especiales de los productos que llevan una indicación geográfica de origen vienen dadas por la localidad en la que se producen. Son fruto de tradiciones forjadas a lo largo de siglos por los habitantes de un determinado lugar que han transmitido sus conocimientos y capacidades de generación en generación.
Las alfombras o kílims que se elaboran en Pirot, una ciudad del sudeste de Serbia, son el resultado de esa tradición y el reflejo del nutrido legado cultural e histórico de las alfombristas de la ciudad, así como del valor de este oficio, que bien merece preservarse y promoverse. Así pues, el 18 de junio de 2012, por decisión del Comité Nacional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la República de Serbia, el arte del tejido de kílims en Pirot se incluyó en la Lista Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial de la República de Serbia con la protección de la UNESCO.
Breve historia del kílim de Pirot
Si bien el tejido de kílims en Pirot data del siglo IX de nuestra era, el primer grupo organizado en torno a la confección de estos tapetes, la Cooperativa de Tejedoras de Kílims de Pirot, vio la luz hace 122 años. Con sus llamativos diseños llenos de color, los kílims de Pirot gozan de fama en todo el mundo por su gran belleza y calidad.
Estos tejidos de primera calidad recibieron el reconocimiento mundial a finales del siglo XIX y principios del XX, al conseguir unos premios de suma importancia en las exposiciones universales de Lyon (1894) y de Lieja (1905). A partir de ese momento, los kílims penetraron en los mercados estadounidense y británico. En la Exposición de los Estados Balcánicos, celebrada en Londres en 1907, podía leerse en la prensa que “en el palacio de Buckingham, ¡los espléndidos kílims de Pirot obtuvieron un éxito inefable! Las gentes de Inglaterra no salen de su asombro”, escribe la autora serbia Žikić Vitković en su libro Pirotski cilimi (“Los kílims de Pirot”).
Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se definieron las normas de calidad –similares a las que rigen la indicación geográfica en la actualidad– para la producción del kílim de Pirot. En 1925 se creó la Junta de Evaluación de la Cooperativa de Tejedoras de kílims. Este organismo se encargaba de velar por que el diseño, los colores y los materiales utilizados para la confección de los kílims se ajustaran a las normas de calidad establecidas.
Con sus llamativos diseños llenos de color, los kílims de Pirot gozan de fama en todo el mundo por su gran belleza y calidad.
En el período de entreguerras, la Cooperativa de Tejedoras de Kílims de Pirot cosechó más de 50 premios y galardones tanto nacionales como internacionales, entre ellos el de la Exposición Internacional de las Artes y de las Técnicas, celebrada en París en 1937. A partir de mediados de la década de los cincuenta hasta mediados de los sesenta del siglo XX, la confección de kílims en Pirot siguió en su camino de prosperidad y los pedidos llegaban desde Austria, Finlandia, el Japón, Italia, los Países Bajos, Suiza y Alemania Occidental.
Entre esa época y la actual, las tejedoras no han dejado de utilizar lana de la máxima calidad para dar forma al kílim de Pirot. En el proceso de tejido, la urdimbre (hilos longitudinales) se hace con la lana blanca de ovejas de la raza pramenka –especie en peligro de extinción– que pastan en los prados aledaños a Pirot. Un kílim de Pirot estándar (1,4 x 2 metros) requiere el vellón de al menos nueve ovejas pramenka. Por lo general, su lana es de excelente calidad, larga y fácil de tratar. Para obtener 100 kilogramos de hilo se necesitan una media de 300 kilogramos de lana cruda. La gran calidad de este hilo favorece la durabilidad del kílim de Pirot.
Diseños geométricos atemporales
Los antiguos diseños concéntricos propios del kílim de Pirot recuerdan a los de la cerámica del antiguo Egipto, las vasijas chipriotas y, también, a los kílims de los indios navajos de América del Norte. Estas reminiscencias muestran las numerosas y variadas influencias que han esculpido esta tradición a lo largo de los siglos. El orden simétrico y la nitidez de las formas geométricas y los estampados confieren al kílim de Pirot un carácter atemporal. Sus motivos gráficos están compuestos en su mayoría por formas abstractas y fantasiosas, además de fenómenos naturales y, a veces, símbolos religiosos. Las tonalidades rojas, azules y verdes que predominan en sus diseños son fascinantes.
Tradicionalmente, las tejedoras serbias han hecho gala de una imaginación desbordante, con la introducción de diseños, formas y colores que hacen del kílim de Pirot una obra de extraordinaria belleza que no ha perdido brillo con el paso del tiempo. A lo largo de su historia, los kílims de Pirot han engalanado los palacios y las residencias del alto funcionariado y los lugares de culto.
Las mujeres, el alma del tejido de los kílims
Estos tapetes, símbolo de la tradición folclórica serbia, suelen ser el resultado de la labor de mujeres, a menudo en situaciones complicadas, que aprenden el oficio de sus antepasadas. Hoy en día, la confección de los kílims aún resulta una labor agotadora. En nuestra época, una tejedora de la Cooperativa del Corazón de la Dama (única usuaria autorizada de la indicación geográfica (IG) Kílim de Pirot) trabaja una media de 176 horas (8 horas al día durante 22 jornadas del mes) para apenas tejer 0,8 m2 de tapete.
Afortunadamente, las tejedoras de kílims cuentan hoy en día con una vida más segura que sus antecesoras. Esta estabilidad reviste una importancia crucial para estimular la incorporación de nuevas tejedoras al oficio, y para sostener la producción de estas alfombras tan vistosas.
Slavica Ćirić, directora de la Cooperativa del Corazón de la Dama, explica qué hace falta para ser hoy en día tejedora de kílims de Pirot:
“Las mujeres que quieran dedicarse a la confección de estos tejidos deben estar capacitadas para la labor y ser muy habilidosas. El oficio ha de correr por sus venas y, durante la faena, han de poner los cinco sentidos, ya que este arte implica tareas de recuento, planificación, lógica y matemáticas. Asimismo, deben tener capacidad de memoria para recordar los detalles sin tomar apuntes, pues no es viable anotar la imagen mental que se ha de visualizar en todo momento. Por último y, ante todo, deben gozar de buena salud, ya que el trabajo se lleva a cabo en una banqueta de poca altura frente al telar, con las piernas flexionadas, la columna vertebral erguida y las manos en constante movimiento. Además, las yemas de los dedos suelen sufrir cortes semejantes a los de una cuchilla de afeitar debido a la textura de las fibras de la urdimbre procedentes de las ovejas pramenka.”
La certificación de la IG contribuye a preservar las tradiciones locales y protege a las tejedoras autorizadas frente al uso no autorizado de la denominación.
La confección del kílim de Pirot
Desde hace más de un siglo, los kílims de Pirot, sea cual sea su tamaño, se han tejido en una sola pieza en telares verticales. Durante el proceso de tejido, el telar gira cada cierto tiempo. Con estas rotaciones, la tejedora nunca tiene una visión completa de su trabajo y tiene que confiar en su memoria para visualizar en su mente los complejos diseños plasmados en el tapete. Las tejedoras recurren a una postura de rodillas para tejer las piezas y la única herramienta que utilizan es la tupica, un instrumento que les permite presionar hacia abajo los hilos de la trama. Gracias a este método, los tejidos resultantes presentan dos caras idénticas en cuanto a calidad y belleza.
En 2003, la Oficina de Propiedad Intelectual de Serbia concedió al kílim de Pirot la protección como indicación geográfica (IG). La IG incluye alfombras, mantas, cortinas, tapices y otros artículos textiles para el hogar. Con la obtención de la IG, los kílims –ya sean alfombras u otros textiles para el hogar– fabricados en esta ciudad rebosante de historia, pasaron a ser propiedad intelectual de los habitantes de Pirot.
Las ventajas de la certificación de la IG
Con la certificación de la IG, solo los kílims elaborados por tejedoras autorizadas pueden comercializarse bajo el nombre de kílim de Pirot. Por ende, la etiqueta de la IG garantiza la autenticidad y calidad de los productos textiles de alta gama que la llevan. Así, la certificación de la IG refuerza la confianza del consumidor, pues le transmite la seguridad de que su compra es un kílim de Pirot auténtico. Esta protección redunda, a su vez, en importantes beneficios para las productoras locales, ya que estimula la demanda de sus textiles de alta calidad tanto en el mercado interno como en el de exportación y les permite defenderse de las imitaciones de baja gama que no cumplen con las normas de calidad.
La certificación de la IG contribuye a preservar las tradiciones locales y protege a las tejedoras autorizadas frente al uso no autorizado de la denominación. La protección jurídica va más allá de la disuasión de la piratería, ya que también conlleva la obligación de todas las productoras autorizadas de respetar las normas de calidad establecidas para la confección de las piezas.
Para el registro de la IG Kílim de Pirot, la Oficina de Propiedad Intelectual de Serbia colaboró con las tejedoras locales en la elaboración de un pliego de condiciones, en el que se describe la naturaleza del kílim de Pirot y los elementos que hacen de él un producto único de la artesanía étnica. Entre las especificaciones que figuran en este pliego destacan la técnica de tejido, la calidad de la lana empleada para la urdimbre, los diseños específicos de los kílims, así como los colores utilizados para el hilo de urdimbre, la exigencia de trabajar en un telar vertical con la postura de rodillas, el control de calidad, etcétera.
En el pasado, los cánones de la producción de kílims venían dictados por la tradición y la ley no escrita del oficio de las tejedoras, lo cual desembocaba en la producción de artículos de calidad irregular. Hoy en día, y gracias en gran medida a la certificación de la IG, los kílims de Pirot se confeccionan con arreglo a las normas de calidad establecidas.
De momento, la Cooperativa del Corazón de la Dama es el único usuario autorizado de la IG Kílim de Pirot. Muchos de los antiguos usuarios han renunciado a la protección que confiere esta IG. Hay indicios de que estas renuncias se deben al elevado costo de la certificación y a la reticencia por adherirse a las normas que rigen la preparación, la producción y la venta de los productos amparados por la IG. Según parece, ha ocurrido lo mismo con los fabricantes de otros productos protegidos por una IG en Serbia. Ahora bien, a juzgar por la experiencia de los fabricantes de productos certificados con una IG en todo el mundo, las normas que rigen el uso de una IG pueden tener una incidencia económica positiva en la elaboración de productos con indicación geográfica homologada cuando se ajustan para que los usuarios puedan cumplir con las condiciones de uso establecidas y, en consecuencia, tener derecho a utilizar la IG. Sin embargo, este no ha sido el caso de la producción del kílim de Pirot, que en la actualidad depende de la financiación de fuentes estatales y privadas.
Pese a que la demanda de kílims de Pirot excede la capacidad de las tejedoras para satisfacerla, desde 2009 no se ha presentado ninguna nueva productora con capacidad para optar a ser usuaria autorizada de la IG Kílim de Pirot. Esta situación pone en peligro la sostenibilidad de la fabricación de kílims en Pirot y ha motivado una profunda reflexión sobre las medidas que deben tomarse de cara a la reactivación y la continuidad del oficio.
“El objetivo de nuestro trabajo es preservar el arte del tejido de kílims en Pirot mediante el desarrollo sostenible y el aumento de la producción, de manera que los ingresos obtenidos por la venta de kílims puedan invertirse en la financiación de una mayor producción y en la garantía de que las tejedoras sean debidamente recompensadas por su trabajo”, afirma Ćirić, que también hace hincapié en la necesidad de organizar talleres de capacitación para la siguiente generación de artesanas.
La IG Kílim de Pirot forma parte de la identidad nacional de Serbia. Los kílims de Pirot gozan de una excelente reputación y poseen un gran valor comercial. Mediante la promoción activa de estos textiles de gran calidad, el Gobierno contribuirá a garantizar una mayor seguridad de los medios de subsistencia de las tejedoras de Pirot y a que estas puedan cosechar el fruto de su trabajo. Además, ayudará a velar por la pervivencia de este extraordinario oficio a lo largo de las generaciones venideras. Hoy en día, muchos países trabajan con ahínco en la formulación de estrategias dirigidas al aprovechamiento de los beneficios económicos, sociales y culturales de los productos que pueden acogerse a la protección de las IG. Serbia, por supuesto, debe ser uno de ellos.
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