Por Wendi A. Maloney, redactora y editora, Oficina de Comunicaciones, Biblioteca del Congreso, Washington, D.C., (Estados Unidos)
– reeditado por cortesía de la Biblioteca del Congreso
Al abrir la carta, perfectamente doblada, aparecieron 18 pequeñas imágenes impresas en dos tiras en una sola hoja. Tres hombres de pie alrededor de un yunque interpretaban una escena de herrería.
"Me quedé de piedra", dice Claudy Op den Kamp, la especialista en cine que extrajo la carta de una caja de archivo de la Biblioteca del Congreso en Culpeper, Virginia (Estados Unidos de América), en el verano de 2022. "No alcanzaba a comprender lo que tenía entre las manos". Ciertamente, no se esperaba las imágenes.
Fechada el 14 de noviembre de 1893, la carta estaba firmada por "W.K.L. Dickson"; Claudy sabía que se trataba del fotógrafo jefe del laboratorio de Thomas Edison en Nueva Jersey, en una época en que Edison rivalizaba con sus competidores para consagrarse como padre de la cinematografía, como si, según ella, no le bastara con haber inventado la bombilla y el fonógrafo.
Dickson quería saber en qué etapa se encontraba una solicitud de derechos de autor que había presentado al bibliotecario del Congreso, Ainsworth Rand Spofford, varias semanas antes; en aquel momento, Spofford también era jefe de operaciones en materia de derecho de autor en los Estados Unidos.
La solicitud se refería a una película cinematográfica que Dickson describía tan solo como "registros kinetoscópicos". Dickson decía que las imágenes que contenía su carta eran muestras de la película. Las había registrado con una nueva máquina perfeccionada en el laboratorio de Edison.
La máquina podía tomar 40 imágenes por segundo, cada una de ellas del tamaño de una pulgada (2,54 cm) por tres cuartos de pulgada (1,9 cm). Impresas en una película y visualizadas a través de un kinetoscopio (otro avance de Edison), las imágenes parecían moverse. Según decía la carta, Dickson hacía nuevas películas a diario y quería proteger el trabajo del laboratorio frente a la competencia.
Op den Kamp recuperó el aliento y luego soltó un grito. En sus manos tenía la prueba del nacimiento del cine estadounidense, un trozo de papel que resolvía una antigua incógnita: ¿Cuál fue la primera película estadounidense protegida por derechos de autor?
Desde hacía años, los estudiosos sabían que en 1893 se había registrado una película no identificada. Pero nadie había sido capaz de relacionar con certeza ese registro con un título cinematográfico real, hasta ahora.
Mike Mashon, jefe de la Sección de Cinematografía de la Biblioteca, llegó corriendo desde un despacho cercano. "Fue un momento maravilloso, sin lugar a dudas", dice.
Para los no iniciados, los derechos de autor de las películas pueden parecer un tema arcano. Pero no para los estudiosos del cine. Durante decenios, han investigado los registros de derecho de autor de la Biblioteca, sede de la Oficina de Derecho de Autor de los Estados Unidos, para reconstruir la historia del cine.
Conforme a la legislación estadounidense sobre derecho de autor, los solicitantes deben presentar copias de sus obras cuando presentan la solicitud. Cuando Dickson y otros cineastas incipientes registraron sus obras, no podían saber que estaban documentando los inicios de una industria que cambiaría el mundo.
"Sólo se aprecia retrospectivamente", dice Mashon. "Pero de aquellos primeros esfuerzos es de donde acaba surgiendo el cine mundial. El derecho de autor ha desempeñado un papel sumamente importante en la conservación del registro histórico".
Edison patentó en vida la extraordinaria cifra de más de 1.000 invenciones y utilizó celosamente los medios legales disponibles para proteger sus logros. El propio Dickson llevaba años registrando fotografías con Spofford. Así pues, no es de extrañar que el laboratorio de Edison recurriera al derecho de autor para sus películas.
Ahora sabemos, gracias a la investigación de Op den Kamp, que la primera película protegida por derechos de autor fue "The Blacksmith Shop" de Edison, también conocida como "La escena del herrero" o " La escena de la herrería".
La segunda película protegida por derechos de autor, también del laboratorio de Edison, se conoce desde hace tiempo. Registrada el 9 de enero de 1894 e inscrita en el libro oficial de registro de derechos de autor como "Edison Kinetoscopic Record of a Sneeze"(Registro kinetoscópico de Edison de un estornudo), suele conocerse como "El estornudo de Fred Ott".
Ott era empleado del laboratorio de Edison, y fue fotografiado estornudando como parte de los experimentos cinematográficos del laboratorio. En la década de 1940, las copias que acompañaban al registro se transfirieron de los archivos de derecho de autor a las colecciones de la Biblioteca, que a menudo las ha expuesto y ha escrito sobre la película.
Aunque Spofford inscribió un registro en 1893 como "Edison Kinetoscopic Records" —el mismo registro sobre el que Dickson pedía información—, no se tenía constancia de la existencia ni de la carta original de Dickson ni de ninguna copia de la película. Hasta que las imágenes del herrero cayeron sobre la mesa delante de Op den Kamp.
Directora de estudios de cinematografía y propiedad intelectual (PI) en la Universidad de Bournemouth (Reino Unido), estuvo seis meses como residente en el Centro John W. Kluge de la Biblioteca del Congreso en 2022 para estudiar el papel de Spofford en la génesis de la colección de impresiones en papel de la Biblioteca: las tiras de contacto en papel fotográfico que presentaban los primeros productores para registrar las películas.
La mayoría de las primeras películas se hacían sobre nitrato de celulosa, un material sumamente inflamable y fácilmente deteriorable, y la Biblioteca no tenía capacidad para almacenarlas de forma segura en aquella época. Tampoco existía una categoría en la legislación de derecho de autor para las películas cinematográficas, hasta 1912.
Los productores pioneros, empezando por Edison, positivaban sus negativos de película de nitrato en tiras de contacto en papel fotográfico para registrarlos, en su mayoría, como fotografías, una categoría que se estableció en 1865.
La Biblioteca posee unas 6.500 reproducciones en papel, incluidas ahora las imágenes de los herreros: más que ninguna otra institución del mundo con diferencia. Son una mina de oro para los investigadores, ya que la mayoría de las películas de nitrocelulosa ya no existen.
Sin embargo, ese no es el caso de "La herrería". El magnate de los negocios Henry Ford, amigo íntimo de Edison, tenía una copia, y esta ha sobrevivido. Posteriormente, el Museo de Arte Moderno se ocupó de su conservación.
"La idea de que Ford tuviera esa copia, de que Edison tal vez se la diera o se la enviara, demuestra que Edison la consideraba especial", afirma Op den Kamp.
Incluso llegó incorporarse al Registro Nacional de Cine de la Biblioteca en 1995. Según el Registro, en ella aparecen los primeros actores cinematográficos de la historia, uno de los cuales es probablemente John Ott, hermano de Fred, y otro empleado de Edison. Presentada al público en Brooklyn, Nueva York, el 9 de mayo de 1893, la película también se considera la primera de más de un metro que se exhibió públicamente. "Muestra sujetos vivos retratados de una manera que causa asombro", informaba al día siguiente un periódico de Brooklyn.
Para Op den Kamp, establecer una conexión entre los "registros kinetoscópicos de Edison" del libro de registro de derecho de autor y "La herrería" no habría supuesto más peligro que un poco de polvo. Pero su búsqueda fue tomando matices de Indiana Jones. Cuando abrió la carta de Dickson, ya había consultado a unos 30 expertos del personal, tanto en activo como jubilados; había utilizado cinco salas de lectura; y se había familiarizado íntimamente con la evolución de las prácticas archivísticas en materia de derecho de autor. Todo ello la llevó a solicitar cinco palés de material almacenado a la División de Libros Raros y Colecciones Especiales, cada uno de ellos con 50 cajas, y cada caja asociada a 2.000 registros. Y dentro de una de las cajas encontró la carta.
"Estaba exactamente donde debía estar", dice Op den Kamp. Tan sólo tenía que averiguar su recorrido a lo largo de los últimos 129 años.
Los estudiosos del cine, dice, habían supuesto durante mucho tiempo que "registros kinetoscópicos" significaba varias películas. Se sospechaba fundadamente que "La herrería" era una de ellas. Otros candidatos eran las películas de Edison "Carmencita", "Caicedo" y "Danza serpentina".
"Ahora sabemos que 'registros' se refería a las tiras con múltiples imágenes", dice, como la muestra que contiene la carta de Dickson.
"En cierto modo", dice Mashon, "la carta que encontró Claudy es el big bang. Todo surge de ella. Ha sido emocionante formar parte de ese descubrimiento".
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