La degradación del suelo, un saneamiento inadecuado y la falta de acceso a energías limpias son problemas importantes a los que se enfrentan los agricultores africanos y las personas de poblaciones rurales.
Según la Fundación Bill y Melinda Gates, el 40% de la población mundial no tiene acceso a instalaciones sanitarias adecuadas, una de las causas por las que aproximadamente 700.000 niños fallecen cada año por diarrea. Además, el uso de combustibles sólidos para cocinar y para la calefacción, como la madera, los residuos agrícolas, el carbón y el carbón vegetal, es una de los causas de la alta contaminación del aire en los hogares, que ocasiona 4,3 millones de muertes prematuras al año según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Rachael Nabunya Kisakye, ingeniera de proyecto en la compañía ugandesa Tusk Engineers, ha desarrollado una bioletrina tras descubrir la interrelación entre la degradación del suelo, el saneamiento inadecuado y las energías limpias.
“La idea de la bioletrina surgió pensando en la pesada carga que supone cocinar para las mujeres africanas, cuando de hecho disponen de una fuente de energía que apenas utilizan. La solución es la bioletrina”, dice la Sra. Nabunya.
“Una bioletrina es un retrete ecológico conectado a un digestor de biogás que convierte el excremento humano en un fertilizante de calidad que puede manejarse sin peligro con fines agrícolas. El proceso también genera gas combustible (biogás) que puede utilizarse para cocinar y para la calefacción y el alumbrado. Con este completo sistema se abordan en un mismo ciclo cuestiones energéticas, sanitarias, medioambientales y de producción agrícola, cosa de la que estamos muy orgullosos”, explica la Sra. Nabunya.
La bioletrina desarrollada por Tusk Engineers mejora la higiene, el saneamiento de la comunidad, el nivel de vida y el medio ambiente en general mediante una mejor gestión de los residuos y la producción de biogás y fertilizante de alta calidad. Se fabrica combinando productos disponibles para la venta, incluidos digestores de biogás de la India y China, y lámparas de biogás, manómetros y hornos de este último país.
Una bioletrina es un retrete ecológico conectado a un digestor de biogás que convierte el excremento humano en un fertilizante de calidad que puede manejarse sin peligro con fines agrícolas.
Rachael Nabunya Kisakye
Desde el lanzamiento de su modelo de 2016, Tusk Engineers ha introducido una serie de mejoras para optimizar el rendimiento. Entre ellas, cabe citar los mezcladores mecánicos, la mejora del ángulo del tubo de alimentación de los digestores, el tanque de sedimentación de tres cámaras y las cubetas SATO con válvulas de cierre para eliminar los olores.
El biodigestor de 45 metros cúbicos de Tusk Engineers puede generar 15 metros cúbicos de biogás en 24 horas. Los hornos de biogás generalmente utilizados en los hogares consumen solo 0,15 metros cúbicos de biogás por hora, por lo que una bioletrina de 45 metros cúbicos puede proporcionar biogás a más de 20 familias. Actualmente, la empresa se esfuerza por conseguir que su tecnología sea adoptada y utilizada ampliamente en Uganda y en otros países.
La innovación ecológica [...] hace frente a la contaminación causada por métodos anticuados y contaminantes a la hora de cocinar, así como por el saneamiento inadecuado debido a la deficiente eliminación de los excrementos humanos. En resumen, nos ayuda a forjar un futuro verde.
Rachael Nabunya Kisakye
“Estamos en contacto con la Oficina de Servicios de Registro de Uganda (la oficina nacional de PI de Uganda) y hemos iniciado los trámites para proteger nuestra innovación mediante un título de propiedad intelectual. Es algo importante, pues impide que otros copien nuestro trabajo. Además, nos brinda la posibilidad de conceder licencias sobre nuestra tecnología a terceros y generar así un flujo de ingresos adicionales para la empresa”, explica la Sra. Nabunya. “También nos servirá como garantía y nos permitirá obtener financiación por parte de instituciones financieras para seguir desarrollando y ampliando nuestro sistema”, añade.
“La innovación consiste en aprovechar los recursos disponibles —tecnologías, mano de obra y máquina— para hacer frente a las dificultades inmediatas. No se trata solo de ser novedoso, sino también de poder superar obstáculos a nivel local y hacer que el mundo sea un lugar mejor para vivir”, señala la Sra. Nabunya.
La innovación ecológica resulta importante porque ayuda a hacer frente a los problemas que dan lugar al cambio climático. También lucha contra la contaminación causada por métodos anticuados y contaminantes a la hora de cocinar y contra el saneamiento inadecuado debido a la deficiente eliminación de los excrementos humanos. En resumen, nos ayuda a forjar un futuro verde.
Actualmente la empresa está probando su tecnología en diversas comunidades y ha construido bioletrinas que ha conectado a más de 150 digestores de biogás domésticos y a 40 digestores institucionales fijos de entre 6 y 70 metros cúbicos con diseño en forma de cúpula.
“Nuestro objetivo es llegar a toda la población rural de Uganda”, explica la Sra. Nabunya.