Autoría: Alexander Cuntz, jefe de la Sección de Economía Creativa de la OMPI, y Alessio Muscarnera, investigador del Departamento de Economía y Análisis de Datos de la OMPI
Hasta el presente, en el debate público sobre el acceso a los medicamentos, las enfermedades desatendidas y la tecnología protegida mediante patentes se ha restado importancia a la relevancia que para el desarrollo económico tiene el acceso a la información. Del mismo modo, en estudios anteriores se ha constatado la existencia de una brecha epatante entre los países de ingresos bajos y los de rentas más altas en cuanto al acceso al conocimiento, como ejemplifica el hecho de que en aquellos más de la mitad de las instituciones médicas no disponen de suscripciones para tener acceso a literatura académica.
Para solventar esta carencia, varios organismos de las Naciones Unidas e importantes editoriales académicas idearon la iniciativa Research4Life (R4L). La Organización Mundial de la Salud (OMS) lidera el Programa Hinari de Acceso a la Investigación para la Salud, uno de los cinco que integran la iniciativa R4L, mediante el cual se proporciona acceso gratuito o a bajo costo a literatura académica a al menos 270 000 investigadores de más de 100 economías en desarrollo. Esa cifra se refiere únicamente al programa encabezado por la OMS, pues el conjunto de la iniciativa R4L incluye más de 21 000 publicaciones académicas periódicas revisadas por homólogos, 69 000 libros electrónicos y 115 fuentes de datos y de otro tipo.
En lo que respecta a Hinari, en un nuevo estudio de investigación de la OMPI se llevó a cabo un análisis empírico de millones de puntos de datos, para comprender cuáles eran los puntos fuertes y débiles del programa, y es el primer trabajo que aborda los vínculos entre el acceso a las publicaciones científicas en los países en desarrollo y el nivel de bienestar, por su relación con los resultados en ciencia e innovación.
En el informe se constata un aumento a escala nacional de las publicaciones en ciencias de la salud de hasta un 75 % tras la incorporación a Hinari, y un incremento de la participación en ensayos clínicos internacionales superior al 20 %, lo que apunta a una mejora en la investigación y la innovación en las instituciones nacionales. De los más de 36 millones de artículos científicos del repositorio de ciencias de la salud PubMed, en más de 167 000 figuraban como coautores investigadores de economías en desarrollo, y en ellos se citaban ensayos clínicos realizados en todo el mundo a lo largo de 30 años.
Un repunte de la investigación y de los ensayos clínicos solo conduce en ocasiones a la presentación de solicitudes de patente a escala mundial.
Sin embargo, ese repunte de la publicación científica y de los ensayos clínicos solo se tradujo parcialmente en patents e invenciones a escala mundial, algo que en el informe se atribuye a que los países en desarrollo a menudo adolecen de infraestructuras y financiación para convertir nuevos descubrimientos en tecnologías patentadas. Esta carencia pone de manifiesto los retos pendientes en el desarrollo de los sistemas de innovación y PI.
Además, en el estudio también queda clara la relevancia del contexto nacional. Las instituciones de regiones específicas y aquellas que ya tenían un buen nivel de investigación se beneficiaron en mayor medida del programa Hinari, lo que implica que la nivelación con el resto de instituciones representa un desafío mayor, a pesar de que se haya facilitado el acceso a la información.
El empoderamiento de los investigadores nacionales que se logra facilitándoles el acceso a la información es esencial para su trabajo, que con frecuencia se centra en enfermedades que afectan a la población de sus países y que quizás no constituyen un foco de interés para investigadores del extranjero. Facilitar ese acceso puede favorecer la innovación sobre enfermedades desatendidas, gracias sobre todo a la conexión de los equipos nacionales con el corpus global de conocimiento.
En el marco de la iniciativa R4L no solo se informa acerca de la progresión de la actividad científica, sino también de las repercusiones directas de Hinari relativas a la práctica médica y la atención a los pacientes. Así, se cita al Dr. Nguyen Duc Chinh, del Hospital Viet Duc de Hanói (Viet Nam): “La calidad en la investigación se traduce en una atención al paciente mejorada”. El doctor se basó en gran medida en Hinari para elaborar su tesis doctoral sobre la tuberculosis intestinal y su tratamiento quirúrgico. Si bien esa dolencia es frecuente en Viet Nam, se aprecia una relativa falta de información al respecto. “Con la información y los conocimientos que obtenemos, nos sentimos más seguros al ejercer y al aplicar prácticas médicas aceptadas en todo el mundo”, asegura el facultativo.
El empoderamiento de los investigadores nacionales que se logra facilitándoles el acceso a la información es esencial para su trabajo.
El Dr. Sami Hyacinthe Kambire, del Centro de Investigación de Kamboinsé, en Uagadugú (Burkina Faso), señala que sus investigaciones progresaron más rápidamente gracias a Hinari y que con la ayuda de ese instrumento pudo redactar solicitudes de financiación a las que se concedieron subvenciones. Antes de que su institución dispusiera de R4L, a menudo el Dr. Kambire tenía que dedicar un tiempo considerable a investigaciones ya realizadas en otros lugares. Gracias a la iniciativa se favoreció la eliminación de redundancias de investigación en ese ámbito y se mejoró la calidad de la enseñanza y la educación en el país.
Si bien en el estudio se constataron los beneficios del acceso a la información, también quedó claro que los efectos del programa varían en función del área geográfica. Las instituciones de investigación del Caribe, Asia Central, Europa y América Latina fueron las que más se beneficiaron en la generación de nuevos conocimientos científicos. Por término medio, su producción de artículos académicos aumentó entre un 80 % y un 100 %.
En cuanto a los ensayos clínicos, se observó que la participación en el programa había generado resultados más visibles en Asia Oriental, el Pacífico, Oriente Medio y el Norte de África, con aumentos de la actividad de hasta un 35 %. El resto de regiones también se beneficiaron del programa, aunque en menor medida.
Con Hinari se mantiene la brecha entre las instituciones más y menos productivas en cuanto a publicaciones científicas y ensayos clínicos.
No obstante, no pueden obviarse las disimilitudes existentes entre instituciones diferentes. En ese sentido, los autores del estudio querían evitar comparar manzanas con naranjas, pues las diferencias entre las instituciones de investigación de alta y baja producción son notables. En primer lugar, cabe señalar que es más probable que las primeras se interesen en el programa Hinari y que el mayor número de publicaciones una vez adoptado también puede deberse en mayor medida a la inscripción de las instituciones en el programa que a la eficacia de este o a la mayor facilidad de acceso a los conocimientos desde esos lugares. Para entender si los efectos eran causales o si se trataba de meras correlaciones, en el estudio se utilizaron varias disciplinas: las ciencias de la salud, objeto de apoyo por parte del programa, se compararon con otras áreas de investigación –de la misma institución– en las que Hinari no representaba ninguna ventaja.
Una vez descartados los factores descritos anteriormente, en el informe se sugiere que la gestión del programa podría mejorarse de dos maneras. En primer lugar, los resultados muestran que las instituciones que ya cuentan con producción investigadora se benefician más de Hinari. En ese sentido, en las instituciones de investigación que previamente publicaron artículos académicos se apreció un aumento medio del 60 % al 70 % en el número de estos tras utilizar el programa, mientras que ese incremento no superó el 40 % en las instituciones que rara vez publicaron trabajos científicos con anterioridad. Esas cifras sugieren que con Hinari se mantiene la brecha entre las instituciones más y menos productivas en cuanto a publicaciones científicas y ensayos clínicos y que en esas condiciones las instituciones menos prolíficas tienen –cuando el resto de variables permanece constante– menos probabilidades de reducir la distancia que las separa de sus homólogas.
Aun así, en última instancia el estudio respalda la conclusión de que el programa Hinari y la iniciativa R4L contribuyen a la consecución de los ODS, al favorecer el fortalecimiento de las capacidades de investigación e innovación en las economías en desarrollo, la mejora de los servicios de salud (ODS 3) y la calidad de la educación (ODS 4) en las instituciones nacionales, y de que con ambos se procura favorecer el desarrollo de la industria, la innovación y las infraestructuras, propiciadores de un crecimiento económico digno (ODS 8 y 9).
El programa Hinari y la iniciativa R4L contribuyen a los ODS.
La iniciativa R4L es también un excelente ejemplo de hasta qué punto las iniciativas público-privadas pueden marcar la diferencia, a través de colaboraciones entre contrapartes del sector privado (industria editorial global) e instituciones de investigación de los Estados Miembros de las Naciones Unidas en las que todos los actores resultan beneficiados. Para las instituciones de investigación, la iniciativa se presenta como una solución práctica, pues con frecuencia las bibliotecas y los laboratorios de esas instituciones necesitan más recursos y R4L facilita el acceso a la información para los estudiantes y los investigadores. Por otro lado, representa una forma inteligente de que las partes interesadas de la industria muestren su responsabilidad social corporativa y aumenten su aportación a las sociedades de las economías en desarrollo, además de contribuir a aumentar la demanda y la base de clientes en esos países, a largo plazo.
Por último, facilitar el acceso a estudios publicados a través de iniciativas como Hinari o el programa ARDI de Acceso a la Investigación para el Desarrollo y la Innovación de la OMPI puede contribuir sustancialmente a lograr mejoras en la productividad investigadora y a alcanzar las metas de carácter social y económico de los ODS. Varios organismos de las Naciones Unidas, como la OMS y la OMPI, han desarrollado un papel esencial a la hora de facilitar colaboraciones. Sin embargo, colmar las lagunas existentes mediante programas como los centros de apoyo a la tecnología y la innovación (CATI) de la OMPI puede contribuir a la creación de infraestructuras en los países y propiciar un ecosistema vibrante de PI e innovación. En conclusión, los resultados del informe acerca de los éxitos y retos pendientes revisten utilidad para informar las decisiones de las partes interesadas a la hora de renovar o modificar su grado de compromiso con la iniciativa R4L a partir de 2025.
Los autores del estudio son Alexander Cuntz (Jefe de la Sección de Economía Creativa, Departamento de Economía y Análisis de Datos), Frank Müller-Langer (Catedrático de Transformación Digital de la Universidad del Bundeswehr de Múnich; Asociado del Instituto Max Planck de Innovación y Competencia), Alessio Muscarnera (Investigador de la Sección de Economía Creativa, Departamento de Economía y Análisis de Datos), Prince Oguguo (Joven Especialista de la Sección de Economía Creativa, Departamento de Economía y Análisis de Datos), Marc Scheufen (Economista Principal del Instituto Económico Alemán (IW) de Colonia).
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