Por Anna Sinkevich, División de Conocimientos Tradicionales, OMPI
James Johnson es un artista galardonado y maestro tallador de madera del clan Dakl'aweidi del pueblo tlingit de Alaska. En declaraciones a la Revista de la OMPI, reflexiona sobre cómo puede revitalizarse la tradición indígena y trabajar con marcas de renombre como Vans y Lib-Tech. Los diseños de Johnson han transformado zapatillas o tablas de snowboard en obras maestras de la vida al aire libre. Con todo, a la hora de proteger su obra y su cultura traza una delgada línea.
Siempre me ha parecido que mi propósito en la vida era convertirme en artista y transmitir la cultura tlingit y nuestras tradiciones. A medida que fui conociendo mi legado, nuestras historias y hasta dónde llega esta forma de arte, mi camino se hizo más evidente. Hoy no puedo imaginarme haciendo otra cosa.
Nuestro arte es difícil y requiere muchos años años de aprendizaje. Hay muchas reglas y normas asociadas a la creación de una obra de arte propiamente tlingit. Mi aventura de aprendizaje comenzó en 2008. El proceso de aprender a dibujar, la base del arte tlingit, se denomina línea de forma. Es algo que debes aprender antes de empezar a tallar. Cuanto mejor dibujes, mejor tallarás. Después de unos 10 años, todo empezó a encajar y finalmente alcancé el nivel de calidad museística que ahora caracteriza mi obra.
Cuanto mejor dibujes, mejor tallarás.
Además de saber tallar y dibujar, hay que entender muy bien las historias que hay detrás y el significado de lo que se está creando. Eso lleva tiempo. Los artistas a los que admiro llevan trabajando más de 40 años. Todos han cumplido ya los 70 y, como yo, han dedicado su vida entera a este arte.
Durante miles de años, los talladores de nuestra cultura adquirieron sus técnicas mediante un sistema de aprendizaje. Los maestros talladores enseñaban a los jóvenes talentos interesados en tallar todas las historias que acompañan al arte tlingit. Los jóvenes aprendían fundamentalmente mirando y observando cómo trabajaban los maestros talladores.
Hoy en día, aprender el arte tlingit es muy difícil.
Sin embargo, el sistema se quebró durante la colonización de Alaska, cuando no se permitió a nuestro pueblo practicar su cultura, y a causa de las enfermedades, que acabaron con tres cuartas partes de la población de la costa noroeste. Muchos talladores fallecieron antes de poder transmitir sus conocimientos. Por eso hoy en día es muy difícil aprender los fundamentos del arte tlingit. Mi padre creció en esa época, así que cuando le dije que quería ser artista tlingit, apoyó totalmente mi decisión y me animó a seguir ese camino.
En la actualidad, también enseño la talla de madera y el arte tlingit en el estado de Washington y en Port Townsend School of Woodworking, donde tenemos lista de espera para nuestros cursos. La gente vuela desde todos los rincones del país para asistir a ellos. En Port Townsend ofrecemos dos becas por curso para artistas indígenas. También doy clases en Alaska, en Sealaska Heritage Institute.
Para proteger la línea de forma, los diseños y las imágenes de mi trabajo, incluyo una mención de reserva del derecho de autor en mi sitio web, y cuando trabajo con fines comerciales, conservo la titularidad de los diseños que elaboro. Las empresas con las que trabajo adquieren las licencias de los diseños por una suma y un periodo de tiempo acordados.
Aunque cobrar por mi trabajo forma parte de mi condición de artista, hay ciertos aspectos del arte tlingit que no están pensados para ser comercializados. Por ejemplo, los tótem de los clanes y otros elementos culturales son sagrados para nosotros y están protegidos por los clanes. No están hechos para el mercado ni para ser divulgados. También tenemos objetos ceremoniales sagrados, como relatos y canciones, que se denominan at.oow y son propiedad del clan. Solamente se utilizan en ocasiones especiales, como las ceremonias del potlatch, denominadas ku.éex.
Hoy en día, existe una línea relativamente clara que establece un límite entre los elementos artísticos que pueden producirse a gran escala y los que no. Depende del artista trazar una línea adecuada entre lo que sale de nuestra cultura y lo que nos quedamos para nosotros.
El arte es nuestro lenguaje visual. Nuestras historias, las que no estaban escritas, se transmitían oralmente de generación en generación. El arte tlingit formaba parte integrante de la narración del relato de nuestra historia y de quiénes somos.
Pertenezco al clan Dakl'aweidi, que es un clan orca. Mis antepasados fueron jefes de la tribu Xutsnoowú kwaan de Angoon (Alaska). Cuando me inicié en el arte, le pregunté a mi padre si quedaba alguna pieza artística de nuestro linaje familiar, pero lamentablemente no se conservaba ninguna. Durante la colonización se destruyeron o se llevaron muchas cosas, y hay muchos objetos tradicionales dispersos por todo el mundo.
Por eso, para mí, dedicarme al arte tlingit conlleva una responsabilidad mucho mayor que simplemente intentar crear algo visualmente agradable. Mi ambición es recrear las piezas tradicionales que utilizaban mis antepasados y revitalizar nuestra cultura.
Llevo una vida muy activa al aire libre y me encanta el snowboard, la bicicleta de montaña y la escalada. Tengo la suerte de que las empresas con las que trabajo coinciden plenamente con mi estilo de vida. Marcas como Vans, Volcom, Yeti, Lib-Tech y Smartwool comparten mis valores y los del pueblo tlingit. Como artista tlingit, quiero hacer que nuestro arte alcance nuevos horizontes. Trabajar con estas marcas me da la posibilidad de hacerlo.
Sí. Cuando se me acercan empresas que no comparten mis valores, simplemente digo “no, gracias”. No voy a poner en peligro la integridad del arte tlingit, pues esa integridad es un principio inquebrantable desde hace miles de años. No me resulta difícil rechazar propuestas cuando nuestros valores no sintonizan. Todas las marcas con las que trabajo respetan la cultura y las tradiciones tlingit.
La estética visual es una faceta de nuestro arte tradicional, pero su significado subyacente es aún más importante porque es lo que transmite nuestras historias y tradiciones, así que he aprendido que la educación es crucial. Cuando firmé mi contrato con Smartwool, hice una presentación para los empleados de la empresa sobre el arte, la cultura y las tradiciones tlingit, con el fin de ayudarles a comprender mejor a mi pueblo.
Me empeño en ayudar a todas las empresas con las que trabajo a comprender el arte y la cultura tlingit.
Cuando las marcas ofenden nuestros valores, no creo que lo hagan por rencor, venganza o algo parecido. A menudo, simplemente no son conscientes de ello. Por eso me empeño en ayudar a todas las empresas con las que trabajo a comprender el arte y la cultura tlingit. Es una base importante para forjar las relaciones orgánicas y sanas que mantengo con las marcas con las que trabajo.
Revertir los beneficios a mi comunidad en Alaska es una condición sine qua non cuando colaboro con una marca, y ayudar a los jóvenes indígenas significa mucho para mí. Junto con Vans, creamos un programa de deportes de nieve para jóvenes indígenas con el fin de enseñarles a esquiar y a hacer snowboard.
Lo mismo ocurrió con Lib-Tech. La tabla de snowboard que hago para ellos se denomina Double Dip y juntos donamos una parte de la venta de cada tabla a Sealaska Heritage Institute, que está construyendo un campus artístico en mi ciudad natal para enseñar los fundamentos del arte y la lengua tlingit.
Es importante que las marcas confíen en los artistas indígenas y en sus capacidades, y que los involucren, en la medida de lo posible, de principio a fin. Cuando Vans me dio plena libertad durante todo el proceso de diseño, el diseño salió exactamente como yo lo había imaginado. Les encantó. Ambos quedamos muy contentos con el resultado.
La colaboración también consiste en ser justo con el artista, cómo se le compensa y las regalías que recibe. Esto incluye donar una parte de los beneficios a la comunidad.
Para que una colaboración tenga éxito también hay que ser justo con el artista, especialmente en lo que se refiere a su remuneración y a las regalías que recibe. Esto incluye donar una parte de los beneficios a la comunidad, lo que lleva el compromiso de la marca con nuestro arte y nuestra cultura a otro nivel.
Estas colaboraciones también dan a los artistas indígenas la libertad de crear esos objetos y dedicar su vida a su oficio.
Que mantengan una actitud abierta y escuchen a los artistas. Que se tomen el tiempo necesario para conocer y comprender bien la cultura y el patrimonio en que se basan sus diseños. Que honren a los artistas y les permitan mostrar su cultura exactamente como desean.
Crear una sola obra de arte conlleva mucho esfuerzo. Así que me centro en mantener una actitud abierta y positiva y en hacer verdaderamente bien lo que hago. Algunas personas se sienten atraídas por eso y por mi persona como artista. Vans estuvo haciéndome un seguimiento en línea durante dos años, observando cómo presentaba mi trabajo y la cultura tlingit al mundo, antes de trabajar conmigo. En mi contrato con ellos, me pidieron que organizara mis cuentas de Instagram y Facebook para comercializar nuestra colección. Del mismo modo, conseguí un contrato de patrocinio directo con Smartwool, que me permitía representar a la marca y hacer relaciones públicas y promocionar nuestros productos.
Cuando se te presenta la oportunidad de promocionar tu persona y tu cultura, tienes que tener el valor de decir “sí” y actuar como un verdadero profesional. Pero solo se llega a ese punto tras años de duro trabajo. Así es como creas una base firme para sacar adelante tu trabajo.
Siguiendo mi propio camino y abriéndome paso, muestro a los demás que todo esto es posible.
Como yo, la mayoría de los artistas y comunidades indígenas están hipercentrados en su arte. Participar en este evento de la OMPI en Ginebra cambió realmente mi perspectiva. Conocí a artistas indígenas de todo el mundo. Aunque todos tenemos culturas y tradiciones diferentes, los retos cotidianos a los que nos enfrentamos para transmitir nuestras culturas son similares. Fue muy especial ver a un grupo tan amplio de artistas y comunidades trabajando para establecer directrices que ayuden a las generaciones futuras a desenvolverse en este nuevo terreno. Es un trabajo pionero. Asimismo, el contacto con las marcas de moda y la creación de espacios de encuentro entre los artistas indígenas y las marcas es un paso importante que creará un efecto en cadena positivo.
Estoy muy agradecido por todas las oportunidades que se me presentan a lo largo del año. Hace poco firmé un contrato con una empresa de Nueva York para presentar mi obra en una exposición en la que participarán otros 50 artistas. Su inauguración está prevista para agosto de 2024. También tengo previsto seguir trabajando con marcas deportivas y museos. El tiempo y la energía son tan valiosos que debo centrarme en mi trabajo diario. Estoy muy contento de poder aceptar encargos y crear arte tlingit como profesional.
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