Por Catherine Jewell, antigua responsable principal de información de la OMPI
La piratería está muy extendida en Kenia y priva a los propietarios de contenidos de valiosos ingresos. Sin embargo, una nueva plataforma de distribución digital de películas está contraatacando. Yakwetu, que significa "de nosotros y para nosotros" en kiswahili, quiere apoyar a los creadores rompiendo la cadena de valor de la piratería en su origen: las "tiendas de películas" de Kenia, donde los clientes pagan para que les copien contenidos populares, aunque pirateados, directamente a sus memorias USB.
¿Cómo puede Yakwetu convencer a los clientes para que adopten su disruptivo modelo de pago por uso, cuando los servicios de suscripción solo tienen una cuota de mercado del 1 % en África? Mike Strano, cofundador y director de operaciones, explica a la Revista de la OMPI su creativo planteamiento para la transmisión digital en África, su apuesta por los contenidos locales y cómo está "transformando en legítimos los canales de piratería".
En 2014, Safaricom, el principal proveedor de telecomunicaciones de Kenia, convocó un concurso público de contenidos. En aquel momento, los paquetes de conexión doméstica a internet y contenidos eran muy populares y Safaricom quería afianzar su posición en ese mercado. Así que mi cofundadora, Trushna Buddhdev Patel, y yo presentamos una oferta. Yo llevaba trabajando en el sector del entretenimiento desde 1999 y Trushna es una profesional de la distribución cinematográfica con mucha experiencia. Nos dimos cuenta de que la transmisión de video a la carta (VOD) era el camino a seguir en Kenia; en ese momento, solo había unos dos millones de televisores en el país frente a 13 millones de dispositivos inteligentes. Nuestra andadura en la transmisión de contenidos arrancó en octubre de 2014.
Yakwetu es una plataforma de transmisión en línea de contenidos africanos.
Lanzamos nuestro primer servicio de transmisión en línea, MyMovies.Africa, en septiembre de 2019 y desde entonces hemos estado desarrollando Yakwetu, que nos permite ofrecer una gama más amplia de contenidos. Tenemos siete líneas verticales de contenido: películas, series de televisión, música, realidad virtual, pódcast, audiolibros y juegos, todo en un mismo lugar. Cada vertical tiene un modelo de ingresos ligeramente distinto. Tenemos previsto incorporar pronto contenidos con publicidad para ofrecer un modelo híbrido, en el que los contenidos gratuitos incluyan anuncios y se pague por aquellos que no llevan publicidad. Los clientes pueden suscribirse gratuitamente en régimen de pago por uso y comprarnos o alquilarnos los contenidos. Es un modelo genuinamente africano y funciona.
En la actualidad, el 90 % de nuestro contenido es keniano. Es de fácil acceso. No obstante, nuestra ambición es ofrecer contenidos de toda África. Nos dirigimos a la generación Z y a la generación Y, que son las que están creciendo en África. También incluimos entretenimiento educativo en nuestro catálogo. Se trata de un aspecto importante en estos momentos en África, dado el reto que supone el empleo juvenil. Los jóvenes representan más del 60% de la población africana. Si no tienen trabajo, ¿cómo van a mantenerse a sí mismos y a sus familias? El riesgo es que recurran a la delincuencia. Por eso es tan importante capacitarles y ayudarles a encontrar formas de ganarse la vida. Además, es un mercado enorme al que podemos adaptar fácilmente nuestra tecnología.
Los clientes pagan para que les copien los contenidos de última tendencia en su memoria USB. Los creadores no se llevan ni un céntimo.
El mercado cinematográfico está dominado por la cadena minorista de la piratería, que solo en Kenia consta de unas 54 000 tiendas de cine. En África, las plataformas de transmisión en línea por suscripción apenas representan el 1 % del mercado. Los datos tienen costos altos y la gente utiliza sus paquetes de datos para generar ingresos, no para ver películas en línea. Los clientes van a las tiendas y pagan a su "tipo de las películas" para que copie los contenidos de moda en su memoria USB. Se van a casa, lo ven, lo borran y vuelven a por más. Los creadores no se llevan ni un céntimo.
Según la legislación keniana, se puede detener a los propietarios de tiendas de cine por distribuir contenidos pirateados, ya sean locales o internacionales. Si se les declara culpables, se enfrentan a dos años de cárcel y una multa de 5 000 dólares estadounidenses, que no pueden permitirse. La percepción de los propietarios de las tiendas es que es poco probable que los grandes estudios internacionales presenten una denuncia contra ellos ante la policía; sin embargo, un productor local puede hacer que los detengan. Por eso, casi todas las tiendas de cine no venden contenidos locales, solo internacionales, con lo que todos salen perdiendo.
La piratería se lleva hasta el 99 % de los ingresos de los propietarios de contenidos en África. Está destrozando las industrias creativas.
Para nosotros, Yakwetu es una intervención contra la piratería. La piratería se lleva hasta el 99 % de los ingresos de los propietarios de contenidos en África y otros países en desarrollo. Está destrozando las industrias creativas.
Con nuestro nuevo servicio, que se pondrá en marcha en el cuarto trimestre de 2024, los clientes seguirán acudiendo a su tienda de películas, pero cuando la tienda descargue el contenido local de nuestra nube, lo hará de forma legítima y lo introducirá encriptado en la unidad de memoria flash del cliente. Cuando conectan su unidad al televisor, se instala nuestro reproductor, que les permite ver películas locales de forma legítima y pagando por uso, sin consumir su preciado paquete de datos.
Con nuestro modelo, el propietario de la tienda, el propietario del contenido y Yakwetu reciben el pago en tiempo real a través de nuestros respectivos monederos móviles. Todos salimos ganando. Una vez que demostremos que tenemos una base de clientes que consumen de manera legítima a través de las tiendas de cine, combatiremos la piratería cinematográfica internacional en colaboración con los grandes estudios.
Aunque solo nos hiciéramos con una modesta cuota de los mercados de Ghana, Kenia, Nigeria, Sudáfrica y Tanzania, seríamos una empresa de 100 millones de dólares estadounidenses.
Ya tenemos una lista de propietarios de tiendas de cine que quieren trabajar con nosotros. Las cosas son cada vez más difíciles para ellos, pero siguen dominando el mercado. Sin embargo, la realidad es que estas tiendas nunca estarán en condiciones de cumplir los requisitos de seguridad necesarios para crear una videoteca legítima.
Cuando les concedemos licencias de nuestros contenidos, lo hacemos según nuestras condiciones. Eso significa que nuestros contenidos están encriptados (y no se pueden copiar) y solo se reproducen en nuestro reproductor. Cuando reclutamos tiendas de cine como agentes, de entrada les decimos que, dentro de 10 años, su negocio (como distribuidores de contenidos pirateados) podría dejar de existir, sobre todo a medida que bajen los costes de los datos y la gente se sienta más cómoda con el streaming. Si trabajan con nosotros, les ayudaremos a hacer la transición a un negocio legítimo. Creemos que es la forma más socialmente responsable de abordar la situación, ya que estas tiendas de películas suelen estar regentadas por jóvenes, por lo que debemos tener cuidado de no contribuir al enorme desempleo juvenil que hay en Kenia y África.
Es enorme. PwC calcula que es un mercado de 5 700 millones de dólares estadounidenses al año, solo en Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Ghana y Tanzania. Incluso con una cuota de mercado modesta, seríamos una empresa de 100 millones de dólares.
Cuando iniciamos esta andadura, nuestro objetivo era que los operadores internacionales nos concedieran licencias de sus contenidos. Están dispuestos a hacerlo, porque cumplimos sus requisitos técnicos de seguridad de contenidos; pero no se mueven sin una garantía mínima de 100 000 dólares estadounidenses. Ahora mismo eso no nos conviene, así que nos centramos en contenidos locales. Lo vemos como una gran oportunidad, dado el auge que han tenido las industrias creativas de África en los últimos años.
Estamos haciendo algo diferente. Lo que nosotros aportamos es un enfoque local y soluciones locales.
No. A las grandes plataformas les llevará años alcanzar los niveles de penetración que tienen en los mercados desarrollados. Hay demasiados contenidos piratas gratuitos y la gente no quiere usar sus paquetes de datos para ver películas.
Estamos haciendo algo diferente. Intervenimos en la cadena minorista de la piratería y transformamos en legítimos los canales de piratería. Esto no lo va a hacer ninguna gran plataforma de transmisión en línea. El suyo es un modelo uniforme a escala global, en el que todo lo que esté fuera de sus mercados principales es un extra. Lo que aportamos es un enfoque local y soluciones locales.
La financiación es un gran reto. Para crecer necesitamos inversión de capital y eso es difícil porque el entretenimiento se considera un lujo y no una primera necesidad.
En la actualidad, los grandes operadores del mercado africano suelen pagar a los creadores menos del 20 % de lo que cuesta producir una película. También quieren todos los derechos durante dos años, aunque luego no hacen nada con ellos. Eso significa que si gastas 50 000 dólares en producir una película, solo recibes 10 000 por transmitirla. ¿Cómo recuperas la diferencia si, pasados dos años, tu público ya está en otra cosa?
Ahí es donde entra Yakwetu. Creamos oportunidades de ingresos para nuestros creadores más allá de nuestra plataforma, sublicenciando su trabajo a plataformas de video a la carta, cadenas de televisión, aerolíneas, festivales y otros. Tenemos diferentes repartos para diferentes escenarios, pero nos aseguramos de que cada socio obtenga una parte equitativa. Por ejemplo, cuando una película se distribuye a través de nuestra plataforma, nos repartimos al 50 % con el productor; cuando trabajamos con un agente, dividimos los beneficios en tres partes: el agente, el creador y nosotros. Y cuando cerramos acuerdos con otras plataformas, puede ser por una tarifa fija o a medias. Depende. Todo el mundo se pone de acuerdo de antemano y se redactan los contratos. Los creadores que tienen un acuerdo exclusivo con nosotros conocen el valor de lo que ofrecemos.
Y, por supuesto, también pagamos derechos de autor por la música de nuestros contenidos a CAPASSO (la Asociación de Compositores, Autores y Editores) de Sudáfrica.
La clave está en la formación. Para nosotros, el contenido y su protección son lo más importante.
La financiación es un gran reto. Para crecer necesitamos inversión de capital y eso es difícil porque el entretenimiento se considera un lujo y no una primera necesidad. Lo entendemos, pero también creemos que el entretenimiento es una necesidad básica. Queremos que los inversores comprendan que, al romper la cadena de valor de la piratería, estamos ayudando a que las industrias creativas de Kenia prosperen a largo plazo.
La clave está en la formación. En Yakwetu tenemos protocolos muy estrictos de gestión de contenidos, que hemos desarrollado pensando en los contenidos internacionales. Para nosotros, el contenido y su protección son lo más importante.
También enseñamos a nuestros socios a proteger sus propios contenidos. Para formar a los consumidores, unimos fuerzas con terceros, a través de la asociación Partners Against Piracy (PAP) de Kenia, de la que soy presidente inaugural.
Creadores, tómense el tiempo necesario para descubrir cómo la PI puede proteger sus contenidos, ayudarles a defender sus derechos y rentabilizar el valor de su trabajo.
Creadores, traten su creatividad como su activo más valioso. Dediquen tiempo a averiguar cómo la propiedad intelectual (PI) puede proteger sus contenidos, ayudarles a defender sus derechos y rentabilizar el valor de su trabajo. Hay muchos cursos gratuitos en línea que pueden ayudar en esta materia, como los de la Academia de la OMPI.
Consumidores, usen plataformas que den a los creadores de contenidos una parte justa de los ingresos que generan. De este modo, todos nos beneficiaremos de una industria creativa vibrante.
Gobiernos, recuerden su papel como facilitadores de las industrias creativas. Trabajen en estrecha colaboración con el sector para entender sus necesidades en materia de legislación y aprueben esa legislación con rapidez. Hoy en día, todo el mundo es creador. No hay mejor momento para concienciar sobre la PI. La nueva generación respeta la creatividad, solo necesita aprender a utilizar la PI para poder cosechar sus beneficios.
Nuestro entregado equipo está muy agradecido de que se haya reconocido el duro trabajo que hemos hecho. Pero esto es solo el comienzo. Ahora tenemos la gran responsabilidad de estar a la altura del premio. Es una validación de nuestro modelo de negocio, así como una oportunidad para explicar a nuevos inversores lo que estamos haciendo y atraer los recursos que necesitamos para crecer. El premio nos llevará al siguiente nivel. Estamos listos para ello.
Yakwetu ganó el Premio Mundial de la OMPI de Tecnología del Entretenimiento en 2023. Los Premios Mundiales de la OMPI homenajean a las pequeñas y medianas empresas (pymes) por su excelencia en la comercialización de innovación y creatividad respaldadas por la PI en un esfuerzo por mejorar la sociedad. Yakwetu ganó el Premio Mundial de la OMPI de Tecnología del Entretenimiento 2023. Los ganadores de este año se anunciaron durante la Asamblea General de los Estados miembros celebrada en Ginebra en julio.
El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.