La perspectiva de género, en el Índice Mundial de Innovación 2015
12 de enero de 2016
Por primera vez desde que existe, el Índice Mundial de Innovación incluye este año un indicador relativo a la igualdad entre los sexos (indicador en materia de género). Para saber un poco más sobre esa novedad, hemos hablado con Sacha Wunsch-Vincent, Economista Principal de la División de Economía y Estadística de la OMPI.
Este año se incluye por primera vez un indicador en materia de género en el Índice Mundial de Innovación. ¿Cómo y por qué han incluido ese indicador?
Entender mejor la función que desempeña la innovación y la contribución de las mujeres, en particular, las investigadoras y empresarias, suscita hoy mucho interés. Economistas y especialistas en innovación están tratando de mejorar la base de información de que se dispone acerca de esa cuestión de actualidad. A su vez, los encargados de la adopción de políticas desean fomentar al máximo la innovación femenina y solucionar todo desequilibrio potencial en materia de género.
El equipo del Índice Mundial de Innovación se ha interesado mucho por esa problemática y llevaba años considerando la posibilidad de incluir una variable “género” en el Índice. Tres obstáculos se planteaban a ese respecto.
En primer lugar, todavía está en sus inicios el desarrollo de parámetros completos acerca de la contribución femenina a la innovación. Para encontrar datos sobre el porcentaje de mujeres que participan en varios campos, cabe consultar:
- estadísticas relativas a la educación, a saber, el porcentaje de mujeres que hay entre los licenciados en ciencias e ingeniería;
- estadísticas sobre la población activa, a saber, el porcentaje de mujeres en la población activa; o
- estadísticas más tradicionales en materia de investigación y desarrollo, a saber, el porcentaje de mujeres investigadoras.
Sin embargo, es más difícil conseguir datos sobre las mujeres innovadoras. Incluso el porcentaje de solicitantes de patentes que son mujeres o de mujeres empresarias no suele poder obtenerse de fuentes oficiales. Y además, por si solos, ninguno de los indicadores anteriores podría reflejar plenamente la función y la contribución de las mujeres en la innovación a nivel nacional.
En segundo lugar, dado que el Índice abarca más de 140 países, los datos para calcular la contribución femenina a la innovación deben ser de gran alcance a nivel nacional, y eso rara vez sucede con los indicadores en materia de género anteriormente mencionados.
En tercer lugar, al incluir una nueva variable en el Índice Mundial hay que comprender claramente cómo incidirá dicha variable en la clasificación de los países. Muchos opinan que el actual porcentaje de mujeres entre los licenciados en ciencias e ingeniería, titulares de patentes y empresarios es demasiado bajo. Dicho eso, es poco lo que se sabe acerca del porcentaje óptimo de mujeres en cualquiera de los indicadores mencionados. Se suele partir del principio de que lo ideal es la total igualdad entre los sexos, lo que se traduce en la igualdad de oportunidades y una mayor diversidad. Sin embargo, faltan pruebas que respalden esa hipótesis.
Pero había llegado el momento de dejar atrás esos escollos y de abordar el tema del género y la innovación en el Índice Mundial. Por experiencia pensamos que incluir nuevas cuestiones de actualidad y variables en el Índice Mundial contribuye a suscitar más interés por importantes temas relacionados con la innovación. De ahí que se estén llevando a cabo actividades y debates analíticos más detallados, a fin de profundizar en las investigaciones. Los estadísticos se sienten así también más motivados para elaborar más rápidamente parámetros adecuados. Por último, esa clasificación mundial muestra también los resultados de unos y otros países en relación con la nueva variable.
El nuevo indicador se llama “Females employed with advanced degrees” (Mujeres empleadas que tienen titulación superior). ¿Qué se indica con él exactamente?
El equipo del Índice Mundial de Innovación decidió incluir un parámetro que muestre la proporción de mujeres con formación avanzada como porcentaje del total de la población activa. En el Índice Mundial, esos datos específicos complementan otros datos relativos a los trabajadores del conocimiento, como parte del conjunto de parámetros con los que se evalúa el desarrollo empresarial a nivel nacional. Para incluir esos datos, trabajamos con datos y colaboramos con colegas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los resultados son ciertamente interesantes. En varios países, las mujeres con formación avanzada representan cerca de un tercio o una cuarta parte de la población activa. Así es no solo en un gran número de países de Europa oriental, como Lituania, y otros países que suelen tener altos índices de participación femenina en la población activa, como Rusia, sino en otros países de altos ingresos, como los países nórdicos (Finlandia, Suecia y Noruega).
Es de lamentar que no se disponga de ese indicador de base en más de 50 de los 141 países reseñados en el Índice Mundial, incluidos varios de altos ingresos. Confío en que esa situación cambie pronto.
¿Habrá otras novedades en la edición 2016 del Índice Mundial en lo que al género se refiere?
En la edición de 2016, seguiremos explorando el indicador mencionado y tratando de mejorar el alcance de la información. Y lo que es más importante, al presentar el Índice Mundial en las instancias internacionales y a los especialistas en estadísticas, así como durante las misiones en países, seguiremos insistiendo en la necesidad de indicadores mejores y más accesibles en materia de género e innovación.