Los derechos de radiodifusión y de los medios de comunicación en el deporte

Los avances realizados en las tecnologías de la comunicación –satélite, cable, banda ancha e Internet móvil– han supuesto una revolución en la cobertura de los acontecimientos deportivos y han permitido que millones de personas de todo el mundo vivan el espectáculo y toda la emoción de los principales acontecimientos deportivos.

El derecho de autor y los derechos conexos, en particular, los de los organismos de radiodifusión, son la base de los vínculos entre el deporte y la televisión y otros medios de comunicación. Los organismos de televisión y otros medios de comunicación pagan mucho por gozar del derecho exclusivo a difundir eventos deportivos en directo. Por ejemplo, del total de ingresos de 3.700 millones de millones de dólares EE.UU. (excluyendo la venta de billetes) recaudados durante la Copa Mundial de la FIFA de 2010 en Sudáfrica, dos tercios, es decir, 2.400 millones de millones de dólares EE.UU. procedieron de la venta de derechos de radiodifusión. A su vez, la venta de derechos de comercialización generó 1.100 millones de dólares EE.UU. y el resto del importe se obtuvo con la venta de derechos de hospitalidad y licencias.

La venta de derechos de radiodifusión y difusión constituye hoy la mayor fuente de ingresos para la mayor parte de los organismos deportivos, y genera los fondos necesarios para financiar los principales eventos deportivos, velar por el mantenimiento de los estadios deportivos y contribuir al fomento del deporte a nivel popular. Del importe estimado en 1.700 millones de dólares EE.UU. pagado por los organismos de radiodifusión para obtener derechos exclusivos para difundir los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008, cerca de la mitad fue a parar a manos del comité organizador de los Juegos y la otra mitad al Movimiento Olímpico, incluidos los comités olímpicos nacionales y las federaciones internacionales de los distintos deportes olímpicos.

Por otra parte, los organismos de radiodifusión recaudan regalías por la venta de sus imágenes exclusivas a otros medios de comunicación y pueden así cubrir los costos de organización y técnicos que supone la radiodifusión de eventos deportivos a millones de aficionados de todo el mundo. De ahí que, Beijing Olympic Broadcasting, que fue la televisión anfitriona de los Juegos de Beijing y como tal suministró las señales de televisión desde todos los lugares olímpicos, empleó a 6.000 personas y contó con 1.000 cámaras, 575 grabadoras de vídeo digitales, 350 remolques y 62 unidades móviles exteriores.

Se estima que los derechos de televisión representan el 60% de los ingresos que se recaudan en el Tour de France, que se difunde en más de 180 países. La liga inglesa de fútbol, cuyos partidos se difunden en 212 países, vendió los derechos nacionales e internacionales de televisión de las tres temporadas 2010 a 2013 por un total de 3,2 billones de libras esterlinas.

Los derechos de los organismos de radiodifusión:

  • Protegen las costosas inversiones que se realizan para la difusión por televisión de eventos deportivos.
  • Reconocen y retribuyen los esfuerzos de los organismos de radiodifusión.
  • Reconocen y retribuyen la contribución realizada al fomento de la información y la cultura.

En virtud de la Convención Internacional de Roma sobre la protección de los artistas intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión (Convención de Roma) de 1961, los organismos de radiodifusión gozan de derechos exclusivos durante 20 años para autorizar la retransmisión, la “fijación” (grabación), la reproducción y la comunicación al público de sus emisiones. No obstante, hoy se conviene en general en que es menester actualizar la protección de los derechos de los organismos de radiodifusión para tener en cuenta la revolución que ha supuesto la comunicación digital. Las negociaciones en curso en la OMPI tienen por finalidad crear un marco jurídico internacional que aporte una protección adecuada y eficaz contra la piratería de las señales emitidas.

Las competiciones deportivas se han convertido en una industria mundial que mueve miles de millones de dólares, debido en gran medida a los derechos de propiedad intelectual y a la cooperación cada vez más estrecha que existe entre los medios de comunicación, los patrocinadores y las autoridades deportivas. No obstante, las tecnologías de la comunicación, que hoy son más modernas que nunca, y están al alcance del público en general, no sólo han permitido que los fans sigan los deportes en directo desde todas partes sino que han abierto nuevas posibilidades para el robo de señales. La transmisión de deportes en directo ha sido un blanco particular para la retransmisión no autorizada en Internet, con frecuencia recurriendo a la tecnología de intercambio de ficheros que constituye un canal para que los usuarios compartan contenido.

Las piraterías de señales no sólo supone una amenaza para los ingresos derivados de la publicidad y la venta de los organismos de radiodifusión que han pagado para obtener derechos exclusivos de difundir en directo los eventos deportivos, sino que conlleva el riesgo de que se reduzca el valor de esos derechos y, por consiguiente, los ingresos de los organismos deportivos. Aun cuando en la legislación de unos y otros países se contemplan opciones para hacer frente a la piratería de señales, entre otras, el cierre de sitios web ilegales, los organismos de radiodifusión están presionando en el plano internacional para obtener una mejor protección jurídica. Por otro lado, los organismos de radiodifusión y los organismos deportivos utilizan los medios digitales para llegar al público, en particular, a los jóvenes, ofreciendo cobertura de eventos deportivos en varios formatos. Por ejemplo, el Comité Olímpico Internacional (COI) utiliza las últimas tecnologías antipiratería que existen para velar por que los organismos de radiodifusión que hayan obtenido los derechos gocen de los derechos exclusivos de difundir en los respectivos territorios, incluyendo en plataformas digitales. Los Juegos de Beijing de 2008 y los Juegos Olímpicos de invierno de Vancouver de 2010 fueron los Primeros Juegos Olímpicos objeto de plena cobertura digital en todo el mundo, y que permitieron que los espectadores pudieran seguir en directo lo más destacado en sus ordenadores y teléfonos móviles. El COI utiliza también los medios de comunicación social, como Facebook, Twitter y Flickr para llegar a los más jóvenes.

 

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(Foto: Photostream oficial de la Casa Blanca)

El derecho de autor y los derechos conexos, en particular, los de los organismos de radiodifusión, son la base de los vínculos entre el deporte y la televisión y otros medios de comunicación. Los organismos de televisión y otros medios de comunicación pagan mucho por gozar del derecho exclusivo a difundir eventos deportivos en directo. Por ejemplo, del total de ingresos de 3.700 millones de millones de dólares EE.UU. (excluyendo la venta de billetes) recaudados durante la Copa Mundial de la FIFA de 2010 en Sudáfrica, dos tercios, es decir, 2.400 millones de millones de dólares EE.UU. procedieron de la venta de derechos de radiodifusión. A su vez, la venta de derechos de comercialización generó 1.100 millones de dólares EE.UU. y el resto del importe se obtuvo con la venta de derechos de hospitalidad y licencias.

La venta de derechos de radiodifusión y difusión constituye hoy la mayor fuente de ingresos para la mayor parte de los organismos deportivos, y genera los fondos necesarios para financiar los principales eventos deportivos, velar por el mantenimiento de los estadios deportivos y contribuir al fomento del deporte a nivel popular. Del importe estimado en 1.700 millones de dólares EE.UU. pagado por los organismos de radiodifusión para obtener derechos exclusivos para difundir los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008, cerca de la mitad fue a parar a manos del comité organizador de los Juegos y la otra mitad al Movimiento Olímpico, incluidos los comités olímpicos nacionales y las federaciones internacionales de los distintos deportes olímpicos.

Por otra parte, los organismos de radiodifusión recaudan regalías por la venta de sus imágenes exclusivas a otros medios de comunicación y pueden así cubrir los costos de organización y técnicos que supone la radiodifusión de eventos deportivos a millones de aficionados de todo el mundo. De ahí que, Beijing Olympic Broadcasting, que fue la televisión anfitriona de los Juegos de Beijing y como tal suministró las señales de televisión desde todos los lugares olímpicos, empleó a 6.000 personas y contó con 1.000 cámaras, 575 grabadoras de vídeo digitales, 350 remolques y 62 unidades móviles exteriores.

Se estima que los derechos de televisión representan el 60% de los ingresos que se recaudan en el Tour de France, que se difunde en más de 180 países. La liga inglesa de fútbol, cuyos partidos se difunden en 212 países, vendió los derechos nacionales e internacionales de televisión de las tres temporadas 2010 a 2013 por un total de 3,2 billones de libras esterlinas.

Los derechos de los organismos de radiodifusión:

  • Protegen las costosas inversiones que se realizan para la difusión por televisión de eventos deportivos.
  • Reconocen y retribuyen los esfuerzos de los organismos de radiodifusión.
  • Reconocen y retribuyen la contribución realizada al fomento de la información y la cultura.

En virtud de la Convención Internacional de Roma sobre la protección de los artistas intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión (Convención de Roma) de 1961, los organismos de radiodifusión gozan de derechos exclusivos durante 20 años para autorizar la retransmisión, la “fijación” (grabación), la reproducción y la comunicación al público de sus emisiones. No obstante, hoy se conviene en general en que es menester actualizar la protección de los derechos de los organismos de radiodifusión para tener en cuenta la revolución que ha supuesto la comunicación digital. Las negociaciones en curso en la OMPI tienen por finalidad crear un marco jurídico internacional que aporte una protección adecuada y eficaz contra la piratería de las señales emitidas.

Las competiciones deportivas se han convertido en una industria mundial que mueve miles de millones de dólares, debido en gran medida a los derechos de propiedad intelectual y a la cooperación cada vez más estrecha que existe entre los medios de comunicación, los patrocinadores y las autoridades deportivas. No obstante, las tecnologías de la comunicación, que hoy son más modernas que nunca, y están al alcance del público en general, no sólo han permitido que los fans sigan los deportes en directo desde todas partes sino que han abierto nuevas posibilidades para el robo de señales. La transmisión de deportes en directo ha sido un blanco particular para la retransmisión no autorizada en Internet, con frecuencia recurriendo a la tecnología de intercambio de ficheros que constituye un canal para que los usuarios compartan contenido.

Las piraterías de señales no sólo supone una amenaza para los ingresos derivados de la publicidad y la venta de los organismos de radiodifusión que han pagado para obtener derechos exclusivos de difundir en directo los eventos deportivos, sino que conlleva el riesgo de que se reduzca el valor de esos derechos y, por consiguiente, los ingresos de los organismos deportivos. Aun cuando en la legislación de unos y otros países se contemplan opciones para hacer frente a la piratería de señales, entre otras, el cierre de sitios web ilegales, los organismos de radiodifusión están presionando en el plano internacional para obtener una mejor protección jurídica. Por otro lado, los organismos de radiodifusión y los organismos deportivos utilizan los medios digitales para llegar al público, en particular, a los jóvenes, ofreciendo cobertura de eventos deportivos en varios formatos. Por ejemplo, el Comité Olímpico Internacional (COI) utiliza las últimas tecnologías antipiratería que existen para velar por que los organismos de radiodifusión que hayan obtenido los derechos gocen de los derechos exclusivos de difundir en los respectivos territorios, incluyendo en plataformas digitales. Los Juegos de Beijing de 2008 y los Juegos Olímpicos de invierno de Vancouver de 2010 fueron los Primeros Juegos Olímpicos objeto de plena cobertura digital en todo el mundo, y que permitieron que los espectadores pudieran seguir en directo lo más destacado en sus ordenadores y teléfonos móviles. El COI utiliza también los medios de comunicación social, como Facebook, Twitter y Flickr para llegar a los más jóvenes.

 

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