El sistema de propiedad intelectual (P.I.) en particular las marcas, desempeña una función principal en la protección del carácter único de los Juegos Olímpicos y los símbolos con que se identifica, como el símbolo olímpico o los emblemas olímpicos, la bandera, la antorcha y el himno. Los Juegos Olímpicos son el acontecimiento deportivo más importante y complejo del mundo. Los Juegos son tanto una celebración de la innovación y la creatividad como de la excelencia humana y deportiva y el juego limpio.

“Sin el apoyo de la comunidad empresarial y sin su tecnología, expertos técnicos, personas, servicios, productos, telecomunicaciones o su financiación, los Juegos Olímpicos no existirían.” Sr. Jacques Rogge, Presidente del COI.


Los diseños de las antorchas olímpicas gozan normalmente
de protección de registro de diseño industrial.
(Foto: Tim Hipps)

El Símbolo Olímpico también está protegido por el Tratado de Nairobi sobre la Protección del Símbolo Olímpico, uno de los 23 tratados de propiedad intelectual que administra la OMPI. Todo Estado que haya firmado dicho tratado estará obligado a “rehusar o anular el registro como marca y prohibir, con medidas apropiadas, la utilización como marca y otro signo, con fines comerciales, de cualquier signo que consista o contenga el Símbolo Olímpico, como lo define la Carta del Comité Olímpico Internacional, salvo que sea con la autorización del Comité Olímpico Internacional”.

Mediante la protección de su P.I., el Movimiento Olímpico puede fomentar su prestigio y atraer socios comerciales. El Comité Olímpico Internacional (COI) obtiene el 45% de sus ingresos del patrocinio de las empresas y el 47% de la venta de derechos de emisión; el resto procede de la venta de entradas (5%) y la concesión de licencias (3%). Con ello no solo se obtienen valiosos recursos para financiar los Juegos, sino que se contribuye al desarrollo del deporte y a fomentar objetivos humanitarios de mayor envergadura en todo el mundo.

Los programas olímpicos de concesión de licencias

Mediante los programas olímpicos de concesión de licencias se elaboran productos con licencia oficial de los comités organizadores de los Juegos Olímpicos, los Comités Olímpicos Nacionales y el COI. Estos productos conmemorativos llevan los emblemas y mascotas de los Juegos Olímpicos o de los Equipos Olímpicos que, mediante la aplicación de estrictas normas de comercialización, cumplen la función de custodios creativos y proactivos de la marca Olímpica, potenciando la imagen Olímpica y asegurando que el público disponga de productos de calidad.

Los socios y patrocinadores del sector privado tienen un papel fundamental en los Juegos, ya que proporcionan la tecnología y los conocimientos técnicos más avanzados para contribuir a organizar el mayor y más complejo acontecimiento deportivo. Mediante el patrocinio olímpico las empresas tienen acceso a distintos derechos de comercialización en varias regiones, obtienen exclusividad de categoría y pueden utilizar determinadas imágenes y marcas Olímpicas.

 

Uso de los medios digitales

En los últimos años, el COI ha empezado a utilizar plataformas digitales, incluidas las redes sociales, a fin entrar en contacto con el público y atraer audiencias, especialmente a la gente joven. Al mismo tiempo, ha establecido una serie de medidas para proteger sus propios derechos de P.I., así como los de los organismos de radiodifusión, contra la piratería por Internet. Una de las medidas ha consistido simplemente en ofrecer un abundante –y gratuito- volumen de contenidos de alta calidad en distintas plataformas de todo el mundo, reduciendo así el incentivo que puede ofrecer el acceso a vídeos pirateados. No obstante, el COI se sirve también de avanzada tecnología antipiratería para impedir la descarga no autorizada de contenidos Olímpicos, además de controlarla y tomar medidas contra dicha descarga no autorizada, en cooperación con importantes sitios web de intercambio de vídeos y con las autoridades competentes de los países en anfitriones de los juegos. Estas medidas lograron reducir a niveles mínimos la piratería de secuencias de vídeo en los Juegos de Beijing de 2008 y los Juegos de Invierno celebrados en Vancouver en 2012.