La impresión en 3D: La cultura maker, los litigios sobre PI y las reformas legislativas
Por Matthew Rimmer,* catedrático de Derecho de la propiedad intelectual y la innovación en la Facultad de Derecho de la Universidad de Tecnología de Queensland (QUT), Brisbane (Australia)
La impresión en 3D es un ámbito de la tecnología que se basa en la fabricación por adición (en contraposición con la fabricación tradicional sustractiva). La impresión en 3D también se asocia con la cultura maker, un movimiento social basado en la creación y el intercambio de archivos sobre diseños.
Actualmente, el ámbito de la impresión en 3D se encuentra en una etapa de transición. La revolución de consumo de la impresión en 3D, que preveía que algún día todos los hogares tendrían una impresora en 3D, ha resultado ser una decepción. La empresa pionera de impresoras 3D domésticas, MakerBot, se ha visto envuelta en varias controversias relacionadas con sus cambios de postura sobre la propiedad intelectual (PI), que han provocado desencanto en la comunidad maker del software libre y un alejamiento de los usuarios. Bre Pettis, antiguo director de MakerBot, afirmó en una entrevista: “la comunidad del software libre nos ha expulsado del paraíso”. Finalmente, Stratasys, empresa líder en la impresión en 3D, absorbió MakerBot, que fue reestructurada y reorientada.
Otras empresas importantes cayeron en la insolvencia. TechShop, una cadena de espacios de acceso libre para talleres de bricolaje y de fabricación que funcionaba con un sistema de miembros, se declaró en quiebra. Maker Media, que publica la revista Make Magazine y organiza varios festivales maker en los Estados Unidos de América, también entró en concurso de acreedores. Dale Dougherty, fundador de Make Magazine, ha intentado recuperar el proyecto con la empresa Make Community LLC.
La impresión industrial en 3D sigue avanzando
Si bien la impresión en 3D para particulares no ha evolucionado como se esperaba, se han extendido varias otras formas y técnicas de impresión en 3D. La impresión industrial en 3D, junto con la robótica y la inteligencia de datos, se ha integrado en las técnicas avanzadas de fabricación. Las empresas de tecnología de la información y de diseño han tratado de mejorar las aplicaciones de la impresión en 3D. La impresión en 3D en metal ha atraído una inversión considerable, especialmente por parte de las empresas de transporte. También se ha experimentado mucho con las aplicaciones de la impresión en 3D en el ámbito de la salud, como la impresión en 3D para odontología y medicina o la bioimpresión.
El desarrollo y los avances de la tecnología han dado lugar a las primeras controversias objeto de litigios y a novedades en las políticas relativas a la regulación de la impresión en 3D. En el libro 3D Printing and Beyond, publicado recientemente, se examinan algunos de los principales avances en el ámbito de la PI y la impresión en 3D. En particular, se analizan cuestiones relativas a la impresión en 3D en las esferas de la legislación de derecho de autor, el Derecho de los diseños, el Derecho de marcas, el Derecho de patentes y los secretos comerciales, así como cuestiones más amplias sobre la regulación de la impresión en 3D. También se estudia la utilización de modelos de licencias abiertas en el ámbito de la impresión en 3D.
La impresión en 3D y la legislación de derecho de autor
Hace algunos años, se produjo una situación de pánico moral sobre la idea de que la llegada de la impresión en 3D provocaría un escenario similar al del caso Napster, con infracciones masivas del derecho de autor. Aunque esto no ha sucedido, se han producido varios conflictos relacionados con la legislación de derecho de autor y la impresión en 3D. Por ejemplo, el Augustana College, en los Estados Unidos de América, se opuso a que se escanearan en 3D las estatuas de Miguel Ángel pese a que estas no están protegidas por el derecho de autor y sin duda forman parte del dominio público. La red de cable y televisión estadounidense HBO se enfrentó a Fernando Sosa por haber este creado, mediante la impresión en 3D, una base para dispositivos iPhone con la forma del trono de la serie Juego de Tronos. La cantante y compositora estadounidense Katy Perry reclamó su derecho de autor ante Fernando Sosa por imprimir figuras del “tiburón de la izquierda” (aunque posteriormente la obra volvió a incorporarse a los sistemas de impresión en 3D de Shapeways). Los herederos del artista francoamericano Marcel Duchamp se mostraron contrarios a la impresión en 3D de un conjunto de piezas de ajedrez basadas en la obra del artista.
El sistema de notificación y retirada de la Ley de Derecho de Autor para el Milenio Digital (Digital Millennium Copyright Act) de los Estados Unidos de América se ha aplicado en casos relacionados con la impresión en 3D. Shapeways y varias otras empresas de impresión en 3D han expresado su preocupación sobre los efectos de este sistema en las plataformas de impresión en 3D y los intermediarios.
También ha sido objeto de debate la aplicación de medidas tecnológicas de protección en el contexto de la legislación de derecho de autor y la impresión en 3D. Por ejemplo, la Oficina de Derecho de Autor de los Estados Unidos de América ha reconocido una excepción limitada para las medidas tecnológicas de protección en relación con la materia prima de la impresión en 3D.
La impresión en 3D y el Derecho de los diseños
Los avances en la impresión en 3D también han generado el derecho a reparar un objeto.
En la Unión Europea se ha promovido el derecho a reparar con el objetivo de velar por los derechos de los consumidores y contribuir a la creación de una economía circular. A este respecto, la Directiva Europea sobre diseño ecológico (Directiva 2009/125/EC) ha sido un motor importante del cambio de comportamiento de las empresas y los consumidores.
En julio de 2019, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos de América resolvió un asunto sobre el curso titulado “El rechazo a la reparación: Un taller sobre las restricciones a la reparación” (“Nixing the Fix: A Workshop on Repair Restrictions”). En ese país siguen existiendo desavenencias considerables entre los titulares de derechos de PI y los defensores del derecho a reparar. La candidata a la presidencia Elisabeth Warren ha reivindicado la elaboración de un proyecto de ley sobre el derecho a reparar para beneficiar a los agricultores de las comunidades agrícolas de los Estados Unidos de América.
En Australia se dirimió una causa importante que sentó jurisprudencia sobre el derecho a reparar en el marco del Derecho de los diseños (GM Global Technology Operations LLC v. S.S.S. Auto Parts Pty Ltd [2019] FCA 97). El Ministerio de Hacienda australiano ha estudiado varias opciones de políticas sobre el intercambio de información sobre reparaciones en la industria automovilística.
El ministro de Consumo del Territorio de la Capital de Australia, Shane Rattenbury, ha reivindicado el derecho a reparar ante el Foro de Asuntos del Consumidor, que reúne a ministros de Australia y Nueva Zelandia. El ministro federal Michael Sukkar ha pedido a la Comisión de Productividad de Australia que investigue la cuestión.
En el Canadá también se han realizado labores de legislación estatal y federal sobre el derecho a reparar. A este respecto, Laura Tribe, directora ejecutiva de Open Media, ha afirmado que la organización garantiza “que las personas tengan la facultad de ser los verdaderos propietarios de sus dispositivos”.
La impresión en 3D y el Derecho de marcas
La impresión en 3D también afecta al Derecho de marcas y las ramas jurídicas conexas, como la usurpación, los derechos de la personalidad, la comercialización de personajes y la presentación distintiva. La controversia judicial sobre la solicitud de registro de la marca del “tiburón de la izquierda” de Katy Perry pone de manifiesto algunas de las cuestiones que se plantean en este tema.
En el ámbito de la bioimpresión, Advanced Solutions Life Sciences ha demandado a Biobots Inc. por infracción de la marca (Advanced Solutions Life Sciences, LLC v. BioBiots Inc., 15 de mayo de 2017, 2017 WL2114969). Advanced Solutions Life Sciences es titular de la marca registrada “Bioassemblybot”, utilizada para la bioimpresión tridimensional y la fabricación de tejidos.
La impresión en 3D y el Derecho de patentes
Como se señala en el Informe Mundial sobre la Propiedad Intelectual en 2015: La innovación revolucionaria y el crecimiento económico publicado por la OMPI, el número de solicitudes de patente en el ámbito de la impresión en 3D ha aumentado de manera continuada. Varias empresas especializadas en la impresión en 3D, como 3D Systems y Stratasys, han acumulado carteras considerables de patentes relacionadas con la impresión en 3D. Empresas manufactureras importantes como GE y Siemens también han generado notables activos de patentes en la esfera de la impresión en 3D y la fabricación por adición. Por otra parte, algunas empresas de tecnología de la información, como Hewlett Packard y Autodesk, también son actores importantes en el ámbito de la impresión en 3D.
Con el aumento del valor comercial de la impresión en 3D en el mundo de la manufactura, ha surgido una cantidad considerable de litigios de patentes sobre impresiones en 3D en metal. En julio de 2018, en el asunto Desktop Metal Inc. v. Markforged Inc. y Matiu Parangi (caso N.º 1:18-CV-10524), un jurado federal consideró que Markforged Inc. no había infringido ninguna de las dos patentes de su competidor Desktop Metal Inc. (véase Desktop Metal Inc. v. Markforged, Inc. y Matiu Parangi (2018) 2018 WL 4007724 (D. Mass.), veredicto del jurado). En respuesta, Greg Mark, director ejecutivo de Markforged Inc., dijo: “nos satisface que el jurado haya concluido que no hemos cometido ninguna infracción y haya confirmado que Metal X, la ampliación más reciente de la plataforma de impresión de Markforged, está basada en la tecnología Markforge, de la que somos titulares.” Por su parte, Desktop Metal señaló que les “complace que el jurado haya reconocido la validez de todas las reivindicaciones sobre ambas patentes de Desktop Metal presentadas contra Markforged.”
Posteriormente en 2018, Desktop Metal Inc. y Markforged Inc. alcanzaron un acuerdo financiero confidencial mediante el que se resolvieron todas las cuestiones litigiosas pendientes entre ambas partes. Sin embargo, en 2019, Markforged Inc. demandó a Desktop Metal Inc. alegando que su competidor había incumplido la cláusula sobre denigración prevista en el acuerdo.
La impresión en 3D y los secretos comerciales
También se han planteado las primeras controversias en el ámbito del Derecho de los secretos comerciales y la impresión en 3D. En 2016, una empresa emergente de impresión en 3D con sede en Florida, Magic Leap, demandó a dos de sus antiguos empleados por apropiación indebida de secretos comerciales en virtud de la Ley de Protección de los Secretos Comerciales (Defend Trade Secrets Act) ante el Tribunal Federal de Distrito del Norte de California (Magic Leap Inc. v. Bradski et al. (2017), caso N.º 5:16-cvb-02852). A principios de 2017, el juez concedió a los demandados su petición de desestimar parte de la demanda, con el argumento de que Magic Leap no había divulgado los secretos comerciales de manera “razonablemente exhaustiva”. El juez permitió a Magic Leap modificar el contenido de su divulgación. Este tema fue objeto de un acuerdo confidencial alcanzado en agosto de 2017. En 2019, Magic Leap emprendió acciones judiciales contra el fundador de Nreal por incumplimiento de contrato, fraude y competencia desleal (Magic Leap Inc. v. Xu, 19-cv-03445, Tribunal Federal de Distrito del Norte de California (San Francisco) de los Estados Unidos de América).
La impresión en 3D y la concesión de licencias abiertas
En el ámbito de la impresión en 3D, además de los modos de protección de la PI basados en la propiedad, se han utilizado mucho las licencias abiertas. Varias empresas, como la checa Prusa Research, la neerlandesa-estadounidense Shapeways o la neerlandesa Ultimaker, han adoptado una filosofía de código abierto. La cultura maker se basa en la concesión de licencias abiertas para facilitar el intercambio y la difusión de los archivos de impresión en 3D. En el informe State of the Commons de 2017 se destaca que Thingiverse es una de las plataformas principales que utilizan las licencias de Creative Commons.
Otras cuestiones que plantea la impresión en 3D
Además de los aspectos relativos a la PI, la impresión en 3D también ha planteado otras cuestiones jurídicas, éticas y de regulación. En el ámbito de la atención de salud, las autoridades reguladoras han lidiado con cuestiones relativas a la medicina personalizada. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos de América y la Administración de Productos Terapéuticos de Australia han llevado a cabo consultas sobre la elaboración de normas que se adapten correctamente a la impresión en 3D para medicina y a la bioimpresión. El Parlamento Europeo ha emitido una Resolución en la que se aboga por un enfoque integral de la regulación de la impresión en 3D.
En los Estados Unidos de América también están en curso litigios relativos a la impresión en 3D de armas de fuego. Varios fiscales generales han demandado a la Administración actual para detener la firma de un acuerdo entre el Gobierno federal y Defense Distributed. Además, en Australia, el Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos de América se han dirimido causas penales sobre la impresión en 3D de armas de fuego. Los legisladores debaten sobre si deberían tipificarse nuevos delitos relativos a la posesión de modelos digitales para fabricar armas de fuego mediante la impresión en 3D.
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